jueves, 5 de enero de 2012

Eliminemos el ISR


Ramón Parellada

Desde casi su fundación, el CEES (Centro de Estudios Económicos Sociales) ha sugerido y defendido la eliminación del ISR (Impuesto sobre la Renta). Ya el Dr. Manuel Ayau en algunos de los Tópicos de Actualidad y en sus columnas semanales denominadas “Sentido Común” explicaba la razón de ello comenzando por aclarar que en realidad el ISR no es más que un impuesto a los rendimientos del capital.

La lógica atrás de la eliminación de este impuesto es la siguiente. Aparentemente este es un impuesto que afecta a los ricos. Se dice que es justo porque quien más tiene paga más. Es un impuesto progresivo, lo que significa que a mayor base mayor es el porcentaje de pago. Pues bien, no se han analizado bien las consecuencias de a quiénes en verdad afecta. Una cosa es lo que se ve y otra es lo que en realidad ocurre o no se ve, como decía Fréderic Bastiat en uno de sus famosos ensayos.

Lo que no vemos son las consecuencias sobre el crecimiento económico y la creación de riqueza y empleos en el país. En una columna de Sentido Común titulada “¿Quitar o no Quitar el Impuestos Sobre la Renta? publicada el 27 de marzo de 1997 en Prensa Libre, el Dr. Ayau comentaba que el tema no es ideológico puesto, y he aquí la prueba, que la mayoría de países que quieren fomentar las inversiones en alguna las actividad económica ha tomado medidas en el pasado tales como protección arancelaria o creado leyes de fomento como las de la silvicultura, avicultura, generación de energía de fuentes renovables, maquina y hoy en día existen las zonas francas. El tema es que todas estas medidas que no son las más adecuadas tienen como objetivo incrementar el rendimiento a estas inversiones a modo de atraerlas al país.

Cada trabajo que se crea implica una cierta cantidad de inversión de capital atrás. Cuando hay desempleo, esas inversiones permiten reducirlo pero cuando no lo hay entonces esas nuevas inversiones hacen que los salarios aumenten pues compiten por la mano de obra más calificada pero que ya está ocupada trabajando en otras empresas que invirtieron antes. Las inversiones de capital crean así empleos permanentes y pujan los salarios hacia arriba. Mejoran el nivel de vida de los más pobres porque elimina el desempleo y además elevan los salarios. Por ello, el ISR no es un impuesto a los ricos sino a los más pobres. Pero aquí la ideología no deja ver estas consecuencias y los socialistas y algunos que no lo son pero que no se atreven a explicar a fondo estos temas defienden este nefasto impuesto.

¿Cuánto cuesta crear un empleo? En 1997, cuando el Dr. Ayau escribió el artículo mencionado, el monto de inversión variaba dependiendo de la industria y podía ir desde los 60 mil hasta el millón de quetzales. Un promedio realista podría ser en esa época los 200 mil quetzales, pero hoy considero que esa cifra se queda corta dada la inflación que hemos tenido desde entonces y que ha reducido en más de la mitad el valor del quetzal.

Hoy en día, las inversiones de capital fluyen como el agua, buscan su nivel donde hay más rentabilidad y menos riesgo. En Guatemala el riesgo es más alto que en otros países y por ello el rendimiento al capital exigido por los inversionistas debe ser mayor, pero si el gobierno de tajo le elimina una tercera parte de ese rendimiento (31% de ISR) entonces el Gobierno es el causante de que no vengan más inversiones al país.

Este inicio de año es una buena oportunidad para que el nuevo gobierno haga algo que verdaderamente ayude a los más pobres. Eliminemos el ISR y permitamos que vengan los capitales necesarios para que mejore el nivel de vida de todos los guatemaltecos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 05 de enero 2012.

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