jueves, 5 de enero de 2012

Diputados mal medidos


JORGE JACOBS A.

Con el fin de año se suele encontraren los medios de comunicación evaluaciones de la labor de los diputados en el Legislativo. Yo considero que esas evaluaciones en general son erróneas ya que miden al Congreso por la cantidad de “leyes” aprobadas y a los diputados por la cantidad de iniciativas propuestas. Esa es una malísima medición e incentiva a los diputados a presentar cualquier mamarrachada que se les ocurra con tal de no aparecer mal calificados.

Por ello no nos debe extrañar que la mayoría de las “leyes” aprobadas tengan serios defectos —por decir lo menos— cuando no ocasionan graves perjuicios a los derechos de los ciudadanos.

Y alguien dirá que “esa” es la labor del Congreso y los diputados: aprobar leyes. Lo cual también es erróneo, ya que esa es una parte de las atribuciones de los diputados, pero no toda. Otro deber que tienen, el cual considero mucho más importante ante la triste realidad de Guatemala, es el de fiscalizar el uso que los funcionarios públicos hacen del dinero de los tributarios. Esa parte la mayoría de la gente parece ignorarla.

En el caso de los diputados, no nos debe extrañar que se hagan los completos locos ante la obligación de fiscalizar, ya que muchos tienen la cola machucada, y si empiezan a hurgar, de seguro se encontrarán con colas de otros sus colegas. En la legislatura que está terminando quedó más que claro que una buena parte del interés —y la inversión— por llegar al Congreso se centra en poder echar mano a muchos millones del presupuesto a través de la ejecución de obras por parte de empresas y ONG vinculadas con los diputados, sus familiares o amigos.

En esta misma legislatura, solo tuvimos unos cuantos ejemplos dignos de admirar de diputadas que intentaron fiscalizar algo de los desmadres que cometió la administración de los Colom. El resto de diputados, bien gracias, prefirieron pasar lo más desapercibido posible, no fuese a ser que se supieran las tranzas en las que estaban metidos.

Ante esa triste realidad, hago un llamado a los medios de comunicación para que se olviden de esa absurda manera de medir a los diputados y les propongo una nueva: que se les juzgue por la cantidad de dinero que encuentren que los funcionarios públicos están robando o malgastando.

Esta creo que es la única forma de alinear los incentivos de la labor de los diputados con algún beneficio real que podamos tener los ciudadanos. De nada nos sirve que aprueben cientos o miles de leyes, si la mayoría solo sirve para fregarnos más. Pero de mucho servirá si encuentran algo de los cientos de millones de quetzales que se pierden anualmente en la gestión poco transparente de los gobernantes.

Y si le quieren dar el “beneficio” de la duda al gobierno que empieza este año, antes de contarle las costillas que se las cuenten al que se va. En los próximos meses tienen que aprobar la ejecución del presupuesto del año pasado, donde de seguro encontrarán muchas cosas anómalas que pueden fiscalizar. Y nosotros los ciudadanos debemos presionarlos para que lo hagan. Y los nuevos gobernantes, que tanto se precian de la transparencia, también debieran presionarlos para que cumplan su trabajo.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día jueves 05 de enero 2012

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