jueves, 28 de julio de 2011

El problema: el gasto del Gobierno

Ramón Parellada

El problema fiscal del Gobierno de Guatemala es que gasta mucho. Además, el partido gobernante en complicidad con un gran grupo de opositores en el Congreso aprobaron presupuestos irreales con exceso de gastos y una sobreestimación de los ingresos tributarios.

En lo que va del año, el Ejecutivo ha recaudado un 19.2% más a junio que lo recaudado en el mismo período el año pasado. En total, llevaba recaudado casi Q20 mil millones, mientras que el gasto ascendía a Q24 mil millones. Los ingresos tributarios podrían alcanzar los Q40 mil millones a finales del año, mientras que el gasto presupuestado es de Q56 mil millones. ¡Qué irresponsabilidad! ¿No les parece? El resto es deuda...

El Gobierno está anunciando que si no se aprueban los préstamos que faltan por aprobar no podrá cumplir con su misión principal de seguridad y justicia, entre otros. ¿Por qué no reducir el gasto de una vez por todas?

Me opongo a más préstamos. Debe reducirse drásticamente el gasto del Gobierno. No es un mito reducirlo. El mito es decir que si no se logran los préstamos, no funcionará el Gobierno. Se deben eliminar aquellos programas que no son prioritarios. Recordemos que si existe alguna justificación para un gobierno esa es la de seguridad y justicia. Lo demás no es prioritario. Todo lo demás puede hacerse por personas en lo privado, incluso también la misma seguridad y justicia.

El precandidato del Partido Republicano de Estados Unidos, Ron Paul, tiene mucha claridad sobre el tema impositivo. En su más reciente libro Liberty Defined nos dice: “Los impuestos y el poder de imponerlos destruyen a la civilización y todo el progreso. La noción de manejar una economía y el mundo, y pagar por ello a través de impuestos extraídos a la fuerza de individuos productivos, viola el principio de los derechos naturales que, llevado al extremo, destruye los medios de producción y la riqueza del país”.

En relación con la carga fiscal, Ron Paul comenta: En la medida en que ésta aumenta y la productividad cae, los ingresos tributarios caen y la única solución pareciera ser la de mayores tasas impositivas. Si la gente no puede tolerar mayores tasas, el Gobierno simplemente se endeuda y crea más dinero, y luego el impuesto inflacionario es pagado a través de mayores precios”. Suena familiar, ¿verdad?

La revista Forbes suele publicar un Índice de Miseria Impositiva, el cual se calcula sumando el Impuesto a la Renta (ISR) corporativo, el personal, el impuesto de salud, el seguro social y el IVA o Impuesto a las ventas.

Los países que obtuvieron el menor índice en 2009 fueron Qatar (12.0), Emiratos Árabes Unidos (18.0), Hong Kong (41.5) y Georgia(52.0). Qatar sólo tiene un ISR corporativo del 12% y nada más.

No sé bien cómo funcionan los Emiratos Árabes Unidos, pero en el índice no tienen ISR ni IVA, ni impuesto a las ventas. Hong Kong tiene un ISR similar tanto para las corporaciones como individuos entre el 16.5 y 15.0%.

Los 3 peores países de los estudiados son Francia (167.9), China Continental (159.0) y Bélgica (156.40).

En Guatemala estaríamos en 91.5 puntos, sin tomar en cuenta el Impuesto de Solidaridad, ni los impuestos territoriales, municipales, ni aranceles. Lo ideal sería estar más bajos en este índice si queremos mejorar el nivel de vida de los guatemaltecos mediante más crecimiento económico. Si se elimina el ISR corporativo y personal nuestro índice quedaría en 29.5 puntos. El Gobierno reduciría su gasto también. No sería lo único que ayudaría a un gran despegue económico, pero sería un excelente detonador del mismo.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 28 de julio 2011.

No hay dinero que alcance

Ahora que suenan campanas de “retomar” el pacto fiscal para “asegurar” que el Gobierno tenga los fondos necesarios para funcionar adecuadamente, creo de vital importancia reflexionar sobre una de las principales mentiras de toda la historia: “si se le da a los gobernantes el dinero suficiente, el Gobierno va a funcionar bien y todos vamos a estar mejor”. Esta sola expresión incluye varias mentiras, pero la principal radica en la palabra “suficiente”: para los políticos nunca hay dinero (de otros) que alcance.


JORGE JACOBS A.

Esta no es mi opinión. Es un hecho comprobado a todo lo largo de la historia, desde Mesopotamia y Egipto hasta la fecha, y a todo lo ancho del mundo, desde Guatemala hasta África, pasando por todos los países, desarrollados o no. Con muy contadas excepciones a lo largo de seis mil años de historia registrada, los políticos, gobernantes, reyes, dictadores y buena parte de sus séquitos siempre han encontrado alguna otra cosa en la que se puedan gastar el dinero de los pagadores de impuestos, de tal suerte que no haya dinero que les alcance.

Y si no tiene el tiempo o el interés de conocer lo que ha pasado en la historia, no es necesario —al menos en este punto—. Mire ahorita para cualquier parte y encontrará por todos lados países con graves problemas por el simple pecado de gastar más de lo que tienen.

La “crisis” en Europa es un simple y lógico resultado de los excesos de muchos políticos irresponsables que han derrochado a manos llenas dinero que no tenían. Y eso a pesar de que los acuerdos que formaron la Eurozona establecían límites muy claros y específicos al déficit que los gobiernos podían tener.

Once años después, la excepción son los países que algunos años han cumplido ese límite. A todos los demás, los límites les han valido olímpicamente. Hay que acotar que el problema no es sólo de los políticos, sino también del sistema de Estado Benefactor, del cual los grupos de interés se aprovechan para materializar la máxima que Frederic Bastiat planteó hace más de 160 años: “El Estado es esa ficción por medio de la cual todos buscan vivir a expensas de los demás”.

El otro ejemplo relevante hoy día es Estados Unidos y su “crisis” de la deuda. No se deje engañar por las apariencias. Ese límite de la deuda lo han incrementado 78 veces en los últimos 60 años. El “problema” actual es por el poder político. La deuda les viene del norte a la mayoría de políticos estadounidenses, una vez no les toquen los entitlements (privilegios) de sus grupos de votantes.

