lunes, 20 de agosto de 2012

Centeno, el guardián al descubierto

Marta Yolanda Díaz Duran
Por cierto, ¿quién será el cazador oculto a quien rinde culto Pavel Centeno? Guardián de la riqueza expropiada. Robada a sus creadores, que fueron obligados a tributar a aquel que no se lo ha ganado: al gorrón y al saqueador. Sé que más de un lector se va a escandalizar por los adjetivos que elegí para describir a quienes creen que tienen el derecho de apropiarse de lo que otros han producido gracias a su talento, trabajo e ingenio. Aclaro, estos últimos NO incluyen a los mercantilistas que acumulan fortunas por medio de privilegios. Parafraseo al mismo Centeno al decir que aquí el problema se llama PARASITISMO. ¡Ah! Y que el Ministro de Finanzas no tiene idea de lo que significa crear riqueza. Es una mentira de Pavel “Rawls” Centeno que la nueva ley del Impuesto Sobre la Renta es “más justa”. Centeno que, como buen burócrata que vive cómodamente de los impuestos, cree que los ricos deben pagar el déficit estatal que ELLOS han provocado al malgastar y despilfarrar el dinero de otros. Total, una tontería, pues son los creadores de riqueza quienes pagan todo y, por tanto, los pobres que no encuentran un empleo productivo porque no hay suficiente capital para crearlo. El sistema que impera es el sistema del chantaje: la cacería de brujas emprendida por la SAT, apoyada en leyes arbitrarias que utiliza para hostigar e intimidar a todos aquellos que viven del fruto de su trabajo, de sus logros. Un sistema destructor de riqueza que impone tributos a la gente exitosa que termina pagando los errores de los gobernantes y manteniendo a los líderes de los grupos de presión. Lo importante es generar riqueza para superar la pobreza, y no el falso crecimiento con equidad, el cual origina vidas igualmente mediocres. Lo importante es la mejora en la calidad de vida de todos y no la reducción de la brecha entre los ricos y los pobres. Equidad no es lo mismo que igualdad. Partir de la idea de que quien gana más paga más, es injusto e inmoral. Me sigue sorprendiendo ver cómo tantos gobernantes insensatos en el mundo entorpecen el progreso de los habitantes de sus países, irónicamente con el consentimiento de la mayoría. El gobernante, campeón de los pobres, debería ser aquel que no obstaculiza la creación de riqueza. El que deja, a quienes quieran, hacerse ricos legítimamente. Entiéndase correctamente: sin privilegios, sin prebendas. Como bien escribió Ayn Rand: “La justicia es el reconocimiento del hecho de que no se puede falsear el carácter de los hombres, como no se puede falsear el carácter de la naturaleza… que cada hombre debe ser juzgado por lo que es y tratado en consecuencia”. Es injusto que a una persona se le castigue por ser más productivo que otros, por crear más riqueza que los demás. Es una mentira flagrante decir que el sistema tributario actual es “más justo”. El sistema actual guatemalteco destruye la poca riqueza que se produce, desincentiva el emprendimiento y castiga a los exitosos. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día lunes 20 de agosto 2012.

No hay comentarios:

Publicar un comentario