lunes, 25 de julio de 2011

Pesos Pesados

Marta Yolanda Díaz Duran

En el sistema de justicia en Guatemala hay tanta corrupción como en el resto del aparato estatal.

Una pelea de campeonato. Digna de la WWE (World Wrestling Entertainment). En la misma se encuentran representados tanto los nacionales como los internacionales. En una esquina, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Luis Archila, y en la esquina opuesta el titular de la CICIG, Francisco Dall’Anese. El árbitro, que públicamente favoreció a uno de los contendientes, es el Presidente del Organismo Ejecutivo, Álvaro Colom. Parece que se vendió al extranjero.

En el público espectador podemos encontrar un poco de todo: desde los apáticos hasta los empáticos. Los miembros de los grupos de presión del mainstream, aquellos que son parte de la corriente políticamente correcta por conveniencia (les conviene porque sus negocios mercantilistas, más conocidos como ONG, son financiados con los impuestos que otros pagan en naciones ajenas a la nuestra) le hacen de entusiastas corifeos del costarricense al frente de la CICIG.

Muy pocos se atreven a aplaudir la decisión del líder máximo del Organismo Judicial, por miedo al qué dirán los arrogantes miembros de la comunidad internacional. No vaya a ser que no los inviten más a los cócteles en las embajadas en los cuales derrochan el dinero que los taxpayers de sus países han sido obligados a pagar, sin duda, no para que los personajes citados aumenten sus, en muchos casos, abultados vientres. ¿Qué sería de ellos si no salieran en la foto de grupo de los asistentes a tal o cual banquete? Podría provocar el suicidio de más de uno. Rechas.

En los medios de comunicación sucede algo similar a lo anterior, con contadas excepciones. ¿Cómo es posible que alguien se atreva a cuestionar al todopoderoso jefe de la CICIG? No vaya a ser que los tachen de retrógrados aquellos que no saben cuándo utilizar un adjetivo y sustentar con evidencia la calificación otorgada, y se decantan por el burdo y facilón arte del insulto, conocido en corrillos filosóficos como la falacia ad hominen.

Total, todo lo que les ha costado alejarse de la misión del periodista de buscar la verdad (sí, la verdad) de los hechos y un por qué de los mismos sustentado en la realidad. Lo importante hoy es adecuarse a la corriente de moda que busca un supuesto balance entre opiniones sin importar que la mayoría esté sustentada en premisas falsas, lo que tanto Platón como Aristóteles consideraríandoxa despreciable.

Yo, como marginada, a mucha honra, de los ámbitos mencionados, e indiferente al qué dirán, opto por felicitar al Lic. Archila por su valentía, aunque al final la Asociación de Jueces y Magistrados no haya seguido adelante con su solicitud de que Dall’Anese renuncie o sea destituido. Por supuesto, soy consciente de que en el sistema de justicia en Guatemala hay tanta corrupción como en el resto del aparato estatal. Pero, también estoy convencida de que la única forma de cambiar para bien es reformando el Estado. Y, para eso, la solución ideal es ProReforma.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día lunes 25 de julio de 2011.

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