jueves, 30 de septiembre de 2010

Inflado presupuesto para el 2011


“Estados Unidos mantuvo su gasto público menor al 10% del PIB hasta 1920”.

Ramón Parellada

El presupuesto para 2011 es irreal y debería reducirse. El Ministerio de Finanzas solicitó al Congreso de la República que aprueben Q52,959.6 millones en gastos cuando los ingresos tributarios que se esperan ascenderían a Q38,017.60 millones aproximadamente, cifra que me parece más alta de lo que en realidad considero que se obtendrá.

La diferencia tendrá que cubrirse con otros ingresos no tributarios, como un mayor endeudamiento. Lo malo de este presupuesto es que es más de lo mismo, una continuación de lo que se ha estado haciendo en el pasado sin darle la prioridad a la seguridad y justicia.
Al analizar con detalle vemos que Gobernación representa un 6% y Defensa un 2.6% del total presupuestado. Si a estos rubros le sumamos algunas secretarías y obligaciones que están presupuestadas para apoyar el tema del orden público y Seguridad Ciudadana, entonces lo destinado a esta prioritaria y vital función sería 11.7% .
Si el Estado debe su justificación al tema de seguridad y justicia, ¿entonces a qué otras actividades, menos prioritarias o incluso innecesarias por parte del Gobierno, estamos dedicando el presupuesto?

Ya me imagino a los que defienden un Estado grande pensando en que la solución pasa por incrementar los ingresos tributarios a través de más impuestos. ¡No, no y no! ¡Nada más alejado de la realidad! La solución pasa por reducir los gastos eliminando todo aquel que no tenga que ver con la función prioritaria y fundamental del Gobierno de garantizar la vida, la seguridad, la propiedad y los contratos.

El presupuesto debería estar, a mi juicio, alrededor de los ingresos tributarios, y pienso además que hay que eliminar impuestos para lograr que la actividad económica se incremente a modo de obtener crecimientos económicos del orden del 10% anual para alcanzar crecimientos per cápita positivos. Llevamos 30 años con el mismo ingreso per cápita.

De nuevo oigo a aquellos que recurren al tema de que nuestra carga fiscal es muy baja. Otra vez están totalmente equivocados, pues nos comparan con países que ya son ricos olvidándose de que estos países se hicieron ricos precisamente con cargas fiscales bajas. Un estudio del Fondo Monetaril Internacional del año 2000 titulado Gasto público en el siglo XX por Vito Tanzi y Ludger Schuknecht nos dan cifras relevantes en este sentido. Países que ya eran industrializados y desarrollados a finales del siglo XIX tenían un gasto público bajo en comparación con el que en Guatemala queremos imponer. Por ejemplo, Estados Unidos mantuvo su gasto público menor al 10% del PIB hasta 1920. Las guerras hicieron que se disparara el mismo. Hoy tienen gastos mucho más altos, pero porque primero lograron desarrollarse.

Nuestro presupuesto está lleno de Obligaciones Constitucionales y deuda, llegando a ocupar un 33% y 15.5%, respectivamente, del presupuesto sugerido para 2011. Veo que viene más endeudamiento, lo que implica trasladar impuestos al futuro. La deuda del Gobierno que va a consumo es pan para hoy pero hambre para mañana. Todo ese dinero estaría mejor en manos de los ciudadanos que lo producen.

Finalmente, nadie sabe a cuánto asciende la deuda flotante. Esto es, la deuda que se debe a proveedores del Estado. Reconozco, sin embargo, que en la presentación del presupuesto para el 2011 se le ha puesto un freno.

En fin, el presupuesto está inflado; es irreal y no debe aprobarse así.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día viernes 30 de septiembre 2010.

Mejorando la competitividad (2)

Buenas calificaciones en el tamaño del Gobierno.

Federico Bauer Rodríguez

En mi columna anterior les traje el análisis del World Economic Forum, y traté de contrastar el índice de Guatemala (puesto 78), con el de Chile (puesto 30), paradigma en AL, y con nuestros vecinos Costa Rica (puesto 56), y El Salvador (puesto 82).

Las razones de nuestra pobre calificación, sobre un total de 139 países: estamos muy mal en la calidad de nuestras instituciones (puesto 124), en salud y educación primaria (96), en educación superior (104), y en eficiencia del mercado laboral (101).Estamos mediocres en los otros parámetros generales, excepto en desarrollo de mercados financieros, puesto 44, y en sofisticación de negocios, puesto 54.

A nivel de los reglones que integran las categorías generales podemos destacar lo siguiente:

confianza en los políticos, puesto 131; transferencias ilegales de los gobernantes, 128; desperdicio en gasto público, 129; costo del terrorismo, 123; costo de la violencia, 139 (último lugar en el planeta); crimen organizado, 138 (nos gana El Salvador, ¡aleluya!); confianza en la Policía (133); calidad de educación primaria, 134; calidad de la educación superior, 126; procedimientos para arrancar un negocio, 110.

Tenemos unas pocas notas buenas y aquí las comparto: eficacia de los Consejos de Administración, puesto 29; yo creo que se explica ante el pésimo desempeño que vimos en varios de los países industrializados.Penetración de la telefonía celular, puesto 30 a nivel mundial, gracias a una ley de telecomunicaciones que incentiva la competencia. Gracias de nuevo doctor Ayau.

Calidad de las escuelas de negocios, puesto 43, lo cual me llena de orgullo.Costo de las políticas agrícolas, puesto 29; cooperación obrero-patronal, puesto 31, lo cual explica la debilidad del movimiento sindical; disponibilidad de servicios financieros, 34, y el costo de los mismos, 27; restricción al movimiento de capitales, 29, y calidad de los bancos, 35.Al ver este puesto tan triste para Guatemala, decidí acudir a otros índices con el fin de formular recomendaciones.

Veamos:

De acuerdo a Heritage/Wall Street Journal (heritage.org/index), nuestra patria obtiene el puesto 83 con 61.0 de calificación. Chile, puesto 10, El Salvador, 32, y Costa Rica, 54. Estamos en la cola del grupo de referencia.Tenemos buenas calificaciones en el tamaño del Gobierno, en aspectos fiscales, en libertad de comerciar y en aspectos monetarios. Lo que no dice el índice es que el Gobierno es pequeño pero ineficaz, las reglas fiscales son confusas, y sólo unos pocos pagamos todos nuestros impuestos.Sacamos notas bajas en derechos de propiedad, en facilidad de emprender un negocio, en libertad de invertir, libertad de entrar al mercado financiero, y en corrupción gubernamental.

Según otro reporte, de FRASER/RELIAL (www.fraserinstitute.org), nuestro país ocupa el puesto 42 con 7.25, mientras que Chile ocupa el puesto 5 a nivel mundial, Costa Rica el 20, y El Salvador el 28.Según este índice nuestras debilidades están principalmente en la estructura jurídica y en el tema laboral. El índice de prosperidad de Legatum (www.prosperity.com), califica así al grupo que estoy analizando: Costa Rica 32; Chile 36; El Salvador 60; Guatemala 67.

Los parámetros que utiliza este índice están relacionados con la economía, la entrepreneurship, la gobernanza, salud, educación, libertades individuales y capital social.Este es el único índice en el cual Costa Rica le gana a Chile, gracias al parámetro de salud, al de entrepreneurship, y al de capital social. Mis recomendaciones en la próxima.


Artículo publicado en el diario guatemalteco "El Periodico", el día jueves 30 de septiembre 2010.

El resultado de las elecciones parlamentarias del domingo en Venezuela bien podría ser el inicio del fin para esa utopía denominada “socialismo del si


El resultado de las elecciones parlamentarias del domingo en Venezuela bien podría ser el inicio del fin para esa utopía denominada “socialismo del siglo XXI”. A pesar de la gran campaña de Hugo Chávez y el manoseo de la legislación electoral para beneficio de su partido, el resultado le fue adverso. Lo que es más, esos dos factores hacen esta derrota más patética.


JORGE JACOBS A.

La no respuesta a la pregunta de la periodista venezolana Andreína Flores simplemente confirma lo importante que es esta derrota para el “comandante presidente”.

Según los resultados oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE), Chávez obtuvo 98 diputados, y la oposición, 67 —si se cuenta al partido Patria para Todos (PPT)—. Ahora bien, ese resultado no refleja la votación popular, ya que Chávez obtuvo cinco millones 399 mil 547 votos, mientras que la oposición obtuvo cinco millones 642 mil 553 —nuevamente, contando al PPT—. Si no se incluye al PPT, los resultados son 98 diputados para Chávez y 65 para la oposición, siendo los votos de la oposición cinco millones 312 mil 293; es decir, apenas 87 mil 281 votos menos que Chávez. Esta desproporción en los resultados de voto popular versus las curules obtenidas es una parte central de la derrota de Chávez.

En diciembre del año pasado, Chávez cambió la legislación electoral, de tal manera que le favoreciera a él en los lugares donde más apoyo tiene, y que complicara a la oposición en los lugares donde esta tiene más apoyo. La oposición denunció tal cambio, y Chávez y sus secuaces negaron que tuviera esa intención. Sin embargo, cuando los resultados de la elección hicieron evidente para todo el mundo el manoseo, Chávez no respondió.

Llegamos entonces a la conferencia de prensa del lunes, en donde la periodista venezolana Andreína Flores le pregunta: “¿Cómo se explica que con una diferencia de unos cien mil votos, la oposición haya logrado 37 diputados menos que el oficialismo?”. Esta pregunta lo sacó de sus casillas. Como suele hacer, despotricó contra la periodista, contra la oposición, contra el “imperialismo”, pero no dio una respuesta satisfactoria. Ante la evidencia tan clara, ni siquiera su proverbial labia pudo tapar el engaño y la mentira.

¿Y por qué digo “Chávez”, si eran elecciones parlamentarias y no presidenciales o un plebiscito?, pues porque el mismo Chávez lo hizo ver así y se dedicó a hacer campaña, como si él fuera el candidato y no los distintos candidatos a las curules. Y el resultado, por lo visto, también lo tomó como un plebiscito.

Lo cierto es que no logró su propósito de mantener una mayoría calificada en el Congreso, a pesar de utilizar todos los petrorrecursos del Gobierno para su campaña y los obstáculos legales y no tan legales que le puso a la oposición. Todavía controla con mayoría el Congreso, pero ya no puede pasar las reformas a la Constitución que se le antojen para simple trámite de sello.