No digo que la deuda no sea un problema, sino que a los políticos lo que les preocupa es que no van a poder seguir utilizando el dinero de otros para mantener su cómoda y privilegiada situación. Una vez lleguen a un acuerdo que les permita seguir gastando a manos llenas, otros dos billones —millones de millones— de dólares más de deuda no serán problema. Lo verá.

Y así como Grecia, España, Portugal, Italia, Irlanda y Estados Unidos, está la mayoría de países, incluida Guatemala, que ya dejó atrás el argumento de que porque tenía poca deuda podía seguir endeudándose.

La conclusión lógica es que, para los políticos, no hay dinero que alcance. Por ello, lo importante para los ciudadanos es: ¿cómo hacemos para limitar a los políticos y que no nos dejen endeudados hasta el infinito? Y aquí llegamos a otro de los temas que casi produce placeres orgásmicos a muchos economistas y analistas: la carga fiscal.

Continuará…

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día jueves 28 de julio 2011.

miércoles, 27 de julio de 2011

La intolerancia

La intoleranciaCarroll Ríos de Rodríguez

Entre más represivos sean los discursos y actos de los gobernantes, más parecen dictadores, así nos prohíban etiquetarlos.

Provoca escalofríos la sentencia a favor del presidente de Ecuador, Rafael Correa. Correa, quien demandó al editorialista Emilio Palacio, quien lo tildó de “dictador” en una columna publicada en el periódico El Universo. La semana pasada, estando la corte rodeada por soldados, el juez sentenció a tres años de prisión y al pago de $40 millones a Palacio y a tres hermanos dueños del medio.

Posteriormente, Correa llamó “malcriadito” a Gonzalo Marroquín, actual presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), y amenazó con expulsarlo del país. La SIP concluyó que “hay deterioro en el ejercicio de la libertad de expresión” en Ecuador, luego de evaluar éste, otros dos casos y una propuesta Ley de Comunicación. Vemos que el lío con El Universo se suma a una lista de agravios contra el periodismo libre.

Correa no es quisquilloso, ni tampoco respetuoso de los sentimientos ajenos. Ofende sin recato a los demás. En 48 programas sabatinos analizados en 2009 por Mauricio Rodas, de la Fundación Ethos, el gobernante lanzó 170 insultos. ¡Pasa el 30% de su tiempo al aire atacando a conciudadanos, sobre todo a políticos y periodistas!

Adopta una estrategia consciente y poco original. En Bolivia, varios periódicos hicieron en octubre lo que recién hizo El Universo: sacar la primera plana en blanco. Con la frase: “Sin libertad de expresión no hay democracia”, objetaron la tendencia de Evo Morales de tachar toda crítica al régimen de “racista y discriminatoria”. Además de confrontar y litigar, otros gobiernos latinoamericanos han cerrado y expropiado medios de comunicación independientes, buscando controlar el sector. Incluso aquí, las autoridades han demando y hostigado a valientes periodistas.

Parecemos retroceder casi 500 años en la historia. En 1512, Nicolás Maquiavelo salió al exilio cuando la república de Florencia fue disuelta y los Medici tomaron el poder. Al año siguiente, circuló una primera versión de su famoso tratado El Príncipe, y Maquiavelo fue acusado de conspirar.

Fue encarcelado y torturado. Hasta el día de hoy los expertos debaten: ¿pretendía Maquiavelo aconsejar a los aspirantes a tirano, o es esta una sátira que solapadamente defiende los principios republicanos? Los autores de aquella época no podían expresarse abiertamente. Entonces no se aceptaban como valores la libertad de expresión, la libertad académica, ni las garantías constitucionales a los derechos básicos de cada persona.

Al final, el pez por la boca muere. Entre más represivos sean sus discursos y sus actos, más parecen dictadores, así nos prohíban etiquetarlos. Aunque hayan sido electos y gocen de popularidad entre ciertos votantes. Aunque hagan la pantomima de respetar las regulaciones.

Quien temporalmente ostenta el poder para coaccionar a adultos debería estar dispuesto a tolerar, cuando no compartir, distintos puntos de vista. Incluso en los ambientes políticos más empantanados, sale ganando quien con dignidad y elegancia eleva el tono y la calidad del debate nacional.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día miércoles 27 de julio de 2011.

martes, 26 de julio de 2011

De zagales y vetustos


PEDRO TRUJILLO

Interesante el debate generado —no siempre profundo, aunque acalorado— en torno a la juventud de algunos candidatos políticos, especialmente para el Congreso. Los argumentos contra los jóvenes se sustentan en la falta de experiencia, en la posibilidad de ser manipulados y/o en aspectos derivados de la poca pericia moceril. También algunas críticas sutiles de viejos chochos que no ven más juventud que la que ellos tuvieron y que osan tildar a estos bisoños de “inmaduros e impreparados” (sic), al utilizar palabras inexistentes que demuestran su voluntad “adolescente” en el uso del lenguaje, pero que ni siquiera eso consiguen.


En esta sociedad, eminentemente joven, se visualiza una constante preeminencia y resistencia de los mayores al resurgir de los noveles. No es algo exclusivo de la política, sino más bien un comportamiento arraigado en la mayoría de actividades diarias. Los maduros suelen constituirse en un impedimento para la promoción y el desempeño juvenil. La experiencia principalmente viene con la edad, pero no siempre. Los conocimientos no son necesariamente proporcionales a los años que se tienen, y de la madurez, mejor no hablar. ¿Por qué no cuestionar a un licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, abogado y notario con 23 años, con toda la responsabilidad que ello conlleva y rechazar a un diputado con la misma edad? Idéntica comparación podríamos hacer para otros gremios. En lugar de centrarnos en la edad, deberíamos reflexionar sobre la validez del modelo político. Si tuviéramos un sistema político que redujese la labor de los diputados a lo esencial cualquiera tendría un espacio. Sin embargo, al contar con un sistema que permite que el todopoderoso político haga y deshaga, maneje el presupuesto a su antojo y desvíe sumas para satisfacer demandas ocultas cuando no emita leyes que terminan beneficiando a colectivos, a amigos o a ellos mismos, entonces, nos cuestionamos la inexperiencia del púber para llevar a “buen puerto” esas mañas y prácticas o interferir en las mismas. En las artes o en la iniciativa privada destacan innumerables jóvenes exitosos. Pero, en lo público, los hacemos a un lado por inexpertos, un importante contrasentido que dice mucho de los veteranos y del sistema, en este caso político, que los debe acoger. Si cerramos la puerta, ¿dónde situaríamos a Zuckerberg, Hurley, Page y Brin, Stone y William; Mozart, Lady Gaga, Bordoy, Bieber, Cristiano Ronaldo, Messi, Neruda o Nadal?

