jueves, 12 de enero de 2012

Un optimismo moderado


Ramón Parellada

Comienzo este año con un cierto déjà vu como cuando terminó el gobierno de Portillo y comenzó el de Berger. Tenía entonces un gran entusiasmo. Hoy me siento con un optimismo moderado, pero optimismo al fin y al cabo.

Estoy optimista porque se acabó el gobierno actual de la UNE. No niego que se dieron cosas positivas durante el gobierno, pero en realidad fue un gobierno cortoplacista que desvió recursos que podrían haberse dedicado a la creación y dejó un país igual de pobre, endeudado, con una alta tasa de homicidios y con la infraestructura destruida.

Estoy optimista también, en parte, porque Otto Pérez Molina ha sido electo y conformado un equipo de gobierno con gente muy capaz en la mayoría de puestos claves. El énfasis que ha generado más confianza es el de mejorar la seguridad. Su oferta de reducir los homicidios a la mitad le hizo ganar votos y crear confianza.

Si bien es positivo que se busque reducir los homicidios, es preocupante que nos metamos en una guerra directa y abierta contra el narcotráfico. Es una guerra perdida, aunque se puedan ganar batallas. No dudo de la capacidad de los kaibiles, quienes como fuerza élite son de lo mejor que hay en el mundo, pero tampoco dudo del poder económico, armamento y capacidad que tienen los narcotraficantes, quienes han comprado voluntades a todo nivel. Se debe retomar el tema de la legalización del consumo, producción, transporte y venta de drogas para resolver el problema de una vez por todas.

Se crea confianza el que esté buscando transparencia en todos los ministerios y entidades que comenzarán a manejar a partir del 14 de enero. Hay muestras de querer reducir el gasto o al menos controlarlo más de cerca, lo cual es positivo. No está del todo clara la forma en que lo harán, pero si se propusieran eliminar todas aquellas entidades que no son necesarias y congelar contrataciones nuevas en el gobierno generarían inmediatamente un mayor apoyo y simpatía. Yo reduciría en al menos un 30% la burocracia actual.

Mi moderado optimismo comienza cuando veo que este gobierno también es populista. Seguirá con las políticas empobrecedoras de re-distribución de riqueza a través del programa Mi Familia Progresa, pero además, mediante un programa ampliado de repartición de fertilizantes.

Soy pesimista en cuanto a que el gobierno está adoptando las políticas de impuestos “mata inversiones y crecimiento económico” con todo y su ideología de la Propuesta de Modernización fiscal presentada por el Grupo Promotor del Diálogo Fiscal (GPDF) al Consejo Nacional de los Acuerdos de Paz (CNAP) en marzo de 2008. Es casi un copy-paste y parece que están logrando consensos. Yo le llamo a esto, consenso para empobrecer al país, pues urge reactivar la economía y alcanzar crecimientos económicos del orden del 10% anual para que en verdad mejoremos el nivel de vida de los más pobres y esto no se logra incrementando impuestos y gravando toda actividad económica ni quitando a unos para darles a otros. Es imperativo reducir el costo de tener gobierno. El crecimiento económico es el mejor aliado de los pobres y también permite que el gobierno reciba más ingresos tributarios. Para eso deben eliminarse impuestos y disminuir las tasas impositivas.

Termino con una cita que genera confianza, de Ronald Reagan en su reporte económico del Presidente de 1987: “Por lo tanto, yo me resistiré a propuestas para adoptar cualquier política económica que abandone los logros de la reforma tributaria, obstaculice el crecimiento, aumente la inflación, perpetúe la innecesaria interferencia del Gobierno en el mercado o que promueva el proteccionismo”.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 12 de enero 2012.

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