viernes, 23 de septiembre de 2011

CICIG y Libertad de Prensa


Estuardo Zapeta

Hoy la cosa ha cambiado

El ensayo titulado La Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y su impacto en Guatemala. ¿Es la CICIG un organismo comprometido con la libertad de prensa?, el cual fue escrito por cuatro estudiantes de Periodismo, Ciencias Políticas y Estudios Internacionales, de la Universidad Francisco Marroquín —Luis Eduardo Barrueto Wittig, María Asunción Castillo Gaitán, Juan Enrique Kroner Sánchez, y Juan Francisco Mejía Saravia— analiza una de las aristas que en mi opinión ha sido silenciada principalmente por los mismos colegas comunicadores, periodistas y analistas. El ensayo citado lo puede obtener en http://www.libertopolis.com/downloadsy diseminarlo como uno de los más sesudos análisis que se ha hecho acerca de la CICIG.

Y es que no se puede esconder que han sido los mismos “periodistas” quienes al inicio jugaron el rol de “legitimadores” de dicha comisión, dándole la fuerza y la presencia mediática con las cuales irrumpió en nuestras vidas. Hoy la cosa ha cambiado.

Cuatro puntos resalto del Ensayo de Barrueto et. al.; uno, la conformación misma de la CICIG ‚—originalmente CICIACS— en el contexto de debilitar al Ejército de Guatemala para crear una “necesidad”, la cual, oh sorpresa, sólo Naciones Unidas podía llenar a “petición” del gobierno del ex presidente Berger; dos, la historicidad del nacimiento de la comisión en un clima de “post-guerra”, pero que sin el “post” la guerra se había trasladado, o mejor dicho evolucionado, a patrones más dañinos como el de “grupos paralelos”, a la par del establecimiento de mafias como el narcotráfico o las maras en Guatemala y en la región, pero ya sin la presencia disuasiva de un Ejército debilitado y la permisividad de un gobierno débil, sin estrategia contra el crimen más que un galillo fuerte para gritar por ayuda a la ONU; tres, el concepto de “soberanías paralelas” que surge en el ensayo mencionado, y con el que los guatemaltecos debemos vivir irremediablemente porque no sólo fuimos al “consejero matrimonial”, entiéndase la metáfora, sino que lo trajimos a la casa para que viviera con nosotros y entre nosotros y le dimos poderes más grandes “de papá y mamá”, y ahora los entes de Justicia y Seguridad, la “pareja” que forma hogar, no saben qué hacer con ese “extraño” al que sólo debían recurrir en caso de crisis y conflicto; y, cuatro, la justificación de la existencia de la CICIG durante la cual no comprendimos que su “suprapoder” era tal que no se puede demandar a la CICIG dentro del sistema guatemalteco, el cual supuestamente venía a “fortalecer,” ja, ja, ja, y este ente sí puede destruirnos a su antojo, y los primeros destruidos no serían la impunidad, sino la mismísima Libertad de Expresión.

Esto ni lo dice ni lo infiere el ensayo; esto lo digo yo después de años de observar los procesos CICIACS y CICIG: La comisión terminó siendo lo que pretendía combatir, un grupo internacional impune, un “Cuerpo Ilegal” y un cuasi

“Aparato Clandestino de Seguridad”, cuya primer víctima puede ser nuestra Libertad de Expresión.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día viernes 23 de septiembre 2011.

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