Es necesario reflexionar, primero, sobre cómo cambiar órganos políticos que extralimitan sus funciones y que parecieran reservarse para trasnochados habilidosos con experiencia, y segundo, sobre la actitud del senior en relación con su deber respecto al kids. Cuando se recurre a argumentos ñoños, rancios y anticuados es el momento de mirarse al espejo y ver si se ha envejecido y se rememora en demasía aquello de “tiempos pasados fueron mejores”. Cuando éramos chaveas queríamos comernos el mundo, tengamos ahora la humildad de reconocer que los que empujan están mejor preparados que nosotros, son igual de responsables-irresponsables que fuimos y tienen valores tal cual los tuvimos. No seamos mojigatos y queramos salvar el pellejo a toda costa.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 26 de julio 2011.

Las grandes crisis fiscales

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ.

Luego de un año de entretener el problema de la deuda griega, la Unión Europea vuelve a intentar ponerle fin a la especulación respecto del final de esa tragedia. Del otro lado del Atlántico, los políticos estadounidenses negocian aumentar la deuda pública para evitar una crisis financiera. El común denominador: solamente la acción pública irresponsable puede conducir a las naciones a crisis de esta magnitud. Ahora sólo falta que también culpen al sector privado.


El pasado jueves, los países de la eurozona aportaron casi 160 mil millones de dólares para evitar la crisis griega. Ese monto es adicional a otros 160 mil millones de dólares aportados el año pasado. A pesar de ello, las calificadoras de riesgo han colocado a Grecia como un país que entrará en impago de sus obligaciones, ya que forzará a un intercambio de bonos que vencen a corto plazo por otros de largo plazo a menores tasas de interés. No se podía esperar más de un país que irresponsablemente acumuló una deuda equivalente a 130 por ciento su PIB. Se ha logrado postergar la crisis griega, pero los otros países siguen en riesgo: Portugal, Irlanda, España y, ahora, Italia.

Estados Unidos está en las mismas, pero desde otro ángulo. Si para el 2 de octubre el Congreso no aprueba un aumento en la deuda pública, es posible que no puedan hacerle frente a sus obligaciones. Actualmente, tienen un techo de endeudamiento de 14 mil millardos de dólares y necesitan aumentarlo porque, literalmente, el Gobierno funciona gracias a que endeuda a sus ciudadanos todos los días. En este caso, las agencias calificadoras de riesgo también amenazan con rebajar la célebre calificación AAA de la deuda estadounidense.

Europa y Estados Unidos luchan por evitar una crisis que se ha venido acumulando a lo largo de décadas gracias a los diversos ofrecimientos políticos para el financiamiento de un estado de bienestar y diferentes guerras.

Era cuestión de tiempo para que ocurriera un evento que precipitara la crisis. Los europeos tienen la suerte de contar con ciudadanos franceses y alemanes cuya productividad servirá ahora para rescatar a otros que se han dedicado a consumir lo que nunca produjeron. En el caso de EE. UU. son las generaciones presentes las que se han consumido la riqueza que generaciones futuras deberán producir para pagar semejante deuda.

Ambos casos son experiencias sobre las que debemos reflexionar. La gran lección: es indispensable que políticos y gobernantes tengan límites legales a su actuación. Topes al gasto público, al déficit fiscal y al endeudamiento son indispensables para prevenir semejantes irresponsabilidades. Ojo, porque en época electoral siempre se ofrece mucho, y nuestra tendencia de endeudamiento público va en la misma dirección que la de esos “países desarrollados”.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 26 de julio 2011.

Evangélicos, “pirujos” y políticos

Estuardo Zapeta

Los hermanos ateos tienen la ventaja de no creer en Cristo, y de no ser “Ministros” de religión o culto, y de estar libres de “culpa religiosa”.

Qué dialpelo, dicen los del Tribunal Supremo Electoral, y del Registro de Ciudadanos, que una vez uno es algo, entonces uno “es” ese “algo” por la eternidad.

Primero, ese principio de “ad eternum” se lo han de haber chafiado de alguna idea versión fanática religiosa que no quería perder a su mara, y para eso sacaron esa babosada de “eterno.”

Nada más contrario a mi libertad de elegir que condenarme a que si fui evangélico entonces soy evangélico for ever and ever. Y es que esa idea torcida acerca de los humanos tomando decisiones constantes en su vida, muchas veces no aceptando todo lo que una iglesia les imponga, es una violación a mi derecho de decidir de manera diferente ante circunstancias diferentes.

Sólo falta que por estar en total desacuerdo con su decisión, los del TSE me condenen al “fuego eterno.”

Segundo, en mi libertad yo puedo elegir ser evangélico, católico, “pirujo” o ateo. Porque si aplico el rollo de la “eternidad” del TSE, entonces estamos amolados, y ningún candidato que haya sido “cristiano” —cachureco o alabaré— podría ser candidato ni presidente, porque en la Biblia también se desarrolla el concepto que todo cristiano es automáticamente “ministro” y, por lo tanto “ministro de religión o culto”, y eso le impediría participar políticamente. Aún los “pirujos” que una vez fueron evangélicos o católicos no podrían participar ya que pasando a su condición “piruja” de “ni chicha ni limonada”, por haber sido de alguna expresión cristiana, siguen siendo cristianos, y por lo tanto “ministros” como dice la Biblia, y no aptos para la Presidencia.

Tercero, ante tal incongruencia del RC y del TSE, que por lógica le ha vedado la participación a todo cristiano en cuanto “ministro” como dice la Biblia, los únicos que podrían participar son los hermanos ateos.

Los hermanos ateos tienen la ventaja de no creer en Cristo, y de no ser “ministros” de religión o culto, y de estar libres de “culpa religiosa”. Eso sí, si un ateo en el pasado fue cristiano, según la lógica del RC y el TSE, también estaría inhibido de participar porque “cristiano”, según las y los señores magistrados, es una condición “eterna”, y como todo cristiano es bíblicamente “ministro”, entonces aunque hoy se diga ateo, no podría participar, por su “eterna condición de cristiano y de ministro”.

Guatemala, según el RC y el TSE, y si aplico su lógica, está llena de “eternos”, y despiertan ellas y ellos tal debate bizantino de si “la salvación se puede o no perder,” que repercute hasta en el mismo séptimo cielo y baja hasta el Hades.