Una nueva etapa empieza el próximo año en Venezuela. Si la oposición aprendió la lección de los últimos años y logra mantenerse unida, probablemente estemos presenciando el inicio del fin de esa ilusión del socialismo del siglo XXI. La corrupción, inseguridad, pobreza, apagones y decrecimiento económico que se viven hoy en Venezuela, a pesar de contar con el poder absoluto y recursos casi ilimitados durante los últimos cinco años, lo único que demuestran es el fracaso de la utopía de Chávez. Y debe ser un ejemplo para todos los países latinoamericanos de lo que nos espera si seguimos esa ruta.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día jueves 30 de septiembre 2010.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Familia y violencia


Como dijo George Bernard Shaw: “Una familia feliz no es más que un anticipo del Cielo”.

Carroll Ríos de Rodríguez

¿Qué podemos hacer nosotros frente a la imparable ola de violencia? Nos planteamos la pregunta cada vez que oímos de un asalto, un asesinato, una balacera. Por necesidad, hemos erigido talanqueras y bardas, cerrado calles, contratado seguridad privada y organizado grupos de patrullaje nocturno entre vecinos. El artículo que publicó Luis Marroquín en estas páginas el lunes nos señala otra importante tarea que afrontar: el fortalecimiento de la familia.

Ningún estudio lo contradice: la descomposición familiar es la principal razón por la cual nuestra juventud participa en actos criminales y violentas maras. Es cierto aquí y en otros lugares. La extensa investigación titulada Diez Principios de Princeton concluye que: “Las familias fuertes que permanecen unidas estabilizan el Estado y reducen la necesidad de agencias sociales burocráticas, costosas e intrusivas…Cuando las familias se rompen, aumenta la delincuencia y el desorden social”. Estudios elaborados en Europa cifran en millones de euros los costos para la sociedad de las múltiples consecuencias de la ruptura familiar, incluidos la delincuencia juvenil, el consumo de drogas, las enfermedades mentales, el fracaso escolar, la excesiva dependencia de programas estatales y la pobreza. (The Family Watch 2009) Los hijos de matrimonios unidos también pueden caer en estos males, claro, pero lo hacen en menor grado. La ruptura familiar es además una causa de la pobreza. Las estadísticas revelan que la economía familiar es bastante más precaria para los hogares monoparentales a cargo de mujeres, salvando las heroicas excepciones.

A todas luces, conviene defender esta ancestral institución. En términos económicos, la familia estable genera externalidades positivas. Y es una tarea que la ciudadanía, actuando libre y responsablemente, desarrolla con mucho más éxito que el Gobierno central. Al Gobierno corresponde hacer valer las garantías constitucionales que protegen la unidad familiar. Toda ley y política pública debe respetar la esfera de privacidad que corresponde a la familia. En el mejor escenario, con un sano andamiaje social, la intervención gubernamental tendría que poder evitarse incluso cuando los padres son negligentes o violentos.

Este es un delicado trabajo de hormiga. Cada caso presenta sus peculiaridades. Implica hacer acopio de conocimientos actualizados en psicología, finanzas, tecnología, valores, afectividad, sexualidad y más. Implica programas apropiados para las sucesivas etapa de la vida: adolescentes, jóvenes que emprenden la aventura de la vida matrimonial, esposos, padres nuevos y experimentados, abuelos. Unos formando a otros; familias acompañando familias, como solían hacer nuestros abuelos. Es el campo fértil en el cual las iglesias y otras organizaciones sociales deben protagonizar. Aquí pueden y deben labrar con sus poderosas piochas y azadones, con tono alegre y lleno de esperanza. Como dijo George Bernard Shaw: “Una familia feliz no es más que un anticipo del Cielo.”
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día miércoles 29 de septiembre 2010.

Problemas en el presupuesto educativo 2011


Recordemos que el motivo del sistema educativo son los estudiantes.

Verónica Spross de Rivera

Los planes, programas y políticas de Gobierno se pueden ejecutar únicamente si hay un respaldo presupuestario. El presupuesto del Ministerio de Educación refleja las prioridades del país en el campo educativo. Mucho se habla de fortalecer la calidad educativa, pero el presupuesto no siempre respalda las “buenas intenciones”. Por ello, la revisión concienzuda del proyecto de presupuesto para el MINEDUC en el 2011 es una prioridad en las próximas semanas, con el fin de establecer las prioridades que tenemos y así poder recomendar a la Comisión de Finanzas cuáles deberían ser los rubros que no deben faltar.

En el caso del Ministerio de Educación se prevé un problema, porque no se estarían asignando los fondos requeridos para rubros elementales. Por ejemplo, el techo presupuestario que el Ministerio de Finanzas ha dado a educación para el 2011, pareciera dejar sin asignación salarial a más de 24 mil personas, principalmente docentes, que están actualmente laborando con contrato. Se requeriría Q865 millones para que puedan ser remunerados. La pregunta obligada es: ¿Quiénes van a salir afectados por la medida? Podría ser necesario cerrar los nuevos institutos de básicos que recién se abrieron en todos los municipios del país, o reducir el número de docentes en algunas escuelas.

Otros rubros de preocupación son los servicios de apoyo para las escuelas, que incluyen la refacción escolar, la valija didáctica para los maestros y los útiles escolares para los niños, que son recibidos por las organizaciones de apoyo a las escuelas. En estos se prevé un déficit de Q127 millones. Además, los recursos que llegan para cubrir los gastos fundamentales de los centros educativos como los servicios de agua, electricidad, limpieza o guardianía, que fueron asumidos por las Direcciones Departamentales, como consecuencia de la política de gratuidad asumida hace dos años, también presentan una carencia de Q32 millones respecto de lo que el Ministerio de Educación solicitó.

Las ambivalencias abundan en el proyecto de presupuesto. Mientras se encuentra una asignación presupuestaria a Mi Familia Progresa de mil millones de quetzales, hay algunos rubros como profesionalización docente, infraestructura escolar e innovación educativa que es donde se incluye la introducción de tecnología a los establecimientos que aparecen sin ninguna asignación presupuestaria (cero quetzales). ¿Qué podemos esperar con un presupuesto que no toma en cuenta los requerimientos fundamentales de las escuelas ni apunta al mejoramiento de la calidad educativa?

Un análisis más profundo de lo que está sucediendo lleva a pensar en que se ha actuado con irresponsabilidad por parte de los partidos políticos, pues se aprueban presupuestos y se comienzan programas sin el adecuado respaldo financiero. Las decisiones políticas, en todo momento, deben tener un respaldo técnico y financiero. Es momento de una reflexión profunda. Es necesario que se priorice el presupuesto del Estado para el cumplimiento de las necesidades de cobertura y calidad educativa. No deben financiarse más celebraciones, propaganda o viajes. Debe ponerse un alto al crecimiento desmedido de programas innecesarios. Los textos, la refacción escolar y la capacitación a los docentes son más importantes. Recordemos que el motivo del sistema educativo son los estudiantes.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día miercoles 29 de septiembre 2010.

martes, 28 de septiembre de 2010

La debacle


La ineficacia gubernamental, el gasto público desmesurado y opaco, el mangoneo de los peludos y otras marrullerías propias de personajes detrás del poder —porque el legalmente constituido ha brillado por su ausencia— no son las únicas razones de la dramática, preocupante y comprometida situación en la que nos encontramos. Falta (siempre faltó) un equipo de trabajo con ideas claras y capacidad para ponerlas en práctica, y se suma la ausencia de un programa de gobierno.

PEDRO TRUJILLO

Se sentaron en la poltrona sin planes, sin ganas y sin ideas, excepto la de arrasar desde la oscuridad, y ese ha sido el eje central de toda esta perdición.

Ahora la discusión se ha trasladado a lo interno del partido. La incorporación de los tránsfugas de la Gana y el intento de reposicionamiento de los peludos han desatado una guerra interna que apunta al estropicio final. Primero fue la huida de los Baldizón-boys, ahora la salida del secretario general, y en el ínterin, la pérdida de influencia de quienes se creían todopoderosos desde sus secretarías. En el centro de la discusión, el tema de si la esposa del presidente, quien cuenta con un altísimo índice de rechazo en las encuestas, es o no la opción electoral acertada.

Les preocupa cómo salvar la cara cuando no tengan el poder dentro de un par de años y la justicia (y Cicig) cuente con carta blanca para poder sacar a la luz, siguiendo el modo políticamente interesado de algunos casos, cierta información de que disponen. En poco tiempo, el interés de los uneístas se reducirá a intentar salvar la piel cuando magistrados independientes y efectivos comiencen a pedir cuentas de las omisiones o acciones de su “gestión”. Enfrentamos un espectáculo de supervivencia personal en el que, a la voz de “mariquita el último”, muchos ensayan cómo abandonar el barco o subirse al palo mayor para aguantar la zozobra.

Son conscientes, cada vez más, de que doña Sandra no es garantía de éxito para los próximos comicios, y a estas alturas solo pueden buscar alternativa entre bufones, peludos vengativos o desacreditados y desconocidos. Mientras, el resto pacta para salvar su “carrera política”. Es decir, no tienen a nadie y, sobre todo y mucho más grave, no tienen nada que ofrecer como mínimamente exitoso durante su gestión de gobierno y sí mucho que tapar. Otra administración UNE, sin cambio de liderazgo y sin debate ideológico profundo, más allá de esa tapadera de “socialdemocracia” adquirida por ósmosis, sería como el Ágatha tras el Stan: un desastre de proporciones incalculables. Deben llevar a cabo una catarsis profunda, más allá del manipuleo interesado que han promovido hasta el momento y pocos pueden darle ese giro necesario.

Lo peor de todo es el daño que por inoperantes todavía pueden hacer en el tiempo que les queda y en lugar de combatirse los unos a los otros terminen por salpicarnos, algo así como lo ocurrido en el parqueo del hotel Tikal Futura, cuando fueron a detener a unos criminales. Nos tienen acostumbrados a esos daños colaterales que ni prevén ni planifican, y no sé si les interesan. Son improvisadores profesionales que vinieron a perpetuarse mientras articulan un discurso acomodado que pensaban les generaría réditos. ¡Nada que ver! Si algo hay que destacar del proceso electoral anterior es que las personas dejaron la bobería a un lado y hoy meditan su voto y reconocen al lobo, aunque se esconda tras la piel de oveja o bale, en lugar de aullar.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa LIbre", el día martes 28 de septiembre 2010.

