viernes, 31 de agosto de 2012

Historia de un patán borracho

Karen Cancinos
Luis Javier Rodríguez Chun se llama el veinteañero que hace dos meses embistió mi auto. Ese jueves 31 de mayo, a las 5:45 de la tarde, circulaba yo por el Boulevard Landívar en dirección al área de Cayalá, cuando escuché un chirrido de llantas. Luego vino una especie de golpe seco. Volé entonces –literalmente–, pues mi carro se elevó metro y medio. Pum, pum, pum, pum: pasé quebrando cuatro arbolitos del arriate antes de caer al otro carril del boulevard. Por unos segundos me pareció estar inmersa en alguna mala película “de acción”, esas en que alguien se mete en una congestionada avenida en sentido contrario al tránsito y, por supuesto, esquiva todos los autos. Pero la cosa es mucho menos emocionante y más angustiosa que eso: los conductores de los vehículos que venían de frente, tan asustados como yo, bocinaban y hacían eses sobre el asfalto. Ninguno chocó de frente contra mí, cosa que hubiese ocasionado una tragedia, pues todos íbamos a una velocidad aproximada de 60 kilómetros por hora. Bueno, casi todos. El patán que me embistió había ido quién sabe a cuánto. Cuando finalmente fui a chocar de lado contra un paredón, respiré hondo y me quedé pasmada. Al cabo reaccioné, me quité el cinturón de seguridad, me palpé brazos y piernas y me vi al espejo retrovisor. No sangre, no dolor, solo taquicardia y una expresión espantada que me duró horas. Un hombre joven se acercó a preguntarme si estaba bien y me ofreció su celular para hacer llamadas. Lamento no haberle preguntado su nombre para agradecer aquí su disposición de buen samaritano, pero en momentos como ese no piensa una con claridad. Vi hacia atrás, al otro lado del boulevard: el carro que me había embestido, un Nissan gris, estaba volcado, aplastado, en medio de un charco de cristales rotos. Recuerdo haber pensado: “Allí hay un muerto”. Atarantada, llamé a mi marido, salí de mi muy maltrecho auto, crucé el boulevard y me dirigí al otro lado. En el arriate estaba el alcalde Arzú, con el ceño fruncido. Parecía muy preocupado por “sus” arbolitos. Al parecer circulaba casualmente por el lugar, así que se bajó a ver el estropicio y cuando tomó debida nota de la escena, se subió a su carro y se fue. En unos minutos aquello se volvió un hervidero de bomberos, policías civiles, policías de tránsito, mirones y conductores ofuscados por el atasco que se armó. Entonces, el “muerto” salió arrastrándose del Nissan destruido. Era un joven que se tambaleaba pero no de las heridas –no tenía ni un rasguño– sino de la borrachera que se cargaba y que se había puesto en la URL, donde estudia Ingeniería según dijo. Lo que ha pasado en estos dos meses últimos es la miscelánea infortunada de este tipo de cosas: un contrato de reconocimiento de deuda que el fulano firmó pero que luego incumplió, estafa mediante cheque, en fin, el tipo es una joya. Obviamente es el menos recomendable para un trabajo o una beca (DPI 2117-32621-0101), pero también –y ese es mi punto– para una renovación de licencia de conducir. En medio de su nube etílica, dijo que su mejor amigo había muerto en un accidente poco tiempo atrás… y que él lo acompañaba. Por lo visto ha salido ileso de los accidentes que provoca. Su amigo no tuvo tanta suerte. Pero yo sí, y por eso digo que irresponsables de ese calibre no deberían tener licencia para matar. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día viernes 31 de agosto 2012.

El fracaso de la narcoguerra

Estuardo Zapeta
El presidente Otto Pérez Molina ha insistido correctamente en el señalamiento que la estrategia de lucha y guerra contra el narcotráfico ha fracasado. Y los ejemplos de México y Guatemala son sólo dos muestras que urge cambiar la estrategia. Mientras tanto, el Ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, ha explicado la posibilidad que las mafias busquen establecer en Guatemala una especie de “fábrica” de drogas ilegales. Hace un par de años, Juan Carlos Hidalgo, del Cato Institute, presentó de manera contundente razones —que aquí presento de manera parcial y breve— por las cuales debe considerarse ya la descriminalización, despenalización y legalización de las drogas ilícitas. Dice Hidalgo: “Ningún proponente de la legalización ha dicho que ésta sea una panacea. Sin embargo, sí es substancialmente mejor que el fracaso patente de la guerra contra las drogas. La legalización no es una solución al ´problema de las drogas´. Pero así como la prohibición del alcohol resultó ser un enfoque equivocado al problema del alcoholismo, de igual forma la guerra contra las drogas ha sido un enfoque errado al problema del abuso de las drogas . . . Hace poco más de 40 años, el entonces presidente Richard Nixon lanzó la guerra internacional contra las drogas. La prohibición sobre ciertos estupefacientes ya era de larga data en EE.UU. En 1914 el Congreso de ese país prohibió la cocaína, la heroína y drogas relacionadas. En 1937 fue el turno de la marihuana. Sin embargo es debatible el alcance en que las autoridades estadounidenses hacían cumplir estas leyes. Todo eso cambió en 1969 con la declaración de Nixon . . . En 1919 se ratificó en dicho país la XVIII enmienda a la Constitución, la cual prohibió la fabricación, venta, transporte e importación de las bebidas alcohólicas en el territorio estadounidense. Una década más tarde, la llamada Prohibición era un fracaso. Lo que antes era un negocio formal degeneró en un mercado negro altamente lucrativo y muchas veces violento. Bandas criminales poderosas luchaban en las calles por el control del mercado, al tiempo que corrompían a las autoridades . . . La Prohibición había fracasado en lograr su objetivo ilusorio de impedir que los estadounidenses consumieran alcohol, y más bien sus efectos secundarios —violencia, corrupción, insalubridad— probaron ser más perniciosos que los males relacionados al alcoholismo. En 1933, mediante la ratificación de la XXI enmienda a la Constitución, EE.UU. acabó con el fallido experimento. . . .” Jorge Castañeda y Rubén Aguilar en su libro El Narco: La guerra fallida, ilustran cómo el precio de la cocaína va exponencialmente en aumento conforme se acerca a su destino final en EE.UU. De acuerdo con información recabada por los autores, el kilo de cocaína pura se vendía en Colombia a aproximadamente $1,600. Ese mismo kilo aumentaba su precio hasta $2,500 al llegar a Panamá. Una vez en la frontera norte de México ya costaba $1,000, y en Estados Unidos aumentaría a $20,000. Luego, en las calles de las principales urbes estadounidenses, ese mismo kilo de esa droga podría llegar a venderse al menudeo en $97,000. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día viernes 31 de agosto 2012.

jueves, 30 de agosto de 2012

Ley de competencia

Ramón Parellada
¡Una nueva ola reguladora nos ahoga! Ahora nos tocó con la famosa Ley de Competencia o antimonopolio, una ley que no es necesaria y que implicará más gasto y corrupción estatal. Estos intentos por pasar una Ley de Competencia no son nuevos. Ya en el 2002 recuerdo que la comisión de economía del Congreso de la República, la misma que ahora revive el proyecto, se prestaba a estudiar una ley similar. No se necesita una ley de competencia porque en primer lugar ya existe un artículo en la Constitución de la República, el 130, que prohíbe los monopolios. Pero más importante que este artículo es la definición que se tiene por Monopolio y competencia. Quienes defienden esta ley diferencian un mercado competitivo de un monopolio en base al número de competidores, es decir, oferentes. Esta es una desafortunada definición, ya que la verdadera competencia se da simplemente con el hecho de que exista una total libertad de entrada o dicho en otra forma, que no existan barreras a que cualquier persona pueda entrar a competir ya sea produciendo o importando cualquier producto. Algunos piensan que lo que se quiere evitar es la colusión entre pocas empresas para evitar que ellas impongan un precio de monopolio. Pues bien, estos casos de colusión tampoco son preocupantes si no existieran barreras de entrada y la competencia real actual local se sumara a la potencial, que es la más peligrosa de todas, pues constituye una amenaza constante a los productores locales debido a que es una competencia que no existe en este momento pero que puede materializarse de inmediato a través de una empresa productora nueva con mejor estructura de costos o mediante importación de productos mejores y más baratos. Los impedimentos a la competencia son siempre de índole intervencionista causados por el estado o, lo que es peor, en nuestro sistema mercantilista, por la colusión entre empresas y Estado. Veamos: Los aranceles de importación impiden la competencia del exterior y se les llama barreras arancelarias. Solución, eliminar de tajo todos los aranceles de importación, sin excepción. El consumidor empezará a ver que sus ingresos le alcanzan para más productos que ahora puede escoger de más proveedores con diferentes calidades. Los permisos de importación y sus cuotas, los permisos engorrosos y los trámites que involucra la creación de una empresa, las inspecciones fitosanitarias o de otra índole, los trámites aduanales, los ineficientes puertos, la SAT, las leyes y regulaciones especiales que imponen condiciones fuera de lo normal en productos. Todo esto y más, constituyen barreras no arancelarias que encarecen los bienes y servicios que demandamos. Si queremos más competencia, basta con eliminar estas barreras. Lo pero de esta Iniciativa de ley de Competencia, la No.4426, cuyo borrador es de 26 páginas, es que crea una comisión que terminará chantajeando a los empresarios cuando quieran expandirse mediante fusiones y adquisiciones. Somos un país pequeño y nuestras empresas necesitan crecer para poder expandirse y ser eficientes a nivel internacional. Con esta comisión me temo que nos condenamos a ser pequeños e ineficientes. El que exista esta ley en otros países no es razón para que la tengamos nosotros. Si Guatemala se comprometió a tener esta ley y hay que hacerla, entonces sugiero que la ley sea la siguiente: “Se eliminan todas las barreras arancelarias y no arancelarias. Cualquier persona o empresa es libre de producir o importar cualquier producto, en cualquier momento, sin permiso alguno siempre y cuando no dañe los derechos individuales a la vida, a la propiedad y a la libertad de los demás.” Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día jueves 30 de agosto 2012.