Mientras tanto, los señores del RC y los magistrados del TSE, hoy dedicados a la exegesis, la hermenéutica, la escatología, la bibliología, y hasta la angelología, deberán mejor regresar a sus funciones de Magistrados y dejar la teología bíblica para los teólogos.

A Harold Caballeros, según el RC y el TSE, es la “eternidad”, lo que no le permite participar. Pregunto si la condición de “esposa” de Sandra Torres, aunque divorciada, la hace también a ella “esposa ad eternum”.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día martes 26 de julio 2011.

lunes, 25 de julio de 2011

Pesos Pesados

Marta Yolanda Díaz Duran

En el sistema de justicia en Guatemala hay tanta corrupción como en el resto del aparato estatal.

Una pelea de campeonato. Digna de la WWE (World Wrestling Entertainment). En la misma se encuentran representados tanto los nacionales como los internacionales. En una esquina, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Luis Archila, y en la esquina opuesta el titular de la CICIG, Francisco Dall’Anese. El árbitro, que públicamente favoreció a uno de los contendientes, es el Presidente del Organismo Ejecutivo, Álvaro Colom. Parece que se vendió al extranjero.

En el público espectador podemos encontrar un poco de todo: desde los apáticos hasta los empáticos. Los miembros de los grupos de presión del mainstream, aquellos que son parte de la corriente políticamente correcta por conveniencia (les conviene porque sus negocios mercantilistas, más conocidos como ONG, son financiados con los impuestos que otros pagan en naciones ajenas a la nuestra) le hacen de entusiastas corifeos del costarricense al frente de la CICIG.

Muy pocos se atreven a aplaudir la decisión del líder máximo del Organismo Judicial, por miedo al qué dirán los arrogantes miembros de la comunidad internacional. No vaya a ser que no los inviten más a los cócteles en las embajadas en los cuales derrochan el dinero que los taxpayers de sus países han sido obligados a pagar, sin duda, no para que los personajes citados aumenten sus, en muchos casos, abultados vientres. ¿Qué sería de ellos si no salieran en la foto de grupo de los asistentes a tal o cual banquete? Podría provocar el suicidio de más de uno. Rechas.

En los medios de comunicación sucede algo similar a lo anterior, con contadas excepciones. ¿Cómo es posible que alguien se atreva a cuestionar al todopoderoso jefe de la CICIG? No vaya a ser que los tachen de retrógrados aquellos que no saben cuándo utilizar un adjetivo y sustentar con evidencia la calificación otorgada, y se decantan por el burdo y facilón arte del insulto, conocido en corrillos filosóficos como la falacia ad hominen.

Total, todo lo que les ha costado alejarse de la misión del periodista de buscar la verdad (sí, la verdad) de los hechos y un por qué de los mismos sustentado en la realidad. Lo importante hoy es adecuarse a la corriente de moda que busca un supuesto balance entre opiniones sin importar que la mayoría esté sustentada en premisas falsas, lo que tanto Platón como Aristóteles consideraríandoxa despreciable.

Yo, como marginada, a mucha honra, de los ámbitos mencionados, e indiferente al qué dirán, opto por felicitar al Lic. Archila por su valentía, aunque al final la Asociación de Jueces y Magistrados no haya seguido adelante con su solicitud de que Dall’Anese renuncie o sea destituido. Por supuesto, soy consciente de que en el sistema de justicia en Guatemala hay tanta corrupción como en el resto del aparato estatal. Pero, también estoy convencida de que la única forma de cambiar para bien es reformando el Estado. Y, para eso, la solución ideal es ProReforma.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día lunes 25 de julio de 2011.

viernes, 22 de julio de 2011

Temas tabú: un vistazo (2)

Karen Cancinos

"Qué país tan hermoso, pero le falta educación”, dijo el japonés. Mientras más se ataque a la familia, menos educación se construirá.

Escribí la semana pasada que el Foro por la Vida y la Educación organizado por la Conferencia Episcopal y sus colaboradores colocó, en buena hora, temas sobre el tapete del debate público que hasta ahora no se habían abordado en las campañas electorales de nuestro país, es decir, los tópicos relacionados con matrimonio y familia.

Los candidatos participantes, con la excepción de Rigoberta Menchú, parecieron coincidir en un punto: discutir estos temas no es irrelevante, ocioso ni gazmoño. Porque antes que seres políticos y agentes económicos, somos individuos que venimos al mundo y salimos de él a través de una familia. De manera que lo concerniente a esta no puede considerarse un asunto menor.

Sólo en una familia una criatura aprende a interactuar con otros, a seguir normas y a construir auto control. Para todas estas cosas es necesario desarrollar la inteligencia emocional: educación no es solo instrucción sobre alfabeto y operaciones aritméticas, sino sentido de respeto por nosotros mismos y por nuestros semejantes. Así que se educan los niños, primero y sobre todo, en una familia, no en una escuela, sea esta un rancho destartalado de aldea o un colegio caro de la capital.

“Este es un país hermoso, pero le falta educación”, fue el comentario de un amigo japonés el domingo pasado, a quien, junto con su gentil esposa, llevamos a conocer el mapa en relieve del antiguo Hipódromo del Norte en la zona 2. Cuánta razón tiene el señor Kawada: la educación, la más elemental consideración para el prójimo, era la gran ausente en la vulgar parafernalia protagonizada por las hordas que la UNE acarreó a la avenida Simeón Cañas a la hora de Pasos y pedales, espantando a la gente que aprovechaba la mañana dominguera para pasear en familia con todo y carruaje del bebé, silla de ruedas del abuelito y mascota halada.

Recuerde que en esa avenida hay un hospital. ¿Cómo se sentirían los pacientes con el horrendo reguetón a todo volumen sobre el carril auxiliar, a pocos metros de ellos? ¿Cómo cree que se sintió ese matrimonio japonés, gente acostumbrada a respetarse y a respetar a otros cuando, atrapados en nuestro auto durante dos horas por el tránsito provocado por los buses oficialistas, veían cómo desde esas ventanas caían a la calle servilletas usadas, latas de gaseosa y botellas plásticas vacías, mientras un tipo, megáfono en mano, gritaba “la UNE está contigo”, entre otras estupideces?

