jueves, 25 de noviembre de 2010

Urge una Reforma Fiscal (2)

Este sistema debería incentivar el ahorro, la inversión y la generación de empleo.

Federico Bauer Rodríguez

a semana pasada me quedé explicando cómo, un sistema tributario que respeta el principio de igualdad ante la ley, consiste en gravar las utilidades y los honorarios con un ISR de tasa única (flat-tax), en gravar el consumo con un IVA (excepto la canasta básica) igual al ISR, en gravar la propiedad con un IUSI basado en avalúos similares a los de los bancos, y en gravar las importaciones con un arancel unificado.

Este sistema debiera incentivar el ahorro, la inversión y la generación de empleo, en adición a ser lo suficientemente simple para incrementar el número de contribuyentes en la economía formal.Sin embargo, aunque el sistema de recaudación sea el mejor, todo se quedará en buenas intenciones si no tenemos una ejecución presupuestaria equilibrada, eficiente, y transparente, la cual maximice la eficacia de la función del Estado.Los comentarios a mi propuesta son negativos desde la izquierda porque ellos quisieran un ISR del 100 por ciento, también desde el ala libertaria, porque ellos quisieran un ISR del 0 por ciento, por supuesto que del sector que goza de exoneraciones, de los banqueros por mi propuesta de aplicar la ley a los bancos offshore, y especialmente desde el grupo que goza de protección arancelaria, en el cual se encuentran la mayoría de las grandes empresas. Esto era de esperarse, pero mi propuesta aunque no sea tan popular con las elites, cumple con el principio de igualdad ante la ley, y beneficia a millones de personas, en adición a ser una propuesta que mejora la recaudación fiscal.

Pero la propuesta no debe quedarse en el lado del ingreso, ya que para lograr el mayor bienestar para el mayor número de miembros de la sociedad, el presupuesto debe estar elaborado con base en las prioridades de la población, y no de los políticos, teniendo en cuenta siempre el concepto de costo de oportunidad.El concepto de costo de oportunidad consiste en que todas las decisiones tienen un costo monetario, y otro equivalente a lo que se dejó de hacer.Por ejemplo, traer un cuadro que conmemora la Revolución del 44, tiene un costo directo de un millón y medio de quetzales, pero un costo de oportunidad de vacunar a varios miles de niños.

El costo de oportunidad de las decisiones más triviales es el no poder hacer las cosas más importantes.Teniendo esto en mente debemos pensar en elaborar un presupuesto nacional con estas prioridades: seguridad, justicia –no podemos tener la primera sin la segunda–, salud, educación, atención a las clases pasivas, administración pública, y atención a las emergencias nacionales.Estoy claro que existen además las obligaciones constitucionales y el servicio de la deuda pública.Estas obligaciones constitucionales deben servir para complementar la función del Gobierno central dentro de una estrategia nacional integral.

La función primaria del Estado de brindar seguridad a toda la población debiera ser un monopolio del Estado, y los funcionarios públicos, con el fin de probar su capacidad no debieran tener seguridad personal, ni pública ni privada, con el fin de que sientan la angustia que sentimos el resto de los ciudadanos cada vez que salimos a la calle. Mientras los responsables de la seguridad solo se preocupan de nuestros gobernantes la población en general sigue sufriendo la ola de violencia que nos golpea. La justicia debiera tener una mayor participación en el presupuesto que la asignación constitucional, con el fin de tener jueces probos y competentes.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "El Periodico", el dia jueves 25 de noviembre 2010

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