La prioridad olvidada (IV)

Armando de la Torre
“Aprender a competir” en cualquier ámbito es la “prioridad” olvidada del sistema educativo. La mayoría de los adultos guatemaltecos poco saben de su trascendencia, simplemente porque ese énfasis en aprender a competir con los demás “bajo reglas iguales para todos” no figura entre los objetivos “prioritarios” de los planes de estudio de las autoridades educativas, como tampoco en casi ninguna de las carreras que se enseñan en la Usac. ¡Gran vacío! Los deportes, desde el inicio de las Olimpiadas (alrededor del siglo VIII antes de Cristo), han sido la mejor escuela para aprender de la relevancia de saber competir para la vida adulta. A través de la competencia “bajo las mismas reglas”, sin excepciones para nadie, se prueba contundentemente quién es de momento el mejor en una especialidad dada. Digamos, Erick Barrondo… Pero tal criterio es aplicable en cualquier otro campo, o sea por igual en cualquier competencia, hasta en esa infortunada de la guerra. La competencia “pacífica” entre laboratorios nos ha inundado de beneficios médicos que se traducen en la longevidad de los humanos. Lo mismo digamos de la competencia entre técnicas de cultivo, que han eliminado las hambrunas de antaño, en la mayor parte del planeta. No menos el esfuerzo universal “por la excelencia” en la formación profesional, que nos ha multiplicado los centros maravillosos de educación superior en todas las latitudes. Y, ¿qué decir de la competencia generalizada por honores de todo tipo, como lo constatamos año tras año en las ceremonias de entrega de los premios Nobel? Mejor aún, ¿y el permanente entre las organizaciones misioneras de las iglesias cristianas, muy en particular de la Iglesia Católica? Pero donde lo benéfico de la competencia se hace más obvio “al largo plazo” es en el mercado de bienes y servicios. Curiosamente, es aquí donde los hombres y mujeres que se consideran a sí mismos como “de izquierda” la adversan con vehemencia. Parecen esperar subliminalmente un anticipo de la promesa utópica de Marx de la sociedad sin clases al final de los tiempos, donde cada uno daría a los demás según sus capacidades y recibiría de ellos según sus necesidades. Lunáticos Dada la “natural” condición humana que somos incapaces de alterar, rara vez damos sin esperar algo a cambio. Solo el amor más genuino, como el de la madre, o el del mejor de los amigos, son excepciones a esta regla. Por ello solo “Dios es Amor”. Solo Él, por definición, nos da con total independencia de nuestra probable ingratitud. De ahí que todo mercado que resulte de una “demanda” y una “oferta” nos deviene automáticamente racional. La competencia libre entre quienes tienen algo que ofrecer, y quienes lo demandan, es la “única” vía eficiente para conocer el valor de cualquier bien o de cualquier servicio (o de su precio en dinero). Pero dada la amplísima variedad de caracteres y destrezas entre los hombres, el juego libre del mercado acentúa las diferencias en la productividad. A eso, precisamente, objeta la mentalidad de izquierda, para quienes la igualdad “de hecho” habría de ser nuestro objetivo último. Su objeción de fondo no se dirige estrictamente a la necesidad de abolir la pobreza, sino a que esa abolición sea obtenida a plazos “desiguales” para los individuos. No es tanto la pobreza como la desigualdad lo que los hiere y por eso protestan contra el autor de una naturaleza según ellos injusta, o sea, el “opio del pueblo”… De nuevo la utopía Pero la “experiencia” nos enseña otra cosa. Que la única “aproximación” posible a la igualdad solo nos ha sido asequible al largo plazo, como lo atestiguan las modernas social democracias. Y que la creación “acelerada” de riqueza es en exclusivo el resultado de mercados competitivos, como sucedió durante la Revolución Industrial del siglo XIX ,en Europa y América del Norte; y en el siglo XX entre los popularmente llamados “Tigres de Asia”. El desmoronamiento del Muro de Berlín fue su constatación definitiva. Al menos para quienes no vegetamos entre sueños utópicos o, en palabras de Raymond Poincaré, “tenemos cabeza”. ¿Qué valores, entonces, habríamos de inculcar en nuestros jóvenes? Artículo publicado en el diario guatemalteco El Periódico, el día jueves 30 de agosto 2012.

¿Quién mata?

JORGE JACOBS A
Cada cierto tiempo resurge en la palestra pública el tema de la prohibición de armas de fuego como método para reducir la criminalidad. Suele suceder luego de que algún asesinato conmueve a las personas. Sin embargo, no creo que sea esa la forma de solucionar el problema de la criminalidad. Es entendible que la primera reacción emocional de las personas ante un crimen impactante -todos lo debieran ser, pero la recurrencia de los mismos tiende a volvernos indiferentes- sea el condenar las armas con las que se cometen y, como corolario, creer que si se eliminan estas, se resolverá el problema. Por ello no me extraña que en una consulta electrónica hecha por Prensa Libre, el 84% de las personas responda que sí a la pregunta: “¿Cree que debería prohibirse la tenencia y portación legal de armas de fuego en Guatemala?”. Lamentablemente, esa no es la solución. Las armas simplemente son una herramienta, tan así que de hecho puede ser utilizada tanto para el bien —las personas defendiéndose de los criminales y las autoridades combatiendo el crimen— como para el mal —como las usan los criminales—. Aún si no existieran las armas de fuego, algunos seres humanos siempre encontrarían alguna otra herramienta con la cual dañar e incluso asesinar a otros humanos. No hay que escarbar mucho para probar ese punto: tres mil años de historia previa a las armas de fuego lo comprueban ampliamente. Adicionalmente, como bien lo dice la pregunta de la encuesta de Prensa Libre, lo que se puede prohibir es la “tenencia y portación legal” de las armas de fuego, no su existencia. Lo que implica que, al igual que como sucede ahora, los criminales seguirán armados, mientras que los ciudadanos honrados que utilizarían las armas legales para defenderse de los criminales se quedarían indefensos. Por definición, los criminales, delincuentes, ladrones, asesinos, actúan fuera de la ley, de otra manera sus acciones no serían ilegales. Por lo tanto, es tremendamente ingenuo creer que los que ya de por sí actúan fuera de la ley van a dejar de utilizar armas de fuego solo porque la ley se los prohíba. De hecho, la “tenencia y portación” de las armas de fuego de los criminales actualmente ya está prohibida por la ley, porque en su mayoría son armas “ilegales” las que ellos utilizan para cometer fechorías. Y yo me pregunto: si las armas de fuego que actualmente utilizan los criminales son ilegales, ¿en qué los afectaría una ley que prohíba la tenencia y portación “legal” de las mismas? La respuesta es sencilla: En nada. De hecho, los beneficia, porque van a incrementarse las posibilidades de encontrar víctimas sin capacidad de defenderse. El problema de la criminalidad no son las armas, especialmente las legales. El problema de la criminalidad se debe a una completa falta de certeza de castigo. Mientras los criminales sepan que pueden actuar impunemente, a plena luz del día, y que las posibilidades de que los persigan, capturen, enjuicien y condenen son ínfimas, seguirán cometiendo fechorías. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día jueves 30 de agosto 2012.

miércoles, 29 de agosto de 2012

¡Inconsistencias!

Carroll Ríos de Rodríguez
El lunes, el presidente Otto Pérez Molina entregó personalmente un proyecto de reforma a la Constitución al presidente del Congreso de la República, Gudy Rivera. Es la octava iniciativa en manos del Congreso. Gudy Rivera dijo que será analizada por los quince bloques en el Congreso, siguiendo “el trámite de ley”. Consideran crear una comisión especial, integrada por representantes de todos los partidos políticos, o bien estos designados se sumarían a la Comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales, actualmente compuesta por ocho diputados del Partido Patriota. Más allá de la obvia preocupación partidista, ¿por qué recibirá un trato especial esta propuesta particular? ¿Y qué trámite es el de ley? El artículo 277 de la Constitución ordena al Congreso “ocuparse sin demora alguna del asunto planteado” una vez recibida una iniciativa. ¿Qué ha hecho el Congreso con los siete proyectos anteriores? Parece haber privado la regla: “dime quién eres, y te diré qué trato te dará el Congreso”. Aunque no poseemos información detallada para cada caso, percibimos una práctica inconsistente. Unos proyectos se engavetaron, otros se discutieron a puerta cerrada y otros se sometieron a eternas audiencias, las cuales por lo menos sirvieron para socializar el contenido de los proyectos. ¿Emitió la Comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales un dictamen por iniciativa? ¿Son públicos y finales los dictámenes? Que sepamos, ninguna iniciativa ha sido aprobada o improbada en el pleno del Congreso. El artículo 280 exige que luego del voto en el pleno, las reformas sean ratificadas en consulta popular. Claramente, no se nos ha convocado a consulta popular con tal propósito desde 1999. Unos sostienen que es una “güizachada” pedirle a nuestros representantes finiquitar los procesos inconclusos antes de evaluar la iniciativa del Ejecutivo. Pero la petición ciudadana, presentada formalmente como un amparo contra el Congreso ante la Corte de Constitucionalidad, es absolutamente crucial. Es cierto que los diputados pueden despejar el camino para la propuesta oficial, haciendo la pantomima de conocer y rechazar las siete propuestas en el pleno. Aún ese burdo “cumplo y miento” (cumplimiento) sería preferible a una legislatura que desatiende su grave obligación. Y es que hemos de asumir buena fe de parte de quienes invirtieron tiempo y recursos elaborando un proyecto de reforma constitucional. Es una tarea ardua. Me consta que se trabajó por lo menos cinco años en la iniciativa de ProReforma; recolectar las 73,000 firmas consumió muchos meses más. Conformarnos con un trato desigual hacia las iniciativas es como aceptar que hasta un mandato constitucional es interpretable al antojo del poder de turno. Es como aceptar la superioridad de la clase política y la insignificancia del ciudadano de a pie, cuyo único caudal político es poder acercarse a la urna cada cuatro años. Es alimentar la sensación que solo serán atendidos quienes cometen ilegalidades como quemar buses, bloquear carreteras o tomar el Congreso… Es triste. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día miércoles 29 de agosto 2012.