Por eso son tan importantes las familias funcionales. Funcionales dije, no idílicas. Esto es la vida humana, no el mundo mágico de Disney. Las familias importan, porque mientras sigan siendo blanco de ataques arteros por parte de políticos irresponsables que pretenden arrogarse más poder usurpando el lugar de los padres, menos educación se construirá. Tiene razón el señor Kawada: si de algo está urgido nuestro país es precisamente de educación, ese decoro del que solo son capaces quienes crecen en una familia que no los abandona como matitas salvajes para que se críen como puedan, sino que les cultiva la inteligencia emocional enseñándoles normas, brindándoles cuidados, estableciéndoles límites, desarrollándoles, en suma, el limbo cerebral. Eso no puede hacerlo la escuela ni el estado, pues corresponde a los primeros dieciocho meses de vida.Continuará.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día viernes 22 de julio de 2011.

Ali Babá y el G-40

Estuardo Zapeta

Corazones y mentes contritas, “pues qué bueno”, seguía yo en mi inocencia, que algunas personas puras se preocupen del merengue financiero...

Un grupo de economistas, “por fin”, dije yo en mi inocencia, presentaba esta semana sendas preocupaciones acerca de las “finanzas” públicas. Corazones y mentes contritas, “pues qué bueno”, seguía yo en mi inocencia, que algunas personas puras se preocupen del merengue financiero, y en su libertad hagan un grupo de presión y expresen sus propuestas. Pero cuál sería mi susto cuando leo los nombres de los ponentes. Entre los susodichos, los más pintorescos ejemplares otrora decisores de las finanzas públicas y que son los culpables del zangoloteo de hoy, y helos ahí, cual hermanitas de la caridad “preocupados” y acongojados.

Acaso no de tan selecta lista sobresalen aquellas y aquellos que estando al frente de las finanzas nos metieron en creciente deuda, en los “bonos”, en los préstamos, en la muy conocida “carrera de la rata”, que pagaremos todos los tributarios.

Habrase visto semejante hipocresía.

¿A quién le hacen el juego estas especies? Y en eso tengo algunos acercamientos “teóricos” LOL.

Primero, qué me late que “Alí Babá y su G-40” anda buscando cómo exculparse y desresponsabilizarse de los pecadillos cometidos en pasadas y en esta administración queriendo limpiarse la cara “adolorida y preocupada” por, digamos la “deuda flotante”, y que en ese proceso magdalenesco, están, sobretodo, los que son corresponsables de esa “deuda flotante” diciendo que ellos nada que ver, que ellos ni vistos ni oídos y que se distancian de este gobierno.

Ah, qué fácil, verdad, cuando varios de los firmantes son también culpables del patojo hoy no quieren reconocerlo ni ponerle su apellido, sino que se distancian del hombre con quien una vez convivieron, o por lo menos le manejaron las “finanzas” porque hoy, y hoy sí, el tal tiene “lepra financiera”.

Segundo, es que si la hipocresía fuera religión los de “Ali Babá y los G-40” serían sus profetas y sacerdotes, mi teoría también sigue la línea (¡sos MP, vaa!) de un posicionamiento ante el Partido Patriota. Curioso ver gente de los naranjas metidos con “Ali Babá y los 40-G”, porque si ese, vos Otto, va a ser tu plan financiero, estamos amolados, y lo que tenemos con este medio mudo no sería ni sombra de lo que nos espera, de ganar vos las elecciones. Vos Otto, de verdad creerías que una propuesta como la del Pacto Fiscal, que he apodado “Pacto Fecal” es siquiera salida a la crisis que vos llegarías a encontrar.

Tercero, o será, que “Alí Babá y sus 40-L” se están ya disputando el Ministerio de Finanzas, porque entre ellos alardean de ser “la ministra de esto, la ministra de lo otro” con Otto, “porque a ella o él lo ha designado Otto como tal. Vieran muchá, me rogaba el General, y sólo por eso acepté para que no me siguiera rogando.”

Otto, mirá pue´, estás siendo mal aconsejado, y esto va para Roxana también, porque el triunfalismo come ansias y “Alí Babá” dice que tiene el botín y que es el designado para “regalar indulgencias”.

Los “preocupados” profesionales, muchos de ellos y ellas culpables del descalabro financiero del Estado, volviendo al poder le harían más daño a Guatemala.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día viernes 22 de julio de 2011.

Empresario y héroe


Luis FIGUEROA

¿Qué quiere decir entregarse?

Según Álvaro Ramazzini, obispo católico, los empresarios cristianos deben entregarse al prójimo. Sin embargo, ¿qué quiere decir entregarse?


Entregarse podría querer decir hacerlo en el sentido en el que se entrega quien sirve voluntaria y pacíficamente, a otros, entregando valor a cambio de valor. Un empresario que quiere ser exitoso, para serlo debe ganarse la confianza de sus clientes. Debe proveer bienes, o servicios que sus clientes valoran y que, por lo tanto, están dispuestos a adquirir a cambio de algo que valoran menos.


Se entrega, en aquel sentido, el empresario que produce con excelencia y que sirve con excelencia. El que no depende de privilegios y cumple los contratos. El que vive y sueña con cómo producir mejor. Ese solo puede enriquecerse si sirve a su clientela; y con ello enriquece a la sociedad en la que tiene sus operaciones empresariales.

Entregarse, también, podría querer decir sacrificarse. Y se sacrifica el empresario que entrega algo de valor a cambio de algo de menor valor para él. Esta forma de entrega es perversa y empobrecedora. El empresario que se entrega aunque no genere valores, porque depende de privilegios para tener ganancias y el que sacrifica a otros para entregarse él, es inmoral.


Para el empresario, entregarse también podría querer decir rendir su condición virtuosa –de productor de riqueza y servidor de otros, a cambio de valores– a la idea maligna de que no es suficiente que él produzca bienes y servicios que sus clientes valoran y que lo haga con excelencia; y de no es suficiente que no dependa de privilegios y cumpla sus contratos. Que no es suficiente que sus clientes y sus empleados obtengan valores a cambio de su actividad empresarial. Que debe ir más allá y sentirse moralmente culpable por tener éxito; y que, por lo tanto, debe pagar un impuesto por su virtud.


A aquellos empresarios que se dejan convertir en seres despreciables y culpables de tener éxito. Aquellos que se han rendido a la cultura del sacrificio y del remordimiento y que han sido convencidos de que no es suficiente ser creativo, emprendedor, productivo y servicial, les recomiendo leer la poesía de Beton Braley. “Business is Business,” the Big Man said, / A battle to make of earth / A place to yield us more wine and bread. More pleasure and joy and mirth; / There are still some bandits and buccaneers / Who are jungle-bred beasts of trade, /But their number dwindles with passing years; / And dead is the code they made!


