jueves, 13 de septiembre de 2012

Cambio de dirección de publicaciones

A partir del día de hoy los articulistas del Circulo de la libertad se trasladaran a la pagina del CEES, a la siguiente dirección, www.cees.org.gt

martes, 11 de septiembre de 2012

¿Ciega o embarrada?

PEDRO TRUJILLO
La semana pasada un tribunal compuesto por tres magistrados absolvió, por unanimidad, a ocho pandilleros señalados de diversos delitos. El tribunal consideró que las pruebas aportadas por el MP no eran concluyentes para condenar a los imputados. No es la primera vez que se observa la incapacidad del MP en materia de investigación. Recordemos que el expresidente Portillo fue absuelto por mayoría de dos de las juezas que argumentaron de la misma forma: no había pruebas suficientes y cuando se solicitaron, no fueron aportadas. A este dispendio de justicia hay que sumar casos como la encarcelación y posterior absolución del señor Giammattei; la declinación de continuar la persecución penal por parte del MP al señor Vielmann —admitiendo la imposibilidad de hacer justicia—; la permanencia en prisión y sin juicio por más de dos años de los hermanos Paiz Valdés y la denuncia a la fiscal general por presión y obstrucción por una fiscal de Huehuetenango, entre muchos otros. Respecto del sistema judicial hemos visto a la Corte Suprema trasladar extemporáneamente a jueces que aparecen con tacha, aunque cuando fueron nombrados ya las tenían; magistrados señalados por el sindicato del OJ de realizar presiones; denuncia de jueces por coacción de sus superiores y otros temas “menores” relacionados con renta de edificios donde algún “digno” magistrado parece haber metido las manos. Hay quienes estiman que el problema está en los jueces que son presionados, comprados o intimidados. Otros consideran que es una deficiencia manifiesta y continuada del MP que no investiga adecuadamente, y todos son conscientes de que tanto en uno como en otro lado se mete la mano según convenga a los intereses de quienes proponen, pagan o presionan. Al final de esta estéril discusión pierde siempre el ciudadano, que además paga con sus impuestos un sistema manifiestamente inservible a todas luces. No se conocen sanciones contundentes en el MP por ineptitud al realizar investigaciones ni en el OJ por sentencias de dudosa imparcialidad. Esas situaciones, en las que dos partes (MP y OJ) son claras protagonistas, aconsejan hacer un alto y ver quién realmente las provoca y es culpable de estimular esa sensación de inseguridad al no llevar a buen término los juicios emprendidos, posiblemente en forma precipitada y poco precisa en los detalles y seguramente también con un cierto grado de responsabilidad en quienes no aprecian ciertas pruebas. De no detenernos, seguiremos como a la fecha, y lo único que se alienta es que el sistema siga sin funcionar y consecuentemente la toma de justicia por mano propia —linchamientos o ajusticiamientos— sea la salida natural a todos estos actos infames, con la correspondiente incidencia negativa en las inversiones y en el desarrollo. Se pone atención, generalmente, en el poder ejecutivo o en el legislativo, sin apreciar que muchas dictaduras del mundo sobrevivieron porque el sistema judicial más o menos funcionaba o era percibido como dador de respuesta a una parte sustancial de la ciudadanía. Un país se resquebraja o fracasa cuando el sistema judicial se desmorona. Ejemplos sobran: Argentina, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y, más recientemente, El Salvador. Hay suficientes casos para aprender, aunque no hace falta mirar a otros para darnos cuenta de que estamos muy mal. Los responsables deben ser cesados, cambiados, procesados y siempre sujetos de fiscalización y rendición de cuentas. Nos distraen con lo que dice Forbes y la solicitud de prórroga de la Cicig, pero los asuntos de fondo parecen no importar mucho ¡Seguimos, con más de lo mismo Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día martes 12 de septiembre de 2012.

¿Cuál fiesta?

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO
El jueves se conoció una buena noticia: la agencia calificadora de riesgo Standard and Poors (S&P) mejoró su perspectiva de riesgo para nuestra deuda pública. El Gobierno se apresuró a declarar que ello representaba una “muestra de confianza” en el país. Sin embargo, antes de destapar las botellas de champán, debemos entender qué quiere decir esta mejora. Una calificación de riesgo no es más que la opinión de la agencia respecto de la habilidad y disposición de un deudor de cumplir con sus obligaciones financieras, cabalmente y a tiempo. Naturalmente, la opinión no es “blanco o negro”, sino viene en distintos tonos de gris. Inevitablemente, tampoco es una ciencia exacta —como la reciente crisis financiera lo demostró—. Por ello se usa una escala de letras que va desde AAA —la deuda de menor riesgo— hasta D —deuda que está morosa—; y dentro de cada escala se agrega la “perspectiva” que puede ser positiva, estable o negativa. La deuda del Gobierno de Guatemala es BB —similar a la de Portugal—, y lo que cambió es que pasó de perspectiva “negativa” a “estable”. La pregunta es ¿por qué? En opinión de S&P, con el reciente aumento de impuestos, el Gobierno tendrá más fondos para, eventualmente, darle mejor servicio a la deuda pública. S&P también espera que haya mejores tasas de crecimiento económico y, en su opinión, la combinación de ambas cosas tiende a disminuir el riesgo de nuestra deuda pública. Una calificación de riesgo es algo importante porque si ésta mejora, el sector privado también podría contratar deuda a mejores tasas en los mercados internacionales. Tasas de interés bajas son buenas para alentar proyectos de inversión. Desde esa perspectiva la noticia es bienvenida. La celebración termina cuando nos damos cuenta de que el pilar de la mejora fue un aumento de impuestos. Lógico, S&P está velando por los intereses de nuestros acreedores. Recuerden que su trabajo es estimar la probabilidad de impago; por lo tanto, mientras más impuestos, mejor. No es necesariamente lo mismo desde la perspectiva ciudadana que, primero, es endeudada y, luego, es esquilmada por su gobierno. Todavía estamos esperando que más impuestos impliquen mejores gestiones públicas, no solamente gobiernos más grandes… Viéndolo así, qué cara nos salió la calificada. Con una deuda pública a punto de llegar a los Q100 mil millones y creciendo, tal vez hubiese sido mejor quedarnos igual pero con menos deuda… Peor, ahora el Gobierno está más envalentonado para seguirnos endeudando… Así que cuando escuche en la propaganda oficial que esto es un “logro” del Gobierno, recuerde que se realizó a costa del incremento más grande de impuestos de nuestra historia moderna. Recuerde también que la deuda pública descansa sobre sus hombros, los de sus hijos y los de sus nietos —si aún no tiene nietos, apúrese, el Gobierno necesita tributarios—. En realidad, más que un mérito del Gobierno, es un mérito de la capacidad ciudadana para soportar una deuda pública cada vez más grande sin ver beneficio alguno. Ahora que ya sabe, puede ir a celebrar, si todavía tiene ganas. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día martes 12 de septiembre 2012.

¿Competitividad global?

Estuardo Zapeta
Avanzamos una posición, pero en realidad retrocedimos. En Seguridad seguimos siendo muy costosos... y peligrosos. Las mafias siguen gobernando, y no confiamos en los políticos, ni lo haremos, menos con estas chorchas. Somos el país menos competitivo en Seguridad. Estamos en el número 144 de 144 medidos. Sólo porque no había 145 diría el sarcástico, no ranqueamos en esa posición. Estamos jodidos “todos ustedes”, digo en la radio. Sí, así es, estamos jodidos, los números lo dicen. Según el Foro Económico Mundial, “la competitividad es el conjunto de factores, políticas e instituciones que determinan el nivel de productividad en un país”. Y así nos miden a nosotros y todo el mundo. Panamá ha hecho bien las cosas, y las sigue haciendo mejor. Perú, un punto excelente de comparación, también está haciendo bien las cosas y va pa´rriba. Así también el clásico Chile. Y Costa Rica avanzó cuatro posiciones, Panamá nueve. ¿Y nosotros? Mire pues: de 144 países medidos esta es nuestra posición en algunos de los parámetros medidos. En Costos Empresariales Asociados al Crimen y la Violencia estamos en posición 144; en Costos por el Crimen Organizado estamos en 143 de 144; en Confianza en la Policía Nacional Civil 137 de 144 (léase, NO confiamos en la PNC); en Calidad de la Educación en Ciencias y Matemáticas estamos en 137 de 144; en Calidad de la Educación Primaria estamos en 136 de 144... y no sigo porque me entra la depre. Mi punto aquí: no tenemos metas de mejorar en ciertos indicadores estratégicos, entonces nos pela dónde estamos. No peleamos por un cambio en el sistema de Justicia, ni vemos un mejoramiento en el sistema de Seguridad —como resultado de que creemos que la Seguridad es un resultado de la Justicia, y lo cual es equivocado, ya que la Seguridad es resultado de la Justicia. O sea pues... no sabemos a dónde vamos y cualquier, cualquier camioneta nos lleva, pero en esa camioneta nos van a asaltar, el chofer es un rufián, y el brocha es miembro de una peligrosa mara que violará a todas las mujeres de mi ficticio bus. Pero el bus, ese metafórico, está mal, está viejo, es gastón, y se le pinchó una llanta, la cual debemos cambiar con el bus en movimiento: ese es el reto que tenemos en Guatemala. Los políticos no harán ese cambio. De veras, ellas y ellos no, ya que la política es aquí sólo un gran juego de intereses. Costos Asociados al Terrorismo estamos en 123 de 144, y en Confianza del Público en los Políticos estamos en 122 de 144, y así podría seguir hasta hundirme en la desolación de vivir aquí. ¿Alguna esperanza? Sí. Mire pues: en Suscripción de Teléfonos Móviles estamos en 23 de 144; en Solvencia Bancaria también estamos en 23 de 144. Algunas cosas se están haciendo bien, y de nuestra Ley de Telecomunicaciones, una de las mejores del mundo, debemos aprehender (con “h”) para esos parámetros en los que vamos del mal en peor. Este el índice de nuestra realidad. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día martes 12 de septiembre 2012.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Políticos Propiedad Privada