martes, 28 de agosto de 2012

¡Id y enseñad!, si os dejan

PEDRO TRUJILLO
Como viene siendo frecuente en los últimos años, se forzó el cierre de la Usac. El motivo, nuevamente, fue el enconado pleito entre asociaciones, por cuestiones de poder, control, dinero e influencia. El corolario es que se gastan sustanciales cantidades de dinero en una institución que no ofrece el resultado que la mayoría de los ciudadanos desean: calidad educativa. El propio estudiantado ha denunciado a compañeros que portan armas —AK-47, según testigos— y trafican y consumen drogas dentro del campus. Todo un alarde de impunidad, criminalidad, malversación de fondos, autoritarismo y otros calificativos propios de grupos mafiosos. Por si lo anterior no bastara, la Usac sigue siendo un monopolio universitario cuyos egresados condenan ferozmente los privilegios nacionales ¡Critican prerrogativas ajenas, pero conservan y promueven las suyas! Todo un contrasentido cuando no hay otra opción pública a la tricentenaria, a diferencia de otros países, donde hay varias universidades públicas y la competencia genera mejores resultados. La Usac ha pasado de ser un auténtico y exitoso centro de formación académica —primeros siglos— a un lugar donde parte de la dirigencia en la época del conflicto se escudó ideológicamente y, firmada la paz, aparecieron los nidos de delincuentes —en palabras de actuales dirigentes, que no mías— razón por la que hay interpuestas denuncias tan graves como las antes indicadas. Pareciera que lo importante para algunos cabecillas y educandos —que no estudiantes— es el botín que representa un alto presupuesto y el poder que constitucionalmente se le otorga a dicha Universidad, incrementado en la propuesta de reforma constitucional. Nunca he visto una liquidación presupuestaria que permita conocer cómo gasta el dinero esa institución, cuánto se destina al pago de profesores, a infraestructura, a personal docente, etc., de manera que se pueda hacer una razonable evaluación del gasto que realiza, del costo por estudiante y efectuar la correspondiente fiscalización, en consonancia con la transparencia que reclama en sus discursos. El tema es tabú porque precisamente ahí—en el manoseo de fondos y en la gestión del poder— está el auténtico nudo gordiano del problema. Se trata, en definitiva, de controlar y manejar los hilos desde la sombra. El resto: estudios, programas, capacitación, ocupa para muchos dirigentes, profesores y alumnos un segundo o posterior plano. Basta ver las instalaciones, la precaria infraestructura y el mercadillo que cada día aparece entre los edificios obsoletos de la única universidad estatal. Pareciera que no hay mucho interés por cambiar el estatus quo que garantiza la influencia en la política, en la elección de magistrados y otros empoderamientos que la Constitución contempla, pasando de universidad pública a tribuna política —o politiquera— de un trasnochado discurso confrontativo y ausente de academia, permitiendo la indefinida repetición de cursos de “estudiantes” mediocres. Es un deber ciudadano plantearse hasta qué punto es permisible esa degeneración y tolerar a asociaciones estudiantiles que frecuentemente cierran el Centro e impiden, mediante el ejercicio totalitario con lujo de fuerza que tanto critican, el acceso a clase de una mayoría que pareciera no tener derechos. Autoridades que no enfrentan el problema porque no quieren confrontar a grupos radicales y violentos de “estudiantes”, y una población estudiantil apática que espera que otros resuelvan el problema, mientras aprueban clases sin apenas asistir a ellas o haciéndolo fuera del recinto. Tema urgente e importante en este país de grupos mafiosos que nuevamente evidencia cómo unos pocos amedrentan a muchos cobardes ¡Sigamos!, a ver dónde irán a enseñad, y a aprender. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día martes 28 de agosto 2012.

Dulces en reformas

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO
Por fin terminaron de “socializarse” los cambios que el Gobierno pretende a nuestra Constitución. Santígüese porque ahora irán al Congreso y todo mundo sabe lo que entra al hemiciclo pero solo Dios sabe lo que saldrá… Mientras tanto, las reformas vienen con ciertos “dulces”, posiblemente, para facilitar su aprobación. Una frecuente queja de las autoridades del Gobierno es que el presupuesto público está sometido a una “camisa de fuerza”. Dicen que las asignaciones constitucionales vigentes les restan “flexibilidad”. Yo comparto ese criterio. La Constitución no debe ser un instrumento para asignar arbitrariamente el gasto público. Sin embargo, como nuestra Constitución no es “perfecta”, los ciudadanos debemos vivir con lo bueno y lo malo que ella contiene. De esa suerte, resulta que la Universidad de San Carlos se lleva 5% del presupuesto público por mandato constitucional. El “deporte” toma otro 3%; el Organismo Judicial, (OJ) 2%; las municipalidades, 10%; la alfabetización, 1%. En total, la Constitución preasigna 21% del presupuesto de ingresos ordinarios. Por lo tanto, uno pensaría que, con los cambios, se aprovecharía a solucionar semejante problema del que se han quejado consistentemente todos los gobernantes... ¿Correcto? Lamentablemente no es así. Es demasiado pedir a nuestra clase política. Lejos de que se busque solucionar el problema, lo agravan haciéndolo más grande. Ahora la asignación constitucional para las municipalidades se sube a 11%; la del OJ se duplica a 4% y se inventan otras dos asignaciones. Una para la Contraloría General de Cuentas, de 1%, y otra para el Ministerio Público (MP), de 2%. Y, como se mantienen las demás, ahora la “camisa de fuerza” sube a 27% del presupuesto de ingresos ordinarios. ¿Son reformas? O dulcitos para obtener el beneplácito y apoyo de las entidades beneficiadas. Más de alguna persona bien intencionada verá con buenos ojos que los “operadores de justicia”, por ejemplo, tengan más presupuesto. Yo tampoco lo veo malo. Lo malo es que la Constitución no es para presupuestar; para eso está la Ley del Presupuesto General de Gastos de la Nación. Esa, y no otra, debe ser la herramienta legal en donde deben quedar plasmadas las prioridades políticas de los gobernantes de turno. Una raya más a ese tigre llamado cambios a la Constitución. En todo caso, queda demostrado, nuevamente, que con tantos otros artículos, no es necesario modificar la Carta Magna para que el Gobierno acredite compromiso y apoyo político a la descentralización fiscal, los tribunales y al Ministerio Público, por ejemplo. Por cierto, ¿por qué no se habrá hecho cuando aprobó o presentó los proyectos de Ley de Presupuesto del 2012 y del 2013, respectivamente? Curiosamente no fue así. Tanto el OJ como el MP tienen presupuestos inferiores a los valores que, ahora, se quieren poner en la Constitución. Las reformas están, aparentemente, terminadas. Ahora están en el Congreso. Allí habrá otras negociaciones. Los ciudadanos debemos estar atentos. Ojalá que terminen siendo rechazadas. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día martes 28 de agosto 2012.

Andrés López: comedia y antropología

Estuardo Zapeta
Fue un estudiante extranjero que hace unos años aquí en Guatemala me preguntó si ya había visto a Andrés López, un comediante colombiano de quien no había escuchado, y le respondí que “no, no me sonaba el nombre”. “Usted que está interesado en los temas generacionales, en las relaciones familiares, juventud y multi-tasking, y en los cambios provocados por la tecnología le va a gustar verlo...”, recomendó este joven, mientras “bajaba” de YouTube partes del espectáculo La Pelota de Letras. Y desde la primera vez que vi el espectáculo LPDL, en video, quedé gratamente impresionado por este artista que mezcla dos campos tan complicados: una visión desde la antropología “urbana” con una sazón de la comedia más deep, más latinoamericana posible, y con eso nos demuestra que nuestras bases culturales son las mismas con aires diferenciadores por fronteras y acentos que sólo resaltan la alegría de ser ciudadanos de una región, más que de un país. En mis clases de Cultura, Antropología, Sociología, y Comunicación —y los estudiantes lo disfrutan mucho— siempre incluyo partes del trabajo de @lopezandres (su cuenta en Twitter con 1.5 millones de seguidores) para ilustrar que tan similares somos y que nuestras bases culturales (judeocristianas latinizadas) no son diferentes en la región. Es posible que todos los comediantes estén en realidad desarrollando una descripción etnográfica, y desde Josué y Celia hasta Jairón Salguero, o María Mercedes Arce, Marsha Pamela López, o Los Comediantes, hasta los queridos Huitecos, son excelentes maestros de Antropología Cultural con sus alegres pero mordaces críticas sociales. Andrés López hace eso, mejor dicho es eso. Un antropólogo que usa la comedia para darnos una lección de alegre-triste, sano-enfermo, bipolar-multipolar, queridas-indeseables, que pueden resultar las relaciones familiares, y lo hace yendo de generación a generación. Además tiene una capacidad de imitación de sonidos que deja a todas las audiencias impresionadas: de niños, de máquinas, de radios, de noticieros, de animales, de yupies, de niñas borrachas brincando en la barra de alguna discoteca, etc. La familia y sus generaciones es, al final, el centro de las bromas de López. Hace unos días Andrés mismo envió un link a Youtube, supongo que de su obra más reciente, y en línea temática mantiene “las relaciones” sólo que ahora entre esposo y esposa. Un realidad antropológica: los hombres somos visuales, las mujeres auditivas, y vaya si eso no establece el tono de nuestras relaciones matrimoniales. (Yo recomiendo que mejor lo busquen en Youtube). Por eso, cuando me enteré de que Andrés López estará en Guatemala esta semana presentando La Pelota de Letras en el Teatro Nacional, sentí una alegría inmensa por esta clase de espectáculos de altísimo nivel en Guatemala (de hecho, es la primera vez que él viene a Guate). Y agradezco a Andrés por la cantidad de material —disponible en Internet— sque puedo usar en los cursos de Antropología. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día martes 28 de agosto 2012.