Artículo publicado en el diario guatemalteco "elPeriodico", el día viernes 22 de julio de 2011.

jueves, 21 de julio de 2011

¿Legalizar o no?


JORGE JACOBS A

Los recientes artículos que publiqué sobre la legalización de las drogas han motivado la discusión entre mis lectores. He recibido todo tipo de comentarios, desde unos muy respetuosos y bien intencionados hasta otros no tanto, lo cual es bueno, porque considero que es un tema que debemos debatir y discutir públicamente, y no cerrarnos simplemente por prejuicios. El argumento principal presentado a favor de continuar con la penalización de las drogas es que estas crean adicción, arruinan la salud y la vida de sus adictos y ocasionan problemas que llevan a la desintegración de la familia y de la sociedad.


Estas consecuencias son suficientes para que muchas personas justifiquen la penalización de su consumo y la consecuente guerra contra el narcotráfico.

Argumentos parecidos fueron los que motivaron la “prohibition” o ley seca en EE. UU., en las décadas de 1920 y 1930. De hecho, el senador Michael Volstead, impulsor de la nueva norma, declaró con optimismo: “El demonio de la bebida hace testamento. Se inicia una era de ideas claras y limpios modales.

Los barrios bajos serán pronto cosa del pasado. Las cárceles y correccionales quedarán vacías; los transformaremos en graneros y fábricas. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres y reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno.”

Pero lo que la historia nos muestra es que pasó todo lo contrario y no fue sino hasta después de varios años, millones de dólares en gastos para el Gobierno y una mafia poderosa y violenta, que los gobernados y gobernantes entendieron que el camino no era mantener la prohibición, sino levantarla y dejar que nuevamente los ciudadanos decidieran en forma responsable sobre sus actos y la forma en que deberían llevar sus vidas.

Yo sé que las drogas pueden arruinar las vidas de las personas que las consumen. Sé también que pueden tener efectos dañinos en su salud. Pero creo que esas no son razones suficientes para que los gobernantes se inmiscuyan en las decisiones privadas de cada persona. Creo que todas las personas tenemos el derecho de tomar nuestras propias decisiones sobre lo que queremos y podemos hacer, una vez estas decisiones no afecten el igual derecho que tienen todos los demás —con algunas calificaciones, como, por ejemplo, la minoría de edad—.

Amplío. Si alguien desea consumir drogas, licor o cigarros, a sabiendas de que pueden producirle un daño, está en todo su derecho. Ahora bien, si, bajo el efecto de alguna sustancia, comete una infracción o delito, debe pagar las consecuencias —con agravantes— de esa infracción o delito que cometa.

Esa creo que es la forma correcta de enfrentar los “vicios”. Prohibirlos por ley, por muy bienintencionadas y moralistas que puedan parecer las motivaciones de quienes así lo propongan, ya está comprobado hasta la saciedad, a lo largo de miles de años de historia, que no funciona. Y no se necesita siquiera conocer esa historia; en la actualidad podemos ver que a pesar de la guerra contra las drogas, cualquier persona, especialmente menores de edad, en cualquier parte del mundo, puede conseguir estupefacientes en el momento que así lo desee.

Pero las consecuencias funestas del tráfico ilegal de drogas como consecuencia de esa prohibición las sufrimos y pagamos millones de personas que no tenemos nada que ver en el asunto. ¿Es eso correcto? No.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día jueves 21 de julio 2011.

¿Revivir el Pacto Fiscal?

¿Revivir el Pacto Fiscal?Ramón Parellada

Un grupo de analistas económicos, preocupados por la situación fiscal en Guatemala, manifestaron su apoyo a “retomar las integralmente la “Propuesta de Modernización fiscal” presentada por el Grupo Promotor del Diálogo Fiscal (GPDF) al Consejo Nacional de los Acuerdos de Paz (CNAP), en marzo del 2008, por considerarla viable técnica y políticamente, a la vez que válida y actual”.

Entre quienes se adhirieron al apoyo de esta propuesta me ha sorprendido ver a varios amigos. Considero que están trabajando con sus mejores intenciones, pero que creen ingenuamente que esta propuesta es viable. No los puedo apoyar en esto.

¿Por qué me opuse a la propuesta y lo sigo haciendo ahora?

En primer lugar, porque no se necesita aumentar la carga fiscal. Nos comparamos con otros países más desarrollados y entonces decimos que nos hace falta incrementarla, pero es un error metodológico comprarse hoy en día con los más desarrollados. Los países más desarrollados lograron su crecimiento económico con bajas cargas fiscales y gasto público (Gasto público en el Siglo XX por Vito Tanzi y Ludger Schuknecht). Los gastos del Gobierno de Estados Unidos, en 1870, eran del 7.3% del PIB y se mantuvo así hasta 1914, cuando apenas subió al 7.5%. Inglaterra pasó del 9.4% al 12.7%.

Milton Friedman decía que si un país pobre quiere desarrollarse debe hacer lo que los países ricos hicieron cuando eran pobres y no lo que hacen ahora cuando ya son ricos y desarrollados.

Como un segundo punto, veo abominable el hecho que actualmente una empresa deba pagar ISR como si tuviera ganancias del 3% de sus ventas. La propuesta pretende incrementar estas supuestas ganancias al 5%. ¿Es que no se han enterado que existen pérdidas y que son más las empresas que fracasan que las que sobreviven? ¿No son las pérdidas y ganancias el sistema de incentivos para que los recursos se asignen de la mejor manera?

Me pregunto si alguno de los economistas que sostiene este tipo de medidas ha trabajado alguna vez en su vida en una empresa privada y sufrido tratando de obtener ganancias pagando impuestos, salarios, intereses y todos los servicios y materiales que día a día implican variaciones en el flujo de caja.

Con una medida así se castiga el desarrollo económico, pues se frena el crecimiento de las empresas productivas, se castiga a las que temporalmente tienen pérdidas y se ahuyentan las inversiones y creación de empleos.

En tercer lugar, se gravan los dividendos con lo que caerán las inversiones. Esto contrarresta la disminución que veo positiva de la tasa del ISR y, además, veo una doble tributación lo que será inconstitucional. Por otro lado, es negativo el incremento de medidas que impiden mayores deducciones de gastos y costos deducibles con lo que la propuesta es simplemente un espejismo.

