martes, 26 de julio de 2011

Evangélicos, “pirujos” y políticos

Estuardo Zapeta

Los hermanos ateos tienen la ventaja de no creer en Cristo, y de no ser “Ministros” de religión o culto, y de estar libres de “culpa religiosa”.

Qué dialpelo, dicen los del Tribunal Supremo Electoral, y del Registro de Ciudadanos, que una vez uno es algo, entonces uno “es” ese “algo” por la eternidad.

Primero, ese principio de “ad eternum” se lo han de haber chafiado de alguna idea versión fanática religiosa que no quería perder a su mara, y para eso sacaron esa babosada de “eterno.”

Nada más contrario a mi libertad de elegir que condenarme a que si fui evangélico entonces soy evangélico for ever and ever. Y es que esa idea torcida acerca de los humanos tomando decisiones constantes en su vida, muchas veces no aceptando todo lo que una iglesia les imponga, es una violación a mi derecho de decidir de manera diferente ante circunstancias diferentes.

Sólo falta que por estar en total desacuerdo con su decisión, los del TSE me condenen al “fuego eterno.”

Segundo, en mi libertad yo puedo elegir ser evangélico, católico, “pirujo” o ateo. Porque si aplico el rollo de la “eternidad” del TSE, entonces estamos amolados, y ningún candidato que haya sido “cristiano” —cachureco o alabaré— podría ser candidato ni presidente, porque en la Biblia también se desarrolla el concepto que todo cristiano es automáticamente “ministro” y, por lo tanto “ministro de religión o culto”, y eso le impediría participar políticamente. Aún los “pirujos” que una vez fueron evangélicos o católicos no podrían participar ya que pasando a su condición “piruja” de “ni chicha ni limonada”, por haber sido de alguna expresión cristiana, siguen siendo cristianos, y por lo tanto “ministros” como dice la Biblia, y no aptos para la Presidencia.

Tercero, ante tal incongruencia del RC y del TSE, que por lógica le ha vedado la participación a todo cristiano en cuanto “ministro” como dice la Biblia, los únicos que podrían participar son los hermanos ateos.

Los hermanos ateos tienen la ventaja de no creer en Cristo, y de no ser “ministros” de religión o culto, y de estar libres de “culpa religiosa”. Eso sí, si un ateo en el pasado fue cristiano, según la lógica del RC y el TSE, también estaría inhibido de participar porque “cristiano”, según las y los señores magistrados, es una condición “eterna”, y como todo cristiano es bíblicamente “ministro”, entonces aunque hoy se diga ateo, no podría participar, por su “eterna condición de cristiano y de ministro”.

Guatemala, según el RC y el TSE, y si aplico su lógica, está llena de “eternos”, y despiertan ellas y ellos tal debate bizantino de si “la salvación se puede o no perder,” que repercute hasta en el mismo séptimo cielo y baja hasta el Hades.

Mientras tanto, los señores del RC y los magistrados del TSE, hoy dedicados a la exegesis, la hermenéutica, la escatología, la bibliología, y hasta la angelología, deberán mejor regresar a sus funciones de Magistrados y dejar la teología bíblica para los teólogos.

A Harold Caballeros, según el RC y el TSE, es la “eternidad”, lo que no le permite participar. Pregunto si la condición de “esposa” de Sandra Torres, aunque divorciada, la hace también a ella “esposa ad eternum”.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día martes 26 de julio 2011.

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