miércoles, 21 de julio de 2010

¡Bienvenido, inversionista!


Ni Sudáfrica ni Guatemala son el único potencial destino para los inversionistas; tenemos que crear una excelente oferta.

Carroll Ríos de Rodríguez

El Gobierno y organizaciones privadas de Sudáfrica aprovecharon al máximo la Copa Mundial de Futbol para promover la inversión en su país, antes, durante y después de la gran fiesta futbolística. El mensaje era directo, no subliminal. En los diversos puntos donde se congregaban los aficionados al futbol se colocaron publicaciones oficiales para atraer la inversión al país. Se montaron sitios electrónicos. Los turistas eran despedidos del país con una postal de agradecimiento firmada por el presidente Jacob Zuma.

Muchos hubieran predicho que Zuma y sus colaboradores rechazarían este inconfundible mensaje pronegocios. El actual Presidente de Sudáfrica nació en la pobreza y no recibió educación formal; participó en la lucha armada contra el apartheid; vivió en el exilio. Llegó a presidir tanto el partido comunista como el Congreso Nacional Africano (ANC), órganos políticos cuyo ideario y trayectoria difícilmente cuadra con tan decidido apoyo a la inversión extranjera y la empresarialidad. Puede ser que dicha postura se deba, en parte, al compás de moderación trazado por el casi venerado Nelson Mandela y a las terribles experiencias de países vecinos con el socialismo y la violencia. También es posible que detrás del discurso se escondan inconsistencias, corrupciones y problemas de fondo. El tiempo dirá. Lo que sí es cierto es que la clara invitación hace mucho más sentido económico, y traerá muchos más beneficios a los sudafricanos de todo nivel social, que las señales emitidas por algunos gobiernos latinoamericanos, el nuestro incluido.

¿Por qué no imitamos esta actitud? ¿Qué podemos aprender de Sudáfrica?
Primero, la iniciativa privada y el gobierno están enfocados en hacer del país un lugar atractivo al inversionista. Priorizan reglas del juego estables y sensatas. Intentan reducir los costos de hacer negocios en Sudáfrica. Resaltan con orgullo su ubicación en el puesto primermundista, 35 de 178 países, en el índice de tramitología de las Naciones Unidas (Haciendo Negocios, 2008). Enfatizan mejoras en infraestructura, la calidad de su fuerza laboral y el hecho de que redujeron las tasas impositivas a corporaciones, así como los costos de energía eléctrica y telefonía.

Segundo, como nosotros, tienen un problema de seguridad. Luchan contra el narcotráfico y el crimen organizado. Antes del Mundial se reportaban 50 muertes diarias (con 48 millones de habitantes). Aumentaron en 44 mil agentes su fuerza policíaca para proteger a los visitantes, con relativo éxito, y discuten cómo crear un ambiente libre de crimen ahora que los turistas se han ido. En pocas palabras: la inseguridad desincentiva la inversión en cualquier parte del mundo. Ningún país puede darse el lujo de “aguantarse” si quiere prosperar.

Tercero, adoptan una perspectiva global. La inversión no vendrá sólo de Europa, sino de sudafricanos expatriados y de fuentes impredecibles. Ni Sudáfrica ni Guatemala son el único potencial destino para los inversionistas; tenemos que crear una excelente oferta.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo xxi", el día miércoles 21 de julio de 2010.

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