Montesquieu chapín


EUA es un país en donde la riqueza generalmente se celebra. En nuestras latitudes, no es así. Acá se le tiende a condenar haciendo eco a un prejuicio acuñado por el Baron de Montesquieu, a mediados del siglo XVIII: “La riqueza de los ricos es la causa de la pobreza de los pobres”. Los tiempos han cambiado. Algunas mentalidades, no. La revista Forbes publicó la lista de las 400 personas más acaudaladas de EUA.

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

Contrario a la riqueza que se acumulaba en la época de Montesquieu, esa lista carece de personas nobles. En nuestros tiempos, la riqueza ni tiene garantía nobiliaria ni viene con garantía de conservarla. La lista de hoy es significativamente distinta de la lista de hace 25 años, como muy probablemente lo será dentro de 25 años. En una economía de mercado el más rico es, generalmente, el que mejor ha servido al resto de personas.

Bill Gates, principal propietario de Microsoft y quien ha multiplicado la productividad de todos los seres humanos, encabeza la lista. Warren Buffet, el gran empresario que ha construido su conglomerado de empresas desde cero, va segundo. Larry Ellison, que también posee una empresa de fabricación de programas de computadoras y tres miembros de la familia Walton, propietarios de la cadena de supermercados Walmart, les siguen. Todos ellos acumulan un capital personal de 210 mil millones de dólares porque le han dado a la humanidad un valor muchas veces superior. Ya sea en programas que mejoran nuestra productividad, en nuevas y mejores empresas, en bienes baratos y accesibles, etcétera. Como lo quieran ver, los súper ricos han dado muchísimo más de lo que han recibido. Bien merecido lo tienen.

Claramente la causa de su riqueza no es nuestra pobreza. Sin embargo, el dogma de Montesquieu ha sobrevivido más de 300 años y, a pesar de la evidencia, la mente es fácil presa de la envidia que cualquier ser humano puede experimentar al conocer semejantes niveles de riqueza. De ahí que, en nuestro país, los empresarios son estúpidamente condenados cuanto más exitosos. No en balde, mientras nosotros continuamos subdesarrollados, la actitud hacia el éxito de otras naciones les permite seguir una senda más inteligente.

Sería bueno ver la riqueza ajena sin los lentes envidiosos de Montesquieu. Promover su destrucción, ya sea directamente o mediante su redistribución arbitraria, es una mala idea. Algunos creen que delegando ese poder redistributivo en el Gobierno es la forma más rápida de eliminar la pobreza. Se equivocan. Abundan los ejemplos de que las “imperfecciones” del mercado se convierten en horrores al caer dentro de la esfera gubernamental quien, supuestamente, “corregirá” esas “fallas del mercado”. Vea a su alrededor. ¿Qué funciona en el Gobierno?
Artículo publicado en el diairo guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 28 de septiembre 2010.

Fantasías animadas de la CICIG


Nuestras instituciones son ahora más débiles (no más fuertes) con la llegada al país de experimentos como la CICIG y MINUGUA.
Estuardo Zapeta

Para pajas, la CICIG; nadie más. Y es que las “hipótesis”, o mejor dicho “las verdades interinas”, como diría el ex de doña CICIG, elevan la imaginación a los más salvajes escenarios posibles que ni el realismo mágico latinoamericano ha podido siquiera rascar.

Y ya me huele, como desde que este mamarracho internacional ha lanzado sus “fantasías animadas de ayer y hoy”, eso sí, en powerpoint, que cada día menos guatemaltecos creemos lo que esta horda fantasiosa nos quiere vender como el relato de los “hechos”.

En el caso Rosenberg, y ahora con los Musa, veremos una versión sheiksperiana de unos amores posmodernos con sicarios y drama incluido, pero que creeremos tanto como La Llorona, El Cadejo, o la Siguamonta.

Por mí los de la CICIG pueden tener orgasmos, si así lo quieren, con sus malparidas hipótesis (“verdades interinas”), pero todo lo que pido es que no nos vean la cara de majes, porque ni la tenemos, ni somos.

La presunta casaca: que Rosenberg tenía una relación con una señora, pero que el suegro se oponía, entonces el susodicho contrata a unos sicarios para tronarse al bulto del suegro, que sólo tierra hace, pero que en el proceso de echarse al suegro se va shuca la hija, quien se suponía que no tenía que morir, pero que igual se va horrible, y que del dolor de su amada muerta, y ante tanta eficiencia y eficacia de los sicarios, los vuelve a contratar, sólo que esta vez para que se lo autotruenen, pero que los pobres ángeles sicarios no saben, y quedan envueltos (me salen lágrimas, de veras) en una trama que ellos ni fu ni fa, pero que la salvación pronta llega haciéndose “colaboradores eficaces”.

Luego las supuestas explicaciones psiquiátricas de cómo el macho alpha vio amenazada la manada por un macho invasor, y como el invasor no tuvo más remedio que mandar a liquidar al macho alpha, pero en el acto se fue también la hembra codiciada.

A esos niveles patéticos podríamos caer con las “verdades interinas” de la CICIG, y eso en nada ayuda a la lucha contra la impunidad, ni el combate a los grupos “para-lelos” que se supone deberá este adefesio combatir por mandato del tatascán de la ONU.

De los grupos “para-lelos” (porque, vaya si no son sólo para “lelos”) el único que sigue vivito y coleando es la CICIG, porque no son fiscalizables, pueden hacer lo que se les ronque la gana, pueden destruir a cualquiera si así lo desean (y yo presuntamente estoy en su lista de destrucción por mis críticas, y lo denuncio desde ya) y no hay poder en este mundo, ni Dios mismo que pueda pararlos.

Son tan omniscientes (en las hipótesis), omnipresentes (en los teléfonos), y omnipotentes (porque así lo dispuso la ONU), que, de veras, son lo más cercano a “grupo paralelo”, sólo que sancionado por New York, y financiado por la sacrosanta “comunidad internacional”.

Igual que Minugua, la CICIG es un fracaso anunciado. Yo lo dije hace años y sigo insistiendo que nuestras instituciones son más débiles (no más fuertes) con la llegada de esos experimentos.

Pero la debilidad es nuestra, no de ellos. Somos nosotros, nadie más, que por nuestra cobardía de atacar la impunidad pedimos que otro la limpie.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día martes 28 de septiembre 2010.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Musas de telenovela


La muerte de la señorita fue un error, lo cual molestó al señorón quien, igual, les pagó el trabajito.

Marta Yolanda Díaz-Durán

¿Serán a las que imploran los constructores de verdades interinas en la CICIG? ¿Se habrán inspirado en algún popularísimo culebrón televisivo para hacer su trabajo? No dudo en afirmar que en tal caso serían las telenovelas tragicómicas de los colombianos, ya que en el ente mencionado pululan muchos nacidos en el país de Gabriel García Márquez, Laura Restrepo y Fernando Vallejo. Imitadores burdos de grandes creadores: eso son los investigadores de la CICIG.

Total, entrando en materia, tal vez alguno de ustedes recuerde que el lunes 19 de abril del presente año publiqué en Siglo Veintiuno un artículo titulado “No resuelto: revuelto”, donde compartía con mis lectores una hipótesis, digna de sapos y culebras, que tenía muchas probabilidades de convertirse en realidad:

“No resuelto sino revuelto, es el estado en el cual se encuentra la investigación de los asesinatos de Khalil y Marjorie Musa. Revuelto, turbio, enredado… Y si los presagios de algunas musas que me han visitado se cumplen, la hipótesis de Carlos Castresana, titular de la CICIG, será aún menos creíble que la supuesta verdad interina del personaje citado con anterioridad en lo que respecta a la muerte de Rodrigo Rosenberg”.

“…mis informantes me contaron que es probable que presenten al mismísimo Rosenberg como el cerebro detrás del doble crimen. Por supuesto, continuando con la idea de un thriller romántico, la muerte de Marjorie habrá sido un error de los sicarios contratados para quitar del camino del amor al padre de la desaparecida Julieta que se oponía a sus amores con el Romeo chapín”.

Por eso, no me sorprende para nada que de los acusados de ser los ejecutores materiales ¿serán inmateriales los asesinos intelectuales? de la muerte de los Musa, por lo menos siete hayan sido implicados en el asesinato de Rodrigo Rosenberg. Tampoco me asombra que el pegamento que sostiene la hipótesis en este doble crimen sea similar al del caso de Rosenberg. Me refiero a los testimonios de los colaboradores eficaces ¿eficaces para qué y para quién? que son ¡vaya casualidad! los mismos sicarios acusados. Y en el caso de los Musa resulta que el soplón es el mismo que… ¡se los sopló! En esta ocasión, para que les cuadre el guión, Lucas Josué Santiago López, quien suele contradecirse, reconoce que la muerte de la “señorita” fue un error, lo cual molestó al “señorón” quien, de todas maneras, les pagó el trabajito aunque fuera haciéndoles un descuento sobre el precio acordado.

En fin, es probable que mucha tinta más vaya a correr sobre estos hechos que, a pesar del disgusto de algunos, ya son parte de nuestra historia nacional. Razón por la cual, por hoy, me retiro a leer una obra que me entretiene más que el cuento elucubrado por los señoritos de la CICIG. Mejor me distraigo por el momento leyendo a Sir Arthur Ignatius Conan Doyle, y la novela policíaca donde nos presenta al irreemplazable Sherlock Holmes: “Estudio en Escarlata”. Hasta la próxima, Watsons.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día lunes 27 de septiembre 2010.

El futuro religioso del hombre (VIII)



Las ciencias giran en torno a lo universalmente observable y mensurable, mientras que la fe se ocupa de lo singular e irrepetible.

Armando de la Torre

“El futuro”, oí decir una vez, “es hoy”.

Cuando el viajero visita el monumento que honra la memoria de Séneca en Madrid, inscrita en su base encuentra una cita suya de dos mil años de antigüedad. No tengo, lamentablemente, el texto escrito ante mis ojos, pero sí retengo su idea central: “¡Cuántas tierras nuevas, cuántos pueblos desconocidos, cuántos misterios del cosmos descubrirán las generaciones futuras que la de hoy ni siquiera sospecha!...”.