Marta Yolanda Díaz Duran
Se prohíbe invadirlos. Ya tienen dueños con registro de propiedad debidamente escriturado. Quien aún no tenga uno de estos ejemplares que se encargue de velar por sus intereses, sin importar que pase por encima de los derechos de los demás, busque uno en los clasificados de los desocupados. O en la cantina de la esquina. También es posible que encuentre a un clásico miembro de la especie mencionada en el prostíbulo del pueblo. Que es fácil localizarlos no hay duda: son aquellos que a falta de méritos propios se dedican a vivir de los otros. Por supuesto, no espere que le sean leales. ¡Mucho menos fieles! Se venden al mejor postor y en el momento menos esperado, una vez llegan el ejercicio del poder, lo más probable es que lo dejen a usted, que financió su carrera, al costado del camino. Con suerte no lo van a meter a la cárcel cuando necesiten de un chivo expiatorio para distraer al público de los desmanes en los que andan envueltos y las transas en las cuales se han involucrado con los que ahora creen que son sus dueños. Al final, todos, menos los avezados pícaros que tienen la sartén, perdón, la ley por el mango, son unos ingenuos, por no repetir un adjetivo vulgar que se suele utilizar en estos casos. Aquellos que se sienten (o se creen, que es todavía peor) los dueños de los actuales gobernantes, aquellos que en un intento fracasado de defender los errores garrafales que han cometido los hoy todopoderosos del país se atreven a decir: “¡No sean tan malos! ¡No los critiquen tanto! Si estos son los nuestros…” quiero aclararles que al menos yo NO estoy interesada en poseer ni la más mínima parte del ácido desoxirribonucleico de ninguno de los animales ¡bien vivos! que se dedican a ejercer la alguna vez considerada noble tarea política. Hace ya muchos años, y sin necesidad de que decretaran una ley antiadopciones que promueve la orfandad, decidí de manera libre, soberana e independiente, como dicen que es Guatemala, declararme huérfana de padres de la patria. Yo estoy segura de que esa gente no es mi progenitora política, ya que a excepción de dos o tres (lo cual puede ser una exageración), no comparto con ellos valores ni considero que individuos de semejante calaña tengan la capacidad, el deseo y el conocimiento de decidir qué es lo mejor para mí y mis compatriotas que, como lo hago yo, trabajan, se arriesgan y se esfuerzan por crear riqueza y vivir del producto de su mente. Se pueden quedar con todos ellos enteritos. Los pueden arropar con su manto protector y cuidarlos con amor. Pueden imaginar un paraíso redentor a su lado por toda la eternidad, que a mí me da igual. No derramaré una sola lágrima cuando los traicionen y los cambien por otros a quienes consideren más fáciles de manipular. Seguiré como hasta hoy cuestionando el abuso del poder, la corrupción y las mentiras descaradas de la minoría que gobierna y se cree propietaria de los habitantes, de los mandantes de mi país. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día lunes 10 de septiembre 2012.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Se fuga Honduras en la creación de riqueza

Ramón Parellada
Honduras sigue tomando la delantera al resto de países centroamericanos con su creación de Regiones Especiales de Desarrollo (RED). El 29 de julio del 2011 se creó el marco legal, “El Estatuto”, que regirá en las RED. El martes pasado ya se firmó el convenio para la primer “ciudad modelo” en este país. Me da una gran tristeza que haya sido en Honduras donde primero se crearon estas áreas especiales para la creación de riqueza y no en Guatemala, aunque me alegro por los hondureños. De todos modos creo que el potencial generador de riqueza de estas ciudades libres nos beneficiará y espero que nos contagie para poder hacer algo aún mejor en este país. Michael Strong, de la empresa estadounidense MKG y Carlos Pineda, presidente de la Coalianza, firmaron el convenio para construir la primera “ciudad libre”, o como le llaman los hondureños, “ciudad modelo” en Honduras. De entradita traerán unos US.$.15 millones para comenzar a edificar la primera RED en Trujillo, en la costa norte de Honduras. Las 3 regiones candidatas para estas ciudades son la región del Valle de Sula, departamento de Cortés; la región adyacente a Puerto Castilla, donde hay dos valles, el valle de Sico-Paulaya y el de Agalta, y la región sur de Honduras. De acuerdo al periódico La Prensa de Honduras, Michael Strong expresó: “La meta principal de nuestro proyecto es crear la base para una comunidad segura y próspera para los hondureños”, indicando que es una colaboración entre inversionistas, empresarios y expertos que pretenden la reducción de la pobreza a través de una enorme creación de riqueza en las RED. Esta ciudad libre es un área donde no hay mayor población ni desarrollo y sí pobreza. Es un área cercana al mar porque el potencial de producción y creación de riqueza implica la necesidad de puertos eficientes para transportar todas las mercaderías parecidas a lo que es Hong Kong. Aunque el Estatuto creó esta zona liberándola de los impuestos y la mayor parte de regulaciones del resto del país, sigue perteneciendo a la soberanía del estado hondureño, se somete a las leyes laborales y a la Constitución. Una región así, sin impuestos, buscará crear su propia seguridad y permitirá que las empresas que inviertan allí puedan gozar de un ambiente tranquilo para dedicarse a producir sin ver afectadas sus operaciones por extorsiones o delincuencia. La cantidad de empleo que se generará será tan importante que yo me imagino a estas regiones demandando mano de obra del resto de países centroamericanos. También la enorme creación de infraestructura y empresas productivas demandarán de la región una gran cantidad de bienes y servicios beneficiando a toda el área centroamericana. Mientras los hondureños celebran lo que puede ser el inicio de una ciudad como Hong Kong, los guatemaltecos seguimos perdidos tratando de incrementar impuestos y crear más y más leyes que impiden el desarrollo económico. Estamos retrocediendo en vez de avanzar. No es suficiente crecer al 3% anual. Es mediocre ya que al descontar el crecimiento poblacional lograríamos duplicar el PIB per cápita en 100 años. Guatemala necesita duplicar el nivel de vida en el corto plazo y para ello se necesitan medidas valientes que permitan la atracción de capitales y generación de empleos productivos de inmediato. Una forma es hacer lo que hizo Honduras, pero aún con mayor libertad, utilizando áreas despobladas y pobres para que puedan ser detonantes de una creación de riqueza sin precedentes. Regiones con seguridad y justicia propias, sin impuestos, solo cargos por estos servicios básicos, y con garantías de que no se cambiarán las reglas del juego cada 4 años. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día jueves 6 de septiembre 2012.

Testigos fraudulentos

JORGE JACOBS A.
Los ingenuos creían que la llegada de una organización internacional que estuviera por encima de la ley lograría erradicar la corrupción en el gobierno guatemalteco. Los que no nos tragamos los cantos de sirena sabíamos que esa era su debilidad más grande y la que acabaría corrompiéndola. Ni siquiera los más escépticos pudimos imaginar a los extremos que llegarían para defender lo indefendible. Parte de la finalidad de la Cicig era apoyar a las instituciones guatemaltecas para que aprendieran cómo realizar mejor su labor para combatir a los criminales enquistados en el poder. Lamentablemente, lo que nos hemos ido enterando es que, a lo sumo, la Cicig les ha enseñado a los locales cómo abusar del poder, cómo moverles la silla a los funcionarios que no resuelven como ellos quieren que resuelvan, pero más importante e inquietante, cómo intimidar a las personas para obligarlas a testificar fraudulentamente versiones que se ajusten a lo que la Cicig dice que es la “verdad”. Hasta la fecha, la Cicig ha dejado una estela de casos fallidos, algunos de los cuales está haciendo hasta lo imposible porque no lleguen a juicio para que no se hagan públicos los abusos e ilegalidades que han cometido sus funcionarios. La escuela de la Cicig se basa en conseguir “colaboradores eficaces” que atestigüen en contra de aquellos a quienes quieren condenar. Para ello se han valido desde de ofrecerles el oro y el morro hasta amenazarlos con acusarlos de crímenes que no han cometido, e incluso de que los van a “chillar” en la cárcel para que allí los “ajusticien”. Con estos métodos han conseguido que criminales que no tenían nada que perder acepten testificar fraudulentamente a cambio de que los dejen libres y les den un exilio dorado. Las pocas personas que no han aceptado testificar las mentiras impuestas por la Cicig han pagado las consecuencias de tan temeraria actitud. Esta semana, por ejemplo, escuchamos a Alejandro Giammattei denunciar públicamente en un programa radial cómo a él le ofrecieron sacar a su familia del país y darle tres millones de euros a cambio de que se convirtiera en “colaborador eficaz” en contra de los demás acusados en el caso Pavón. Giammattei no aceptó y eso le valió pasar varios meses en la cárcel y tener que enfrentar muchos recursos en su contra de parte de la Cicig, todos los cuales ganó. En nuestro programa radial a través de Libertopolis también escuchamos el testimonio de la esposa de Fredy Herald De León Barrios, a quien la Cicig “escogió” como potencial “colaborador eficaz” contra un criminal de altos vuelos, a quien De León ni siquiera conocía. Como él se negó a testificar fraudulentamente, la Cicig lo acusó de un secuestro que él ayudó a evitar. Para armar el caso en su contra, los investigadores de la Cicig intimidaron a todos los testigos de descargo para que cambiaran su declaración, incriminándolo. De todo eso hay varias denuncias ante los juzgados y ante la PDH, que por lo menos sirven de evidencia, ya que en la PDH nunca hicieron nada por ayudar a De León. ¿Para más de eso quieren los actuales gobernantes que se renueve el mandato de la Cicig? Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre el día jueves 06 de septiembre 2012.