lunes, 27 de agosto de 2012

Principios

Marta Yolanda Díaz Duran.
Yo soy yo para mí misma, pero hoy no hablaré de mi circunstancia. Tampoco escribiré sobre cómo nos salva, a mí y mi circunstancia, a cada instante que decido vivir. Hoy, me atreveré a invitarlo a usted a reflexionar sobre “YO”, ya que para mí usted es usted, pero para usted, usted es yo. Y lo anterior no es un trabalenguas. Aquel que me quiera entender, facilitará su propio camino de salvación y aumentará exponencialmente las posibilidades de alcanzar SU felicidad. Son dos cosas las que principalmente me motivaron a escribir sobre la palabra prohibida para tantos: YO. Lo primero fue escuchar a Erick Barrondo, el personaje más célebre del momento en Guatemala, repetir muchas veces que su futuro depende de lo que diga el profe Rigoberto Medina. Lo segundo fue, la tercera o la cuarta vez, que leo la más breve de las novelas de Ayn Rand: “Anthem”. Un poema para la escritora Rose Wilder Lane, y una fantasía dramática para Cecil B. De Mille. Un himno para el individuo que se valora a sí mismo. El porvenir de Erick Barrondo lo decide solo él, al igual que todo ser humano. Ya el profe Medina declaró en los medios que: “Ahora que en mi currículum tengo una medalla olímpica me voy a poner más caro”. Y está en todo su derecho, como lo está cualquier persona, de decidir por aquello que sea lo mejor para él. Felicito a Medina por tener la valentía de decir la verdad en medio de todas las declaraciones políticamente correctas (del diente al labio) que se han hecho por el éxito de su discípulo. Reconocernos como “YO”, además de ir en contra del hipócrita discurso socialmente reiterado del nosotros, implica asumir la responsabilidad de nuestras acciones y aceptar que somos, para bien o para mal, el resultado de nuestras decisiones. Lamentablemente a lo que más teme la mayoría es precisamente a ser responsable. Como escribió en “Conceptos y Categorías” Isaiah Berlin: “…la elección encierra responsabilidad, y algunos seres humanos las más de las veces… desean sacudirse esta carga. Existe la tendencia a buscar excusas y pretextos… a atribuir demasiado a la acción inevitable de las leyes naturales o sociales”. O lo que es peor, responsabilizar de nuestras vidas y las consecuencias de nuestras acciones a otras personas. “Yo soy. Yo pienso. Yo quiero… Este, mi cuerpo y espíritu, este es el final de mi búsqueda… No necesito justificación para existir, ni ninguna palabra de permiso para hacerlo. Yo soy la justificación y el permiso. Es mi voluntad la que elige y la elección de mi voluntad es el único mandato que debo respetar… No daré mi amor sin motivo a cualquier oportunista que lo reclame. Honro a los hombres con mi amor. Pero el honor es algo que debe ser ganado”. Rand con la voz de Prometeo, protagonista de “Anthem”. El profe Medina se ha ganado el amor y el agradecimiento de Erick, pero solo Erick puede decidir qué hacer con su vida, así como el resto de nosotros lo hacemos reafirmando nuestro YO. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día lunes 27 de agosto 2012.

viernes, 24 de agosto de 2012

Lecciones de Kei

Luis Figueroa
¿Habrá algo más aterrador que ver morir a un hijo? Penetrar en la intimidad de una familia que sufre y se debate en intensos dilemas puede ser arriesgado y atemorizante. Puede dar pena ser inoportuno, inapropiadamente curioso, o tocar algo que es venerable. En Lecciones de Kei, sin embargo, Edgar Urrutia la hace de generoso cicerone para conducirnos por la tragedia que él, su esposa Margarita, sus otros dos hijos y sus familias vivieron como consecuencia de la enfermedad y fallecimiento de su hijo Jóse o Kei, de quince años. Nos conduce por el camino doloroso; pero también nos comparte lecciones y nos deja con esperanza. El año pasado, Kei murió de un cáncer cerebral que les dá a mayores de 50 años y la posibilidad de que un chico de 14 años lo padezca es de 0.0000012 por ciento. ¿Quiénes deberían leer Lecciones de Kei? Aquellos que están pasando por algo parecido; los que ya pasaron por algo similar; y los que, por nuestra condición humana, somos vulnerables a pasar por algo así. ¿Quién no ha llorado porque se le muere alguien a quien adora? De todas las posibilidades, ¿habrá algo más aterrador que ver morir a un hijo? En el libro, hay un párrafo con el cual no pude contenerme. En él, Edgar le pregunta a Kei: “¿Te puedo abrazar y acariciar?”; y el chico le respondió “sí podés”. “Quise pedirle permiso”, explica Edgar “para que sintiera el respeto y la admiración que le tenía; el amor de padre que le profesaba. Lo abracé mientras él colocó su cabeza en mi hombro. Le acaricié su pelo, sus brazos; lo apreté suavemente contra mí; quise sentir su presencia, su olor, grabar cada parte de él en mí. Nos quedamos en silencio, escuchando caer la lluvia, mientras intentábamos capturar una parte de la esencia de la vida”. Edgar llama a su hijo, “Mi Kei”. Y cada vez que lo hace, el lector percibe el amor profundo que hay entre padres e hijos. Entre un padre y su hijo. Entre ese padre, y ese hijo. Kei trascendió y su recuerdo se halla en árboles que tenían significado para él y su familia. Y Edgar escribió este libro para ayudar a otros, para ayudarse y para proveer de fondos a una Fundación que se ocupe de hacer realidad los sueños de niños y adolecentes en fase terminal. Si quieres saber algo más, u obtener el libro, recomiendo que visites leccionesdekei.com. ‘¡Carpe diem!’ Artículo publicado en el diario guatemalteco El periódico el día viernes 24 de agosto 2012.

Usac: bochinche “autonómico”

Estuardo Zapeta
Lejos estaba yo de conocer que la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac) es un “territorio soberano”. (Y que los bochincheros lo “devolvieron” y reabrieron sus puertas). Entenderán los “mártires” de la “autonomía” que la defensa de ella no implica la violación de los derechos de los otros estudiantes. Y los otros estudiantes – las personas van a la universidad a estudiar, a investigar, a analizar, y no a bochinchear—sí quieren estudiar, pero un grupo pequeño no los deja. ¡Sorprendente! ¿Por qué un grupo, muy pequeño, de “estudiantes” –me gustaría ver el récord académico de ellas y ellos—, puede impedir que otros estudien, y llaman a eso “lucha por la autonomía”? ¿Es la palabra “autonomía” sinónimo de vandalismo, corrupción, e intimidación? ¿Qué negocios sucios, oscuros, corruptos están circulando atrás de la presunta “defensa de la autonomía”? A qué horas, pregunto, estudia un alumno en la Usac, si hay fiesta de llegada, semanas de “huelga de dolores”, asuetos varios, y como preciosa joya de la ineficiencia se da el “cierre por toma en defensa de la autonomía”. “Reforma educativa”, dicen los “autonomistas”: una broma de mal gusto. Más sorprendente el “rector” que se pone a negociar con quienes violentaron el derecho de los otros estudiantes, los que sí quieren estudiar, y llega a “acuerdos y consensos”. Los “autonomistas”, cierto, tienen el “derecho” de protestar todo lo que quieran, pero a lo que no tienen “derecho” es violar el derecho de más de 100 mil estudiantes que sí quieren serlo, pero que se quedan callados. La Usac no es territorio soberano ni plenipotenciario, ni “territorio libre”, ni cosa parecida, y si pretende serlo, entonces que ni un centavo de nuestros impuestos vaya para ese lugar que sí acepta nuestro dinero, pero no las normas que se aplican a nosotros. ¿Estamos financiando un criadero de bochincheros y corruptos? Ese lugar, que pagamos todos los guatemaltecos, principalmente quienes no estudiamos, ni aspiramos a hacerlo ahí, no debe ser tratado con ninguna diferencia dentro del sistema de seguridad nacional. Una violación a un derecho —el de más de 100 mil personas a estudiar— es siempre una violación, sea en nombre de la “autonomía,” en nombre de los “mártires”, o en nombre de cualquier “mitología sancarlista” inventada a fin de obtener un “privi-legis,” ya sea adentro o fuera de la “U”, una violación es una violación. “Autonomía no anula delito”. Pero lo más sorprendente es que las autoridades “Usac-queñas” se gozan, se alegran, y celebran los “acuerdos y consensos” alcanzados, y hasta agradecen que los malcriados “permitan” que los estudiantes estudien. Y la “reforma” lleva acaso unos exámenes de admisión más exigentes, o ampliación de las redes de investigación, o implementación de tecnología de punta, ¿o es más de la misma politiquería de “imaginarios sociales” y “devenires históricos”? La tan sobada “autonomía” hace muy poco competitiva a la Usac y castiga a aquellos que sí quieren estudiar marcándolos con esas cuatro letras. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día viernes 24 de agosto 2012.

Otto Pérez el converso

Karen Cancinos
Este es el artículo 66 de la Constitución: “Protección a grupos étnicos. Guatemala está formada por diversos grupos étnicos entre los que figuran los grupos indígenas de ascendencia maya. El Estado reconoce, respeta y promueve sus formas de vida, costumbres, tradiciones, formas de organización social, el uso del traje indígena en hombres y mujeres, idiomas y dialectos”. Esta es la propuesta de reforma de ese artículo: “Identidad y espiritualidad de los pueblos Indígenas. El Estado reconoce, respeta y protege el derecho a la identidad de los pueblos Maya, Garífuna y Xinca; respeta y promueve sus formas de vida y de organización, costumbres y tradiciones, el uso del traje indígena en hombres y mujeres, sus distintas formas de espiritualidad, idiomas, dialectos y el derecho a trasmitirlos a sus descendientes. También reconoce, respeta y protege su derecho a usar, conservar y desarrollar su arte, ciencia y tecnología así como el derecho de acceso a lugares sagrados, debiendo la ley establecer lo que respecta a su identificación y reconocimiento”. No hay que ser un genio para ver lo obvio: grupos diferentes tienen culturas distintas. Así que no se trata tan solo de “reconocer, respetar, promover, proteger” un hecho de la vida, sino de encarar el desafío que representa que gente con costumbres, lenguajes y culturas muy disímiles conviva pacíficamente. La propuesta de reforma constitucional del mandatario Otto Pérez no va por este camino, sino que constituye más bien una proclama para que todos nos enteremos de una buena vez que se ha convertido a la nueva religión, la political correctness, y que se ha vuelto un adorador de los mantras de moda: el multiculturalismo (suspiro) y la diversidad (otro suspiro). Sabemos que la convivencia entre grupos con culturas tremendamente dispares puede ser una fuente de problemas sociales. Ahora bien, ¿cómo lidiamos con eso? Hay dos formas de hacerlo, ambas fuera del horizonte políticamente correcto que tanto ha podido con el Presidente. Una de ellas es el acoplamiento o incluso una amalgama cultural: eso minimiza las fricciones sociales. La otra es la opción de vivir separadamente. A mí me parece que los guatemaltecos hemos optado por la primera forma de convivencia. Cada vez más jóvenes indígenas adaptan sus estilos de vida a los valores culturales de la sociedad guatemalteca en la que viven, occidentalizada y decididamente influida por Estados Unidos… para bien y para mal. Claro que el que muchos dejen de lado el traje autóctono y el idioma de sus abuelos, y nombren a sus hijos “Daddy Yanki” o “Yeilo” (por la cantante JLo) son cosas ante las cuales una no palmotea de gusto. Pero se comprende a quien se ve en la disyuntiva entre usar ropa cómoda, barata y fácilmente lavable, o preservar su vestimenta tradicional, costosa en todos los sentidos. Se entiende a quien está más interesado en aprender español e inglés, que en conservar un idioma con el que puede comunicarse solo con unos miles de personas (o decenas en algunos casos), cuando el mundo es ancho y generoso y está esperando a quien quiera conquistarlo. En cuanto a los nombres que les ponen a algunos chiquillos, pues que cada quien se las arregle como pueda. El mal gusto no puede ni debe ser materia de prohibición. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día viernes 24 de agosto 2012