A juzgar por ciertos astrofísicos y por algunos otros atrevidos escritores de ciencia ficción, la supervivencia de la raza humana está en juego al mediano plazo, ya sea por el posible impacto de un meteorito, o por los rayos gamma de una supernova suficientemente próxima o, más sofisticado aún, por una masiva irrupción de gas metano desde las profundidades de los océanos...

Todo ello sumado a las advertencias de los inevitables profetas barbudos que merodean por las calles con pancartas que nos anticipan, gratuitamente, que “nuestro final está próximo”.

Francamente, poco me importan.

En cambio, sí me apasiona la idea de los viajes interplanetarios. Y si llegáramos a reconocer durante alguno de ellos formas de vida muy distantes y ajenas a la nuestra, mejor aún, que además en las que pudiéramos reconocer una conducta “racional”, lo consideraría el logro de los logros en la entera historia de la humanidad, ahora tan ensimismada en nuestra evolución cósmica desde el “Big Bang”. Aunque, no obstante Carl Sagan, tampoco pueda nadie arrancarme de la imaginación una terca incredulidad…

En todo caso, lo más estimulante está en que nuestra razón “logre” sobrevivir a cualquiera de las hecatombes anunciadas. Y es eso, precisamente, parte medular de lo que nos promete la revelación judeocristiana.

De siglos fluye la disputa sobre la confiabilidad de los conocimientos que acumulamos a través de las ciencias experimentales y la de aquellos otros que aceptamos, o por analogía derivamos, de los hechos históricos que enhebran el dilatado proceso del mensaje judeocristiano.

En una última versión (la popperiana) se afirma que tanto las ciencias como la Revelación descansan sobre hipótesis o teorías sujetas a ser falseadas. Pero con “funciones” enteramente diferentes entre sí: pues las unas buscan predecir, mientras la fe, por el contrario, revelar, a partir de perspectivas previamente insospechadas, sobre quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos y para qué.

Las ciencias giran en torno a lo universalmente observable y mensurable, mientras que la fe se ocupa con exclusividad de lo singular e irrepetible. Las primeras se ubican en el mundo de la necesidad y son verbalizables matemáticamente; la segunda, en el de la libertad, que conecta al hombre con su Creador pero sólo referible a través de símbolos y metáforas.

Dos dimensiones, pues, contrapuestas: las finitas y la infinita.

Por supuesto, respecto a cualquiera de ellas siempre cabe la duda del apóstol Tomás: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en sus agujeros y… mi mano en su costado, no creeré”.

De repente, empero, los físicos quánticos del siglo XX se nos adelantaron con “el principio de incertidumbre” de Werner Heisenberg y así, por la vía de lo irreduciblemente probable y jamás apodícticamente cierto, “Dios” —en alusión a Einstein— “hasta puede jugar a los dados”…

Lo que me trae a aquella otra aguda observación de Kant de haber querido demostrar con precisión “los límites de la razón” para abrirle espacio a la fe, es decir, en su caso, a la fundamentación metafísica de los valores.

Ciencia y fe no son, pues, ni lo podrán ser, equivalentes a un contraste entre lo objetivo y lo subjetivo, o entre lo categórico y lo meramente posible, lo racional o lo injustificable, ni tampoco reducibles respectivamente a lo abstracto o a lo intuitivo, sino que son dos modos paralelos del conocimiento, ambos enteramente genuinos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día domingo 26 de septiembre 2010.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Dos buenas noticias


Una: la political correctness quedó en ridículo. Dos: vapulearon a las FARC.

Karen Cancinos

Una. A pesar del gran despliegue de hostilidad previo a la visita de Benedicto XVI a Inglaterra, 80 mil personas se congregaron en Hyde Park para escuchar la Misa que el Pontífice ofició allí. El Papa no es ningún divo: no estoy insinuando que el querido y recordado Juan Pablo II lo era, pero sí es verdad que tenía un carisma que ya hubiesen querido faranduleros y politiqueros. No es el caso de nuestro Benedicto, pero su humildad y sí, su simpatía, se impusieron a los ánimos deliberadamente encendidos en su contra en la isla antes de su llegada.

Si algo ha caracterizado al Papa actual es su leitmotiv, que unos compendian en su continua denuncia de la dictadura del relativismo y otros, en su interés por los vínculos entre fe y razón. Me encantó que se refiriera en el Parlamento a Tomás Moro, santo patrón de los politólogos. Cuando me gradué, mi madre me regaló una biografía. Fue mi primer contacto con el Moro estadista y creyente, pues hasta entonces su nombre solo me decía “Utopía”, libro que encontré más bien soso cuando lo leí por primera vez, muy jovencita y atolondrada. Pero la sosa era yo: bien dicen que no hay cosas poco interesantes, sino gente incapaz de interesarse. Sin embargo, maestros excelentes me despertaron de mi marasmo adolescente, y hoy estoy en condiciones de acudir a mi buen amigo Moro cuando necesito fuerza para vivir con coherencia.

También acudo a Benedicto XVI: si algo le interesa al Papa es reflexionar sobre el rol de la fe en una sociedad civilizada. Le atribuye un papel corrector en cuanto a las pretensiones racionalistas (de las cuales los totalitarismos del siglo XX constituyen sus peores y más representativos exponentes), pero afirma contundente que la razón asimismo tiene un “papel vertebrador” en las sociedades.

La buena noticia, entonces, no es el palmo de narices que se dieron los activistas anti Papa, sino el hecho de que el relativismo y su expresión política, la political correctness, quedaron una vez más en ridículo.

Dos. El recién estrenado Presidente de Colombia, quien se encuentra en Nueva York, fue notificado de la muerte de uno de los más emblemáticos narcoterroristas, miembro de la cúpula de las FARC, el “Mono Jojoy”. Al parecer fue bombardeado por la fuerza aérea colombiana en una zona llamada La Macarena, junto a otros 20 sicarios.

Chávez no ha dicho ni pío, pues el muy taimado está fingiendo demencia. No le conviene hacer aspavientos: el domingo se celebrarán elecciones parlamentarias en Venezuela, que perderá (si los opositores salen a votar y si el tribunal electoral venezolano admite esos votos).

Pierda o “gane”, de todos modos, veremos cómo sus inclinaciones bufonescas lo podrán, como siempre lo han podido (si hay algo que ese individuo no sabe es decirse “no” a sí mismo). Que empiece a graznar que el mandatario Santos es un “asesino” y otras lindezas, es solo cuestión de tiempo. Por ahora finge desfallecer de simpatía por él, pero un orate no deja de serlo porque salga en unas fotos abrazado a una persona o a un tronco de árbol, cosa que le vendría bien a Chávez, por cierto, aunque hay que decir que ni de lejos resultaría tan simpático como un bonobo.

Para pesar de Chávez, la buena noticia es el golpe que la desaparición del “Mono Jojoy” supone para una organización sanguinaria y anacrónica.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXII", el día viernes 24 de septiembre 2010.

Cleptocracia


Guatemala no es un “narcoEstado”; no, qué va: Guatemala es un “cleptoEstado”.

Estuardo Zapeta

Ni dudarlo: la UNE y el “gobierno de Colom” inventaron una nueva forma de gobierno, basado en agarrar la mayor cantidad de recursos para “a saber” ni cuáles fines, decir que se está peleando el combate, la lucha, el sacrificio contra la pobreza, desviar recursos a otras actividades, y desaparecer, contratar o repartir (vía el listado geográfico de obras) cuanto pisto se pueda, bajo la premisa que reza que “el que parte y reparte se queda con la mejor parte”.

A ese sistema he denominado, de acuerdo con la teoría política, “cleptocracia”. Y alegrémonos que somos los inventores de susodicha forma de gobernanza.

“Propensión morbosa al hurto,” define el DRAE la “cleptomanía”. Y en donde esa “propensión al hurto” se hace forma de gobierno, ahí es donde se impone la “cleptocracia” como forma de administrar un gobierno.

Pero los más interesantes son los “cleptómanos” (o sea, la persona que padece de “cleptomanía,”) que no es uno, sino varios, con diferentes líderes, niveles, montos y mañas.
En un centro comercial, una acción fallida, ¡Sí, pues! de los cleptómanos, no importa, todo el gobierno está igual. A estos se le van cuanto ladrón conocen, no importa, son todos “cleptómanos” de la misma loma, pero no del mismo monto.

Porque esta “cleptocracia” tiene niveles. No es lo mismo el cleptómano o cleptómana número uno que los de abajo. No, qué va. Si los de arriba, de hecho, se cuidan de “los de abajo,” no vaya a ser que resulten los segundos más alagartados –y más buzos—que los de arriba.

Pero la debilidad de la “CleptoCracia” radica en la misma debilidad de sus participantes. Todos desconfían de todos. Todos terminan canibalizándose, o peor, asesinándose, porque creen que muerto el otro la tajada “cleptócrata” será mayor.

Y por eso las las “cleptocracias” como la criolla se caen pieza por pieza, porque el más débil no es quien más agarre, sino a quien menos le dejaros sus compinches “cleptocómplices”, y el otro, por la rabia de una “cleptódivisión” inequitativa empieza a delatar a sus camaradas de “propensión al hurto.”

El “cleptoeslabón” débil es así el que tiene menos, mientras que quienes más “agarraron” padecen de una enfermedad que los adormita casi en una fantasía y una urgencia por mostrar a la comunidad cuánto han “agarrado”.

Así vemos los “cleptoenriquecimientos lícitos”, y digo lícitos, porque la cleptocracia produce “leyes” a la medida de los “cleptócratas”. Ah, y luego promulgan una ley de “extinción de dominio” porque no aceptan “cleptocompetencia”.

Bonos, reconstrucción, préstamos, redistribución, son algunas “cleptoestrategias” para abarcar y agarrar más. Eso junto con el “presupuesto” que ellos mismos hacen y que ellos mismos se reparten.

Tiempo y camiones le hacen falta a estos para “cleptoadquirir” desde cosas muy sencillas, como “viajes”, hasta más complejas fortunas que de forma honrada, trabajando, jamás hubiesen adquirido.