martes, 4 de septiembre de 2012

Iglesia y minería

PEDRO TRUJILLO
Un artículo de opinión contra la minería (Mineros nos invaden) permite reflexionar sobre el contenido y su autor —el sacerdote Víctor Ruano—, quien alude, entre otras cosas, a la tozudez política y empresarial frente a la sabiduría del pueblo en no querer esa clase de empresas. Desconozco a qué“pueblo” se refiere ni el porqué de ignorar a esa otra población anhelante de empresas generadoras de riqueza que conscientemente esquiva. Tampoco tengo información sobre cuántas minas ha visitado, si comprobó el crecimiento del número de empresas locales en donde aquellas se instalaron o el significativo aumento de la renta media de los lugareños. Pareciera que la objetividad y la responsabilidad al escribir ocupan un segundo plano frente al prefabricado discurso de tribuna. Es preciso recordarle que no es portavoz exclusivo de una iglesia universal de la que todos —malos católicos incluidos— formamos parte; que la “sabiduría del pueblo” es una expresión general que nada concreta, aunque sagazmente manejada pretenda hacerlo; que no asistir a clases de economía genera importantes lagunas sustentadoras de discursos embaucadores, aunque cuenten con la bendición de la diócesis y que no es conciliable ser agitador de párrocos y “demás agentes de pastoral” y portador de casulla dominical. Me cuesta comprender —en un clérigo cristiano— ese sesgo ideológico-radical y no entiendo que aún se sostengan fracasados postulados del entorno de la teología de la liberación, pretendiendo respaldar opiniones radicales con conceptos incorrectos y falaces. Recuerde que “la verdad nos hará libres” y que nos enseñaron que la mentira es un pecado, aunque pareciera que solo para laicos. Le sugiero, padrecito, aplique las sugerencias hechas en estas páginas por monseñor De Villa, donde pedía responsabilidad, seriedad y veracidad, algo ausente en sus afirmaciones, o el llamado a “la conducta moralmente recta” de su colega Mario Molina. Una prueba de humidad sería visitar una mina y comprobar si realmente es tan “Goliat” o “Bestia” como sugiere, o por el contrario, está usted errado (sin “h”). De ser así, súbase al púlpito repleto de humildad y haga su personal acto de constricción, como seguro exige a los demás. Reconozca que no “todo el pueblo” desea lo que usted amañadamente generaliza y que posiblemente no haya “tanta maldad” en quienes promueven un negocio lícito. Es inquietante como cierto liderazgo de la iglesia católica aboga por teorías antidesarrollo, habiendo otras formas más misericordiosas y eficientes de llenar los templos. Todos somos responsables de predicar, pero con la verdad, con datos y cifras que no entrampen el juicio, con humildad mariana e incluso con la energía que utilizó Jesucristo para expulsar a los mercaderes del templo. Eso no le da pie para creerse —nunca mejor dicho— más papista que el Papa, ni para dejar de lado el coraje de encarar una realidad que termina por enriquecer y hacer más prósperos a sus coterráneos pobres. Hay que llamar a las cosas por su nombre, pero no exaltar los ánimos con vocabulario incisivo ni mucho menos utilizar el poder tras la sotana. El Reino de Dios no requiere de protección medioambiental, aunque sí de resguardo contra manipuladores y cuentistas, religiosos incluidos. Digo yo que en algún lugar encontraron aquellos Reyes Magos el incienso, la mirra y el oro, y que recuerde no hubo condena a la explotación minera, como tampoco la hay cuando se fabrican miles de cálices, copones, patenas, custodias, etc., todas de oro y plata, o se habla del trabajo digno de los mineros en la encíclica Laborem exercens, ¿o habrá otra versión bíblica que desconozco? Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día martes 04 de septiembre 2012.

Buropréstamos

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO
Con la llamada ley de “actualización fiscal” y “antievasión”, aprobadas de “urgencia nacional”, el Gobierno realizó el incremento de impuestos más alto de nuestra historia. Pero, para desgracia del ciudadano, ese aumento no fue suficiente para saciar el ansia de gasto público. El fin de semana nos enteramos de que viene otro préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), por $237 millones, para “generar más ingresos tributarios”. Una cosa es aquel refrán que reza “pisto llama pisto”, y otra es que se inventen uno nuevo que rece: “impuestos llaman deuda”… Es increíble cómo las promesas del “cambio” poco a poco se traducen en más de lo peor. Cuando uno escucha que el BID aprueba un crédito de $237 millones para el Gobierno de Guatemala, alguien pudiera pensar en más carreteras, puentes, puertos, aeropuertos e infraestructura para mejorar la eficiencia y competitividad del país. Bajar costos y hacernos más eficientes beneficia a todos y conduce al “desarrollo”. ¿No se llama así el banco, pues? Pero cuando burócratas nacionales piden financiamiento a burócratas internacionales pareciera que solo buscan una cosa: aumentar la burocracia. Eso es justo lo que pasará si permitimos que se apruebe semejante endeudamiento externo. ¿Para qué cree que van a usar la plata? Dicen que para “apoyo a reformas que ayudarán a incrementar los ingresos fiscales, fortalecer la administración tributaria y los mecanismos de control del endeudamiento nacional y municipal.” ¡Qué cinismo! ¿Vamos a contratar deuda porque el endeudamiento nacional y municipal está fuera de control? Pues así parece. El crédito equivale a casi Q1,900 millones en más burocracia. Hoy en día la SAT gasta Q640 millones al año, y el Ministerio de Finanzas, otros Q315 millones. El préstamo es más del doble del presupuesto de ambas entidades. ¿Quién puede ser tan ingenuo como para pensar que el dinero será usado para otra cosa que no sea fomentar más burocracia, más despilfarro y más corrupción? La respuesta a la anterior pregunta es: el BID, a quien los guatemaltecos ya le debemos más de $2 mil millones. Divida eso entre los seis millones de personas que forman la población económicamente activa y resulta que cada una debe 330 mil dólares. ¿Se ha puesto a pensar cuánto tendrá que trabajar para pagar los impuestos con los que habrá que pagar esa y la nueva deuda; más los intereses? Peor aún, ¿ya se puso a pensar que encima tendrá que pagar más impuestos para soportar la nueva burocracia? Estamos a las puertas de un préstamo más, en donde los únicos ganadores serán quienes reciban el pisto, mientras que los tributarios guatemaltecos recibirán la factura. Esa miope visión de burócratas nacionales e internacionales nunca nos conducirá por la senda del “desarrollo”. El mal llamado Banco Interamericano de “Desarrollo” siempre ha sido bueno para endeudarnos, pero muy malo para rendir cuentas de los beneficios de sus financiamientos. Ojalá que esta vez tengamos la dignidad de impedir que sigan robándonos con la complicidad del BID. Hechor y consentidor pecan por igual. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre el día martes 04 de septiembre 2012.

El alacrán y el sapo

Estuardo Zapeta
“Elige bien tus batallas,” reza la sabia sentencia política; ah, y “elige bien a tus aliados... y a tus enemigos”, diría el sabio y rancio político. Y este es el mensaje para Otto. Los “aliados”, los que en política no existen, ya que en ese “arte” debe usarse la palabra “intereses”, son cada vez más los más extraños especímenes empezando por la más variopinta gama de “asesores” hasta “operadores” y “negociadores”. Por ejemplo, no sé quién lo convenció de salir a pelear por unas “reformas constitucionales” que cada vez logran menos apoyo, y cada vez más juntan a aquellos que de alguna manera estaban “neutros” —lo cual ya es mucho en política chapina— frente a su administración, pero Otto ha insistido, con enojo a veces, que las reformas van. Hay quienes dicen que Otto se convirtió en “vocero” de una extraña corriente política, una solapada “socialdemocracia light” que necesita, a la que le urgen, la que desfallece, y esas “reformas constitucionales” son su último aliento de vida. En este punto, Otto, te recuerdo aquella antigua historieta del alacrán y el sapo. El alacrán quería pasar de un lado del río al otro (léase los “socialistas” ejerciendo el poder quieren seguir en el control de la cosa pública), y para pasar su única opción era el sapo. Durante el diálogo (“negociación”) el venenoso alacrán le pide al sapo que lo pase al otro lado del río, ante lo cual el instintivo sapo le dice que no, que a mitad de río el alacrán de plano “lo picará” mortalmente (“picar” es un chapinismo). El maldito alacrán le reclama falsamente al sapo que cómo puede pensar eso, y el sapo le responde que “picar” está en la naturaleza de los alacranes y que no pueden renunciar a su naturaleza. El asqueroso y tramposo alacrán “socialista” le dice que ¿cómo se le ocurre eso al sapo? Y explica de manera convincente pero mentirosa que si eso hace “los dos se hundirían” y que eso no le conviene a ninguno de los dos. El sapo, ingenuo como él solo, cree esa mentira, la cual le parece una conclusión lógica, y decide llevar al sucio alacrán al otro lado con la promesa de que no será “picado”. A medio río iban cuando ¡zaz¡ el alacrán “pica”, al ingenuo sapo mortalmente y a éste apenas le da tiempo de decir en agonía: “Y deai, vos alacrán, qué pasó, no que no pues”; a lo cual el traicionero alacrán respondió: “Vos lo dijiste, está en mi naturaleza, y no lo pude evitar”. Los ingenuos sapos cuando mueren flotan, así que el mugroso alacrán llegó vivo, sano, salvo y tranquilo al otro lado del río, pero el sapo llegó en calidad de cadáver. Otto: la traición está en la naturaleza de ellos y ellas y te necesitan para llegar al otro lado del río. Las batallas a las que esos alacranes te meten son innecesarias, no son las tuyas, y te van a matar, digo “picar” políticamente. Que “flotés” no es suficiente para Guatemala. Demasiados alacranes decidiste llevar al otro lado del río. El pueblo sigue de este lado. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día martes 04 de septiembre 2012.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Guatemala, guarida de delincuentes

Marta Yolanda Díaz Duran
A Francisco Dall’ Anese, como a todo buen burócrata internacional, casi siempre le llegan tarde las noticias. Hace algunos días, en referencia a la próxima extradición del ex presidente Alfonso Portillo a EE. UU., declaró que “el país [Guatemala] podría convertirse en guarida para los delincuentes internacionales” si no se lograba que Portillo fuera entregado pronto al gobierno del país mencionado primero. ¡Qué cosa! Si nuestra tierra es desde tiempo atrás guarida no solo de delincuentes, sino de criminales de la peor calaña. Y sin discriminación: los hay nacionales e internacionales. Muchos de estos delincuentes se encuentran refugiados en la Cicig, un ente más de la Organización de las Naciones Unidas que en lugar de ayudarnos a cambiar para bien de todos el sistema de justicia, ha enseñado a los fiscales locales a abusar del poder e intimidar a la gente para alcanzar sus objetivos, los cuales, la mayoría de las veces, poco tienen que ver con atrapar a los criminales. Les interesa emitir una condena, más que hacer justicia. No buscan a quien la debe, sino a quien la paga. No obstante, el principal refugio de delincuentes y criminales no son las oficinas de burócratas internacionales, pagados con los impuestos de los habitantes cuyos países pertenecen a su círculo de explotados. La principal guarida de los peores criminales es el Gobierno. Al menos por el momento, parece que de Portillo sí nos vamos a librar por un tiempo, sobre todo después de la decisión de la Corte de Constitucionalidad de negarle al citado el amparo que solicitó para evitar su extradición a EE.UU. Eso, a pesar de la labor del magistrado Mauro Chacón para salvarlo de rendir cuentas a los gringos. Ojalá también se pueda recuperar algo de todo lo que nos robó a los tributarios de Guatemala. Basta una simple mirada a los cambios en la calidad de vida de quienes llegan al ejercicio del poder (Portillo por ejemplo), para comprobar la veracidad de mi juicio sobre el gobierno. De pichirilo destartalado que se queda tirado por todos lados, pasan a viajar en autos blindados de 50 mil dólares en adelante, acompañados del colero pagado por nosotros. De casa a medio construir en una zona popular, pasan a mansión con vista a la ciudad y chalet en alguna playa cool. De shucos los sábados a cena de miles de quetzales en algún restaurante fusion en las partes de la zona viva que todavía son vivibles. Y así puedo listar sin acabar los cambios notables en la vida de los gobernantes, en la de sus familiares y en la de sus amigos que consiguieron un contrato con el Estado, o un puesto de tercera categoría con acceso a las arcas públicas, o un cargo que les da el poder de extorsionar al empresario que, para que su negocio sobreviva, no le queda más que pagar la mordida. Hoy solo cambian los ladrones que llegan a gobernar. Y una vez no cambiemos las bases que soportan nuestro sistema político, el cambio seguirá siendo para empeorar. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día lunes 03 de septiembre 2012.

