jueves, 9 de septiembre de 2010

El capitalismo y sus enemigos

Un gobierno dictatorial impone sus ideas, pero sólo por las armas y no por la razón.

Federico Bauer Rodríguez

“Damelo que necesito y tendrás lo que deseas, es el sentido de cualquier clase de oferta, y así obtenemos de los demás la mayor parte de los servicios que necesitamos. No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés. No invocamos sus sentimientos humanitarios sino su egoísmo; ni les hablamos de nuestras necesidades sino de sus ventajas”.La anterior cita es de Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, obra cumbre de Adam Smith, publicada en 1776. Dicha cita es una buena síntesis de la esencia del capitalismo.

Analicemos:La cita nos habla de la cooperación social y de la división del trabajo, i.e., está implícita la Ley de Asociación o de ventajas comparativas.

La cita nos menciona las necesidades del consumidor, las cuales se dan en el marco de la teoría subjetiva del valor, i.e., cada individuo ordena sus preferencias, y establece jerarquías, con el fin de asignar sus recursos escasos de una manera individualista, con independencia de las imposiciones del Estado. Un Gobierno dictatorial puede imponer sus valores, pero sólo por la fuerza de las armas y no de la razón. Adam Smith todavía no tenía claro el concepto de utilidad marginal, pero eso no le quita fuerza a la cita. Dicha teoría fue publicada 95 años después –Menger, Jevons y Walras– aunque los Escolásticos (siglos XVI-XVII) ya la mencionan en algunos textos. Adam Smith intuía que su propuesta económica es un juego de gana-gana, ya que el comprador valora (subjetivamente) más lo que compra que lo que paga (el precio), y el productor más lo que recibe (dicho precio) que lo que entrega (también subjetivamente), pero no dejó clara la explicación teórica de lo anterior.

La cita menciona el egoísmo de los productores en el contexto de self interest, i.e., a todos los productores los mueve el interés de satisfacer sus necesidades materiales mediante la satisfacción de las necesidades del prójimo, aunque ni se conozcan y mucho menos sean amigos.Aquí Adam Smith quiso separar las consideraciones religiosas o altruistas del proceso económico.El productor, por su lado, actúa bajo la óptica de la optimización de utilidades, para lo cual acude al cálculo económico guiado por la “mano invisible”, que es una metáfora de ese interés individual que consiste en mejorar la situación económica por la vía de satisfacer las necesidades materiales de los consumidores.

Este cálculo económico es indispensable en toda economía capitalista, ya que los que se equivocan pierden su inversión. Para que el cálculo económico sea eficiente se necesitan dos elementos: precios de mercado no adulterados y tasas de interés no manipuladas. (En otra columna les traeré la explicación más completa). Es importante aceptar que el conocimiento es imperfecto y está disperso. Los productores realizan el cálculo económico con base en proyecciones, por lo cual no hay certeza en las mismas.

Hasta aquí todo parece fácil: todos los miembros de la sociedad se dividen las distintas tareas –siempre guiados por la mano invisible– bajo la premisa de que los que mejor satisfacen las necesidades materiales de los consumidores, son premiados de mejor manera por el mercado.En nuestro mundo imperfecto, este sistema tiene dos grandes enemigos: el mercantilismo y el populismo.En mi próxima columna les traeré mi análisis de estas dos aberraciones de los sistemas económicos.


Artículo publicado en el diario guatemalteco "El Periodico", el día jueves 09 de septiembre 2010.

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