jueves, 23 de agosto de 2012

La prosperidad y el carácter

GIANCARLO IBARGÜEN S.
¿Cómo podemos lograr todos nuestra prosperidad y cultivar nuestro carácter? Los países que prosperan son aquellos que protegen la vida, la libertad y los derechos individuales. Hace tan solo 60 años los guatemaltecos eran más ricos que los habitantes de Hong Kong, una pequeña península del sur de China. Hoy los habitantes de la ciudad de Hong Kong están entre los más ricos del mundo. ¿Por qué? No es por su extensión territorial, pues Hong Kong apenas supera el 1 por ciento del territorio guatemalteco. No es por sus recursos naturales, ya que importa todos los recursos que utiliza, incluyendo el agua. Hong Kong se enriqueció en los últimos 60 años porque allí se ha respetado la vida, la libertad y los derechos individuales como en ningún otro país del mundo. Ahora bien: desde la perspectiva de la superación personal, las cosas son diferentes. No hay ley, por exigente que sea –decía Samuel Smiles–, que pueda convertir al haragán en industrioso, al despilfarrador en ahorrador, al ebrio en sobrio. Estos cambios personales no se logran gracias a ninguna ley, sino al esfuerzo y a la decisión personal de cada uno de ser mejor y hacer mejor las cosas. El éxito de una región como Hong Kong también depende del carácter de las personas. Pero ¿cómo podemos mejorar todos nuestra conducta y cultivar nuestro carácter, para ser siempre personas dignas y libres, que actúan voluntaria y responsablemente? No es cosa fácil. Un buen inicio para recorrer este camino de superación personal es buscar el ejemplo de alguien con carácter, que no esté muy lejos de nuestro círculo familiar y de nuestras amistades. Decía en otra entrega que hay ocasiones en las que tan solo presentarse, saludar, preguntar a la persona indicada puede cambiar un destino. Presentarse quiere decir saber a quién dirigirse y cómo encontrarlo. Si yo quiero realmente algo, trato de averiguar quién será la persona que puede ayudarme y la busco. Hacer la pregunta es eso: “Aquí estoy. Lo busco a usted para que me ayude a encontrar mi camino. Tengo una idea y quiero convertirla en realidad”. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día jueves 23 de agosto 2012.

Reciclaje, no se necesitan leyes que lo impulsen

Ramón Parellada
El reciclaje está cada día más de moda. En primer lugar porque todos los recursos que utilizamos para que nuestra vida sea mejor y más cómoda son escasos. Esto le da un valor cada vez mayor a estos recursos, haciendo rentable el recuperarlos para reciclarlos. La rentabilidad guía el reciclaje sin necesidad de ninguna ley que lo regule o lo impulse. Traigo a colación este tema porque el lunes pasado hubo una conferencia sobre reciclaje en la que participaron varios recicladores de diversos materiales, y de lo que escuché de amigos que asistieron a este evento y leí en un reportaje de Roxana Larios y Agustín Ortiz en Prensa Libre del martes recién pasado, me quedó la impresión de que se necesita “una ley que regule esta actividad”, como se lee en un subtítulo del reportaje. Algunos creen que se necesita una ley que impulse el reciclaje como lo dijo, con buena intención, la viceministra de Recursos Naturales, Michelle Martínez. También el gerente general de Acumuladores Iberia, Luis Marroquín, comentaba que se necesita un marco regulatorio del reciclaje de desechos sólidos en general, especialmente uno para el de acumuladores. No se necesita ninguna ley. Ya existen leyes generales y abstractas que de cumplirse regulan cualquier actividad del país. La más importante es la que defiende y protege la propiedad privada. Si nos ponemos a pensar, los problemas que ocurren en cuanto a contaminación en el país se deben a que no se respeta la propiedad privada. Un reciclador tendría mayor éxito y podría reciclar más si la gente respetara el derecho de los demás al no tirar la basura en la calle, sino en los lugares dedicados a ello. Así, la recolección de materiales reciclables sería más fácil y económica. En cuanto a los acumuladores, si alguien se mete a una actividad y dañara derechos ajenos estaría sujeto a demandas y se le podría multar y hasta cerrar su negocio de seguir afectando a los demás. Decía que el reciclaje no debe tampoco impulsarse mediante leyes. Cuando los precios de las materias primas están altos el reciclaje se vuelve más rentable y los emprendedores verán una oportunidad de obtener ganancias. Es automático. Uds. no ven en la calle latas de aluminio, ¿verdad? No lo ven porque el precio del aluminio ha estado alto durante los últimos años y las latas se pueden aplastar ocupando así muy poco volumen, por lo que son fáciles de acarrear teniendo un valor que le da rentabilidad a quien las recolecta. Lo mismo ha pasado con el cobre, por ejemplo, aunque aquí se ha violado la ley de propiedad porque con los precios altos se metió gente que decidieron robarlo, lo cual, nuevamente, ya existe un castigo a quien dañe o robe la propiedad privada de otros. El plástico se recolecta cada día en mayor cantidad. El problema suele estar en el gran volumen y poco peso, pero si cada persona fuera responsable de tirar la basura en su lugar entonces se evitaría que el plástico, que flota, se vea en ríos y lagos. Pararía en el basurero, donde su recolección es más fácil. Es increíble lo que el incentivo de obtener una rentabilidad hace en las personas, ya que quienes recogen la basura en los camiones separan el plástico reciclable y otros materiales de lo orgánico, antes de llegar al basurero. El 10 y 11 de septiembre se llevará a cabo la cuarta Expo Conferencia de Reciclaje en Guatemala, organizada por la comisión Guatemalteca de Plástico –COGUAPLAST–, adscrita a la Asociación Guatemalteca de Exportadores –AGEXPORT. Se la recomiendo. Cada día hay más empresas en Guatemala que reciclan de todo y lo hacen precisamente porque les resulta rentable, lo cual no quiere decir que también quieran un país con un ambiente más sano, limpio y hermoso. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día jueves 23 de agosto 2012.

Nuevamente el radar

JORGE JACOBS A.
Como si “el cambio” no fuera suficientemente parecido a lo que teníamos antes, ahora resulta que quieren embarcarse en la compra de radares y aviones sobrevalorados que intentaron hacer dos veces en el gobierno anterior. ¿No ha entendido Otto Pérez que le conviene separarse de lo que hacía el gobierno anterior, especialmente de las negociaciones cuestionadas? Para ponerlo en contexto, en el 2009 el gobierno intentó que le aprobaran un préstamo por US$100 millones para la compra de radares, aviones y equipo brasileños, supuestamente para “controlar el espacio aéreo” y de esa manera combatir el narcotráfico. Desde esa ocasión argumentamos lo absurdo que era esa compra, no digamos lo sobrevalorada que estaba. Al final, no lograron que les aprobaran el préstamo y la cosa no pasó a más. Dos años después, como indemnización al salir del gobierno, intentaron otra vez que les autorizaran el préstamo, solo que en esa ocasión le incrementaron el “precio” al equipo y ya iba por los US$170 millones. Tampoco en esta ocasión lograron su objetivo. La sorpresa hace dos días es que Otto Pérez Molina sacó a relucir nuevamente la “necesidad” de obtener este préstamo para “fortalecer el control aéreo”. En esta nueva iteración del préstamo, lo bajaron a US$140 millones y por lo menos ya le hicieron algunos cambios, pero sigue siendo una compra cuestionable. Ahora ya mencionan que los radares se los comprarían a la empresa española que produce los que ya están instalados en la región, que era uno de los cuestionamientos principales en la anterior propuesta ya que los radares brasileños no son compatibles con estos. Pero los argumentos de fondo en contra de esta negociación siguen siendo los mismos de hace dos años: “Si lo que se quiere hacer es tener ‘controlado’ todo el espacio aéreo guatemalteco, esto se puede lograr añadiendo cinco radares primarios en lugares estratégicos, conectados al sistema ya existente. A ojo de buen cubero, cada radar podría costar unos US$5 millones, con lo que la compra no debería ser mayor a los US$25 millones. Aviones de alcance, que son los que se necesitaría aquí si lo que quieren es ‘combatir el narcotráfico’, se pueden conseguir en poco más de US$1 millón cada uno. Si van a comprar seis aviones, ya vamos por unos US$33 millones. La pregunta es: ¿En qué se van a gastar los otros US$67 millones?” —2012: ahora US$107 millones—. “Todavía más, la pregunta debería ser: ¿Para qué gastarse ese dinero en un sistema ‘contra el narcotráfico’, cuando para principiar, ni es nuestra guerra y, además, ya los gringos tienen controlado el espacio aéreo de la región con sus Hawkeyes? Si no hacen más contra los aviones de los narcos, no es exactamente porque carezcan de información…”. “Si lo que quisieran es resolver los problemas de violencia y criminalidad, sería una mucho mejor inversión la compra de helicópteros policiales, que con una inversión menor de los US$5 millones podrían tener el suficiente equipo para tener las 24 horas, los 365 días del año, un helicóptero siempre sobrevolando la ciudad y listo para llegar a cualquier escena del crimen en pocos segundos. Pero pareciera ser que esa no es la motivación...”. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día jueves 23 de agosto 2012.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Más y mejores empleos