viernes, 31 de agosto de 2012

Historia de un patán borracho

Karen Cancinos
Luis Javier Rodríguez Chun se llama el veinteañero que hace dos meses embistió mi auto. Ese jueves 31 de mayo, a las 5:45 de la tarde, circulaba yo por el Boulevard Landívar en dirección al área de Cayalá, cuando escuché un chirrido de llantas. Luego vino una especie de golpe seco. Volé entonces –literalmente–, pues mi carro se elevó metro y medio. Pum, pum, pum, pum: pasé quebrando cuatro arbolitos del arriate antes de caer al otro carril del boulevard. Por unos segundos me pareció estar inmersa en alguna mala película “de acción”, esas en que alguien se mete en una congestionada avenida en sentido contrario al tránsito y, por supuesto, esquiva todos los autos. Pero la cosa es mucho menos emocionante y más angustiosa que eso: los conductores de los vehículos que venían de frente, tan asustados como yo, bocinaban y hacían eses sobre el asfalto. Ninguno chocó de frente contra mí, cosa que hubiese ocasionado una tragedia, pues todos íbamos a una velocidad aproximada de 60 kilómetros por hora. Bueno, casi todos. El patán que me embistió había ido quién sabe a cuánto. Cuando finalmente fui a chocar de lado contra un paredón, respiré hondo y me quedé pasmada. Al cabo reaccioné, me quité el cinturón de seguridad, me palpé brazos y piernas y me vi al espejo retrovisor. No sangre, no dolor, solo taquicardia y una expresión espantada que me duró horas. Un hombre joven se acercó a preguntarme si estaba bien y me ofreció su celular para hacer llamadas. Lamento no haberle preguntado su nombre para agradecer aquí su disposición de buen samaritano, pero en momentos como ese no piensa una con claridad. Vi hacia atrás, al otro lado del boulevard: el carro que me había embestido, un Nissan gris, estaba volcado, aplastado, en medio de un charco de cristales rotos. Recuerdo haber pensado: “Allí hay un muerto”. Atarantada, llamé a mi marido, salí de mi muy maltrecho auto, crucé el boulevard y me dirigí al otro lado. En el arriate estaba el alcalde Arzú, con el ceño fruncido. Parecía muy preocupado por “sus” arbolitos. Al parecer circulaba casualmente por el lugar, así que se bajó a ver el estropicio y cuando tomó debida nota de la escena, se subió a su carro y se fue. En unos minutos aquello se volvió un hervidero de bomberos, policías civiles, policías de tránsito, mirones y conductores ofuscados por el atasco que se armó. Entonces, el “muerto” salió arrastrándose del Nissan destruido. Era un joven que se tambaleaba pero no de las heridas –no tenía ni un rasguño– sino de la borrachera que se cargaba y que se había puesto en la URL, donde estudia Ingeniería según dijo. Lo que ha pasado en estos dos meses últimos es la miscelánea infortunada de este tipo de cosas: un contrato de reconocimiento de deuda que el fulano firmó pero que luego incumplió, estafa mediante cheque, en fin, el tipo es una joya. Obviamente es el menos recomendable para un trabajo o una beca (DPI 2117-32621-0101), pero también –y ese es mi punto– para una renovación de licencia de conducir. En medio de su nube etílica, dijo que su mejor amigo había muerto en un accidente poco tiempo atrás… y que él lo acompañaba. Por lo visto ha salido ileso de los accidentes que provoca. Su amigo no tuvo tanta suerte. Pero yo sí, y por eso digo que irresponsables de ese calibre no deberían tener licencia para matar. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día viernes 31 de agosto 2012.

El fracaso de la narcoguerra

Estuardo Zapeta
El presidente Otto Pérez Molina ha insistido correctamente en el señalamiento que la estrategia de lucha y guerra contra el narcotráfico ha fracasado. Y los ejemplos de México y Guatemala son sólo dos muestras que urge cambiar la estrategia. Mientras tanto, el Ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, ha explicado la posibilidad que las mafias busquen establecer en Guatemala una especie de “fábrica” de drogas ilegales. Hace un par de años, Juan Carlos Hidalgo, del Cato Institute, presentó de manera contundente razones —que aquí presento de manera parcial y breve— por las cuales debe considerarse ya la descriminalización, despenalización y legalización de las drogas ilícitas. Dice Hidalgo: “Ningún proponente de la legalización ha dicho que ésta sea una panacea. Sin embargo, sí es substancialmente mejor que el fracaso patente de la guerra contra las drogas. La legalización no es una solución al ´problema de las drogas´. Pero así como la prohibición del alcohol resultó ser un enfoque equivocado al problema del alcoholismo, de igual forma la guerra contra las drogas ha sido un enfoque errado al problema del abuso de las drogas . . . Hace poco más de 40 años, el entonces presidente Richard Nixon lanzó la guerra internacional contra las drogas. La prohibición sobre ciertos estupefacientes ya era de larga data en EE.UU. En 1914 el Congreso de ese país prohibió la cocaína, la heroína y drogas relacionadas. En 1937 fue el turno de la marihuana. Sin embargo es debatible el alcance en que las autoridades estadounidenses hacían cumplir estas leyes. Todo eso cambió en 1969 con la declaración de Nixon . . . En 1919 se ratificó en dicho país la XVIII enmienda a la Constitución, la cual prohibió la fabricación, venta, transporte e importación de las bebidas alcohólicas en el territorio estadounidense. Una década más tarde, la llamada Prohibición era un fracaso. Lo que antes era un negocio formal degeneró en un mercado negro altamente lucrativo y muchas veces violento. Bandas criminales poderosas luchaban en las calles por el control del mercado, al tiempo que corrompían a las autoridades . . . La Prohibición había fracasado en lograr su objetivo ilusorio de impedir que los estadounidenses consumieran alcohol, y más bien sus efectos secundarios —violencia, corrupción, insalubridad— probaron ser más perniciosos que los males relacionados al alcoholismo. En 1933, mediante la ratificación de la XXI enmienda a la Constitución, EE.UU. acabó con el fallido experimento. . . .” Jorge Castañeda y Rubén Aguilar en su libro El Narco: La guerra fallida, ilustran cómo el precio de la cocaína va exponencialmente en aumento conforme se acerca a su destino final en EE.UU. De acuerdo con información recabada por los autores, el kilo de cocaína pura se vendía en Colombia a aproximadamente $1,600. Ese mismo kilo aumentaba su precio hasta $2,500 al llegar a Panamá. Una vez en la frontera norte de México ya costaba $1,000, y en Estados Unidos aumentaría a $20,000. Luego, en las calles de las principales urbes estadounidenses, ese mismo kilo de esa droga podría llegar a venderse al menudeo en $97,000. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día viernes 31 de agosto 2012.

jueves, 30 de agosto de 2012

Ley de competencia

Ramón Parellada
¡Una nueva ola reguladora nos ahoga! Ahora nos tocó con la famosa Ley de Competencia o antimonopolio, una ley que no es necesaria y que implicará más gasto y corrupción estatal. Estos intentos por pasar una Ley de Competencia no son nuevos. Ya en el 2002 recuerdo que la comisión de economía del Congreso de la República, la misma que ahora revive el proyecto, se prestaba a estudiar una ley similar. No se necesita una ley de competencia porque en primer lugar ya existe un artículo en la Constitución de la República, el 130, que prohíbe los monopolios. Pero más importante que este artículo es la definición que se tiene por Monopolio y competencia. Quienes defienden esta ley diferencian un mercado competitivo de un monopolio en base al número de competidores, es decir, oferentes. Esta es una desafortunada definición, ya que la verdadera competencia se da simplemente con el hecho de que exista una total libertad de entrada o dicho en otra forma, que no existan barreras a que cualquier persona pueda entrar a competir ya sea produciendo o importando cualquier producto. Algunos piensan que lo que se quiere evitar es la colusión entre pocas empresas para evitar que ellas impongan un precio de monopolio. Pues bien, estos casos de colusión tampoco son preocupantes si no existieran barreras de entrada y la competencia real actual local se sumara a la potencial, que es la más peligrosa de todas, pues constituye una amenaza constante a los productores locales debido a que es una competencia que no existe en este momento pero que puede materializarse de inmediato a través de una empresa productora nueva con mejor estructura de costos o mediante importación de productos mejores y más baratos. Los impedimentos a la competencia son siempre de índole intervencionista causados por el estado o, lo que es peor, en nuestro sistema mercantilista, por la colusión entre empresas y Estado. Veamos: Los aranceles de importación impiden la competencia del exterior y se les llama barreras arancelarias. Solución, eliminar de tajo todos los aranceles de importación, sin excepción. El consumidor empezará a ver que sus ingresos le alcanzan para más productos que ahora puede escoger de más proveedores con diferentes calidades. Los permisos de importación y sus cuotas, los permisos engorrosos y los trámites que involucra la creación de una empresa, las inspecciones fitosanitarias o de otra índole, los trámites aduanales, los ineficientes puertos, la SAT, las leyes y regulaciones especiales que imponen condiciones fuera de lo normal en productos. Todo esto y más, constituyen barreras no arancelarias que encarecen los bienes y servicios que demandamos. Si queremos más competencia, basta con eliminar estas barreras. Lo pero de esta Iniciativa de ley de Competencia, la No.4426, cuyo borrador es de 26 páginas, es que crea una comisión que terminará chantajeando a los empresarios cuando quieran expandirse mediante fusiones y adquisiciones. Somos un país pequeño y nuestras empresas necesitan crecer para poder expandirse y ser eficientes a nivel internacional. Con esta comisión me temo que nos condenamos a ser pequeños e ineficientes. El que exista esta ley en otros países no es razón para que la tengamos nosotros. Si Guatemala se comprometió a tener esta ley y hay que hacerla, entonces sugiero que la ley sea la siguiente: “Se eliminan todas las barreras arancelarias y no arancelarias. Cualquier persona o empresa es libre de producir o importar cualquier producto, en cualquier momento, sin permiso alguno siempre y cuando no dañe los derechos individuales a la vida, a la propiedad y a la libertad de los demás.” Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día jueves 30 de agosto 2012.

