viernes, 20 de enero de 2012

Vacas e impuestos


Vacas e impuestos

El Gobierno es un sirviente peligroso y un amo temible.

La frase esa, de que “los impuestos son impuestos porque son impuestos”, solo es cierta en una sociedad de siervos, y no en una de ciudadanos. Solo es cierta en donde los mandatarios ignoran de que sobre ellos están los mandantes y está la ley. Solo es cierta cuando los funcionarios no recuerdan que “el Gobierno es un sirviente peligroso y un amo temible”.

Es una lástima que esa frase de los impuestos haya sido usada por el ministro de Finanzas, Pavel Centeno (a quien le tengo mucho aprecio). En realidad, en una república sana, los impuestos se discuten y se consultan con los mandantes. Y los tributarios –solo después de haber revisado y aprobado el presupuesto de gastos; y solo después de haber sido convencidos de que su dinero no va a ser desperdiciado, mal administrado, o simplemente robado– deciden si apoyan el presupuesto de gastos, o no. Si el poder proviene del pueblo, es ese soberano el que debe decidir qué cargas quiere acarrear, y con qué causas va a contribuir.

Me llamó la atención, también, la frase usada por un diputado oficialista, para referirse al paquete impositivo que la nueva administración está por proponer: “Debe ser una reforma fiscal con la que el sector privado pueda mantenerse y seguir creciendo”. Esa frase me recordó un chiste: Capitalismo es cuando tienes dos vacas, vendes una, compras un toro y crías terneros. Comunismo es cuando tienes dos vacas, el gobierno te las quita y vende la leche. Fascismo es cuando tienes dos vacas, y el gobierno te obliga a cuidarlas, para luego quitarte leche y venderla.

En realidad, los impuestos son robo. No son más que tomar dinero ajeno por la fuerza y repartirlo –políticamente– entre intereses privilegiados a los que, en muchos casos, los legítimos propietarios del dinero no les darían fondos de forma voluntaria. No sirven para el bien común, que es el bien de todos; sino para mantener tranquilos a los que viven de la teta del Estado.

Así ha sido tradicionalmente entre nosotros; y toda administración –antes de atreverse a pedir más dinero de los tributarios– debería sentirse moralmente obligada a demostrarnos que, en esta ocasión, va a ser diferente. ¡Es inaceptable que la solución del problema fiscal excluya una revisión previa y exhaustiva del presupuesto de gastos!

www.luisfi61.com

Artículo publicado en el diario guatemalteco "El Periódico", el día viernes 20 de enero 2012.

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