Luego, se “cleptojustifican”, diciendo que “si todos lo han hecho, por qué no ellas y ellos”, porque además los “cleptochichitos” son muy conscientes del género.

Guatemala no es un “narcoEstado”; no, qué va: Guatemala es un “cleptoEstado”.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día viernes 24 de septiembre 2010.

jueves, 23 de septiembre de 2010

¿Es ética la prohibición del consumo y producción de drogas?


“El acto de drogarse no constituye un crimen, ya que ese hecho no lesiona derechos de terceros”, Alberto Benegas Lynch.

Ramón Parellada

Las leyes que prohíben el consumo, producción y toda actividad relacionada con las drogas, no son éticas y causan más daño a la sociedad del que se quiere evitar. La intención de quienes están a favor de la prohibición es erradicar la droga y evitar que la gente se drogue. El resultado es otro: la droga sigue llegando y se puede encontrar a la vuelta de cualquier esquina, pero además de drogadictos hay muchas muertes violentas y leyes que limitan cada día más nuestra libertad.

Sabemos que las drogas no son buenas para la salud y que acaban con la vida. Quien se droga se hace un daño a sí mismo, un daño físico a su cuerpo. Pero, ¿deben existir leyes que prohíban su consumo, producción y distribución? ¿Debe meterse a la cárcel a un drogadicto o a quien produce y vende drogas?

Algunas personas arguyen que la razón de la prohibición es ética. Y posiblemente este sea el punto más álgido en el tema de la discusión de la liberalización y despenalización de las drogas. Los demás puntos parecen ser entendidos muy bien como las consecuencias no intencionadas de la ley al haber creado un mercado informal muy rentable pero peligroso, que hoy es manejado por bandas de narcotraficantes que cometen crímenes crueles para mantener su actualmente ilícito negocio.

Veamos el tema de la ética. Para ello resumo unas ideas tomadas de un excelente ensayo denominado “Un análisis acerca de la Legalización de las Drogas”, escrito por Iván Cachanosky. Para Iván la prohibición es menos eficiente que la liberalización; está claro incluso en quienes siguen defendiendo la prohibición, pero no es el argumento más importante. El tema ético es el que debe prevalecer incluso sobre el de la eficiencia.

En cuanto al tema ético, la pregunta relevante es si el acto de drogarse constituye o no un crimen y si causa daños a terceros. De acuerdo a Alberto Benegas Lynch (hijo), en su libro La tragedia de la drogadicción: Una propuesta, “El acto de drogarse no constituye un crimen ya que ese hecho no lesiona derechos de terceros”. Si no se lesionan derechos de terceros entonces por qué prohibirla.

Hay quienes se drogan y lo hacen sin cometer crímenes que afecten a terceros. ¿Deben estas personas parar en la cárcel? Hay por otro lado aquellos que roban para adquirir el dinero suficiente a modo de conseguir la droga. El acto de robar sí es un crimen porque afecta a otros.
Y, ¿qué de quienes matan, corrompen, extorsionan y cometen muchos otros crímenes? Estas personas deberían ser perseguidas, juzgadas y condenadas por los crímenes que han cometido al dañar la vida y propiedad de otros, no porque estén produciendo o distribuyendo drogas.

Según Friedrich von Hayek, en una sociedad de personas libres y responsables podemos encontrar actos que nos gusten, que no nos gusten y violen nuestros derechos o que no nos gusten pero no violen nuestros derechos. De estas tres posibilidades, sólo en la segunda debe aceptarse la intervención del Estado mediante la justicia y la fuerza, dado que se dañan derechos de terceros y constituye un delito o crimen.

Consumir drogas no es un crimen siempre y cuando no dañe los derechos de los demás, al igual que no es un crimen tomar bebidas alcohólicas, ni fumar ni manejar ni tantas otras cosas. El crimen o el delito ocurre al dañar los derechos ajenos.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día jueves 23 de septiembre 2010.

Mejorando la competitividad

Cómo nos califican en el mundo. Y por qué lo hacen.

Federico Bauer Rodríguez

El socialismo es un sistema sociopolítico, y no un sistema económico, por la sencilla razón que su objetivo es mantenerse en el poder mediante el abuso de la retórica, y no buscar la asignación más eficiente de los recursos escasos. El socialismo carece del sistema de información de los precios de mercado, por lo cual el cálculo económico es imposible. El socialismo también carece de otros dos factores económicos indispensables: un sistema de incentivos (utilidades), y un sistema de competencia para que triunfen en el mercado los que mejor le sirven.

En Cuba, unos de los últimos ejemplos de este empobrecedor esquema, están haciendo otros cambios al sistema, en un vano intento por obtener los resultados del capitalismo dentro del sistema socialista. La solución ideal es aceptar el fracaso del modelo, como lo hizo China, e iniciar una migración hacia la economía de mercado. En esta columna quiero tocar el tema de ese factor tan importante en una economía de mercado: la competitividad.En un mundo globalizado los países tienen dos opciones: ignorar la Ley de Asociación (ventajas comparativas) y cerrar sus economías, convirtiéndose en sociedades autárquicas, o ingresar al concierto de naciones que tienen libre comercio, gracias al cual el nivel de vida de cientos de millones de personas ha mejorado de manera significativa. La economía mundial anual es de US$60 billones, lo cual equivale a casi US$10 mil anuales per cápita. En Centro América sólo Costa Rica está cerca de dicho promedio.

Para comprender mejor nuestra situación, en el entorno de la competencia global, me referiré al índice de competitividad del World Economic Forum; pueden acceder a la fuente en www.weforum.org, y luego haré un diagnóstico basado en otros índices que ya he mencionado en columnas anteriores.El WEF acaba de publicar su último ranking de competitividad (GCI 2010-2011), en el cual coloca en primer lugar a Suiza, lo cual se explica por tener un sistema de libertad con instituciones eficientes, i.e., un sistema capitalista manejado con responsabilidad. En segundo lugar está Suecia, una socialdemocracia que no es irresponsable en su macroeconomía; en tercer lugar está Singapur, una nación joven que ocupa el segundo lugar en libertad económica; cuarto, EE.UU.; quinto, Alemania; sexto, Japón. Los 3 últimos son economías que equivalen a un tercio de la economía mundial, 3 estilos diferentes de economías capitalistas con resultados similares.

En AL, como siempre, tenemos a Chile en el puesto 30 a nivel mundial, gracias a los 30 años de recuperación económica dentro de un proyecto iniciado por los Chicago boys. Este proyecto económico ha sido respetado por los gobiernos democráticos de izquierda.En CA el mejor calificado es Costa Rica, puesto 56; Guatemala ocupa el puesto 78, y El Salvador el puesto 82.Los parámetros que utiliza WEF son: fortaleza de las instituciones, infraestructura, macroeconomía, salud y educación primaria, educación superior, eficiencia en los mercados, eficiencia del mercado laboral, desarrollo de mercados financieros, avances tecnológicos, tamaño del mercado, negocios sofisticados e innovación.Las principales razones de nuestra pobre calificación, sobre un total de 139 países: en la calidad de nuestras instituciones somos el puesto 124.

En salud y educación primaria somos el 96.En educación superior somos el 104.En eficiencia del mercado laboral somos el puesto 101. Continuaré la próxima.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "El Periodico", el día jueves 23 de septiembre 2010.

Guerra imposible


Esa guerra perdida contra las drogas cada vez se acerca más a nosotros. Prueba de ello fueron los sucesos del 15 de septiembre en un centro comercial capitalino. Y seguirá de mal en peor mientras no se reconozca cuál es la raíz del problema. Para mí, la raíz es la prohibición al consumo de las drogas. Mientras esta no se elimine, seguiremos siendo la carne de cañón en una guerra perdida.

JORGE JACOBS A.

Esa guerra perdida contra las drogas cada vez se acerca más a nosotros. Prueba de ello fueron los sucesos del 15 de septiembre en un centro comercial capitalino. Y seguirá de mal en peor mientras no se reconozca cuál es la raíz del problema. Para mí, la raíz es la prohibición al consumo de las drogas. Mientras esta no se elimine, seguiremos siendo la carne de cañón en una guerra perdida.

Los argumentos a favor de eliminar la prohibición al consumo y distribución de drogas ya comienzan a hacer eco, incluso en México, donde esta “guerra” ya ha cobrado más de 20 mil vidas en poco menos de seis años, y costado muchos millones de dólares en gastos para sufragar dicha guerra.

Intentaré aquí resumir en muy pocas palabras los argumentos planteados por uno de mis maestros, Alberto Benegas Lynch, en su libro denominado La tragedia de la drogadicción. Una propuesta que les recomiendo a todos leer.

En primer lugar y por lógica, no es moral criminalizar lo que no constituye un crimen. En este sentido, no debe confundirse un vicio por el que una persona se daña a sí misma o a su propiedad con una lesión al derecho de terceros, a través de lo cual se daña a otras personas o a sus propiedades, y debe puntualizarse claramente que una cosa es el uso y otra el abuso, del mismo modo que no todos los que beben alcohol están en estado de delirium tremens.

En segundo lugar, la prima por el riesgo de operar en un mercado negro eleva el precio de la droga, generando abultados márgenes de ganancias, lo que desemboca en la creación de grandes, adineradas, poderosas y violentas redes de tráfico, en donde hasta los pushers o distribuidores al menudeo ganan miles de dólares semanales, haciendo que más individuos entren al negocio.

Tercero, el comercio en el mercado negro tiñe las actividades legítimas a través del lavado de dinero, lo cual oscurece las contabilidades y los registros de los negocios de una y otra característica. Estos inmensos flujos de dinero corrompen a autoridades policiales, jueces, gobernantes, militares y agencias encargadas de controlar el mercado de drogas, quienes se desvían, no solo de sus objetivos principales, que son prestar seguridad y justicia, sino que los corrompen al punto de que ni siquiera cumplen estas funciones y pasan también a ser parte del circuito criminal.

Cuarto, cuanto mayor es la persecución, más trabajo intensivo se hace en el mercado de drogas; cuanto mayor es la persecución en una zona, mayores son los estímulos e incentivos para la extensión del mercado a otras áreas; cuanto mayores son las dificultades para entrar la droga en un área, más intensiva se vuelve la actividad; cuanto mayor es la persecución, mayor es el número de gente violenta que se contrata en la actividad de las drogas; cuanto mayor es la persecución, mayor es el número de víctimas inocentes heridas y muertas.

