martes, 24 de enero de 2012

Pacto exprés


JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

“Hay una expresión que siempre uso” -dijo el ministro de Finanzas al anunciar el próximo aumento de tributos- “los impuestos son impuestos, porque son impuestos…”, y agregó: “…la idea del presidente fue consensuada con todos los sectores, principalmente con los sectores que se han opuesto a estas medidas”. ¿Qué raro… ¿en qué momento habrá consensuado un aumento de impuestos con sus electores; quienes también se oponen a esa medida? Durante la campaña política, Otto Pérez, al igual que el resto de candidatos presidenciales, evadió admitir que subirían impuestos durante su gobierno. Ofrecer aumentar las tasas o crear nuevos tributos es un suicidio político-electoral. Por ello mejor ofreció un ambiguo concepto de pacto fiscal. Ahora, ya en la Presidencia, se destapa la verdad; no hay tales de pacto fiscal. Va un aumento de impuestos disfrazado de un “pacto exprés” que, en palabras del ministro, ha sido “consensuado” con sectores no identificados, en tiempo récord, a menos de una semana de gestión. Paradójicamente, desde el Congreso, la bancada del PP apoyará el mismo reciclado paquete que bloqueó en la legislatura pasada.

No hay forma de que los gobernantes entiendan. Los ciudadanos guatemaltecos no quieren tasas más altas de impuestos ni quieren nuevos impuestos. Si así fuera, no tendrían por qué engañarnos durante la campaña para ganar nuestro voto. Ya ni siquiera se trata de una discusión ideológica respecto del tamaño del Gobierno. Es un simple pedido de que no nos vean la cara de pendejos. Algunos han querido caracterizar el dilema de los gobernantes como un problema de ¿qué es primero? ¿El huevo o la gallina? En el caso de Guatemala, la respuesta ha sido dada por los ciudadanos una y otra vez. Primero queremos ver la gallina de los resultados de una gestión transparente y eficiente y luego propongan que aceptemos el huevo de más impuestos.

Pero no hay forma de que los gobernantes quieran entender. Para ellos, es al revés. Primero impuestos y luego lo demás. El ministro de Finanzas se lava las manos diciendo que solamente está recogiendo una propuesta ya existente; aquella consensuada por el llamado “G-40”. Poco consuelo para los ciudadanos porque, con el G-40 o sin el G-40, ellos no votaron por un aumento de tributos. Votaron por un gobierno que demuestre capacidad de ejecución y rendición de cuentas para que, con esas credenciales, pueda pedir más dinero desde una posición de solvencia moral. Lamentablemente, eso nunca pasa, y si no es la propuesta del G-40 será una “actualización fiscal” que, en palabras del presidente, incluye una reestructuración del Impuesto Sobre la Renta. Palabras que no pueden implicar otra cosa que no sea un aumento de tasas efectivas.

Así que los electores rapidito nos enfrentamos, de nuevo, a la realidad de la política: los gobernantes harán y dirán lo que sea para llegar al poder y, desde allí, subirnos los impuestos antes de demostrar que los pueden gastar bien. Yo creo que la cosa debe ser al revés y así se lo debemos exigir a aquel que nos dio su palabra.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 24 de enero 2012.

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