martes, 20 de septiembre de 2011

Dele vueltas a la 2a. vuelta


PEDRO TRUJILLO

En noviembre habrá elección para decidir el binomio presidencial. Lo que ocurra entonces genera ahora todo tipo de escenarios y elucubraciones. Tanto el PP como Líder buscan las mejores alianzas. Otto Pérez cerró con Viva y manifestó su disposición de hablar con Creo y otros. Don Manuel, mucho más aguerrido, pese a ser civil, proclamó una cruzada nacional, metáfora que resuena a conquista, sin reparar que las emprendidas hasta ahora se prolongaron por casi 200 años y, aunque petenero lozano, no creo que dure tanto.


El PP puede atraer votantes de los partidos a los que pretende aproximarse, ya que hay propuestas políticas similares. Los electores de aquellos representan un 22 por ciento, lo que permitiría un crecimiento hipotético hasta el 58 por ciento, aunque si incorpora al PAN, Casa, Unionistas y ADN, la cifra podría subir al 64 por ciento. Por su parte, Líder, que ya incorporó a la URNG, pretende contar con UCN y la fracción sandrista de la UNE —la alejista sería neutra—. Aún así, no alcanzaría la victoria matemática —ciencia no tan exacta en momentos electorales— eso, presumiendo, de nuevo, un elevado número de votos blancos. El escenario cuantitativo parece tener favorito, aunque los votos no son endosables.

Pero, cualitativamente hablando, la capacidad de movilización y el cacicazgo en el terreno parecen ser puntos importantes para Líder y sus potenciales socios, entre quienes está Mario Estrada, aquel que cortejó a dos presidentes: Colom y Portillo, y tuvo que dejar la Sedesol, por manejo cuestionado de fondos. Lo peor que les puede pasar es que no midan el alcance de sus populistas y cómicas promesas. Si ya prometieron llevar a Guatemala a un mundial, propusieron un bono 15, sin aclarar de dónde sacarán los US$300 millones que supone tal atrevimiento, o insisten en ejecutar a los reos sentenciados a muerte, quienes en cada proceso electoral tiemblan al pensar qué hará el presidente de turno, puede que en estos próximos meses nos quieran hipnotizar con ofertas similares, sin comprender que ya pasaron el límite de la ingenuidad de los ciudadanos y, superado tal nivel, el cuento se convierte en demagogia.

Si Líder quiere cautivar votos racionales, debe estructurar su programa de gobierno sobre una base sólida y posible, donde el discurso de su invisible vicepresidenta coincida con el del candidato principal. No debe aliarse con grupos políticos desagües o pretender ahora una unión de “hermandad” con la UNE, a quien traicionó, de la que se separó y a la que ha venido chantajeando. ¿Cuánto nos costará tal negociación? ¿Será la no extradición de Portillo? ¿Será salvarle el futuro al actual presidente y a su exesposa? Hay antecedentes muy preocupantes de otras negociaciones y de personas en ellas implicadas.

Las ofertas son dos, pero deben ser creíbles, posibles y enfocadas en los principales problemas que padece el país: la falta de seguridad y de justicia. Las promesas vacías deben engavetarse y aprender de la debacle del actual gobierno, que prometió 700 mil puestos de trabajo o 200 mil viviendas y nos deja burlados, sin fondos, hipotecados y con mayores problemas que cuando inició. Es la prueba de que se puede hacer peor si nos dejamos adormecer por embaucadores o rentistas. Los que deseamos un mejor país y vivimos en este territorio tenemos el derecho de exigir efectividad y honestidad. El voto es el arma directa contra las propuestas vacías de contenido. Quedan menos de dos meses, tiempo suficiente para desenmascarar a los insolentes y a los populistas y decidir un buen futuro próximo.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 20 de septiembre 2011.

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