La prioridad olvidada (IV)

Armando de la Torre
“Aprender a competir” en cualquier ámbito es la “prioridad” olvidada del sistema educativo. La mayoría de los adultos guatemaltecos poco saben de su trascendencia, simplemente porque ese énfasis en aprender a competir con los demás “bajo reglas iguales para todos” no figura entre los objetivos “prioritarios” de los planes de estudio de las autoridades educativas, como tampoco en casi ninguna de las carreras que se enseñan en la Usac. ¡Gran vacío! Los deportes, desde el inicio de las Olimpiadas (alrededor del siglo VIII antes de Cristo), han sido la mejor escuela para aprender de la relevancia de saber competir para la vida adulta. A través de la competencia “bajo las mismas reglas”, sin excepciones para nadie, se prueba contundentemente quién es de momento el mejor en una especialidad dada. Digamos, Erick Barrondo… Pero tal criterio es aplicable en cualquier otro campo, o sea por igual en cualquier competencia, hasta en esa infortunada de la guerra. La competencia “pacífica” entre laboratorios nos ha inundado de beneficios médicos que se traducen en la longevidad de los humanos. Lo mismo digamos de la competencia entre técnicas de cultivo, que han eliminado las hambrunas de antaño, en la mayor parte del planeta. No menos el esfuerzo universal “por la excelencia” en la formación profesional, que nos ha multiplicado los centros maravillosos de educación superior en todas las latitudes. Y, ¿qué decir de la competencia generalizada por honores de todo tipo, como lo constatamos año tras año en las ceremonias de entrega de los premios Nobel? Mejor aún, ¿y el permanente entre las organizaciones misioneras de las iglesias cristianas, muy en particular de la Iglesia Católica? Pero donde lo benéfico de la competencia se hace más obvio “al largo plazo” es en el mercado de bienes y servicios. Curiosamente, es aquí donde los hombres y mujeres que se consideran a sí mismos como “de izquierda” la adversan con vehemencia. Parecen esperar subliminalmente un anticipo de la promesa utópica de Marx de la sociedad sin clases al final de los tiempos, donde cada uno daría a los demás según sus capacidades y recibiría de ellos según sus necesidades. Lunáticos Dada la “natural” condición humana que somos incapaces de alterar, rara vez damos sin esperar algo a cambio. Solo el amor más genuino, como el de la madre, o el del mejor de los amigos, son excepciones a esta regla. Por ello solo “Dios es Amor”. Solo Él, por definición, nos da con total independencia de nuestra probable ingratitud. De ahí que todo mercado que resulte de una “demanda” y una “oferta” nos deviene automáticamente racional. La competencia libre entre quienes tienen algo que ofrecer, y quienes lo demandan, es la “única” vía eficiente para conocer el valor de cualquier bien o de cualquier servicio (o de su precio en dinero). Pero dada la amplísima variedad de caracteres y destrezas entre los hombres, el juego libre del mercado acentúa las diferencias en la productividad. A eso, precisamente, objeta la mentalidad de izquierda, para quienes la igualdad “de hecho” habría de ser nuestro objetivo último. Su objeción de fondo no se dirige estrictamente a la necesidad de abolir la pobreza, sino a que esa abolición sea obtenida a plazos “desiguales” para los individuos. No es tanto la pobreza como la desigualdad lo que los hiere y por eso protestan contra el autor de una naturaleza según ellos injusta, o sea, el “opio del pueblo”… De nuevo la utopía Pero la “experiencia” nos enseña otra cosa. Que la única “aproximación” posible a la igualdad solo nos ha sido asequible al largo plazo, como lo atestiguan las modernas social democracias. Y que la creación “acelerada” de riqueza es en exclusivo el resultado de mercados competitivos, como sucedió durante la Revolución Industrial del siglo XIX ,en Europa y América del Norte; y en el siglo XX entre los popularmente llamados “Tigres de Asia”. El desmoronamiento del Muro de Berlín fue su constatación definitiva. Al menos para quienes no vegetamos entre sueños utópicos o, en palabras de Raymond Poincaré, “tenemos cabeza”. ¿Qué valores, entonces, habríamos de inculcar en nuestros jóvenes? Artículo publicado en el diario guatemalteco El Periódico, el día jueves 30 de agosto 2012.

¿Quién mata?

JORGE JACOBS A
Cada cierto tiempo resurge en la palestra pública el tema de la prohibición de armas de fuego como método para reducir la criminalidad. Suele suceder luego de que algún asesinato conmueve a las personas. Sin embargo, no creo que sea esa la forma de solucionar el problema de la criminalidad. Es entendible que la primera reacción emocional de las personas ante un crimen impactante -todos lo debieran ser, pero la recurrencia de los mismos tiende a volvernos indiferentes- sea el condenar las armas con las que se cometen y, como corolario, creer que si se eliminan estas, se resolverá el problema. Por ello no me extraña que en una consulta electrónica hecha por Prensa Libre, el 84% de las personas responda que sí a la pregunta: “¿Cree que debería prohibirse la tenencia y portación legal de armas de fuego en Guatemala?”. Lamentablemente, esa no es la solución. Las armas simplemente son una herramienta, tan así que de hecho puede ser utilizada tanto para el bien —las personas defendiéndose de los criminales y las autoridades combatiendo el crimen— como para el mal —como las usan los criminales—. Aún si no existieran las armas de fuego, algunos seres humanos siempre encontrarían alguna otra herramienta con la cual dañar e incluso asesinar a otros humanos. No hay que escarbar mucho para probar ese punto: tres mil años de historia previa a las armas de fuego lo comprueban ampliamente. Adicionalmente, como bien lo dice la pregunta de la encuesta de Prensa Libre, lo que se puede prohibir es la “tenencia y portación legal” de las armas de fuego, no su existencia. Lo que implica que, al igual que como sucede ahora, los criminales seguirán armados, mientras que los ciudadanos honrados que utilizarían las armas legales para defenderse de los criminales se quedarían indefensos. Por definición, los criminales, delincuentes, ladrones, asesinos, actúan fuera de la ley, de otra manera sus acciones no serían ilegales. Por lo tanto, es tremendamente ingenuo creer que los que ya de por sí actúan fuera de la ley van a dejar de utilizar armas de fuego solo porque la ley se los prohíba. De hecho, la “tenencia y portación” de las armas de fuego de los criminales actualmente ya está prohibida por la ley, porque en su mayoría son armas “ilegales” las que ellos utilizan para cometer fechorías. Y yo me pregunto: si las armas de fuego que actualmente utilizan los criminales son ilegales, ¿en qué los afectaría una ley que prohíba la tenencia y portación “legal” de las mismas? La respuesta es sencilla: En nada. De hecho, los beneficia, porque van a incrementarse las posibilidades de encontrar víctimas sin capacidad de defenderse. El problema de la criminalidad no son las armas, especialmente las legales. El problema de la criminalidad se debe a una completa falta de certeza de castigo. Mientras los criminales sepan que pueden actuar impunemente, a plena luz del día, y que las posibilidades de que los persigan, capturen, enjuicien y condenen son ínfimas, seguirán cometiendo fechorías. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día jueves 30 de agosto 2012.

miércoles, 29 de agosto de 2012

¡Inconsistencias!

Carroll Ríos de Rodríguez
El lunes, el presidente Otto Pérez Molina entregó personalmente un proyecto de reforma a la Constitución al presidente del Congreso de la República, Gudy Rivera. Es la octava iniciativa en manos del Congreso. Gudy Rivera dijo que será analizada por los quince bloques en el Congreso, siguiendo “el trámite de ley”. Consideran crear una comisión especial, integrada por representantes de todos los partidos políticos, o bien estos designados se sumarían a la Comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales, actualmente compuesta por ocho diputados del Partido Patriota. Más allá de la obvia preocupación partidista, ¿por qué recibirá un trato especial esta propuesta particular? ¿Y qué trámite es el de ley? El artículo 277 de la Constitución ordena al Congreso “ocuparse sin demora alguna del asunto planteado” una vez recibida una iniciativa. ¿Qué ha hecho el Congreso con los siete proyectos anteriores? Parece haber privado la regla: “dime quién eres, y te diré qué trato te dará el Congreso”. Aunque no poseemos información detallada para cada caso, percibimos una práctica inconsistente. Unos proyectos se engavetaron, otros se discutieron a puerta cerrada y otros se sometieron a eternas audiencias, las cuales por lo menos sirvieron para socializar el contenido de los proyectos. ¿Emitió la Comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales un dictamen por iniciativa? ¿Son públicos y finales los dictámenes? Que sepamos, ninguna iniciativa ha sido aprobada o improbada en el pleno del Congreso. El artículo 280 exige que luego del voto en el pleno, las reformas sean ratificadas en consulta popular. Claramente, no se nos ha convocado a consulta popular con tal propósito desde 1999. Unos sostienen que es una “güizachada” pedirle a nuestros representantes finiquitar los procesos inconclusos antes de evaluar la iniciativa del Ejecutivo. Pero la petición ciudadana, presentada formalmente como un amparo contra el Congreso ante la Corte de Constitucionalidad, es absolutamente crucial. Es cierto que los diputados pueden despejar el camino para la propuesta oficial, haciendo la pantomima de conocer y rechazar las siete propuestas en el pleno. Aún ese burdo “cumplo y miento” (cumplimiento) sería preferible a una legislatura que desatiende su grave obligación. Y es que hemos de asumir buena fe de parte de quienes invirtieron tiempo y recursos elaborando un proyecto de reforma constitucional. Es una tarea ardua. Me consta que se trabajó por lo menos cinco años en la iniciativa de ProReforma; recolectar las 73,000 firmas consumió muchos meses más. Conformarnos con un trato desigual hacia las iniciativas es como aceptar que hasta un mandato constitucional es interpretable al antojo del poder de turno. Es como aceptar la superioridad de la clase política y la insignificancia del ciudadano de a pie, cuyo único caudal político es poder acercarse a la urna cada cuatro años. Es alimentar la sensación que solo serán atendidos quienes cometen ilegalidades como quemar buses, bloquear carreteras o tomar el Congreso… Es triste. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día miércoles 29 de agosto 2012.

