viernes, 27 de enero de 2012

Esto ya lo había oído


Karen Cancinos

Cuán predecible es la lógica de los políticos: les encanta pensar que somos sus cajeros automáticos.

Lo que es a mí, toda la bullaranga sobre el flamante nuevo Presidente “cabildeando por la reforma fiscal”, o la recién estrenada Vicepresidente justificando “compras directas” por parte del Ministerio de Salud ante el desabastecimiento de los centros hospitalarios, y anunciando que “centralizarán las adquisiciones de medicinas y combustible”… me sabe a viejo. Palabras más palabras menos, ya todo lo escuché hace cuatro, hace ocho, hace doce, hace dieciséis años. Para atrás no me acuerdo en realidad, porque entonces no solía prestar atención a los devaneos de los políticos en general, y de los acabados de llegar al poder en particular.

Pero ahora, por exigencias propias de mi trabajo por un lado, y por madurez ciudadana por otro, sí me doy cuenta de los desatinos, despropósitos y absurdos de los gobernantes, y los señalo. Tengo que hacerlo. Asimismo, tomo nota de sus aciertos e iniciativas correctas, como esa decisión de eliminar trapos que pasaban por banderas en los edificios públicos, para dejar solo el Pabellón Nacional ondeando como lo que es: un símbolo cívico que sí constituye un icono de verdadera cohesión social. También me parece una buena medida haber borrado el montón de figuritas de comunicados y propaganda gubernamentales. Esas manitas de colores a la par del Escudo Nacional, junto al nombre de un blandengue ex mandatario de cuyo nombre no quiero acordarme diría Cervantes, siempre me dieron vergüenza ajena.

Volvamos ahora a los desaciertos, por cierto graves ante el hecho de que su ineficacia ha sido comprobada una y otra vez. ¿Por qué insistir en cometer los mismos errores? ¿Por qué la machaconería para la equivocación? Si el nuevo gobierno no aprovecha especialmente este y el otro año para encauzar al país por la senda de la seguridad ciudadana y el incentivo a las inversiones productivas, nacionales y foráneas, lo más probable es que dentro de cuatro años tengamos Bono 15, y Consejo de Cohesión Social y MIFAPRO de vuelta. De verdad que sí.

Esa horrorosa posibilidad se me hizo muy clara esta semana cuando, a vuelta de rueda junto a miles de citadinos en el pesado tránsito de enero, empecé a bostezar con un tedio colosal al escuchar en la radio las “noticias” a las que aludí en el primer párrafo. Parecen los anillos olímpicos que, sin falta, salen a relucir cada cuatrienio. Opté entonces por cambiar la sintonía pero, además de que los bostezos se trocaron en suspiros, paré riéndome ante la canción de Ricardo Montaner que empezó a sonar en el estéreo de mi viejo y querido auto: “… y parecía que ya lo había vivido… aquellas frases que ya había oído… aquellas cosas que ya había sentido… juro que esto ya lo había vivido”.

Nomás que la melodía del venezolano se refiere al déjà vu que suelen experimentar los enamorados cuando están empezando a tratarse, e interpretan las mariposas en sus estómagos como una especie de reencuentro, del tipo ya-te-quería-aun-antes-de-conocerte. Ay, qué bonito. Pero una cosa es alegrarme porque el enamoramiento forme parte de la experiencia humana, y otra bien distinta es comprobar cuán homogénea es la lógica de los políticos, sean azules, verdes o naranjas. “Ya viene el cambio, ya viene el cambio”, cacareaban. Ajá.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día viernes 27 de enero 2012.

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