viernes, 16 de septiembre de 2011

Antes de que haya violencia


Luis Figueroa



Me hubiera tocado elegir senadores.

Mañana cumplo 50 años, y si el Congreso no hubiera engavetado Pro-Reforma, en desobediencia al artículo 227 de la Constitución, que dice que aquel órgano debe ocuparse sin demora de las reformas constitucionales que se planteen, este es el año en el que me hubiera tocado elegir senadores. Otra reforma que clama por atención es la reforma electoral.
En esta elección fue evidente que los partidos ningunearon al TSE, al Registro de Ciudadanos y a la Ley Electoral. La absurda prohibición de hacer campaña antes de la convocatoria oficial fue ignorada. ¿Quién cumplió en 100 por ciento la obligación de hacer transparente su financiamiento? ¿Qué pasó con los límites fijados para los gastos de campaña? Hubo candidatos inscritos sin finiquitos. Los partidos siguen siendo roscas electoreras, y no intermediarios entre mandantes y mandatarios. En el interior, las pasiones agarran fuego.

En cuanto a los candidatos, abundaron las nominaciones de carácter familiar y clientelar. El populismo adquirió dimensiones sudamericanas. Muchos tienen la impresión de que para la segunda vuelta se presenta un dilema entre dos males. Con todo y todo, la “magia” de los comicios se hizo presente en el entusiasmo de las multitudes que se entregan en las Juntas Receptoras de Votos, en el Centro de Cómputo y entre los miles de voluntarios. La “magia” estuvo entre los votantes que acudieron a darles sus votos a los candidatos, o a expresar su rechazo legítimo a un sistema que se está agotando. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que la mayoría ponga, en todas las papeletas, las groserías que pone en las del Parlacen? ¿Llegaremos a ese momento antes de que el descontento se vuelva violento?

Es un cliché recordar aquello de que, en chino, la palabra crisis es la misma que oportunidad, pero a sabiendas, mi opinión es que deberíamos aprovechar que los chapines han madurado bastante en algunos aspectos cívicos (después del serranazo, después de las jornadas de mayo de 2010 y luego de las amenazas que sufrió la Constitución en estos comicios) y empezar a trabajar en una reforma electoral y de partidos.
Una que consolide el sistema republicano, que acabe con los privilegios, que amplíe y fortalezca la facultad de elegir que tienen las personas, que opere en favor de los mandantes, y que aproveche la energía y el entusiasmo que la gente vuelca en las elecciones. Una para antes de que el descontento se vuelva violencia. www.luisfi61.com


Artículo publicado en el diario guatemalteco "El Periódico", el día viernes 16 de septiembre 2011.

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