jueves, 2 de septiembre de 2010

El gasto público frena el crecimiento económico


El mejor aliado del pobre en el largo plazo no es el Gobierno que consume los escasos recursos y crea dependencia y pobreza permanente.

Ramón Parellada

Cada vez que se va a discutir el presupuesto de ingresos y egresos para el siguiente año me pregunto por qué no puede el Gobierno apretarse el cinturón. Para el próximo año se propone un presupuesto de gastos del orden de los Q52 mil millones mientras que los ingresos corrientes apenas rondan los Q35 mil (67%). Esto significa que el próximo año será otro de más endeudamiento.

Se cree que con el gasto público seremos más ricos. La realidad es otra. Es el crecimiento económico el que permite que la gente esté mejor a todo nivel y para lograr un mayor crecimiento económico necesitamos un menor gasto público.

El gasto público es un consumo de recursos que se extrae de la población. Estos recursos se le quitan a aquellos que más producen y crean riqueza por lo que al disminuirles sus ingresos mediante los impuestos para trasladárselos al Gobierno, quedan con menos disponibilidad para reinvertir y crear puestos de trabajo y más riqueza. Es lógico que si una persona está ganando en su empresa lo que tratará de hacer es ampliarla, invirtiendo esas ganancias, o parte de las mismas, en nuevas líneas de producción y nueva maquinaria que generará nuevos puestos de trabajo y mejorará la productividad de su operación. Si le queda menos dinero, porque parte de lo que gana (un 31% por el Impuesto Sobre la Renta) se lo traslada al Gobierno, entonces la reinversión y el crecimiento económico se hará más lento.

El Gobierno, por su parte, tiene que gastar escasos recursos en recaudar y administrar los impuestos que luego redistribuye hacia aquellos programas en los que invierte. Si estos recursos se dedican a Seguridad y Justicia y mediante el efectivo control de los delincuentes y la correcta impartición de Justicia, en un verdadero Estado de Derecho, entonces los ciudadanos pueden vivir mejor, invertir con seguridad y producir e intercambiar pacífica y voluntariamente con los demás. Si los recursos se van a otras actividades que no son la función principal del Gobierno, entonces éste consume inadecuadamente estos escasos recursos y todos nos empobrecemos.

Existe ineficiencia por causa de la recaudación y administración de los impuestos y recursos que maneja el Gobierno. El profesor Robert Barro estimó que por cada dólar recaudado regresa a la ciudadanía entre el 60% y el 70% en forma de seguridad, justicia y otras actividades que el Gobierno realiza. El Gobierno no debería realizar muchas de las actividades que actualmente lleva a cabo. Entre ellas el famoso gasto social. La intención de quienes lo defienden es llevarles ayuda a los más pobres para que salgan de la pobreza.

Sin embargo, este proceso pasa por una ineficiencia tal que, a la larga, los programas de redistribución de riqueza se convierten en un mayor consumo en la sociedad y una restricción a la libertad y la creación de oportunidades. La mejor ayuda que se les puede dar a los pobres es crear plazas de trabajo que sean permanentes. Esto se logra con mayor capital invertido y sólo lo hacen los individuos en lo privado al reinvertir en sus empresas o crear nuevas empresas.
El mejor aliado del pobre en el largo plazo es un mayor crecimiento económico que crea riqueza y puestos de trabajo, no el Gobierno que por naturaleza consume los escasos recursos y crea dependencia y pobreza permanente.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día jueves 02 de septiembre 2010.

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