martes, 28 de agosto de 2012

¡Id y enseñad!, si os dejan

PEDRO TRUJILLO
Como viene siendo frecuente en los últimos años, se forzó el cierre de la Usac. El motivo, nuevamente, fue el enconado pleito entre asociaciones, por cuestiones de poder, control, dinero e influencia. El corolario es que se gastan sustanciales cantidades de dinero en una institución que no ofrece el resultado que la mayoría de los ciudadanos desean: calidad educativa. El propio estudiantado ha denunciado a compañeros que portan armas —AK-47, según testigos— y trafican y consumen drogas dentro del campus. Todo un alarde de impunidad, criminalidad, malversación de fondos, autoritarismo y otros calificativos propios de grupos mafiosos. Por si lo anterior no bastara, la Usac sigue siendo un monopolio universitario cuyos egresados condenan ferozmente los privilegios nacionales ¡Critican prerrogativas ajenas, pero conservan y promueven las suyas! Todo un contrasentido cuando no hay otra opción pública a la tricentenaria, a diferencia de otros países, donde hay varias universidades públicas y la competencia genera mejores resultados. La Usac ha pasado de ser un auténtico y exitoso centro de formación académica —primeros siglos— a un lugar donde parte de la dirigencia en la época del conflicto se escudó ideológicamente y, firmada la paz, aparecieron los nidos de delincuentes —en palabras de actuales dirigentes, que no mías— razón por la que hay interpuestas denuncias tan graves como las antes indicadas. Pareciera que lo importante para algunos cabecillas y educandos —que no estudiantes— es el botín que representa un alto presupuesto y el poder que constitucionalmente se le otorga a dicha Universidad, incrementado en la propuesta de reforma constitucional. Nunca he visto una liquidación presupuestaria que permita conocer cómo gasta el dinero esa institución, cuánto se destina al pago de profesores, a infraestructura, a personal docente, etc., de manera que se pueda hacer una razonable evaluación del gasto que realiza, del costo por estudiante y efectuar la correspondiente fiscalización, en consonancia con la transparencia que reclama en sus discursos. El tema es tabú porque precisamente ahí—en el manoseo de fondos y en la gestión del poder— está el auténtico nudo gordiano del problema. Se trata, en definitiva, de controlar y manejar los hilos desde la sombra. El resto: estudios, programas, capacitación, ocupa para muchos dirigentes, profesores y alumnos un segundo o posterior plano. Basta ver las instalaciones, la precaria infraestructura y el mercadillo que cada día aparece entre los edificios obsoletos de la única universidad estatal. Pareciera que no hay mucho interés por cambiar el estatus quo que garantiza la influencia en la política, en la elección de magistrados y otros empoderamientos que la Constitución contempla, pasando de universidad pública a tribuna política —o politiquera— de un trasnochado discurso confrontativo y ausente de academia, permitiendo la indefinida repetición de cursos de “estudiantes” mediocres. Es un deber ciudadano plantearse hasta qué punto es permisible esa degeneración y tolerar a asociaciones estudiantiles que frecuentemente cierran el Centro e impiden, mediante el ejercicio totalitario con lujo de fuerza que tanto critican, el acceso a clase de una mayoría que pareciera no tener derechos. Autoridades que no enfrentan el problema porque no quieren confrontar a grupos radicales y violentos de “estudiantes”, y una población estudiantil apática que espera que otros resuelvan el problema, mientras aprueban clases sin apenas asistir a ellas o haciéndolo fuera del recinto. Tema urgente e importante en este país de grupos mafiosos que nuevamente evidencia cómo unos pocos amedrentan a muchos cobardes ¡Sigamos!, a ver dónde irán a enseñad, y a aprender. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día martes 28 de agosto 2012.

Dulces en reformas

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO
Por fin terminaron de “socializarse” los cambios que el Gobierno pretende a nuestra Constitución. Santígüese porque ahora irán al Congreso y todo mundo sabe lo que entra al hemiciclo pero solo Dios sabe lo que saldrá… Mientras tanto, las reformas vienen con ciertos “dulces”, posiblemente, para facilitar su aprobación. Una frecuente queja de las autoridades del Gobierno es que el presupuesto público está sometido a una “camisa de fuerza”. Dicen que las asignaciones constitucionales vigentes les restan “flexibilidad”. Yo comparto ese criterio. La Constitución no debe ser un instrumento para asignar arbitrariamente el gasto público. Sin embargo, como nuestra Constitución no es “perfecta”, los ciudadanos debemos vivir con lo bueno y lo malo que ella contiene. De esa suerte, resulta que la Universidad de San Carlos se lleva 5% del presupuesto público por mandato constitucional. El “deporte” toma otro 3%; el Organismo Judicial, (OJ) 2%; las municipalidades, 10%; la alfabetización, 1%. En total, la Constitución preasigna 21% del presupuesto de ingresos ordinarios. Por lo tanto, uno pensaría que, con los cambios, se aprovecharía a solucionar semejante problema del que se han quejado consistentemente todos los gobernantes... ¿Correcto? Lamentablemente no es así. Es demasiado pedir a nuestra clase política. Lejos de que se busque solucionar el problema, lo agravan haciéndolo más grande. Ahora la asignación constitucional para las municipalidades se sube a 11%; la del OJ se duplica a 4% y se inventan otras dos asignaciones. Una para la Contraloría General de Cuentas, de 1%, y otra para el Ministerio Público (MP), de 2%. Y, como se mantienen las demás, ahora la “camisa de fuerza” sube a 27% del presupuesto de ingresos ordinarios. ¿Son reformas? O dulcitos para obtener el beneplácito y apoyo de las entidades beneficiadas. Más de alguna persona bien intencionada verá con buenos ojos que los “operadores de justicia”, por ejemplo, tengan más presupuesto. Yo tampoco lo veo malo. Lo malo es que la Constitución no es para presupuestar; para eso está la Ley del Presupuesto General de Gastos de la Nación. Esa, y no otra, debe ser la herramienta legal en donde deben quedar plasmadas las prioridades políticas de los gobernantes de turno. Una raya más a ese tigre llamado cambios a la Constitución. En todo caso, queda demostrado, nuevamente, que con tantos otros artículos, no es necesario modificar la Carta Magna para que el Gobierno acredite compromiso y apoyo político a la descentralización fiscal, los tribunales y al Ministerio Público, por ejemplo. Por cierto, ¿por qué no se habrá hecho cuando aprobó o presentó los proyectos de Ley de Presupuesto del 2012 y del 2013, respectivamente? Curiosamente no fue así. Tanto el OJ como el MP tienen presupuestos inferiores a los valores que, ahora, se quieren poner en la Constitución. Las reformas están, aparentemente, terminadas. Ahora están en el Congreso. Allí habrá otras negociaciones. Los ciudadanos debemos estar atentos. Ojalá que terminen siendo rechazadas. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día martes 28 de agosto 2012.

Andrés López: comedia y antropología

Estuardo Zapeta
Fue un estudiante extranjero que hace unos años aquí en Guatemala me preguntó si ya había visto a Andrés López, un comediante colombiano de quien no había escuchado, y le respondí que “no, no me sonaba el nombre”. “Usted que está interesado en los temas generacionales, en las relaciones familiares, juventud y multi-tasking, y en los cambios provocados por la tecnología le va a gustar verlo...”, recomendó este joven, mientras “bajaba” de YouTube partes del espectáculo La Pelota de Letras. Y desde la primera vez que vi el espectáculo LPDL, en video, quedé gratamente impresionado por este artista que mezcla dos campos tan complicados: una visión desde la antropología “urbana” con una sazón de la comedia más deep, más latinoamericana posible, y con eso nos demuestra que nuestras bases culturales son las mismas con aires diferenciadores por fronteras y acentos que sólo resaltan la alegría de ser ciudadanos de una región, más que de un país. En mis clases de Cultura, Antropología, Sociología, y Comunicación —y los estudiantes lo disfrutan mucho— siempre incluyo partes del trabajo de @lopezandres (su cuenta en Twitter con 1.5 millones de seguidores) para ilustrar que tan similares somos y que nuestras bases culturales (judeocristianas latinizadas) no son diferentes en la región. Es posible que todos los comediantes estén en realidad desarrollando una descripción etnográfica, y desde Josué y Celia hasta Jairón Salguero, o María Mercedes Arce, Marsha Pamela López, o Los Comediantes, hasta los queridos Huitecos, son excelentes maestros de Antropología Cultural con sus alegres pero mordaces críticas sociales. Andrés López hace eso, mejor dicho es eso. Un antropólogo que usa la comedia para darnos una lección de alegre-triste, sano-enfermo, bipolar-multipolar, queridas-indeseables, que pueden resultar las relaciones familiares, y lo hace yendo de generación a generación. Además tiene una capacidad de imitación de sonidos que deja a todas las audiencias impresionadas: de niños, de máquinas, de radios, de noticieros, de animales, de yupies, de niñas borrachas brincando en la barra de alguna discoteca, etc. La familia y sus generaciones es, al final, el centro de las bromas de López. Hace unos días Andrés mismo envió un link a Youtube, supongo que de su obra más reciente, y en línea temática mantiene “las relaciones” sólo que ahora entre esposo y esposa. Un realidad antropológica: los hombres somos visuales, las mujeres auditivas, y vaya si eso no establece el tono de nuestras relaciones matrimoniales. (Yo recomiendo que mejor lo busquen en Youtube). Por eso, cuando me enteré de que Andrés López estará en Guatemala esta semana presentando La Pelota de Letras en el Teatro Nacional, sentí una alegría inmensa por esta clase de espectáculos de altísimo nivel en Guatemala (de hecho, es la primera vez que él viene a Guate). Y agradezco a Andrés por la cantidad de material —disponible en Internet— sque puedo usar en los cursos de Antropología. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día martes 28 de agosto 2012.

