miércoles, 8 de febrero de 2012

Guatemala y el calentamiento global


Carroll Ríos de Rodríguez

No se debe sacrificar el bienestar presente y futuro de comunidades completas.

Milagrosamente, la prensa mundial cubrió un comunicado firmado por científicos asociados a prestigiosas universidades y centros de meteorología en Paris, Inglaterra, Australia, Israel, Suiza y Estados Unidos. Los signatarios incluían al diseñador de Voyager y Space Ship One, a astronautas, astrofísicos y físicos, y al ex director del Instituto para los Estudios de la Tierra, Claude Allegre. Al suscribir el manifiesto, estos científicos, intelectualmente honestos, arriesgaron sus empleos y afrontaron el escarmiento público. No podían ignorar el hecho de que los seres humanos no hemos provocado el calentamiento global. La evidencia no es tan “incontrovertible” como se nos quiere hacer creer.

De hecho, desde que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU empezó a hacer proyecciones hace 22 años, casi no ha habido calentamiento global. Los modelos de cómputo exageran el impacto de las emisiones de carbono en el calentamiento. Es posible, argumentan los signatarios, que un leve calentamiento pudiera ser bueno para el planeta. Los gobiernos no deberían destinar millones a políticas de “descarbonización”, cuyos costos visibles y no intencionados pueden ser gigantescos. No se debe sacrificar el bienestar presente y futuro de comunidades completas. Sería mejor invertir en generar conocimiento no politizado.

Es una voz de alerta para nosotros. ¿Qué hará el Gobierno de Guatemala cuando las organizaciones internacionales le exijan emprender acciones onerosas para la “descarbonización”? ¿Cuando le ofrezcan plata para que frene en seco proyectos agrarios e industriales, o para que esterilice a potenciales madres porque el crecimiento poblacional genera más calentamiento? ¿Sucumbiremos a la presión, o esbozaremos una ruta propia?

Como funcionario del Banco Mundial, Juan José Daboub vivió en carne propia los problemas que el dogma primermundista sobre el cambio climático creaba para países como el nuestro. Las pasiones se inflamaban: líderes africanos acusan al primer mundo de “agresión” por causar el calentamiento global. No emergían soluciones realistas. Por ello fundó, con el ex presidente de España, José María Aznar, y dos altos funcionarios de NGP Energy Capital Management, el Instituto para la Adaptación Global. El instituto rehúye el controvertido debate científico, queriendo ser una voz pragmática que oriente un proceso de inversión y adaptación en los países en vías de desarrollo, para salvar, en lugar de destruir, vidas humanas.

Daboub y sus colegas crearon el Índice de Adaptación Global (http://index.gain.org) que resume la vulnerabilidad de un país a diversos retos, entre ellos los climáticos, y su capacidad de preparación para afrontarlos.

Esperan que empresas y gobiernos puedan priorizar de mejor forma sus inversiones con base en esta información. En 2010, Guatemala se ubicó en el cuadrante de países vulnerables con poca capacidad de preparación, aunque desde 1995 hemos mejorado gradualmente, sobre todo en el área de preparación. ¡Visite este interesante sitio!

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día miércoles 08 de febrero 2012.

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