Si se deja sin efecto esta llamada “guerra contra las drogas”, la eliminación del elemento crucial del “fruto prohibido”, la desaparición de los pushers y la no existencia de la publicidad constituyen tres factores que cambiarían lo que en la economía convencional se denomina “la función de la demanda”. La liberación del mercado de drogas no las propugnamos por razones primordialmente utilitarias, sino por motivos morales; es decir, no criminalizar lo que no constituye un crimen. Cada uno debe asumir la responsabilidad por lo que hace y, en una sociedad libre, el aparato de la fuerza que denominamos gobierno debe utilizar la violencia solo a título defensivo, nunca ofensivo.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día jueves 23 de septiembre 2010.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Histórico llamado por la libertad


Debemos poder rendir culto juntamente con otros creyentes, participando de ritos sociales (y públicos).

Carroll Ríos de Rodríguez

Resonó alrededor del mundo la defensa de la libertad religiosa emitida por Su Santidad Benedicto XVI durante su histórica visita a Gran Bretaña, la cual concluyó este lunes. El viaje tenía un objetivo grato: la beatificación del cardenal John Henry Newman, destacada figura intelectual y religiosa. El beato sufrió en carne propia los atropellos a la libertad de credo tras su dramática conversión del anglicanismo al catolicismo en 1845. Su decisión supuso una dolorosa ruptura con familiares y amigos, así como un sinnúmero de críticas y ridiculizaciones.
¿En qué consiste la libertad de religión? El papa Benedicto XVI afirma que además de la posibilidad de escoger, sin coacción, nuestra afiliación religiosa, debemos poder vivir en coherencia con nuestra fe. Concretamente, debemos poder rendir culto juntamente con otros creyentes, participando de ritos sociales (y públicos). Debemos poder dar testimonio de nuestra fe en nuestros actos y palabras. Como dijo Newman, “Podemos escoger lo que creemos. Respondemos por aquello que escogemos creer”. Ante el Creador y la humanidad, claro está. Todo ello reclama el profundo respeto a personas que profesan creencias distintas a las propias; implica una convivencia plural y pacífica.

De ahí que muchos líderes religiosos vean un peligro en la tendencia moderna al secularismo intolerante y al relativismo. Relegar la religión al interior de la persona, o a la privacidad de su hogar, prohibiendo manifestaciones públicas de la fe, es sinónimo de conculcar la libertad de religión. Por ejemplo, haciendo gala de cinismo, la Administración Zapatero propuso la iniciativa de Ley de Libertad Religiosa en España. Ésta suprimiría los símbolos religiosos en hospitales, colegios, cuarteles y otros lugares públicos. Se eliminaría también el uso de símbolos religiosos en actos públicos, funerales de Estado y otros. La nueva Constitución de Bolivia ya logró este mismo cometido. Tradicionalmente, los militares custodiaban el Santo Sepulcro y los empleados públicos participaban libremente en los ritos religiosos de la Semana Santa, pero ahora se les prohibió hacerlo, tanto a los militares como a los policías. Ello, en nombre de un Estado independiente de la religión (Datum).

La libertad de conciencia está íntimamente ligada a la libertad religiosa: no es lícito que se nos obligue a obrar en contra de nuestra fe. Por ejemplo, enfermeras y médicos deberían poder abstenerse de practicar abortos, aunque éstos sean legales. En la práctica, rehusarse a practicar un aborto puede costar a la persona su trabajo y otras consecuencias negativas.

En la Vigilia previa a la misa de beatificación, el papa Benedicto XVI recordó que el cardenal Newman trabajó arduamente, al final de su vida, “contra la creciente tendencia a percibir la religión como un asunto puramente privado y subjetivo, una cuestión de opinión personal”. Es un mensaje actual. Del nuevo beato aprendemos a vivir con fidelidad, valentía, humildad y coherencia, amando la verdad y practicando la caridad al prójimo.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día miércoles 22 de septiembre 2010.

En el mes de la patria…


Es necesario que se continúe fortaleciendo la institucionalidad democrática, incluyendo los sistemas políticos...

Verónica Spross de Rivera

La conmemoración de la independencia patria constituye un motivo de reflexión, especialmente para quienes amamos nuestro país y deseamos el desarrollo pleno para todos los guatemaltecos. El valor de la libertad ha estado entre los primeros lugares cuando se analizan las aspiraciones del ser humano a lo largo de la historia. ¿Somos realmente libres? En los últimos 25 años hay avances significativos, como nos comentó acertadamente don Francisco Pérez de Antón, en una reflexión realizada hace algunos meses. Sin embargo, la pregunta nos lleva a un análisis necesario.

La libertad es ante todo un concepto social. El hombre reconoce el valor de la libertad cuando inicia la relación social con otros hombres. La tolerancia, una de las virtudes del hombre libre, se adquiere conviviendo con los demás. La libertad es importante, porque permite alcanzar los mayores logros de una persona. Su potencial se alcanza de mejor forma en un ambiente de libertad, donde puede escoger cuáles son los medios que le llevarán a alcanzar sus fines personales. Actualmente contamos con libertad para decidir nuestra profesión u ocupación en la vida.

Es necesario reconocer que la libertad sólo tiene sentido si sirve a todos por igual. Los contratos entre las personas constituyen el medio que permite poner en práctica las decisiones que se consideran mejores para alcanzar las metas que cada quien se propone alcanzar en la vida. De allí la importancia de contar con un sistema jurídico que facilite los contratos y se cuente con un organismo judicial que oriente su acción al cumplimiento de dichos contratos, cimientos fundamentales de una sociedad libre. Enfrentamos aún hoy desafíos enormes para fortalecer el sistema de justicia.

En el ámbito político, la libertad se refiere al derecho de autodeterminación de las personas que conforman una nación, en oposición a la esclavitud o dependencia de otro país o pueblo.
Enfrentamos actualmente amenazas de quienes se sienten más capaces de orientar el destino de los demás, generalmente a través del aumento en el tamaño del Estado, el cual asume un rol paternalista benefactor incompatible con el orden social libre. La definición del rol del Estado conforme a nuestra visión de país y el establecimiento de límites claros al Gobierno continúa siendo fundamental, complementado con sistemas de rendición de cuentas hacia los ciudadanos.

La libertad de prensa es un elemento esencial para la permanencia y el mejoramiento de las instituciones democráticas, así como para el fortalecimiento de la economía de mercado. El papel del periodismo investigativo y de opinión es a todas luces relevante para asegurar mayor transparencia en la administración gubernamental y el cumplimiento de las leyes.

Es necesario que se continúe fortaleciendo la institucionalidad democrática, incluyendo los sistemas político, electoral, legislativo, judicial y de fiscalización, así como continuar con el proceso de descentralización, que nos lleve a un gobierno local más fuerte y vinculado con los ciudadanos y un gobierno central con menos funciones y más enfocado a resultados.
Esperamos haber logrado esto al arribar en once años a la celebración del bicentenario de nuestra independencia.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día miércoles 22 de septiembre 2010.

martes, 21 de septiembre de 2010

¡Hello!


Hojeé una de esas publi-caciones denominadas “del corazón”, en las que agraciados, desconocidos y desocupados personajes llenan páginas de fotografías a todo color en impresionantes fiestas o en lujosas mansiones y lucen modelos de tal o cual afamado diseñador.

PEDRO TRUJILLO

Aparentan dibujar una sonrisa de simulada felicidad que más pareciera fingidamente interesada, para promover la adquisición de esas revistas y seguir haciéndose millonarios, mientras, en compensación, nos cuentan sus versátiles amores trimestrales, sus complicados embarazos de bebés rubitos con ojitos azules, o las tristezas que padecen cuando se divorcian. Un espectáculo picante de alegrías y penas que son simultáneas entre las decenas de páginas vacías de contenido, más allá de esa superflua y estéril existencia.

Encontramos también princesas y príncipes que nunca reinarán y que afanosamente buscan pareja en ese limitado círculo de frívolos aristócratas que se embarcan en sus veleros durante el verano o se deslizan con esquíes de marca por las pistas más famosas durante el invierno. Las menos jovencitas narran con detalle cómo se esfuerzan por decorar sus lujosas viviendas con ese toque de elegancia tan especial y burgués que las caracteriza, a costa, por supuesto, de la revista que les posibilita su azarosa y relajada vida. Caben igualmente, en ese conglomerado de farándula, los denominados artistas. Algunos tienen que ser identificados con la desconocida serie que hicieran, la película que alguna vez grabaron o el cuadro incompresible que pintaran, con el fin de que el lector no se pierda y pasen desapercibidos, salvo aquellas que enseñan alegremente sus retocados senos operados en cualquier afamada clínica norteamericana, mientras contienen la respiración para evitar en la instantánea esas partes que compusieron pero que regresaron a su sitio y afean la toma. O la más reciente historia del cantante famoso que se casa por la iglesia después de estar divorciado, tener cinco hijos y 20 años de convivencia con su pareja ¡Toma ya! ¿Qué otro humano puede conseguir tal favor religioso?

Un mundo contrahecho y artificialmente sostenido por los lectores de esos semanarios que promueven sueños lascivos e intentan transportarte a un paradisiaco edén donde los carros último modelo, los apartamentos lujosos o las casas con decenas de habitaciones y sus correspondientes cuartos de baño son una realidad. Vividores profesionales, sostenidos por aburridos trabajadores que envidian ese tipo de vida que nunca llegarán a “disfrutar”. En aquel instante pensé, ¿a qué hora trabajarán todos esos?, y ¿qué harán para mantenerse sin dar golpe si no son políticos? Al no encontrar explicación alguna, concluí en que son sus lectores quienes los sostienen al adquirir esas revistas. Construyen y, lo peor, financian un mundo ideal que nunca disfrutarán pero que le regalan a otros para que periódicamente les den envidia con sus fotos, sus lanchas y sus motos de agua o les refrieguen esas rubias angelicales o esos torsos masculinos musculados. Por cierto, nadie sabe muy bien dónde o qué estudiaron, y la verdad es que no importa mucho. De escarbar en su currículo es posible que no encontremos mucho contenido.