lunes, 27 de agosto de 2012

Principios

Marta Yolanda Díaz Duran.
Yo soy yo para mí misma, pero hoy no hablaré de mi circunstancia. Tampoco escribiré sobre cómo nos salva, a mí y mi circunstancia, a cada instante que decido vivir. Hoy, me atreveré a invitarlo a usted a reflexionar sobre “YO”, ya que para mí usted es usted, pero para usted, usted es yo. Y lo anterior no es un trabalenguas. Aquel que me quiera entender, facilitará su propio camino de salvación y aumentará exponencialmente las posibilidades de alcanzar SU felicidad. Son dos cosas las que principalmente me motivaron a escribir sobre la palabra prohibida para tantos: YO. Lo primero fue escuchar a Erick Barrondo, el personaje más célebre del momento en Guatemala, repetir muchas veces que su futuro depende de lo que diga el profe Rigoberto Medina. Lo segundo fue, la tercera o la cuarta vez, que leo la más breve de las novelas de Ayn Rand: “Anthem”. Un poema para la escritora Rose Wilder Lane, y una fantasía dramática para Cecil B. De Mille. Un himno para el individuo que se valora a sí mismo. El porvenir de Erick Barrondo lo decide solo él, al igual que todo ser humano. Ya el profe Medina declaró en los medios que: “Ahora que en mi currículum tengo una medalla olímpica me voy a poner más caro”. Y está en todo su derecho, como lo está cualquier persona, de decidir por aquello que sea lo mejor para él. Felicito a Medina por tener la valentía de decir la verdad en medio de todas las declaraciones políticamente correctas (del diente al labio) que se han hecho por el éxito de su discípulo. Reconocernos como “YO”, además de ir en contra del hipócrita discurso socialmente reiterado del nosotros, implica asumir la responsabilidad de nuestras acciones y aceptar que somos, para bien o para mal, el resultado de nuestras decisiones. Lamentablemente a lo que más teme la mayoría es precisamente a ser responsable. Como escribió en “Conceptos y Categorías” Isaiah Berlin: “…la elección encierra responsabilidad, y algunos seres humanos las más de las veces… desean sacudirse esta carga. Existe la tendencia a buscar excusas y pretextos… a atribuir demasiado a la acción inevitable de las leyes naturales o sociales”. O lo que es peor, responsabilizar de nuestras vidas y las consecuencias de nuestras acciones a otras personas. “Yo soy. Yo pienso. Yo quiero… Este, mi cuerpo y espíritu, este es el final de mi búsqueda… No necesito justificación para existir, ni ninguna palabra de permiso para hacerlo. Yo soy la justificación y el permiso. Es mi voluntad la que elige y la elección de mi voluntad es el único mandato que debo respetar… No daré mi amor sin motivo a cualquier oportunista que lo reclame. Honro a los hombres con mi amor. Pero el honor es algo que debe ser ganado”. Rand con la voz de Prometeo, protagonista de “Anthem”. El profe Medina se ha ganado el amor y el agradecimiento de Erick, pero solo Erick puede decidir qué hacer con su vida, así como el resto de nosotros lo hacemos reafirmando nuestro YO. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día lunes 27 de agosto 2012.

viernes, 24 de agosto de 2012

Lecciones de Kei

Luis Figueroa
¿Habrá algo más aterrador que ver morir a un hijo? Penetrar en la intimidad de una familia que sufre y se debate en intensos dilemas puede ser arriesgado y atemorizante. Puede dar pena ser inoportuno, inapropiadamente curioso, o tocar algo que es venerable. En Lecciones de Kei, sin embargo, Edgar Urrutia la hace de generoso cicerone para conducirnos por la tragedia que él, su esposa Margarita, sus otros dos hijos y sus familias vivieron como consecuencia de la enfermedad y fallecimiento de su hijo Jóse o Kei, de quince años. Nos conduce por el camino doloroso; pero también nos comparte lecciones y nos deja con esperanza. El año pasado, Kei murió de un cáncer cerebral que les dá a mayores de 50 años y la posibilidad de que un chico de 14 años lo padezca es de 0.0000012 por ciento. ¿Quiénes deberían leer Lecciones de Kei? Aquellos que están pasando por algo parecido; los que ya pasaron por algo similar; y los que, por nuestra condición humana, somos vulnerables a pasar por algo así. ¿Quién no ha llorado porque se le muere alguien a quien adora? De todas las posibilidades, ¿habrá algo más aterrador que ver morir a un hijo? En el libro, hay un párrafo con el cual no pude contenerme. En él, Edgar le pregunta a Kei: “¿Te puedo abrazar y acariciar?”; y el chico le respondió “sí podés”. “Quise pedirle permiso”, explica Edgar “para que sintiera el respeto y la admiración que le tenía; el amor de padre que le profesaba. Lo abracé mientras él colocó su cabeza en mi hombro. Le acaricié su pelo, sus brazos; lo apreté suavemente contra mí; quise sentir su presencia, su olor, grabar cada parte de él en mí. Nos quedamos en silencio, escuchando caer la lluvia, mientras intentábamos capturar una parte de la esencia de la vida”. Edgar llama a su hijo, “Mi Kei”. Y cada vez que lo hace, el lector percibe el amor profundo que hay entre padres e hijos. Entre un padre y su hijo. Entre ese padre, y ese hijo. Kei trascendió y su recuerdo se halla en árboles que tenían significado para él y su familia. Y Edgar escribió este libro para ayudar a otros, para ayudarse y para proveer de fondos a una Fundación que se ocupe de hacer realidad los sueños de niños y adolecentes en fase terminal. Si quieres saber algo más, u obtener el libro, recomiendo que visites leccionesdekei.com. ‘¡Carpe diem!’ Artículo publicado en el diario guatemalteco El periódico el día viernes 24 de agosto 2012.

Usac: bochinche “autonómico”

Estuardo Zapeta
Lejos estaba yo de conocer que la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac) es un “territorio soberano”. (Y que los bochincheros lo “devolvieron” y reabrieron sus puertas). Entenderán los “mártires” de la “autonomía” que la defensa de ella no implica la violación de los derechos de los otros estudiantes. Y los otros estudiantes – las personas van a la universidad a estudiar, a investigar, a analizar, y no a bochinchear—sí quieren estudiar, pero un grupo pequeño no los deja. ¡Sorprendente! ¿Por qué un grupo, muy pequeño, de “estudiantes” –me gustaría ver el récord académico de ellas y ellos—, puede impedir que otros estudien, y llaman a eso “lucha por la autonomía”? ¿Es la palabra “autonomía” sinónimo de vandalismo, corrupción, e intimidación? ¿Qué negocios sucios, oscuros, corruptos están circulando atrás de la presunta “defensa de la autonomía”? A qué horas, pregunto, estudia un alumno en la Usac, si hay fiesta de llegada, semanas de “huelga de dolores”, asuetos varios, y como preciosa joya de la ineficiencia se da el “cierre por toma en defensa de la autonomía”. “Reforma educativa”, dicen los “autonomistas”: una broma de mal gusto. Más sorprendente el “rector” que se pone a negociar con quienes violentaron el derecho de los otros estudiantes, los que sí quieren estudiar, y llega a “acuerdos y consensos”. Los “autonomistas”, cierto, tienen el “derecho” de protestar todo lo que quieran, pero a lo que no tienen “derecho” es violar el derecho de más de 100 mil estudiantes que sí quieren serlo, pero que se quedan callados. La Usac no es territorio soberano ni plenipotenciario, ni “territorio libre”, ni cosa parecida, y si pretende serlo, entonces que ni un centavo de nuestros impuestos vaya para ese lugar que sí acepta nuestro dinero, pero no las normas que se aplican a nosotros. ¿Estamos financiando un criadero de bochincheros y corruptos? Ese lugar, que pagamos todos los guatemaltecos, principalmente quienes no estudiamos, ni aspiramos a hacerlo ahí, no debe ser tratado con ninguna diferencia dentro del sistema de seguridad nacional. Una violación a un derecho —el de más de 100 mil personas a estudiar— es siempre una violación, sea en nombre de la “autonomía,” en nombre de los “mártires”, o en nombre de cualquier “mitología sancarlista” inventada a fin de obtener un “privi-legis,” ya sea adentro o fuera de la “U”, una violación es una violación. “Autonomía no anula delito”. Pero lo más sorprendente es que las autoridades “Usac-queñas” se gozan, se alegran, y celebran los “acuerdos y consensos” alcanzados, y hasta agradecen que los malcriados “permitan” que los estudiantes estudien. Y la “reforma” lleva acaso unos exámenes de admisión más exigentes, o ampliación de las redes de investigación, o implementación de tecnología de punta, ¿o es más de la misma politiquería de “imaginarios sociales” y “devenires históricos”? La tan sobada “autonomía” hace muy poco competitiva a la Usac y castiga a aquellos que sí quieren estudiar marcándolos con esas cuatro letras. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día viernes 24 de agosto 2012.

Otto Pérez el converso

Karen Cancinos
Este es el artículo 66 de la Constitución: “Protección a grupos étnicos. Guatemala está formada por diversos grupos étnicos entre los que figuran los grupos indígenas de ascendencia maya. El Estado reconoce, respeta y promueve sus formas de vida, costumbres, tradiciones, formas de organización social, el uso del traje indígena en hombres y mujeres, idiomas y dialectos”. Esta es la propuesta de reforma de ese artículo: “Identidad y espiritualidad de los pueblos Indígenas. El Estado reconoce, respeta y protege el derecho a la identidad de los pueblos Maya, Garífuna y Xinca; respeta y promueve sus formas de vida y de organización, costumbres y tradiciones, el uso del traje indígena en hombres y mujeres, sus distintas formas de espiritualidad, idiomas, dialectos y el derecho a trasmitirlos a sus descendientes. También reconoce, respeta y protege su derecho a usar, conservar y desarrollar su arte, ciencia y tecnología así como el derecho de acceso a lugares sagrados, debiendo la ley establecer lo que respecta a su identificación y reconocimiento”. No hay que ser un genio para ver lo obvio: grupos diferentes tienen culturas distintas. Así que no se trata tan solo de “reconocer, respetar, promover, proteger” un hecho de la vida, sino de encarar el desafío que representa que gente con costumbres, lenguajes y culturas muy disímiles conviva pacíficamente. La propuesta de reforma constitucional del mandatario Otto Pérez no va por este camino, sino que constituye más bien una proclama para que todos nos enteremos de una buena vez que se ha convertido a la nueva religión, la political correctness, y que se ha vuelto un adorador de los mantras de moda: el multiculturalismo (suspiro) y la diversidad (otro suspiro). Sabemos que la convivencia entre grupos con culturas tremendamente dispares puede ser una fuente de problemas sociales. Ahora bien, ¿cómo lidiamos con eso? Hay dos formas de hacerlo, ambas fuera del horizonte políticamente correcto que tanto ha podido con el Presidente. Una de ellas es el acoplamiento o incluso una amalgama cultural: eso minimiza las fricciones sociales. La otra es la opción de vivir separadamente. A mí me parece que los guatemaltecos hemos optado por la primera forma de convivencia. Cada vez más jóvenes indígenas adaptan sus estilos de vida a los valores culturales de la sociedad guatemalteca en la que viven, occidentalizada y decididamente influida por Estados Unidos… para bien y para mal. Claro que el que muchos dejen de lado el traje autóctono y el idioma de sus abuelos, y nombren a sus hijos “Daddy Yanki” o “Yeilo” (por la cantante JLo) son cosas ante las cuales una no palmotea de gusto. Pero se comprende a quien se ve en la disyuntiva entre usar ropa cómoda, barata y fácilmente lavable, o preservar su vestimenta tradicional, costosa en todos los sentidos. Se entiende a quien está más interesado en aprender español e inglés, que en conservar un idioma con el que puede comunicarse solo con unos miles de personas (o decenas en algunos casos), cuando el mundo es ancho y generoso y está esperando a quien quiera conquistarlo. En cuanto a los nombres que les ponen a algunos chiquillos, pues que cada quien se las arregle como pueda. El mal gusto no puede ni debe ser materia de prohibición. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día viernes 24 de agosto 2012

