martes, 17 de enero de 2012

Superar el pasado


JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

El sábado fue un momento en el que, como guatemaltecos, pudimos sentirnos orgullosos. De nuevo fuimos capaces de hacer una transición pacífica entre los que detentan temporalmente el poder político. Guatemala es un país “democrático”; al menos en lo que respecta a elecciones libres, justas y el cambio de poder. En eso superamos a muchos otros países. Sin embargo, falta mucho camino por recorrer. Dicen que “democracia” es mucho más que elegir al gobernante. Tienen razón.

Bajo ese estándar, Chávez, Zelaya, Ortega, Putin, Ahmedinajad, Castro y hasta Hitler calificarían como gobernantes “democráticos”. No es así. La democracia tiene que ver también con instituciones que garanticen el respeto al libre ejercicio de los derechos humanos. Pero, independientemente de lo anterior, el sábado fue un buen momento para Guatemala; los viejos gobernantes se fueron y los nuevos entraron sin violencia. Pareciera algo normal, pero es algo totalmente extraordinario. Millones de personas aún no pueden darse ese lujo llamado elecciones libres.

En medio de esa celebración, el discurso del recién inaugurado presidente Pérez fue uno esperanzador. Hizo un inusual énfasis en la recuperación de lo que él llamó“valores tradicionales”: el respeto a la ley, la justicia, el rechazo a la corrupción. Más esperanzador aún fue que no pretende sermonearnos todos los fines de semana para lograrlo. Su plan es exigir esos valores de todos y cada uno de los miembros de su equipo. Sin embargo, como él dijo, “… el Gobierno no puede solo… la mayoría de la población tiene que querer el cambio…”. Algo así como que “todo pueblo tiene al gobierno que se merece”. Está más en nosotros y menos en el Gobierno alcanzar la paz, la prosperidad y recuperar la esperanza.

“El país está en crisis” —dijo—, y señaló específicamente una crisis económica y moral. Sí. Aunque, en mi opinión, el principal obstáculo que tenemos, como nación, es que somos un país dividido. No es lo mismo dividido que multiétnico. EUA es más multiétnico que nosotros, pero no es un país tan dividido como nosotros. Nuestra división proviene de liderazgos negativos que lucran y han lucrado de la confrontación social en lugar de instarnos a la cooperación social. Por lo tanto, el gran reto del presidente Pérez es que los ciudadanos lo veamos como un líder positivo. Ser ese representante de la “unidad nacional” que Colom fue incapaz de ser y no asumir el papel de nuestro papá o, peor aún, el de víctima.

Percibo, en el inicio del gobierno del general Pérez, una renovada esperanza de que podemos retomar el rumbo. No obstante lo anterior, la fe no puede estar en el Gobierno. Los gobiernos vienen y van; los ciudadanos se quedan. La apuesta debe ser por la capacidad de creación, innovación y superación de los guatemaltecos, a pesar de los obstáculos que el Gobierno ponga —o quite—. Esa será la clave del éxito del nuevo presidente. Si de verdad cree que “el Gobierno no puede solo”, solamente hará falta que todos pongamos de nuestra parte para iniciar una etapa de cooperación y superar nuestro pasado de confrontación.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 17 de enero 2012.

No hay comentarios:

Publicar un comentario