martes, 28 de septiembre de 2010

La debacle


La ineficacia gubernamental, el gasto público desmesurado y opaco, el mangoneo de los peludos y otras marrullerías propias de personajes detrás del poder —porque el legalmente constituido ha brillado por su ausencia— no son las únicas razones de la dramática, preocupante y comprometida situación en la que nos encontramos. Falta (siempre faltó) un equipo de trabajo con ideas claras y capacidad para ponerlas en práctica, y se suma la ausencia de un programa de gobierno.

PEDRO TRUJILLO

Se sentaron en la poltrona sin planes, sin ganas y sin ideas, excepto la de arrasar desde la oscuridad, y ese ha sido el eje central de toda esta perdición.

Ahora la discusión se ha trasladado a lo interno del partido. La incorporación de los tránsfugas de la Gana y el intento de reposicionamiento de los peludos han desatado una guerra interna que apunta al estropicio final. Primero fue la huida de los Baldizón-boys, ahora la salida del secretario general, y en el ínterin, la pérdida de influencia de quienes se creían todopoderosos desde sus secretarías. En el centro de la discusión, el tema de si la esposa del presidente, quien cuenta con un altísimo índice de rechazo en las encuestas, es o no la opción electoral acertada.

Les preocupa cómo salvar la cara cuando no tengan el poder dentro de un par de años y la justicia (y Cicig) cuente con carta blanca para poder sacar a la luz, siguiendo el modo políticamente interesado de algunos casos, cierta información de que disponen. En poco tiempo, el interés de los uneístas se reducirá a intentar salvar la piel cuando magistrados independientes y efectivos comiencen a pedir cuentas de las omisiones o acciones de su “gestión”. Enfrentamos un espectáculo de supervivencia personal en el que, a la voz de “mariquita el último”, muchos ensayan cómo abandonar el barco o subirse al palo mayor para aguantar la zozobra.

Son conscientes, cada vez más, de que doña Sandra no es garantía de éxito para los próximos comicios, y a estas alturas solo pueden buscar alternativa entre bufones, peludos vengativos o desacreditados y desconocidos. Mientras, el resto pacta para salvar su “carrera política”. Es decir, no tienen a nadie y, sobre todo y mucho más grave, no tienen nada que ofrecer como mínimamente exitoso durante su gestión de gobierno y sí mucho que tapar. Otra administración UNE, sin cambio de liderazgo y sin debate ideológico profundo, más allá de esa tapadera de “socialdemocracia” adquirida por ósmosis, sería como el Ágatha tras el Stan: un desastre de proporciones incalculables. Deben llevar a cabo una catarsis profunda, más allá del manipuleo interesado que han promovido hasta el momento y pocos pueden darle ese giro necesario.

Lo peor de todo es el daño que por inoperantes todavía pueden hacer en el tiempo que les queda y en lugar de combatirse los unos a los otros terminen por salpicarnos, algo así como lo ocurrido en el parqueo del hotel Tikal Futura, cuando fueron a detener a unos criminales. Nos tienen acostumbrados a esos daños colaterales que ni prevén ni planifican, y no sé si les interesan. Son improvisadores profesionales que vinieron a perpetuarse mientras articulan un discurso acomodado que pensaban les generaría réditos. ¡Nada que ver! Si algo hay que destacar del proceso electoral anterior es que las personas dejaron la bobería a un lado y hoy meditan su voto y reconocen al lobo, aunque se esconda tras la piel de oveja o bale, en lugar de aullar.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa LIbre", el día martes 28 de septiembre 2010.

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