jueves, 23 de agosto de 2012

La prosperidad y el carácter

GIANCARLO IBARGÜEN S.
¿Cómo podemos lograr todos nuestra prosperidad y cultivar nuestro carácter? Los países que prosperan son aquellos que protegen la vida, la libertad y los derechos individuales. Hace tan solo 60 años los guatemaltecos eran más ricos que los habitantes de Hong Kong, una pequeña península del sur de China. Hoy los habitantes de la ciudad de Hong Kong están entre los más ricos del mundo. ¿Por qué? No es por su extensión territorial, pues Hong Kong apenas supera el 1 por ciento del territorio guatemalteco. No es por sus recursos naturales, ya que importa todos los recursos que utiliza, incluyendo el agua. Hong Kong se enriqueció en los últimos 60 años porque allí se ha respetado la vida, la libertad y los derechos individuales como en ningún otro país del mundo. Ahora bien: desde la perspectiva de la superación personal, las cosas son diferentes. No hay ley, por exigente que sea –decía Samuel Smiles–, que pueda convertir al haragán en industrioso, al despilfarrador en ahorrador, al ebrio en sobrio. Estos cambios personales no se logran gracias a ninguna ley, sino al esfuerzo y a la decisión personal de cada uno de ser mejor y hacer mejor las cosas. El éxito de una región como Hong Kong también depende del carácter de las personas. Pero ¿cómo podemos mejorar todos nuestra conducta y cultivar nuestro carácter, para ser siempre personas dignas y libres, que actúan voluntaria y responsablemente? No es cosa fácil. Un buen inicio para recorrer este camino de superación personal es buscar el ejemplo de alguien con carácter, que no esté muy lejos de nuestro círculo familiar y de nuestras amistades. Decía en otra entrega que hay ocasiones en las que tan solo presentarse, saludar, preguntar a la persona indicada puede cambiar un destino. Presentarse quiere decir saber a quién dirigirse y cómo encontrarlo. Si yo quiero realmente algo, trato de averiguar quién será la persona que puede ayudarme y la busco. Hacer la pregunta es eso: “Aquí estoy. Lo busco a usted para que me ayude a encontrar mi camino. Tengo una idea y quiero convertirla en realidad”. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día jueves 23 de agosto 2012.

Reciclaje, no se necesitan leyes que lo impulsen

Ramón Parellada
El reciclaje está cada día más de moda. En primer lugar porque todos los recursos que utilizamos para que nuestra vida sea mejor y más cómoda son escasos. Esto le da un valor cada vez mayor a estos recursos, haciendo rentable el recuperarlos para reciclarlos. La rentabilidad guía el reciclaje sin necesidad de ninguna ley que lo regule o lo impulse. Traigo a colación este tema porque el lunes pasado hubo una conferencia sobre reciclaje en la que participaron varios recicladores de diversos materiales, y de lo que escuché de amigos que asistieron a este evento y leí en un reportaje de Roxana Larios y Agustín Ortiz en Prensa Libre del martes recién pasado, me quedó la impresión de que se necesita “una ley que regule esta actividad”, como se lee en un subtítulo del reportaje. Algunos creen que se necesita una ley que impulse el reciclaje como lo dijo, con buena intención, la viceministra de Recursos Naturales, Michelle Martínez. También el gerente general de Acumuladores Iberia, Luis Marroquín, comentaba que se necesita un marco regulatorio del reciclaje de desechos sólidos en general, especialmente uno para el de acumuladores. No se necesita ninguna ley. Ya existen leyes generales y abstractas que de cumplirse regulan cualquier actividad del país. La más importante es la que defiende y protege la propiedad privada. Si nos ponemos a pensar, los problemas que ocurren en cuanto a contaminación en el país se deben a que no se respeta la propiedad privada. Un reciclador tendría mayor éxito y podría reciclar más si la gente respetara el derecho de los demás al no tirar la basura en la calle, sino en los lugares dedicados a ello. Así, la recolección de materiales reciclables sería más fácil y económica. En cuanto a los acumuladores, si alguien se mete a una actividad y dañara derechos ajenos estaría sujeto a demandas y se le podría multar y hasta cerrar su negocio de seguir afectando a los demás. Decía que el reciclaje no debe tampoco impulsarse mediante leyes. Cuando los precios de las materias primas están altos el reciclaje se vuelve más rentable y los emprendedores verán una oportunidad de obtener ganancias. Es automático. Uds. no ven en la calle latas de aluminio, ¿verdad? No lo ven porque el precio del aluminio ha estado alto durante los últimos años y las latas se pueden aplastar ocupando así muy poco volumen, por lo que son fáciles de acarrear teniendo un valor que le da rentabilidad a quien las recolecta. Lo mismo ha pasado con el cobre, por ejemplo, aunque aquí se ha violado la ley de propiedad porque con los precios altos se metió gente que decidieron robarlo, lo cual, nuevamente, ya existe un castigo a quien dañe o robe la propiedad privada de otros. El plástico se recolecta cada día en mayor cantidad. El problema suele estar en el gran volumen y poco peso, pero si cada persona fuera responsable de tirar la basura en su lugar entonces se evitaría que el plástico, que flota, se vea en ríos y lagos. Pararía en el basurero, donde su recolección es más fácil. Es increíble lo que el incentivo de obtener una rentabilidad hace en las personas, ya que quienes recogen la basura en los camiones separan el plástico reciclable y otros materiales de lo orgánico, antes de llegar al basurero. El 10 y 11 de septiembre se llevará a cabo la cuarta Expo Conferencia de Reciclaje en Guatemala, organizada por la comisión Guatemalteca de Plástico –COGUAPLAST–, adscrita a la Asociación Guatemalteca de Exportadores –AGEXPORT. Se la recomiendo. Cada día hay más empresas en Guatemala que reciclan de todo y lo hacen precisamente porque les resulta rentable, lo cual no quiere decir que también quieran un país con un ambiente más sano, limpio y hermoso. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día jueves 23 de agosto 2012.

Nuevamente el radar

JORGE JACOBS A.
Como si “el cambio” no fuera suficientemente parecido a lo que teníamos antes, ahora resulta que quieren embarcarse en la compra de radares y aviones sobrevalorados que intentaron hacer dos veces en el gobierno anterior. ¿No ha entendido Otto Pérez que le conviene separarse de lo que hacía el gobierno anterior, especialmente de las negociaciones cuestionadas? Para ponerlo en contexto, en el 2009 el gobierno intentó que le aprobaran un préstamo por US$100 millones para la compra de radares, aviones y equipo brasileños, supuestamente para “controlar el espacio aéreo” y de esa manera combatir el narcotráfico. Desde esa ocasión argumentamos lo absurdo que era esa compra, no digamos lo sobrevalorada que estaba. Al final, no lograron que les aprobaran el préstamo y la cosa no pasó a más. Dos años después, como indemnización al salir del gobierno, intentaron otra vez que les autorizaran el préstamo, solo que en esa ocasión le incrementaron el “precio” al equipo y ya iba por los US$170 millones. Tampoco en esta ocasión lograron su objetivo. La sorpresa hace dos días es que Otto Pérez Molina sacó a relucir nuevamente la “necesidad” de obtener este préstamo para “fortalecer el control aéreo”. En esta nueva iteración del préstamo, lo bajaron a US$140 millones y por lo menos ya le hicieron algunos cambios, pero sigue siendo una compra cuestionable. Ahora ya mencionan que los radares se los comprarían a la empresa española que produce los que ya están instalados en la región, que era uno de los cuestionamientos principales en la anterior propuesta ya que los radares brasileños no son compatibles con estos. Pero los argumentos de fondo en contra de esta negociación siguen siendo los mismos de hace dos años: “Si lo que se quiere hacer es tener ‘controlado’ todo el espacio aéreo guatemalteco, esto se puede lograr añadiendo cinco radares primarios en lugares estratégicos, conectados al sistema ya existente. A ojo de buen cubero, cada radar podría costar unos US$5 millones, con lo que la compra no debería ser mayor a los US$25 millones. Aviones de alcance, que son los que se necesitaría aquí si lo que quieren es ‘combatir el narcotráfico’, se pueden conseguir en poco más de US$1 millón cada uno. Si van a comprar seis aviones, ya vamos por unos US$33 millones. La pregunta es: ¿En qué se van a gastar los otros US$67 millones?” —2012: ahora US$107 millones—. “Todavía más, la pregunta debería ser: ¿Para qué gastarse ese dinero en un sistema ‘contra el narcotráfico’, cuando para principiar, ni es nuestra guerra y, además, ya los gringos tienen controlado el espacio aéreo de la región con sus Hawkeyes? Si no hacen más contra los aviones de los narcos, no es exactamente porque carezcan de información…”. “Si lo que quisieran es resolver los problemas de violencia y criminalidad, sería una mucho mejor inversión la compra de helicópteros policiales, que con una inversión menor de los US$5 millones podrían tener el suficiente equipo para tener las 24 horas, los 365 días del año, un helicóptero siempre sobrevolando la ciudad y listo para llegar a cualquier escena del crimen en pocos segundos. Pero pareciera ser que esa no es la motivación...”. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día jueves 23 de agosto 2012.