Carroll Ríos de Rodríguez
Me gusta el entusiasta lema del Encuentro Nacional de Empresarios (Enade) del 2012: Démosle chance a Guate. Evoca optimismo sobre la posibilidad de progresar, y nos invita a aliviar la pobreza mediante la creación de empleos. Según el Instituto Nacional de Estadísticas, 3.5 millones de los más de 9 millones de guatemaltecos en “edad de trabajar”, no son parte de la Población Económicamente Activa (PEA). Si lográramos una tasa de crecimiento económico anual superior al 6%, la oferta se ajustaría mejor a la demanda, sostienen los organizadores de Enade. El Enade se inserta así en la discusión mundial sobre el trabajo suscitada luego de la crisis financiera de 2008. Usualmente, el debate culmina exigiendo la intervención estatal. Pero, ¿qué debe hacer, y qué debe evitar el Gobierno? Es clave el recordatorio del economista Jerry Jordan, ex presidente del Banco de la Reserva Federal de Cleveland: no debemos confundir la mera creación de empleos con lo que realmente buscamos, la creación de riqueza (www.cato.org/people/jerry-jordan). Jordan cuenta una anécdota: un empresario le narró que vio cientos de trabajadores haciendo una represa cuando visitó China. El empresario explicó a su guía que, con la maquinaria correcta, un trabajador terminaría la faena en un día. El guía chino protestó: “¡Pero eso causaría desempleo!”. El asombrado empresario respondió: “Yo pensé que construían una represa. Si quieren crear empleos, denles cucharas en vez de palas”. Entretenernos en tareas triviales no remedia la pobreza. Peor aún, tales ocupaciones nos impiden explorar porqué los países subdesarrollados con altas tasas de desempleo tienden a desincentivar la creación y la acumulación de riqueza. Sentencia Jordan: “El esfuerzo emprendedor no es manufacturado por ingenieros sociales; más bien logra echar raíces naturalmente en una tierra económica no contaminada por la intervención política deliberada”. En una economía sana, la creación de empleos que sí generan riqueza es precedida de la destrucción de empleos. La innovación es un proceso que constantemente destruye el orden existente a favor de uno más productivo. El advenimiento de la luz eléctrica perjudicó a los fabricantes de velas, pero las ventajas sociales de este avance son innegables. Lo que es más, cuesta predecir las próximas actividades que serán revolucionadas en un mercado dinámico. En 1990, ¿quién hubiera predicho el auge de empleos para diseñadores de páginas electrónicas? Por tanto, el Gobierno no debe enfocarse en crear empleos directamente, ni subsidiar su creación. Tampoco debe intentar adivinar qué sectores serán exitosos y desviar recursos escasos hacia ellos. Y finalmente, debe evitar proteger trabajos en actividades improductivas que serán transformadas por la “destrucción creativa”. El Gobierno sí debe asegurar un ambiente propicio para la inversión y la innovación. Debe flexibilizar la legislación laboral y reducir tanto la tramitología como los costos gubernamentales de originar cada nuevo empleo. Artículo publicado en el diario guatemalteco SIglo 21, el día miércoles 22 de agosto 2012.

Transparencia: desafío centroamericano

Verónica Spross de Rivera
En la región centroamericana enfrentamos situaciones que nos alejan del objetivo de la prosperidad económica y el desarrollo social. La meta de lograr un crecimiento económico de 6% o 7%, en relación al PIB, es muy incierta. Algunos estudios recientes indican que la transparencia es uno de los factores clave para lograr la meta de crecimiento. Sin embargo, durante muchos años se han dado prácticas de corrupción o falta de transparencia en la gestión gubernamental en la mayoría de países del istmo centroamericano. Si continuamos con esas malas prácticas no lograremos alcanzar esas altas tasas de crecimiento económico. Un reporte emitido por Global Financial Integrity y citado por R. Madrigal en la revista Mercados y tendencias, reveló que entre el 2000 y el 2008 circularon en Centroamérica $14 mil millones anuales producto del crimen y la corrupción. Los casos más comunes que suceden en la región son los relativos a: tráfico de influencias, donaciones indebidas de tierras, partidas secretas, sobornos que incluyen dinero, evasión de impuestos y dádivas a funcionarios públicos. Todas esas acciones tienen alguna repercusión económica. En una escala de 1 a 10 el Indice de Percepción de la Corrupción, IPC, Costa Rica es el país que mejor salió calificado, con 4.8 sobre 10. Las calificaciones de los demás países de la región están por debajo de esta calificación. La corrupción genera un círculo vicioso que empobrece. Cuando un gobierno tiene un déficit en el presupuesto, se dedica a crear más impuestos. Esta situación genera ineficiencia, pues se tienen mayores costos de producción para todos y se cuenta con menos recursos. Entonces, es cuando el gobierno se endeuda de forma inmanejable. De ahí que al no poder cumplir se busca provocar grandes déficit fiscales y bajo crecimiento económico. Cuando hay corrupción, los nuevos ingresos solamente sirven para hacer lo mismo o menos que antes. Un país corrupto o con procedimientos burocráticos discrecionales aleja la inversión extranjera. Los riesgos que corren los empresarios en un país donde campea la corrupción son muy elevados, por lo que muchas veces prefieren mudarse de país. El efecto de la corrupción es desempleo y falta de coordinación. El efecto de la corrupción en Europa ha sido muy grande. Siete de cada diez ciudadanos de la Unión Europea considera que su sistema es corrupto y lo cree un problema fundamental. Transparencia Internacional ha indicado, por otra parte, que la corrupción ha sido clave en el hundimiento de las economías de Italia y Grecia, que se ubican en los puestos 69 y 80, respectivamente, del Indice que dicha organización genera. En una reciente visita a Nicaragua he podido verificar que la preocupación por fortalecer una gestión gubernamental basada en la transparencia y en tener un sólido Estado de Derecho es aún un desafío enorme en dicho país. En Guatemala, el plan del gobierno actual incorporó el área de transparencia como uno de los fundamentales. Lograr que el concepto trascienda de las altas esferas de autoridad a los funcionarios que están a cargo de las operaciones en las instituciones que ejecutan los programas de gobierno es un desafío enorme. Es necesario transmitir la urgencia de adoptar prácticas de transparencia en las compras y contrataciones de bienes y servicios, pero también reafirmar la importancia de tener un sistema de contratación de personal con base en el mérito, en lugar de que sea en base a la recomendación partidista. Si queremos lograr altas tasas de crecimiento económico y desarrollo social, necesitamos un compromiso más fuerte con la transparencia y la gestión pública eficiente. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día miércoles 22 de agosto 2012.

martes, 21 de agosto de 2012

De mafias y privatizaciones

PEDRO TRUJILLO
Los recientes sucesos acaecidos en la Empresa Portuaria Quetzal (EPQ) muestran un sistema cooptado, tramposo y operado por grupos de presión, suerte de engendros silenciosos que manipulan, se benefician y controlan el sector público. Estamos infectados de sindicatos, algunos con apenas cuatro afiliados, la mayoría con una veintena. Casi todos con convenios colectivos uniformemente redactados y repletos de privilegios que terminan encareciendo considerablemente el empleo público. La negociación es fácil y barata. Se presiona al político electo o al cargo designado para que se avenga a firmar y mejorar el pacto o sencillamente le hacen la vida imposible. Como ejemplos, la actuación en diferentes momentos de la vida política del país de los sindicatos de salud, magisterial, de la EPQ, etc., y cómo rentabilizaron el escándalo. Cuando se les crea competencia —Pronade a Educación o la reciente concesión en la EPQ— gritan y patalean porque ven mermada su capacidad de actuar y de perpetuarse; cuando callan, tintinean rumores de tres mil euros/mes para un actual dirigente de educación. La cúpula sindical es reelecta cada año y se asegura de no tener oponentes. Elite manipuladora compuesta por empleados que no trabajan y disponen de privilegios: vehículos y numerosos guardaespaldas, pagados con dinero público. Suerte de mara extorsionadora que protege los “derechos laborales” y cobra a precio de oro “sus servicios”. En el entorno rural se manifiestan en grupos que ocupan fincas, las parcelan y luego las alquilan, en cortadores profesionales de carreteras, en linchadores de ciudadanos o en pandilleros que impiden el cobro del recibo de luz, mientras recolectan a campesinos y habitantes de aldeas por esa “protección” y vigilancia. Es más que conocido que cuando se generan problemas: cierre de rutas, de aldeas, manifestaciones, etc., se permite el movimiento de transportes de droga y paso de mercancías similares ¡Causalidad que en el puerto, coincidiendo con las protestas, se confiscara la pasada semana pasta para fabricar drogas ilícitas!, aunque nadie ha sido detenido, como suele ser habitual: ¿silencio por impunidad? Eso, aquí y en Chicago —no digamos Palermo— se denomina práctica mafiosa. Los convenios conceden exclusividad al sindicato para contratar nuevos empleados; otorgan obligatoriamente canastas de Navidad; fijan horarios de trabajo inferiores a las ocho horas habituales; asignan vehículos con combustible para uso “sindical”; ofrecen días de vacaciones muy por encima del resto de funcionarios; liberalizan a dirigentes para que no trabajen; dispensan asistencia médica privada —fuera del IGSS que promueven—; autorizan pagas extraordinarias al inicio de las vacaciones, además de las correspondientes por ley y otros muchos beneficios que terminan encareciendo el costo funcionarial hasta límites intolerables, pero con cargo a los presupuestos que todos pagamos. Grupos de presión que “privatizaron” el país hace tiempo. Minorías organizadas que se aprovechan de una mayoría desorganizada y que no están dispuestos —este es el auténtico problema— a dejar un solo espacio para la competencia. Quieren manejar y controlar todo y cuando no ocurre se manifiestan virulentamente presentando falsos argumentos sobre la “privatización”, las “transnacionales” y otros miedos, escondiendo al verdadero cáncer —ellos mismos— que devota sin piedad las ganancias o incrementa los gastos gubernamentales con sus secretas negociaciones. Propongo que se declaren lesivos todos los pactos sindicales y que exista uno único votado por referéndum en el que los dirigentes no puedan ser reelegidos, veremos si realmente cuentan con el apoyo que reclaman ¿Estarán dispuestos esos “demócratas”? ¡Seguro que no!, se les vería demasiado el plumero. Artículo publicado en el diario guatemalteco, Prensa Libre, el día martes 21 de agosto 2012.

