jueves, 15 de julio de 2010

Los espejismos económicos

El Estado garantiza la seguridad física y jurídica.

Federico Bauer Rodríguez.

En loúnico que estamos de acuerdo, la mayoría de los economistas, es en que estamos en una recesión globalizada, medida por la tasa de crecimiento económico per cápita, la tasa de desempleo, y el déficit fiscal de la mayoría de las sociedades.El origen de esta recesión, para algunos es la falla de los mercados, y para otros, es la manipulación del dinero y del crédito, acompañada por presupuestos fiscales altamente deficitarios.Analicemos la situación en términos generales:

En un escenario ideal (textbook case): una sociedad que ahorra, genera el capital que en manos de empresarios emprendedores, produce bienes y servicios que la comunidad necesita; este empresario paga sueldos, que se transforman en consumo y en más ahorro. El sistema de precios (no sesgado, incluyendo los salarios), es el sistema de información que guía la mano invisible, que conduce a cada persona a cooperar socialmente de la manera que más le conviene, siempre en beneficio de la sociedad. El Estado garantiza la seguridad física y jurídica, y supervisa que no haya fraude en el proceso, procurando que todos cumplan sus contratos.

La economía es dinámica, y nunca se alcanza el equilibrio, por lo que no hay pleno empleo pero se tiende hacia él. El dinero no es manipulado por el Estado, por lo que los precios no son adulterados. Este es el sistema económico propuesto por la Escuela Austriaca, y practicado por las naciones más avanzadas, que mencioné en columnas anteriores.

El proceso anterior es largo pero constante, manteniendo tasas de crecimiento superiores a las de la natalidad, directamente correlacionadas con las tasas de ahorro de la población.En el escenario actual (espejismo económico), los miembros de la sociedad no necesitan ahorrar, porque el Estado, a través del Banco Central, promueve el crecimiento vía emisión monetaria fiduciaria. Esta expansión monetaria tiene por objeto forzar las tasas de interés a niveles tan bajos que muchos proyectos se vuelven rentables. Con un costo de oportunidad tan bajo, el dinero disponible se invierte en muchísimos proyectos públicos y privados, generando una sensación de bienestar generalizado, que desafortunadamente no es duradero.

El cálculo económico se ve sesgado por tasas más bajas que las del mercado, y cuando la inflación (generada por esta misma emisión) las empieza a afectar, los proyectos marginales empiezan a fallar. Los proyectos inmobiliarios se quedan a medias, las industrias resultan con inventarios excesivos, la mora bancaria aumenta, terminando con despidos y quiebras empresariales.

En el sector público los gobiernos también participan de la euforia que artificialmente han creado, contratando más personal para agrandar el aparato gubernamental, que ya no sólo cumple con sus objetivos básicos de seguridad y justicia; el Estado ya se ha convertido en un gamonal dispensador de privilegios, y cuando el presupuesto se vuelve más grande que los ingresos fiscales, entonces se recurre a la deuda pública y al incremento de los impuestos.

El final es un triple play: desempleo en el sector privado, cierre de empresas privadas, y un Estado que ya no puede subir impuestos y tampoco puede endeudarse, por lo que tiene que suspender servicios públicos y despedir personal.Este es el sistema económico que nos legó John Maynard Keynes, y que hoy predican los economistas keynesianos como Paul Krugman (elPeriódico del 29/6 y 5/7) y Joseph Stiglitz.

Artículo publicado en el diario guatemalateco "El Periodico", el día jueves 15 de julio 2010.

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