martes, 14 de septiembre de 2010

Independencia...


Honraremos con boato, grandilocuencia y la correspondiente publicidad gubernamental, “un año más de independencia”. Lo que realmente termina importando es el purrum del día, la paga sin trabajarlo porque es feriado, y lucir banderitas color azul cielo y blanco acá y allá, que demuestren el “patriotismo” que nos invade. Puro folclore que esconde una realidad muy diferente opacada interesada y conscientemente.

PEDRO TRUJILLO

Unos dependen del gobierno en ayudas, aportes, empleo o influencias para poder hacer sus negocios. Otros dependen del cuello que pueda tener tal o cual funcionario corrupto, pero amigo, para apropiarse de un trozo del pastel que frecuentemente reparten. Algunos más dependen de los jueces o fiscales mafiosos y del tiempo que pueden tapar o esconder su caso para que nunca llegue a juicio. Reclusos que dependen de ciertos empleados de presidios para contar con privilegios en su celdas, donde lo que pueden pagar es susceptible de ingresar.
Mujeres casadas que dependen de hombres machistas que no las dejan sacar la nariz al sol o les reducen el “donativo mensual” con el que deben hacer frente a los gastos de la casa. Hijos que dependen de sus padres porque eso de vivir solos en un país con tanta inseguridad no es bueno, y el hogar los acoge hasta que se casan o se cansan. Políticos que dependen de financistas a menudo interesados, poco pulcros y hasta criminales que requieren, a su vez, un ambiente laxo en material de seguridad. Enfermos dependientes de asignaciones presupuestarias a un sistema de salud inexistente, y pequeños e ilusos escolares pendientes de que les construyan escuelas que dicen que existen y nadie sabe dónde están edificadas.

Diputados que dependen del humor de alguna dama para seguir en su puesto y altos cargos, que dependen del dedo de algún otro más alto cargo para continuar en su siempre servil puesto. Fiscales, magistrados y contralor que dependen de que Cicig les dé el visto bueno y los grupitos de la sociedad civil los acepten. Pobres saltimbanquis dependientes de la limosna de los conductores que se detienen en los semáforos y tienen la suerte de no ser asaltados o baleados en los mismos por otros, que dependen de la droga o de lo que recauden a punta de pistola. Ciudadanos honrados que dependen de la suerte de cada día para regresar indemnes a sus casas después del trabajo.

Alumnos de la universidad estatal que dependen de que unos pocos encapuchados delincuentes les dejen libre el paso para continuar con sus estudios y tener un mejor mañana que les permita ser realmente independientes; administrativos que también dependen de la “buena voluntad” de esos bárbaros que bloquean al paso y el correspondiente pago salarial.
Comunidades enteras que se han hecho dependientes de la asignación dadivosa de Cohesión Social o de laminitas que diputados distritales u otras “altas autoridades” de gobierno les entregan mientras el agua les llega hasta la médula o termina matándolos. Agricultores que dependen del fertilizante regalado que los mismos de siempre distribuyen y cobran a precio de oro. Detentores de poder o cercanos al mismo, que dependen de que la información de sus bajos vicios que otros tienen, no salga a la luz pública y los inhabilita paran hablar, porque les han agarrado por donde más duele.

¿Y todavía celebramos la “independencia” cuando cada vez dependemos de más cosas y perdemos más libertad? ¿No será que nos tenemos que independizar de verdad? ¡Adelante pues!, es momento para reflexionar y avanzar en esa positiva dirección.

Artículo publicado en el diario gautemalteco "Siglo XXI", el día miercoles 14 de septiembre 2010.

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