jueves, 26 de abril de 2012

Q5 mil millones perdidos

POR JORGE JACOBS A La accidentada compra de fertilizantes en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación desnuda los serios problemas que existen en toda la “inversión” gubernamental. Creo que es una excelente ocasión para replantearnos lo que debe y no debe ejecutar el gobierno. Deberíamos reflexionar, por ejemplo, cuál ha sido el resultado práctico de más de Q5 mil millones de los tributarios utilizados para comprar fertilizantes. ¿Le han servido de algo, realmente, a los “beneficiados”? ¿Quiénes han sido los verdaderos beneficiados? En esta compra de más de Q450 millones se han saltado casi todas las trancas, lo que en algunos casos podría conllevar ilegalidades, pero aún así los funcionarios demandan que les creamos que “todo está bien” y que se ha hecho de manera transparente. Podrán jurar y perjurar, pero lo cierto es que hay muchas irregularidades que deberían ser subsanadas completamente antes de que se pueda siquiera considerar que “todo está bien”. De entrada, el proceso se ha hecho y cambiado tres veces. Se pasó la compra a un fideicomiso, supuestamente para aligerar el proceso, pero eso también levanta suspicacias. Los lineamientos de la compra no están claros. Los parámetros para decidir a quién se le adjudicaba, menos. A eso hay que añadir el tema de los precios. Entre el primer y el segundo proceso, el precio promedio ofertado subió un 7%. Dicen que es por el incremento del precio de los derivados del petróleo, pero hasta donde yo sé, este no ha tenido un incremento así en el último mes. ¿Por qué será que en corrillos lo que se escucha es que “alguien” pidió un 7% de comisión? Más importante aún es el precio al que se adjudicó. Yo hice una pequeña investigación en tiendas de productos agrícolas y encontré que aquí en la capital uno puede comprar un quintal de urea por Q250. Y yo me pregunto, ¿cómo es posible que el precio para comprar casi dos millones de quintales, sea apenas un 5% más bajo que el de un pinche quintal, que adicionalmente ya pagó toda la cadena de distribución? No me suena lo de las economías de escala. ¿Puede usted ver algún gato encerrado en estos precios? Lo que me lleva a cuestionar todavía más el fondo del asunto. ¿Cómo se han despilfarrado los más de Q5 mil millones gastados en lo que lleva esta “genial” idea de Alfonso Portillo? Si ahora que hay más fiscalización nos encontramos con tantos absurdos, ¿qué no se habrá hecho durante las últimas tres administraciones? ¿Quiénes son los verdaderos “beneficiados” con estos programas, los campesinos que reciben quién sabe qué calidad de producto o quienes venden y compran los fertilizantes? Para mí está muy claro. Los principales beneficiados son quienes venden los fertilizantes —¿por qué no me extraña que algunos estén siempre entre los principales financistas de los políticos?— y quienes los compran y los reparten. Los campesinos son solo la excusa para el negocio. ¿Se han beneficiado los campesinos? Pues a juzgar por los resultados después de más de una década, diría que no. Les garantizo que con esos mismos Q5 mil millones se podría haber generado mucha más riqueza en el área rural que con este absurdo y corrupto negocio. Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día jueves 26 de abril 2012.

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