viernes, 15 de octubre de 2010

La lacra tránsfuga



“Es falta de ideología. Yo sigo practicando la del FRG”, dice un tránsfuga. Hay que ser zopenco.

Karen Cancinos

El PNUD propondrá legislar para evitar el transfuguismo y limitar la reelección al Congreso. Aunque habitualmente no me entusiasman las soluciones tipo “legíslese” para evitar tal o cual cosa, pienso que con la mediocridad que caracteriza al grueso de nuestra clase política, una medida así no sería errada.

Según Edelberto Torres Rivas, consultor del próximo informe del PNUD en el que se propondrá lo descrito, 40 por ciento de los diputados se cambia dos o tres veces de partido…
eso en un periodo legislativo. El investigador opina que “la deslealtad partidaria es lo peor que tenemos”. Concuerdo con él, así como con su diagnóstico de una de las causas del transfuguismo: aún carecemos en el país de una democracia madura. La otra causa que cita no es tal, me parece (la carencia de ideologías definidas al interior de los partidos), sino más bien consecuencia de una lamentable superficialidad en la formación cívica de los ciudadanos.

Trabajo con jóvenes de primeros años de universidad. Prácticamente todos no distinguen entre ley y legislación, por ejemplo. La mayoría no conoce la historia del siglo XX, la de su país, no digamos ya la occidental, que esa civilización, nos guste o no, fue la que nos parió, y a la cual pertenecemos aunque sea en la coleta. Menos aún suelen conocer los rudimentos del proceso económico: cómo se crea riqueza y cómo se la aumenta. Leen con dificultad y escriben mucho peor. Siempre les digo que no es posible andar por la vida con un léxico español de cien palabras, otro similar en inglés, un perfil en Facebook y un iPhone. Bueno, posible sí es, pero no deseable, porque mientras menos palabras sabe alguien, menos puede comprender conceptos, elaborar en ellos, hilarlos unos con otros y adquirir así cierta hondura mental. Y eso es lo que se requiere para entender qué es democracia, qué es república, que es política y qué es economía, entre otras cosas. Porque solo a partir de la comprensión de ciertos conceptos puede suscribirse una ideología determinada.

Nótese que una ideología se suscribe, no se practica porque no es sinónimo de religión. Tiene postulados, no dogmas. No es revelada y por lo tanto tampoco resulta incuestionable. Es el resultado de un proceso intelectual, no de un salto al vacío que da uno cuando se le presenta el regalo de la fe (quienes somos creyentes consideramos la fe como un obsequio colosal e inmerecido). Pero que entienda esto es mucho pedirle a un diputado bastante representativo de los congresistas, por zopenco. Leonel Soto Arango, originalmente del FRG, luego pasado por la UCN y quien ahora vota con la GANA afirmó sin sonrojarse cuando le preguntaron el motivo del transfuguismo propio y de la mayoría de sus colegas: “Es falta de ideología. Yo sigo practicando la del FRG”. Observe lo que pueden combinadas ligereza, ignorancia y falta de seriedad y de sentido del ridículo. Razón tiene Torres Rivas cuando afirma que para mejorar el sistema de partidos políticos son menester diputados más competentes y comprometidos. Le asiste también a Álvaro Velásquez, columnista de este Siglo Veintiuno, cuando sostiene que cualquier mejoría de la gestión política del país pasa por el Congreso.

Así que a seguir formando y formándonos, pues los diputados, después de todo, no son más que reflejo de quienes lo eligen.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día viernes 15 de octubre 2010.

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