Supongo que todo eso tiene parte de culpa en que avancemos tan poco y vivamos una ficción que termina por opacar la realidad mucho más dura, pero más agradable, desafiante y emprendedora. Me rebelo y me niego a comprar semanarios que permitan vivir del cuento a tanto caradura y a otros que luego se reúnen en un estudio de TV a comentar a gritos lo que usted y yo leemos o meditamos en la soledad de nuestro cuarto de baño.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 21 de septiembre 2010.

Competitividad y gobierno


De acuerdo con la organización Foro Económico Mundial, Guatemala subió dos puestos para ocupar el número 78 de un total de 139 naciones encuestadas en materia de competitividad. Para seguir mejorando en ese ranquin y aspirar a elevar el nivel de vida de los ciudadanos, debemos ver hacia el Gobierno, para que deje de ser un lastre y se convierta en una vela.

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

Por competitividad se entiende “el conjunto de factores, políticas e instituciones que determinan el nivel de productividad de un país”. ¿Qué debemos hacer para mejorar la productividad de los guatemaltecos? Una muestra representativa de empresarios respondieron que los factores más problemáticos para hacer negocios en nuestro país son: el crimen, la violencia, la corrupción, la inestabilidad política y la burocracia ineficiente (en ese orden). Mejorando esos elementos mejoramos más del 65 por ciento de los problemas que ellos encuentran para prosperar.

Las opiniones anteriores son relevantes. Solamente los empresarios pueden crear riqueza y empleo. Esa es la única vía para el desarrollo y la prosperidad de todos los ciudadanos. El problema es que el sector público no está cumpliendo con su parte. La única función legítima que pudiésemos esperar del Gobierno: seguridad y justicia no existen. Si un gobierno no puede proporcionar lo más básico en materia de servicios públicos, ¿qué podemos esperar de otras funciones que no son tan relevantes?

Guatemala ha progresado a paso de tortuga. En esta carrera por el desarrollo, otros países nos han rebasado. El problema no está en los ciudadanos. El guatemalteco cada día trabaja más y mejor. Sin embargo, los impuestos que le son confiscados no son usados con eficiencia y productividad. No es que el Gobierno de Guatemala sea relativamente pequeño. Es que es grandemente ineficiente y en esa ineficiencia se vuelve un lastre al desarrollo. Como quien dice que hemos avanzado no gracias a… sino a pesar de… el Gobierno.

Nuestra prosperidad depende de la calidad de las instituciones públicas. Ello pasa por el Organismo Ejecutivo, el Congreso, las instituciones de justicia y las instituciones políticas. Desafortunadamente, la experiencia nos ha enseñado que allí radica el principal problema. Nuestros políticos han tendido a ver la carrera de servidores públicos como la fórmula de enriquecerse personalmente con cargo al Presupuesto General de Gastos de la Nación. De ahí que el mismo sea el gran botín político.

Yo no tengo la fórmula mágica para cambiar lo anterior. Sin embargo, mientras ello siga siendo una realidad, los ciudadanos debemos forzar a que el Gobierno (y, por ende, el botín) siga siendo de tamaño limitado. Si el Estado es el lastre de nuestro desarrollo y competitividad, cuando más pequeño, mejor.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 21 de spetiembre 2010.

Carta muy abierta a la Cicig


El nuevo comisionado, si es consecuente con lo que escribe, deberá empezar por disculparse con los guatemaltecos.
Estuardo Zapeta

Desde la idea peregrina de la “ciciacs” me opuse a ese experimento fallido de Naciones Unidas, y una vez convertida en versión más comestible, ya como “Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, Cicig”, fue más vehemente mi crítica a este invento de la mente retorcida e improductiva de la burocracia internacional, bendecida por debiluchos políticos criollos que se desresponsabilizan de un trabajo que deben pero no quieren hacer.
El tiempo me dio la razón.

Hace unos días, Javier Ciurlizza, representante del Centro Internacional para la Justicia Transicional, expresó que el trabajo de la Cicig es un “laboratorio fascinante de lucha contra la impunidad.” (Tomo la cita del website de la Cicig.)

Eso somos para la Cicig, un “laboratorio” en el cual se han cometido muchos errores y menos ensayos, y en el cual no sé si está el Dr. Jekyll, Mr. Hyde, o “Frank-Stein”. O todo juntos.
He escuchado como la Cicig ha presentado “hipótesis” al estilo “Jóliwud,” o impunemente ha acusado a personas inocentes. Vaya si no hemos visto como la Cicig ha destrozado carreras, nombres, profesiones, personas, posiblemente entre algunos que, con o sin Cicig, deben ser perseguidos.

El website de la Cicig, una colección de alabanzas y de acciones inmaculadas, cita al gran Martin Luther King: “No me asombran ya los actos malos de la gente mala, sino tanta indiferencia de la gente buena”.

Parafraseo: “No me asombro de los errores de la Cicig, sino del silencio cobarde de los guatemaltecos.” (El mismo caso de Minugua, para más inri.)

El nuevo Comisionado, por lo menos, no trae trauma de “divo mediático”, como lo tenía “Castre-sarna”, quien se fue denunciando una fumada “conspiración” que era un exquisito invento digno de un guión para cine, pero no para luchar contra la impunidad. Ah, y con las porras de la “Suciedad Civil” tapaba sus metidas de pata.

Y ese es el reto del “nuevo comisionado” —cuyo artículo más reciente publica el 15 de este La Nación de Costa Rica, y “postea” la Comisión— salir del círculo y del circo mediático que al que este invento posmoderno y supranacional se había metido.

Uno de los errores garrafales de la Cicig ha sido tener una hipersensibilidad a la crítica. Hace unos meses, recuerdo, yo mismo, por mis críticas, fui considerado como parte de una “conspiración”, una estrategia, y una táctica para destruir a la Cicig. Gracias por el poder imputado, pero no lo tengo, Dios me libre, pero la Cicig no sé de dónde sí lo tiene; entonces puede deshacerme a mí y a cualquier periodista bajo el simple cargo de “críticos” y “complotistas”.

Ni mencionemos que puede implantar falsa evidencia para condenarme, o asociarme con cualquier cosa para culparme. Ganas, supongo, no le harán falta a los burócratas internacionales que ven en la Comisión casi el paso previo para la Secretaría General de la ONU, o masturbación parecida.

El nuevo comisionado, si es consecuente con lo que escribe, deberá empezar por disculparse con muchos guatemaltecos, o mejor dicho, con toda Guatemala, por los desmadres de su antecesor en nombre de la “comisión”.

No temí a la idea de la “ciciacs”, menos al experimento Cicig. Insisto, el tiempo me dio la razón.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día martes 21 de septiembre 2010.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Mall Alert


“Hasta la seguridad que muchos sentíamos en los centros comerciales se ha perdido de alguna manera”.

Marta Yolanda Díaz-Durán

El miércoles pasado, como si viera una película jolybudense de tercera categoría, viví junto con miles de televidentes el drama que otros sufrían en el centro comercial Tikal Futura. Un enfrentamiento armado entre narcotraficantes y policías ¿o entre narcos y narcos? que puso en peligro la existencia de cientos de personas que visitaban el mol o trabajaban en una empresa ubicada en el mismo.

Era 15 de septiembre. Día en el cual conmemoramos el 189 aniversario del cambio de reyes. Sé que muchos, incluidos amigos preciados, celebran la independencia de una ficción de otra ficción. La independencia de Guatemala de España. Lamentablemente a la presente fecha, los habitantes de la primera aún no logramos que nuestros actuales gobernantes, llamados presidentes, entiendan que ellos no son reyes ni nosotros sus súbditos.

Una cosa es vegetar en una nación independiente, como le sucede a los cubanos, y otra cosa es SER ciudadanos libres. Reconocer lo anterior no implica que no quiera a mi terruño. Aunque reconozco que el mío, que comparte territorio y leyes con el suyo, difiere en contenido, ya que éste se lo damos cada uno de nosotros con nuestras vivencias únicas e irrepetibles. Las memorias de lo pasado y los sueños a realizar en el futuro… que espero no sean truncados en una balacera como la mencionada. Sin embargo, ¿quién, a menos que sea funcionario público, está fuera de peligro en ese espacio que compartimos sin conocernos?

Lo sucedido la semana pasada es un claro ejemplo de que hasta la seguridad que muchos sentíamos en los centros comerciales se ha perdido de alguna manera. No faltará quien crea necesario, a la hora de visitarlos, tener más cuidado del que se tenía antes, tal y como le pide una madre a su retoño en el chiste que circula en las redes sociales virtuales: “-—Mamá, mamá, me voy al mol.— Ok, hijo. ¿Llevas tu chaleco antibalas?”

Lo que a mí me indigna de la creciente criminalidad en nuestro país (además de ver a gente inocente tirada en el piso, como si fueran antisociales de la peor calaña, mientras son amenazados por la policía con armas de alto calibre) es que la mayor parte del aumento en el riesgo de vivir en Guatemala es consecuencia de la irracional e ilegítima guerra del gobierno gringo contra las drogas. Y hago énfasis en el hecho de que es una decisión estatal, ya que admiro a muchos estadounidenses, comenzando con los padres fundadores que supieron elegir las normas que les permitieron convertirse en la sociedad más rica de todos los tiempos.

La única manera de terminar con este inútil desangramiento es eliminando de raíz el problema: acabando con la prohibición de producir, comercializar y consumir droga. Por supuesto, aquellos que además se han dedicado a extorsionar, secuestrar, asesinar… deben ser perseguidos, encarcelados, enjuiciados y castigados como merecen. Al fin, la razón de ser de esa construcción llamada Estado, es velar por que haya justicia y seguridad. Y así poder vivir en paz.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día lunes 20 de septiembre 2010.

El futuro religioso del hombre (VII)


Permítaseme citar unos versos en los que San Juan de la Cruz recogió su particular vivencia redentora...

Armando de la Torre

Karl Rahner, el teólogo católico del siglo XX que quizás más ha influido en el pensamiento moderno, escribió hacia el final de su vida un ensayo titulado Espiritualidad Antigua y Actual (1968) en el que afirmó que el cristiano del futuro “o será un místico… o no será cristiano”.