En cuarto lugar, los trabajadores ya no podrán deducir de su planilla el IVA lo cual generara un incremento de la economía informal.

Como quinto punto, se pretende aumentar el pago definitivo del ISR de personas que están bajo el Régimen General del ISR, del 5% al 7%.

Finalmente, hay una serie de otras medidas menos significativas pero igualmente implican aumento de tasas impositivas. Los efectos inmediatos serán un aumento temporal de la carga fiscal, disminución del flujo de caja de las empresas, mayores controles y regulaciones con sus respectivas burocracias y corrupción y menos crecimiento económico. El nivel de vida de los guatemaltecos disminuirá aún más. Fijémonos bien qué candidatos apoyan estas medidas para no votar por ellos, pues sólo nos empobrecerán aún más.

miércoles, 20 de julio de 2011

El voto católico





La Doctrina Social de la Iglesia nos orienta, pero no esboza propuestas concretas

El voto es personal y secreto: cada persona es libre de votar como más le plazca. Podemos elegir al azar, investigar nuestra preferencia, abstenernos y cambiar de opinión en el último momento. Es inexacto, por tanto, hablar del voto rural o urbano, docente o campesino, sindical o empresarial, católico o evangélico.

Lo anterior no riñe con el hecho de que muchos intentan votar en coherencia con sus valores, creencias, e incluso con sus intereses particulares. El foro de los candidatos presidenciales que organizó la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG) hace unos días sacó a discusión pública los temas que inquietan a los votantes que profesan la fe católica, aquí y en cualquier país del mundo.

Yo identifico dos preocupaciones con efecto galvanizante: aquello que el beato Juan Pablo II llamó “La cultura de la vida”, y la libertad de culto. El foro de la CEG se centró en la primera. Es una causa prioritaria también para otras religiones, y se construyen argumentos poderosos desde el humanismo secular, o el derecho natural. La defensa de la vida desde el momento de concepción hasta el momento de la muerte natural nace de la convicción que cada vida humana es única e irrepetible. Interesa saber qué piensan los políticos sobre la eutanasia y el aborto. Además, las propuestas de políticas públicas tienden a afectar a la familia y el principio de la patria potestad. El Estado debe respetar la libertad y responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos.

En Guatemala no vivimos una amenaza a la libertad de culto, pero en algunos países como China y Arabia Saudita aún se persigue a los cristianos por ser cristianos. En múltiples ocasiones el papa Benedicto XVI ha dicho que la libertad religiosa es un derecho humano fundamental que todos los Estados deberían respetar siempre. El otro lado de la moneda es que la práctica religiosa asume una adherencia libre y voluntaria de los fieles, no se impone; creemos en y desde la libertad.

Cabe recordar que el clima de libertad prima además en cuestiones sociales, políticas y económicas. La Doctrina Social de la Iglesia nos orienta, pero no esboza propuestas concretas. “La Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados”, (Caritas in Veritate, punto 9). Dentro de la Iglesia coexisten una pluralidad de posiciones en materia opinable. Por eso, socialistas, keynesianos y clásico liberales pueden ser, a la vez, concienzudos católicos.

Con sabiduría, el Vaticano inhibe a las autoridades eclesiásticas de participar directamente en la política. Claro está que como profesionales y ciudadanos que son, los líderes religiosos llegan a formar convicciones en variedad de temas opinables.

Sin embargo, no deben inducir a la feligresía a votar por uno u otro partido, ni abogar por un modelo socioeconómico específico. Sí instan, con razón, a los fieles laicos a empaparse de las enseñanzas de la Iglesia para ser cada vez ciudadanos más responsables y participativos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día miércoles 20 de Julio de 2011.

martes, 19 de julio de 2011

El precio de ser un trofeo


José Raúl González Merlo

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ

Parece que la Cicig “tira la toalla” en el juicio local contra Carlos Vielmann y prefiere que lo juzguen en España. La decisión no dejó de ser controversial, especialmente por la forma en que fue anunciada, lo que amerita una reflexión respecto de la “herencia”, queramos o no, que Cicig está dejándonos. Cuando el otrora poderoso director del FMI —Dominique Strauss— fue acusado, por una empleada de hotel de Nueva York, de violación, la Policía no dudó en llevarlo “enchachado” a prisión, en medio del escándalo internacional.


Pero cuando el caso se vino al suelo por la poca credibilidad de la víctima, el fiscal tampoco dudó en liberarlo inmediatamente. Hay mucho que aprender de los “operadores de justicia” que se precian de ser profesionales…

Acá la Cicig retiró el proceso contra Carlos Vielmann, con quien me unen lazos de parentesco, argumentando que “no hay garantías” para su juicio en Guatemala. No se sabe exactamente qué quisieron decir con ello. ¿Quiere decir que no tienen suficientes pruebas y prefieren jugársela en España? ¿La decisión está influida por la liberación del Dr. Giammattei, quien estaba acusado de delitos similares? O ¿se hicieron las declaraciones para “picarle la cresta” al Organismo Judicial? Quién sabe… Lo cierto es que, así como ha habido éxitos por prontas capturas en “delitos de alto impacto”, así también se deben aportar evidencias contundentes de la comisión de delito antes de privar de libertad a cualquiera.

Allí es donde entran casos como los de Vielmann y Giammattei… No da confianza que se insista en acusar de delitos que no estaban tipificados cuando, supuestamente, se cometieron. Tampoco que se pretenda la extradición por delitos no contemplados en los tratados internacionales. O la novedosa herramienta de los “testigos protegidos” que, en otros casos, se han retractado de lo declarado ante juez, alegando presiones para favorecer la versión oficial. O encarcelar a personas que ni estaban en el país cuando se dice que se cometieron los delitos, como también ha pasado. Encarcelar sin justa razón no se vale, y resta credibilidad. No digamos las amenazas abiertas o veladas a periodistas o jueces cuyos fallos no son compartidos por Cicig.

Se supone que la herencia de Cicig sería un mejor Ministerio Público: más profesional, menos politizado, más “justo”. La idea sería que persiga a los supuestos criminales pero que también los deje en paz si no existe evidencia clara de su participación en la comisión de delito. En pocas palabras, que busque quién se las deba, no quién se las pague… El caso de la Fiscalía de NY es un buen ejemplo de esa profesionalidad con que, ojalá, algún día, se manejen nuestros asuntos criminológicos. Mientras tanto, Vielmann seguirá pagando el precio de ser un codiciado trofeo político.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 19 de julio de 2011.





