jueves, 9 de septiembre de 2010

Ventajas de las carreteras privadas


“La construcción de carreteras privadas se hace en base a incentivos y no como las estatales que se basan en motivaciones políticas”.
Ramón Parellada

A propósito de la reconstrucción de las carreteras y puentes fuertemente dañados en el país, con mis colegas del CEES (Centro de Estudios Económicos Sociales) hemos estado discutiendo una idea antigua que cobra más relevancia en estos momentos: carreteras privadas.

Las carreteras privadas son tan antiguas como la humanidad misma. Lamentablemente los gobiernos, de la misma manera en que ampliaron su intervención a muchas actividades privadas, lo hicieron también con las carreteras. Muchas de ellas compitieron con proyectos de seguridad y justicia descuidando esta prioridad fundamental del rol de cualquier gobierno con tal de dejar alguna obra que recordara al gobernante de turno. Ineficiencia, desviación de escasos recursos, enormes costos, corrupción, mala calidad y trazos, desperdicio, congestionamiento, accidentes provocados por malos diseños y la pérdida de muchas vidas humanas son algunas de las consecuencias de las carreteras construidas y administradas por el Estado.

En este sentido, las carreteras privadas representan muchas ventajas. Veamos:

En primer lugar, la construcción de carreteras privadas, incluyendo puentes, se hace en base a los incentivos de ganancias y el temor a las pérdidas por parte de los inversionistas por lo que el diseño, construcción y administración será mucho menos costosa que las carreteras que hacen los gobiernos, dado que éstos actúan en base a motivaciones políticas.

En segundo lugar, los ingresos de los inversionistas vendrían dados por cobros de peaje por el uso de la carretera. El peaje se cobrará de acuerdo al tipo de vehículo y podrá variar de precio según sea el congestionamiento de la misma. A mayor congestionamiento mayor será el peaje y viceversa. Esto nos garantizará que las carreteras privadas estarán menos congestionadas que las públicas, donde aparentemente no hay costo para el usuario.

Así las cosas, los usuarios podrán planificar usar la carretera pagando más en horas pico y menos en horas de poco tránsito y harán esta elección dependiendo de su costo de oportunidad. El peaje funciona como un ingreso a las empresas que inviertan en las carreteras privadas, pero también como un disuasivo para usar la carretera cuando esté más congestionada, dejando que la gente escoja la hora y el precio que quiere pagar por usarla.

En tercer lugar, el Gobierno no tiene que encargarse de reconstruir ni de invertir en las carreteras y tampoco deberá solicitar más impuestos con ese fin. El presupuesto de ingresos y egresos del país disminuirá permitiendo a los contribuyentes disponer de su riqueza como mejor saben utilizarla, creando así un mayor crecimiento económico.

En cuarto lugar, los accidentes disminuirán, dado que el dueño de la carretera privada será el responsable de accidentes por mal mantenimiento o trazo en su carretera. Está claro que con cada accidente que ocurra en una carretera privada el dueño sufrirá una pérdida grande, por lo que tendrá el incentivo de que sus carreteras y controles sean lo más seguro posible. Hoy en día, las carreteras estatales tienen muchos accidentes, pero el Gobierno no se hace responsable de los mismos.

En quinto y último lugar, la nueva tecnología permitirá que el cobro se haga automático, sin tener que parar en una garita de peaje como ya se utiliza en otros países.

He aquí la solución económica y eficiente a la reconstrucción de nuestra infraestructura: carreteras privadas.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día jueves 09 de septiembre 2010.

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