jueves, 25 de noviembre de 2010

Predispuesto


Estamos a pocos días de que se apruebe el presupuesto general de malgasto de los politiqueros, y lo más probable es que suceda lo mismo de años anteriores: el presupuesto no se aprobará y los gobernantes quedarán con las manos libres para disponer de los recursos como mejor les plazca. Muestra de ello es la reciente “cesión” de fondos del Ministerio de Gobernación para usos “más prioritarios e inteligentes” que combatir la criminalidad.


JORGE JACOBS A.

Es la historia recurrente con los actuales gobernantes. Se hace toda la alharaca de que se quiere aprobar un presupuesto “pequeño”, queriéndose dar el tupé de que quieren hacer las cosas bien, pero lo que realmente quieren es que no se apruebe, para poder gastar a manos llenas sin esos molestos candados —que de todos modos se los saltan, pero es más trabajoso—.

En esta ocasión llegaron hasta el punto de echar al ministro de Finanzas y acusarlo de presentar un presupuesto muy grande, “irreal”, y no el “austero” de ellos. ¡Puros cuentos!
Que conste que lo de “pequeño” es un decir, porque la propuesta ya va arriba de los Q50 mil millones. Lo cierto es que no importa la cantidad de dinero para despilfarrar, este nunca será suficiente, ni aquí ni en ninguna parte, como la crisis actual en Europa, Estados Unidos y otros países desarrollados muestran claramente.

No importa que la “carga fiscal” sea del 10% o del 30%, los políticos siempre se las ingeniarán para gastarse más de lo que logran quitarles a los ciudadanos.

Algún consuelo sería que los gobernantes al menos se gastaran todo ese dinero en las cosas que realmente son prioritarias, pero como bien lo muestra la transferencia que se conoció esta semana, eso es lo que menos les preocupa. Su prioridad es asegurar su permanencia en el poder para continuar mamando de la teta de los tributarios.

Aunque no les guste reconocerlo, las funciones principales de los gobiernos son brindar seguridad e impartir justicia. Esas son las razones principales para las cuales se organizan las sociedades.

Sin embargo se han ideado infinidad de excusas para justificar una “actividad” más amplia de los gobernantes, aduciendo que es para que la “sociedad” esté mejor, pero la realidad es que quienes más se benefician de tal ampliación de funciones son ellos mismos, con más opciones para apropiarse de los recursos de los demás.

Lo peor de todo es, en la mayoría de casos, que ni siquiera intentan cumplir esas funciones principales, sino que excusan su actuar bajo el supuesto de que trabajan en beneficio de los pobres, pero al final, ni hay seguridad ni justicia, ni tampoco se “benefician” los pobres.

Lo peor de todo es que, tres años después de estar en el poder, vuelven a salir con la trillada excusa de que la culpa la tienen los que estuvieron antes. Es cierto que los politiqueros que antes detentaron el poder actuaron de manera muy similar, pero eso no es justificación para tapar el sol con un dedo. Aquellos actuaron así, pero los actuales no han actuado distinto.

Ojalá que algún día entendamos que el problema no se resuelve cambiando a los políticos que por el momento detentan el poder por otros que harán lo mismo. Se necesita cambiar el sistema para limitar el poder que los políticos tienen a su disposición.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día jueves 25 de noviembre 2010.

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