viernes, 15 de octubre de 2010

Minería, oportunidad para Guatemala


En el reciente rescate de 33 mineros chilenos, se ve como contexto el aporte de esta industria al desarrollo chileno.

Estuardo Zapeta

Es tiempo de pensar fuera de los marcos tradicionales y considerar a la industria minera como una de las grandes oportunidades para Guatemala. Y, junto con el turismo y la alta tecnología, pueden ser procesos que, combinados, tengan el impacto positivo, profundo y rápido que estamos esperando. Hecho irrefutable: la minería es una de las grandes bases de la Civilización.

Los ecologistas han sido persistentes en llevar éste –y otros temas—al plano de lo político, pero ese no es un “éxito”, sino un gran daño a la Nación guatemalteca. Comprendo sus razones y sus visiones apocalípticas, pero no las comparto. Si ellos son tan “serios” como dicen, y tienen ese deseo insaciable por destruir al Ser Humano como castigo por sus “pecados” ecológicos, según ellos, pues en realidad no son “ambientalistas”, como se autodenominan, sino “antihumanos.”

Optimista soy al observar el número de oportunidades que la Nación guatemalteca puede representar para millones de ciudadanos si tan sólo fuésemos un poco más visionarios, y entendiésemos que será en un marco de Libertad, no de más restricciones, hacia donde debemos conducirnos.

Por supuesto que esa Libertad implica responsabilidad, no se puede hablar de la primera sin abarcar la segunda, y en esa consideración inicial pueden generarse los marcos regulatorios justos para todos.

Por eso debemos conocer los casos de países como Chile, Canadá, Estados Unidos, Bolivia, Australia, Colombia, Perú, México, Australia, Sudáfrica, y tantos otros, que han generado de la minería grandes oportunidades para su ciudadanía. (En el reciente rescate de 33 mineros chilenos se ve como contexto el aporte de esta industria al desarrollo chileno, y una posición del pueblo contraria a la que nos pregonan las ONG ambientalistas. Creo que si hubiere sido una decisión de los ambientalistas, ellas y ellos habrían condenado inmediatamente a los 33 mineros a la muerte.)

Por justos me refiero al afinamiento de marcos regulatorios que sean “neutros, universales, impersonales, aplicables, conocidos,” pero que no signifiquen “restricciones” tan fuertes que terminen paralizando la actividad.

Si de oportunidades, si de competitividad, si de crecimiento económico hablamos, pues ahí está esa posibilidad en la minería.

En el turismo veo también otra gran oportunidad para Guatemala. Pero ese será tema de otras columnas.

Veo también, en mi optimismo, otra posibilidad en alta tecnología, en la capacidad que tiene una Nación joven, creativa, propositiva de generar, en principio, una propuesta de ensamblaje de software aquí. Los pesimistas podrán oponerse a partir de la realidad educativa de Guatemala, pero ese argumento no me parece válido, ya que no tiene correlación una cosa con la otra. Cierto, los niveles educativos son bajos en Guatemala, pero eso no implica que dejemos de ser creativos y propositivos. Además, está creciendo aquí un grupo de jóvenes —en una Nación también joven, con 17 años de edad promedio— digitalizados.

El aumento de la tecnología de telecomunicaciones, principalmente, ha logrado que no le tengamos menos miedo a la alta tecnología.

Donde la ecohisteria, el pesimismo y el cortoplacismo ven retrocesos, yo veo grandes oportunidades, posibilidades y desarrollo. En la minería, el turismo, y la alta tecnología, considero que podrían estar nuestros inicios para demostrarnos que sí lo podemos hacer con eficacia y eficiencia.

Y desde aquí mi reconocimiento al gran Pueblo de Chile, por habernos demostrado que podemos vencer la desesperanza.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día viernes 15 de octubre 2010.

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