¡Juicio político!

Sin titulo prensalibre print

PEDRO TRUJILLo





Las declaraciones de la fiscal general sobre la imposibilidad de proporcionar seguridad para juzgar a Carlos Vielmann en Guatemala revelan un sistema incapaz, inoperante y preocupante. Una autoridad de ese nivel no puede hacer ese tipo de manifestaciones por, al menos, dos razones fundamentales: la primera, porque no le corresponde, y la segunda, porque ha destrozado lo poco que quedaba de confianza —¡si algo quedaba!— en el sistema.


A partir de ahora cualquiera puede alegar en su defensa que si no es posible proteger a un ciudadano, ¿cuál es la razón de que se pueda hacer con otros?

También la Cicig, y algunas organizaciones de esas que siempre medran en la Comisión han apoyado la pretensión de la fiscal. La razón real, más que no poder llevar a cabo el proceso, es que parece que se cae como ha ocurrido últimamente con otros. El caso Pavón no ha podido ser sustentado con pruebas por la Fiscalía ni por la Cicig —de ahí la liberación del señor Giammattei— y ninguna de las dos puede soportar una derrota más, producto, por otra parte, de investigaciones y acusaciones impetuosas y deficientes. Ante el mensaje que se traslada a Suiza y a Austria, países que deberán decidir sobre la extradición de Sperisen y Figueroa, es clara y previsible la actuación de aquellos.

Todo esto, combinado con la contundente reacción del Organismo Judicial, que parece haber perdido el miedo a los todopoderosos comisionados y al entorno circense, revela —con un silencio preocupante del Ejecutivo— que hay que hacer una importante catarsis sobre el papel de Cicig y sobre la calidad de las investigaciones y señalamientos que hace el MP. Lo que sustenta cualquier sistema de justicia no es capturar a “delincuentes”, sino demostrar que lo son. A la fecha, más que dudar de jueces incompetentes o sobornados —que, seguro, también los hay—, comienza a tomar mucho más cuerpo la tesis de que las acusaciones no están suficientemente fundamentadas y, consecuentemente, los jueces fallan contra lo que ciertos medios de comunicación e interesados colectivos presentan de distinta forma, producto de una parafernalia mediática con la que señalan, acusan y condenan a quienes deciden que son los culpables, a pesar de ser incapaces de ponerlos a disposición judicial con pruebas irrefutables. Finalmente, como ha ocurrido en distintas ocasiones, los tienen que liberar o sobreseer las causas, aunque previamente los humillan, difaman, presionan y hunden en el lodazal más profundo, manteniéndolos en prisión o fuera del país por meses. ¿Acto judicial o manifiesto interés político?

Esa “justicia” paralela y politizada que nos han querido vender como forma de mejorar la corrupta que antes padecíamos no ha hecho sino catapultar el sistema al extremo opuesto. Mucho debatir y evidenciar cómo el Estado reprimía en épocas pasadas sin darse cuenta de que ahora, el “Estado-democrático” hace exactamente igual con aquellos que interesa o sobre los que quiere poner el dedo acusador, con el agregado de ser acompañados por la comunidad internacional, las comisiones que se crean ad hoc y algunos discursos que promueven políticos y diplomáticos para dar cierta fuerza, de la que carecen, hechos no constatados ni probados. No es así como se arregla la justicia. Debemos enfrentar el reto de una vez por todas y mirar las cosas con la razón y no con el corazón o la pasión. Por ahora, la justicia, con o sin Cicig, sigue sin ser eficiente, y los responsables continúan perdidos, divagando o politizados ¿Quién será el próximo?

Articulo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 19 de julio de 2011.

viernes, 15 de julio de 2011

¿Hacia la reforma fiscal?

LUIS FIGUEROA

Pesan las partidas que asfixian la prosperidad.

Los impuestos, como los conocemos, son una forma de robo. No son más que tomar dinero ajeno por la fuerza y repartirlo –políticamente– entre intereses particulares a los que, en muchos casos, los legítimos propietarios del dinero no les darían fondos de forma voluntaria y pacífica. Así, los impuestos menguan la calidad moral de las personas porque, acciones que podrían ser benevolentes, se convierten en forzadas, obligatorias y desprovistas de virtud.


Dicho lo anterior, y como desde niños se nos entrena a no cuestionar las potestades expoliadoras de los políticos socialistas y de sus funcionarios, celebro que se esté hablando seriamente de una reforma fiscal que comience con mejorar la calidad del gasto y hacerlo transparente. Aunque suene a “Viólame, pero solo un poquito”, una reforma de este tipo es mejor que la política depredadora que prevalece.


Para citar una analogía de James Grant, en The Golden Rule of Fiscal Discipline, hasta ahora les hemos dado a los políticos una tarjeta de crédito sin límite, sin intereses, sin cuota de membresía y sin vencimiento; pero lo que deberían tener, si tanta es la necedad, es una tarjeta de débito.


Ningún pacto fiscal debe ser aceptado, por los tributarios, si se negocia entre grupos de interés, sin tomar en cuenta a los tributarios. Ni Hillary Clinton, ni Francisco Dall’Anese, ni la exguerrilla tienen que decirnos cuántos impuestos hay que pagar.Ningún pacto fiscal debe ser aceptado si los tributarios no tienen evidencias de que la corrupción ha sido detenida, de que el presupuesto ha dejado de servir a grupos de interés, y de que se han reducido la mala administración y el desperdicio.


Si es necesario pagar el costo de tener gobierno, los impuestos no deben crear ventajas, ni desventajas para las personas que se dedican a una, u otra actividad social. Los impuestos deben ser simples y los tributarios deben saber por qué están pagando. No deben obstaculizar la formación de capital, ni sabotear las oportunidades de bienestar, ni debilitar la economía. Deben ser limitados.


Una “reforma” que no tome en cuenta aquello no es más que otro esquema de expoliación y debe ser rechazado por los tributarios; ya que sobre ellos es que pesa el costo de las partidas de transferencia de recursos, los desperdicios y la corrupción. Sobre ellos pesan las partidas que asfixian la prosperidad. En memoria de Facundo Cabral: “Hay que ser felices en este mundo; porque los que no son felices se la pasan jodiendo a los demás”.


artículo publicado en el diario guatemalteco "ëlPeriodico", el día viernes 15 de julio de 2011.