martes, 16 de noviembre de 2010

Investigación social y financiamiento


Entre investigadores sociales causa debate la competencia de ONGs de dudosa formación, pero muchos fondos.
Estuardo Zapeta

Debate causa entre investigadores sociales la competencia de ONG´s de dudosa formación, pero con muchos fondos.

Y entre los estudiantes del Doctorado en Investigación Social de la Universidad Panamericana ese debate no sólo ha sido encendido, sino que ha provocado toda una serie de discusiones a nivel del “Estado del Arte en la Investigación Social en Guatemala.”

(Nuestra próxima actividad, para los interesados en el tema –y vaya si no hemos encontrado a muchos colegas investigadores “pre-ocupados” en el financiamiento, a veces escaso, a veces condicionado, a veces también “mal utilizado” (será en el Auditorium de la UPANA, mañana miércoles 17 de noviembre a partir de las 17:00 horas).

Cuatro son los ejes que con relación al financiamiento deben abordarse desde mi perspectiva. Primero, la crisis financiera global de hará un par de años le ha pegado a tantos campos como el de la publicidad, o el de la expansión, y la investigación también se ha visto diezmada a partir de recortes de presupuestos y personal. Los investigadores no vivimos alejados de nuestra razón de ser: “procurar conocimiento para avanzar el desarrollo humano”, ah, haciendo “rentables” las empresas, instituciones, “cooperaciones”, y/o interesados en los resultados de lo que hacemos.

Por “rentabilidad”, por supuesto, entiendo algo mucho más grande que el clásico ROI (retornos sobre inversión), para posicionarse en parámetros, digamos de “rentabilidad social”.

Segundo, ese punto acerca de la “rentabilidad” de la investigación ha partido a la comunidad en dos vertientes claramente definidas: por un lado, quienes creemos en los aspectos “puros” de la investigación, pero con una aplicación real previsible; y, dos, el grupo, “purista” diría yo, que considera que en investigación social los conceptos de “rentabilidad social” son anatema y por lo tanto sujetos al destierro y al aborrecimiento de todo quien se precie de investigadora o investigador. De hecho, esa segunda “corriente” ve en la discusión del tema de “investigación social y financiamiento” una pérdida de tiempo.

Tercero, un eje intermedio que viene asomándose tímidamente en la región es de las alianzas estratégicas entre investigadores sociales y empresas privadas. Eso que en el mundo anglosajón es lo más normal, era condenado en estas latitudes, sobre todo por investigadores de corrientes marxistas y neomarxistas, pero aún ellas y ellos hoy han variado su posición a una más conciliadora, más pragmática acerca del financiamiento de sus propios trabajos.

Y, cuarto, punto central en este debate está la relación entre investigadores sociales y la denominada “comunidad internacional,” la cual ha confundido investigación con “activismo político y jurídico” y da su bendición y dinero a grupos, ONGs por lo general, que aunque se venden como “investigadores” son en realidad cuasi partidos políticos no inscritos que ejercen presión social. Es interesante en este punto que mucho de ese activismo es pasado por “investigación” de dudosa metodología y de peores resultados, y que, oh sorpresa, terminan confirmando la agenda política de la “comunidad internacional.” Eso no es investigación, que quede claro.

Así que en UPANA es nuestro objetivo discutir estos temas abiertamente a la luz del “Estado del Arte”.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día martes 16 de noviembre 2010.

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