Me dejó perplejo. Porque la vivencia mística es un don muy excepcional, no asequible a cualquiera. La lectura, sin embargo, de otro texto suyo en torno al “invierno eclesial” en nuestros tiempos, simultáneamente con la del más reconocido de los grandes místicos, San Juan de la Cruz, me ayudó a descifrarlo. Pues nadie como este último ha sabido trasladarnos al castellano, con tanta sensibilidad y hondura, el itinerario personal de un alma a Dios.

Recientemente, también se han hecho públicas ciertas reflexiones acerca de lo que nos revela el diario de la Madre Teresa de Calcuta —para sorpresa de quienes admiraban sus pasos por los caminos de la caridad heroica-—; esto es, de sus lacerantes dolores íntimos mientras luchaba a solas con sus dudas de fe y con el sentimiento de haber sido rechazada por el mismo Dios.

Testimonio de la cruz interior, tan frecuente en la vida espiritual, y comparable con una depresión anímica que lleva a la pérdida de todo gozo, que los expertos, incluidos los mismos místicos, califican de “noche oscura del alma”.

Permítaseme citar unos versos en los que San Juan de la Cruz recogió su particular vivencia redentora:

“Aquella eterna fonte
está escondida, que bien sé yo dó tiene su manida,
aunque es de noche.

En esta noche oscura de
esta vida, que bien sé yo
por fe la fonte frida
aunque es de noche.

Su origen no lo sé, pues no le tiene, más que todo
origen della viene,
aunque es de noche.

Sé que no puede ser cosa tan bella y que cielos
y tierra beben della,
aunque es de noche.

Bien sé que suelo en ella no se halla y que ninguno puede vadealla, aunque es de noche.
Su claridad nunca es oscurecida, y sé que toda luz de ella es venida, aunque es de noche.

Sé ser tan caudalosas
sus corrientes,
Que infiernos, cielos riegan, y a las gentes, aunque
es de noche.

La corriente que
nace desta fuente
Bien sé que es tan capaz y omnipotente,
aunque es de noche.

La corriente que
de estas dos procede,
Sé que ninguna de ellas le
precede, aunque es de noche.

Bien sé que tres en sola una agua viva Residen,
y una de otra se deriva,
aunque es de noche.

Aquesta eterna fonte está escondida
En este vivo pan
por darnos vida, aunque
es de noche.

Aquí se está llamando a las criaturas, Y de esta agua se hartan, aunque a oscuras,
aunque es de noche.

Arquesta viva fuente
que deseo, En este pan
de vida yo la veo,
aunque es de noche”.

Saber, aunque sea de noche, lo que sólo a la luz del mediodía nos es cognoscible, es “fe”. Pero la frialdad helada que a ratos la circunda nos la puede tornar noche insufrible… Recordatorio nada sutil de que en el bagaje de todo peregrino cristiano nunca deja de estar presente la cruz, como en aquel grito de un Jesús agonizante: “¡Señor, Señor, por qué me has abandonado!”
El auténtico venero, se ha probado, del carácter del cristiano.

¿Será, entonces, esa la fe mística a la que será llamado el cristiano del futuro, que es nuestra actualidad?

A veces, con Rahner, tiendo a pensar que sí… La historia, por otra parte, me sugiere que no. La alegría del agradecido no ha sido menos conducente a Dios que la tristeza del que se ha creído rechazado.

Al fin y al cabo, a eso se reduce “la Buena Nueva” de la llegada del “Reino de Dios”, la dialéctica de “Pasión” y “Transfiguración”, como lo ha constatado desde siempre la entera tradición mística del Occidente.
Aretículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día domingo 19 de septiembre 2010.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Declaración de una patriota


Nada que ver con una agrupación política que ha tomado el nombre que debería caracterizarnos.

Karen Cancinos

Se me antojó un tanto lúgubre el clima de opinión durante esta semana, eso a pesar del sol que se asomó —finalmente— durante varios días. Hasta el editorial del Siglo del miércoles 15 hizo eco del desánimo general. Y está bien. No afirmo que debamos regar pino en el piso, destapar la marimba y quemar torito cuando nos aturde una seguidilla de noticias sobre inundaciones y deslaves, balaceras de narcos en centros comerciales citadinos y una plétora de “campos pagados” de politicastros mediocres ya en plena campaña. Lo que sí digo es que no haríamos mal en diseccionar la falta de patriotismo que caracteriza, me parece, a buena parte de la población.

El patriotismo —no el nacionalismo— usualmente no es bien visto por los que se creen muy inteligentes. “Soy ciudadano del mundo” es la tónica entre la casta “intelectual” de todas partes. Y los de aquí no son la excepción. Unos cuantos viajes, una que otra estadía estudiantil o laboral en otra parte, se le suben a la cabeza a nuestro intelectualoide más rápido que vaso de vodka a jovencita flaca que se va de tragos sin haber hecho base. Si no me cree, pásele los ojos a piezas de opinión en los diarios locales: de seguro lee usted frases casi todos los días denostando a Guatemala (“país horrendo, paisito, porquería de país”), exaltando la maravilla de la que gozan todos menos nosotros (“en los países civilizados hacen esto y lo otro”), y pergeñando lo buenos, entendidos e industriosos que resultan los seres humanos, siempre que no sean guatemaltecos por supuesto.

Por eso los embajadores de otros países y los miembros de organismos internacionales pueden hablar tonterías —no digo que lo hagan todos ni que lo hagan siempre—, seguros de que cualquier cosa que digan será recibida con bombo y platillos, como si fuese una joya de sabiduría, y que estaremos, pobres chapincitos sin luces, con un balde listos a recogerla aun si en el empeño tenemos que arrojarnos al suelo, no vaya a ser que se ensucie, ni lo quiera Dios, ¿no ven que quien habla es estadounidense o, el súmmum de la sofisticación, europeo? Es más, deberíamos estar agradecidos de que nos pongan atención, pues a pesar del mandato divino de no tirar perlas a los cerdos, ahí están los eximios funcionarios con acento raro intentando adecentarnos un poco a la piara. Bien pagados por los contribuyentes de sus países eso sí.

Pero bueno, ¿es tan importante esa carencia de autoestima nuestra, que le da alas a la arrogancia de “la comunidad internacional” respecto a nosotros, y que interpreto como falta de patriotismo? En mi opinión, sí lo es, y diré por qué.

El patriotismo, no entendido como nacionalismo racista, autárquico y hostil contra lo foráneo, sino como el conjunto de vínculos que mantienen una sociedad cohesionada —nada que ver con el caro juguete de ya saben quién—, en un sostén contra las arremetidas de politiqueros con afán de poder. Cuando uno tiene sentido de pertenencia, de obligación y de lealtad para con su país —cuando uno tiene patriotismo, en suma— está bien dispuesto a aquello de “defender su tierra y su hogar”. Si mi patriotismo es tachado de aldeanismo, que así sea. Vea usted, carezco de arrogancia posera internacionalista y de mundanería intelectualoide, y por eso digo bien alto me siento muy orgullosa de ser guatemalteca.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día viernes 17 de septiembre 2010.

“El fracaso de la guerra contra las drogas”


La legalización no es una solución al problema de las drogas.

Estuardo Zapeta

Presento a continuación partes de una inteligente ponencia de Juan Carlos Hidalgo, presentada el 27 de agosto de 2010 en la II Conferencia Latinoamericana sobre Política de Drogas. Hidalgo es Coordinador de Proyectos para América Latina del Cato Institute, y la ponencia completa puede obtenerla en http://www.elcato.org/pdf_files/ens-2010-09-03.pdf y redistribuirla.

“Ningún proponente de la legalización ha dicho que esta sea una panacea. Sin embargo, sí es sustancialmente mejor que el fracaso patente de la guerra contra las drogas. La legalización no es una solución al problema de las drogas. La drogadicción continuará siendo un flagelo. Pero así como la prohibición del alcohol resultó ser un enfoque equivocado al problema del alcoholismo, de igual forma la guerra contra las drogas ha sido un enfoque errado al problema del abuso de las drogas . . .”

“Hace poco más de 40 años, el entonces presidente Richard Nixon lanzó la guerra internacional contra las drogas. La prohibición sobre ciertos estupefacientes ya era de larga data en EE.UU. En 1914 el Congreso de ese país prohibió la cocaína, la heroína y drogas relacionadas. En 1937 fue el turno de la marihuana. Sin embargo es debatible el alcance en que las autoridades estadounidenses hacían cumplir estas leyes. Todo eso cambió en 1969 con la declaración de Nixon . . .”

“Estas no fueron las únicas sustancias en ser prohibidas en EE.UU. a inicios del siglo XX. En 1919 se ratificó en dicho país la XVIII enmienda a la Constitución, la cual prohibió la fabricación, venta, transporte e importación de las bebidas alcohólicas en el territorio estadounidense. Una década más tarde, la llamada Prohibición era un fracaso. Lo que antes era un negocio formal degeneró en un mercado negro altamente lucrativo y muchas veces violento. Bandas criminales poderosas luchaban en las calles por el control del mercado, al tiempo que corrompían a las autoridades . . .”

“La Prohibición había fracasado en lograr su objetivo ilusorio de impedir que los estadounidenses consumieran alcohol, y más bien sus efectos secundarios —violencia, corrupción, insalubridad— probaron ser más perniciosos que los males relacionados con el alcoholismo. En 1933, mediante la ratificación de la XXI enmienda a la Constitución, EE.UU. acabó con el fallido experimento. Sin embargo, y no en menor medida debido a prejuicios raciales, las leyes sobre el consumo de otras sustancias permanecieron intactas. La prohibición de la cocaína se mantuvo puesto que iba dirigida a los afro-estadounidenses. La de la marihuana a los mexicanos. La del opio a los chinos . . .”

“Jorge Castañeda y Rubén Aguilar en su libro El Narco: La guerra fallida, ilustran cómo el precio de la cocaína va exponencialmente en aumento conforme se acerca a su destino final en EE.UU. De acuerdo con información recabada por los autores, el kilo de cocaína pura se vendía en Colombia a aproximadamente $1,600. Ese mismo kilo aumentaba su precio hasta $2,500 al llegar a Panamá. Una vez en la frontera norte de México ya costaba $13 mil y en EE.UU. aumentaría a $20 mil. Luego, en las calles de las principales urbes estadounidenses, ese mismo kilo podría llegar a venderse al menudeo en $97 mil . . .”
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día viernes 17 de septiembre 2010.