61 años

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO
¡Feliz cumpleaños, Prensa Libre! Son pocas las instituciones periodísticas que, a nivel global, pueden celebrar más de 60 años de ejercicio periodístico independiente, honrado y digno. Esta celebración debe ser motivo de felicidad y reflexión. Hoy, al igual que ayer, la libertad de prensa, la libre expresión del pensamiento en Guatemala, son constantemente amenazadas. De nuestra vigilancia, valor e inteligencia depende que las futuras generaciones también puedan gozar de ella. Mi infancia se desarrolló entre los más ilustres periodistas que ha producido este país. Tuve el privilegio de conocer, de niño, no solo a los fundadores de Prensa Libre, sino a otros grandes periodistas de esa época. Es un permanente y gran reto producir figuras periodísticas de ese calibre. Fueron personajes que defendieron la libertad de expresión que hoy gozamos en medio de condiciones especialmente difíciles. Algunos, como Isidoro Zarco, lo pagaron con su vida. Otros, como Álvaro Contreras y Pedro Julio García, con la pérdida de su libertad al ser secuestrados. Los tres fueron víctimas de la guerrilla. Los tres eran del grupo de los cinco fundadores de Prensa Libre. Ninguno de ellos claudicó en sus principios. El mérito de Prensa Libre, como institución, radica en haber superado valientemente las múltiples amenazas y riesgos que conlleva ejercer un periodismo independiente en un país en donde las violaciones a los derechos humanos son la norma y no la excepción. El otro gran mérito es haber convertido ese sueño en un éxito empresarial de manera simultánea e inteligente. Ello ha sido clave para haberse mantenido a la vanguardia de la prensa escrita en nuestro país, superando a los enemigos de la prensa independiente. Muchos medios han sido fundados durante los últimos 60 años; muy pocos han sobrevivido. Por otra parte, no deja de ser paradójico que el titular del primer número de Prensa Libre haya destacado un “alarmante consumo de drogas” en el país. Como dice el refrán: “mientras más cambian las cosas, más permanecen iguales”. Hoy, al igual que ayer, las drogas siguen siendo un problema. Nada más que con la equivocada política de criminalizarlas, ahora la delincuencia organizada en el narcotráfico se ha fortalecido como nunca. Muchos piensan que es una nueva y grave amenaza a la libertad de prensa. Yo creo que tienen razón. Los gobiernos entran y salen; pero el narco se pone cada día peor. Al celebrar, una vez más, otro aniversario, conviene meditar la gran responsabilidad que tienen los actuales administradores y personal periodístico de Prensa Libre. Hay que estar listos para superar las viejas y las nuevas amenazas a la libertad de expresión. Y hay que ser capaces de superar también los retos comerciales que presenta un nuevo ambiente en donde el acceso a la información es cada vez más fácil y diverso. Sin embargo, si Prensa Libre mantiene su fórmula ganadora, seguirá por el camino del éxito: mantener su independencia y ejercer un periodismo honrado y digno. Feliz cumpleaños, y que sean muchos más. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día martes 21 de agosto 2012.

Derechos (in) humanos

Estuardo Zapeta
Sean de primera, segunda o tercera, o entren ya en la “cuarta” generación, un concepto tan noble, una causa global tan importante, y una demanda tan sentida (el respeto a ellos) pasó a ser el hazmerreír de una sociedad que vio cómo bajo el pretexto de los “derechos humanos”, los delincuentes eran protegidos y nosotros, los inocentes, condenados. DD.HH. y Justicia se confundieron, y las víctimas, después del atroz sufrimiento terminaban siendo “victimarias”, y los bandidos, los malos, los criminales salía “libres” porque sus “derechos” decían ellas y ellos, habían sido “violentados”. De la mala comprensión de “derechos” todos hemos sido víctimas; sea la Comisión Cicig la que viole los míos, sea el marero descuartizador que se refugie en sus “derechos” para semejante barbarie, sea el menor de edad asesino, o el sicario más implacable, todos los malos han enarbolado esa bandera, o lo harán tarde o temprano para ver si argumentando “derechos” pueden librarse de la Justicia... y muchos lo han hecho. El corrupto también se tira en una camilla hospitalaria para expiar su expoliación entre sábanas blancas, enfermeras que no pasan de medirle su normal temperatura corporal (porque para la moral no hay termómetros) y se salva cual gato panza arriba de la lúgubre cárcel. Y son los malos, los criminales, los corruptos, los descuartizadores, los ladrones, los políticos, los asesinos, los mareros, y todo el ramillete que, oh sopresa, sí supo con celeridad sorprendente apelar a esa aberración de interpretación para su beneficio. ¡Derechos humanos para los humanos, no para los criminales! Pero hasta esos grupúsculos de “defensores de DD.HH.” se han convertido en lo mismo contra lo cual luchan: tan corruptos como los corruptos, tan criminales como los criminales, tan asesinos como los asesinos. Esos “defensores” son unos hijos de p..., sepulturas blanqueadas, cloacas rebalsadas, basura existencial cuyo daño es más irreparable que los supuestos violadores de los derechos humanos que ellos condenan. Esas y esos le han hecho un flaco servicio a la esencia, al espíritu, al alma de lo que una vez fue –y sigue siendo—una de las más excelsas declaraciones humanas. Pero esa gente destruyó, para su beneficio mezquino, la idea central a la cual debemos regresar. El negocio para ellas y ellos es la violación, y el respeto, el correcto entendimiento de los DD.HH. no es bueno para sus negocios, digo ONG. En Guatemala “derechos humanos” es un concepto prostituido, vendido, intercambiado, al igual que las vidas de sus víctimas y los deudos de estas. Tanta ONG parásita que dizque se dedica a su “defensa”, pero que ha hecho de los DD.HH. un cómodo modo de vida. De segunda —lo civiles—o de tercera —los DESC, derechos económicos, sociales y culturales— el reto del nuevo PDH es regresar a los orígenes, a las causas primarias, a la génesis que le dan sentido fundamental a la existencia de la PDH. Pero rodeado de esas gavillas de “defensores”, de ONG, y castrado por la comunidad internacional, pues no irá muy lejos. Insisto, Derechos Humanos (con mayúsculas) para nosotros los humanos. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día martes 21 de agosto 2012.

lunes, 20 de agosto de 2012

Centeno, el guardián al descubierto

Marta Yolanda Díaz Duran
Por cierto, ¿quién será el cazador oculto a quien rinde culto Pavel Centeno? Guardián de la riqueza expropiada. Robada a sus creadores, que fueron obligados a tributar a aquel que no se lo ha ganado: al gorrón y al saqueador. Sé que más de un lector se va a escandalizar por los adjetivos que elegí para describir a quienes creen que tienen el derecho de apropiarse de lo que otros han producido gracias a su talento, trabajo e ingenio. Aclaro, estos últimos NO incluyen a los mercantilistas que acumulan fortunas por medio de privilegios. Parafraseo al mismo Centeno al decir que aquí el problema se llama PARASITISMO. ¡Ah! Y que el Ministro de Finanzas no tiene idea de lo que significa crear riqueza. Es una mentira de Pavel “Rawls” Centeno que la nueva ley del Impuesto Sobre la Renta es “más justa”. Centeno que, como buen burócrata que vive cómodamente de los impuestos, cree que los ricos deben pagar el déficit estatal que ELLOS han provocado al malgastar y despilfarrar el dinero de otros. Total, una tontería, pues son los creadores de riqueza quienes pagan todo y, por tanto, los pobres que no encuentran un empleo productivo porque no hay suficiente capital para crearlo. El sistema que impera es el sistema del chantaje: la cacería de brujas emprendida por la SAT, apoyada en leyes arbitrarias que utiliza para hostigar e intimidar a todos aquellos que viven del fruto de su trabajo, de sus logros. Un sistema destructor de riqueza que impone tributos a la gente exitosa que termina pagando los errores de los gobernantes y manteniendo a los líderes de los grupos de presión. Lo importante es generar riqueza para superar la pobreza, y no el falso crecimiento con equidad, el cual origina vidas igualmente mediocres. Lo importante es la mejora en la calidad de vida de todos y no la reducción de la brecha entre los ricos y los pobres. Equidad no es lo mismo que igualdad. Partir de la idea de que quien gana más paga más, es injusto e inmoral. Me sigue sorprendiendo ver cómo tantos gobernantes insensatos en el mundo entorpecen el progreso de los habitantes de sus países, irónicamente con el consentimiento de la mayoría. El gobernante, campeón de los pobres, debería ser aquel que no obstaculiza la creación de riqueza. El que deja, a quienes quieran, hacerse ricos legítimamente. Entiéndase correctamente: sin privilegios, sin prebendas. Como bien escribió Ayn Rand: “La justicia es el reconocimiento del hecho de que no se puede falsear el carácter de los hombres, como no se puede falsear el carácter de la naturaleza… que cada hombre debe ser juzgado por lo que es y tratado en consecuencia”. Es injusto que a una persona se le castigue por ser más productivo que otros, por crear más riqueza que los demás. Es una mentira flagrante decir que el sistema tributario actual es “más justo”. El sistema actual guatemalteco destruye la poca riqueza que se produce, desincentiva el emprendimiento y castiga a los exitosos. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día lunes 20 de agosto 2012.

viernes, 17 de agosto de 2012

Recuerdos de la feria

Luis Figueroa Me fascinaba cómo cantaban lotería.
Mi primer recuerdo de la Feria de Jocotenango es de cuando estaba en primer grado de primaria. Mi padre y mi tío Freddy nos llevaron a mi hermano y a mí; y en el tiro al blanco me gané una botellita de vino que mi mamá usó para sazonar un pollo. También recuerdo que me dio miedo pasar junto a las carpas en las que eran exhibidas la mujer araña y el niño gusano. Recuerdo que subimos a uno de esos aparatos que dan vueltas y que me bajé totalmente mareado. No volví a sentir nada tan espantoso hasta hace unos 10 años, en Sumpango, cuando tuve la mala idea de subirme a la rueda de Chicago. A la Feria volví unas tres veces más con los únicos propósitos de ir al tiro al blanco, jugar lotería y comer churros y atol de elote; así como comprar canillitas de leche, colochos de guayaba, encanelados, mazapanes, bolitas de tamarindo, tartaritas de leche y de almendras, bolitas de miel, pepitoria, nuégados, conserva de coco, y otras delicias. Nunca fui muy de garnachas, pero si me las ofrecían, me las comía con gusto. En cambio, los tacos con salsa y queso duro me son irresistibles. Me fascinaba cómo cantaban lotería; y en casa mi tía abuela La Mamita imitaba muy bien a los de la Feria: ¡El Sol, cachetes de gringo! ¡El negrito, calzón rayado! ¡La muerte quirina, que andando se orina! Ojalá me acordara de más de esas frases, que no he vuelto a oír jamás. Durante muchos años dejé de ir a la Feria porque se volvió algo sucio y no daba la impresión de ser seguro. Sin embargo, volví el año anterior y regresé el fin de semana pasado, y en ambas ocasiones fue un paseo muy agradable y divertido. No hay que ir sin paraguas, eso sí. Y al niño que hay en ti, sácalo para que se maraville de todo y te guíe en el paseo. En esta ocasión llevé a una amiga polaca y a otra argentina y ambas disfrutaron muchísimo. Wiktoria se tiró conmigo en el resbaladero gigante; y Florencia se gozó los ronrones, esos juguetes decorados con papeles brillantes y plumas de colores que hacen un ruido ronco al girarlos con un palito. La verdad es que ir con amigos a la Feria es una oportunidad para la alegría y los buenos recuerdos. Cuando voy, también me acuerdo de lo que mis abuelas contaban de la Feria a principios del siglo XX; y en esos recuerdos nos unimos tres generaciones de chapines. luisfi61.com Artículo publicado en el diario guatemalteco El Periódico, el día viernes 17 de agosto 2012.

El concurso de los progenitores más tontos

Karen Cancinos
Llamó mi atención el título del programa que estaba a punto de empezar: Little Miss Perfection. Según yo, vería un concurso de talento infantil: niñas ejecutando con maestría algún instrumento musical, voces hermosas haciendo sus pinitos en el bel canto, futuras prima ballerinas, qué se yo. Pero nada de eso. Lo que vi la siguiente media hora fue un horror. Se trataba de un concurso de “belleza” en el que una decena de chiquillas, vestidas como mujeres, maquilladas como payasos, peinadas como matronas de burdel y enjoyadas con el peor de los gustos, desfilarían antes tres “jueces” que calificarían su “actitud”, su “belleza facial” y su “presentación general”. Todo ante la complacencia de sus horrendas madres, tan superficiales como la grasa que rodeaba el abdomen de muchas de ellas. No me parecieron feas por gordas sino por necias. ¿Qué clase de persona les hace a sus hijas lo que esas mujeres a las suyas? No entiendo cómo alguien que tiene hijas pequeñas, en una sociedad opulenta como la estadounidense, las priva adrede de buenas lecturas, buenas películas, vivencias culturales y experiencias vitales enriquecedoras. No por nada esa sociedad está en franco declive. Vi una niñita pavonearse por todo el escenario con una boa (viva) enroscada en el cuello, a manera de collar. “¡Qué original!”, palmoteaban estúpidamente los asistentes. Vi otra nena de cuatro o cinco años intentar ser “sexy”, adoptando poses de mujer y lanzando besitos con la mano, al estilo Marilyn. Tremendamente patético. Vi chiquillas a las que no se les daba la danza, atosigadas por sus mamás en los días previos al concurso, para que aprendieran rutinas de baile más apropiadas para un concurso de porristas adolescentes o alguna idiotez por el estilo. Escuché a uno de los padres asegurar que ese tipo de concursos son muy útiles para que su hija “desarrolle confianza en sí misma” y “aprenda la importancia de estar en forma”. De seguro cuando llegue a los 15 la mandará al quirófano a que le pongan senos de silicona. Antes de los 25 esa chica ya sabrá de bótox en la cara. A los 40 será un monstruo deforme, quizá con medidas perfectas y con rostro y cabello planchados, pero con la mirada bovina, la mente achatada y la vida vacía. A continuación vi a algunos progenitores ponerse furiosos cuando su nena no “ganó”. Una mujer se preguntaba cómo haría para explicarle a su hijita que los jueces “no la habían encontrado lo suficientemente bonita”. Enfurruñada, aseguró que ese había sido el primer concurso de la niña y que sería el último, ante tan magro resultado. Pobre chiquilla, qué duro tener esa banalidad con piernas por madre. Pero afortunadamente, por otra parte pienso que la decepción de esa bruta es lo mejor que le puede pasar a la chica, pues de aquí en adelante –espero– no la hará perder su tiempo en burradas. Bueno, ¿y qué con nosotros? Quizá usted piense que ante el Consejo Asesor de Seguridad CAS ilegal y usurpador de calidad y funciones que tenemos, la oscuridad en el tema de la portuaria y la miscelánea habitual de politiquería y corruptela, un ridículo programa gringo no amerita comentarios. Yo digo que sí. No vaya a ser que a alguien se le ocurra reproducir aquí algo similar. Como si necesitáramos más fealdad e indignidad. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día viernes 17 de agosto 2012.

¿Crimen organizado? ¿Estado des-organizado?

Estuardo Zapeta
Muchas son las características que se han analizado del “crimen organizado”, pero me pregunto si el problema real no es el nivel de “organización” del crimen, sino la admirable “des-organización” del Estado. Solo las preguntas correctas nos llevarán a los caminos correctos.... Y siempre son más importantes las preguntas que las respuestas. Eso hago: preguntar. Veamos los indicadores globales que nos dicen cómo estamos comparativamente; por ejemplo, en el Índice de Calidad Institucional (ICI) en la medición de Cumplimiento del Estado de derecho tenemos la calificación más baja, y una de las consecuencias a la poca “certeza jurídica” da como resultado una ventaja al crimen. La llegada de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) no ha tenido el efecto ofrecido ni ha cumplido con ninguna de las promesas que se hicieron desde su lanzamiento en tiempos de la administración Berger-Stein. Otro indicador, el Índice de Estados Fallidos, también las mediciones, por ejemplo, en conflictividad social y cumplimiento del Estado de Derecho también salimos con calificaciones muy deprimentes. Así también en los índices de “Transparencia”. Sea el que fuere, digamos los mismos Índices de Desarrollo Humano (IDH) entonces también nos miden entre los países con poco “desarrollo” y con “desarrollo desigual.” En una década, por ejemplo, hemos retrocedido más de 30 posiciones en el IDH global. Nada alentador. La correlación directa entre mediciones bajas en los índices globales y el crecimiento del crimen organizado en la más reciente década es uno de los elementos poco estudiados. Y creo que se le ha dado mucho crédito al “crimen”, sea “organizado o des-organizado”, poca atención se ha puesto a los niveles de “des-organización” del Estado mismo, el cual debería luchar contra esas expresiones criminales organizadas. Aquí una visión desde las Ciencias Sociales, principalmente desde los Estudios Culturales, y los Estudios Comunitarios, podría ser de mucha ayuda a quienes diseñan las estrategias de Seguridad y Defensa. La visión, desafortunadamente, ha enfatizado visiones puramente “policiales”, y aunque estas formas de ver el mundo también son importantes no son necesariamente completas. Un Estado “des-organizado” es la base del “crimen organizado.” Léase, a más “desorganización” estatal, más “organización criminal”. Y esa organización, como ha observado el sociólogo británico Anthony Giddens, “el crimen organizado es una forma institucionalizada de actividad delictiva en la que se dan muchos de los rasgos de las organizaciones convencionales, aunque sus actividades sean sistemáticamente ilegales”. Y tomando la “imagen y semejanza” institucional y organizacional, el crimen descubre rápidamente que su oportunidad está en los fallos organizacionales del Estado, y los aprovecha. Por eso, mi propuesta es el estudio de la “des-organización” del Estado y así podremos entender las bases de la “organización criminal”. El Estado desorganizado, curiosamente, es un especie de espejo del crimen organizado. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día viernes 17 de agosto 2012.

jueves, 16 de agosto de 2012

Cooperación y división del trabajo

Ramón Parellada
En 1776 se publicó el famoso libro Investigación de la Naturaleza y Causas de La Riqueza de las Naciones del filósofo escocés y profesor de ciencias morales Adam Smith. Desde entonces, la mayoría de economistas considera que esta es la fecha de iniciación de la economía como ciencia. Es cierto que hay trabajos filosóficos previos a Smith. Entre los escritos anteriores a Smith se encuentran las profundas reflexiones de los escolásticos de la Escuela de Salamanca. Estudiaron temas tales como los salarios justos, los precios justos, el interés, las ganancias, la propiedad, la libertad, etc... A pesar de ello, se considera la economía como ciencia a partir de Smith. Smith explica cómo es que las personas actúan libre y voluntariamente cooperando entre sí, especializándose en ciertas tareas productivas. De esta cuenta, quienes participan de la división del trabajo se proveen bienes y servicios en forma recíproca mejor que si no existiera esta división de trabajo. “El uno provee al otro de lo que necesita, y recíprocamente, con lo cual se difunde una general abundancia en todos los rangos de la sociedad”. Su concepto de la mano invisible viene al caso. Apareció primero en su libro La teoría de los sentimientos morales. A pesar de que sólo se menciona una sola vez en su segundo libro La Riqueza de las Naciones la frase se volvió muy conocida y famosa. Aunque se ha malinterpretado por quienes atacan la libertad y la economía de mercado, la explicación correcta se puede entender de su ejemplo del panadero, quien, buscando tener ingresos para poder satisfacer sus necesidades, fabrica pan y lo vende, con lo cual, a la vez y sin ser su principal intención, satisface las necesidades de pan de quienes le han comprado este producto. Al tratar de satisfacer su necesidad, su propio interés, ha satisfecho la necesidad de los demás. Ha contribuido al bienestar de los demás. Lo ha hecho en forma libre, es decir voluntaria y pacífica. Ha intercambiado el fruto de su trabajo por otro bien. Esto es pura cooperación social. El interés propio no debe confundirse con la interpretación del egoísmo en el sentido de obtener cualquier cosa a cualquier precio pasando sobre los derechos de los demás. Darle prioridad al interés propio no significa tampoco indiferencia por el interés ajeno. Tener presente el interés propio no es más que el simple deseo, muy natural, de mejorar el bienestar propio y de la familia con prioridad. Si no se conociera el interés ajeno tampoco podría satisfacerse el propio pues podríamos producir cosas que no le interesan a los demás con lo que nos empobreceríamos. En este sentido, el panadero no produce sólo por producir. No produce para que le sobre sino para intercambiar su producción por otras cosas. De lo contrario su esfuerzo sería inútil. Si le sobra, se empobrece pues pierde lo que invirtió. Así como el panadero, el carpintero, el cocinero, el agricultor y cualquier persona trabajadora que produce algo, tratará que no les sobre nada. Este principio se aplica también a quienes venden servicios tales como los maestros, los profesores, los policías, los médicos, los bomberos, los banqueros, los aseguradores, y en general todo aquel que trabaja produciendo lo que otros quieren, ya sean bienes o servicios. El doctor Manuel Ayau dedicó toda su vida a explicar estas ideas. El trabajo de Smith sobre la división del trabajo y el intercambio fue complementado por David Ricardo y se le conoce como la Ley de David Ricardo, Ley de las Ventajas Comparativas o como le llamaba el famoso Ludwig von Mises, Ley de Asociación. Si entendiéramos bien estos conceptos tendríamos hoy un mejor nivel de vida. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día jueves 16 de agosto 2012.