martes, 23 de agosto de 2011

No creo en la democracia


Estuardo Zapeta

La democracia en cuanto su neutralidad ética nos señala el camino: no se equivoca la democracia, sino quienes eligen.

Este es un debate aclaratorio. Me pregunto si la proposición de la “hipótesis” acerca de los “beneficios de la democracia” se haya formulado de acuerdo con variables —y premisas— que debemos revisar, y colocar cada una en su lugar correcto. He aquí mis proposiciones:

• Un método no es el todo,

• Los factores iniciales influyen en el resultado, por lo que los resultados negativos no se le pueden abonar a la metodología, sino al diseño de investigación;

• La democracia es un método para tomar decisiones colectivas, nada más;

• Exigirle u ofrecer “resultados” de la democracia no tiene sentido;

• La democracia es éticamente neutra, en cuanto método, por eso catalogarla de “fallida,” o “en crisis,” es un sinsentido.

Los parámetros de medición de la presunta “crisis de la democracia” fueron tales que elevan la democracia casi a una especie de proveedora de todos los parabienes habidos y por haber, cuando en realidad la susodicha no es más que un desdichado, vil y cruel “método” que permite una metodología (el voto) para tomar decisiones colectivas.

Achacarle a una supuesta “falla” de la pobre democracia todos los males de Guatemala, y culparla que no “cumple” con todas las peticiones de la sagrada y normal demagogia —vivienda digna, educación gratis, salud gratis, empleo, crecimiento y reactivación económica— y por lo tanto “está en crisis,” me parece como esperar que un carro se eleve y vuele, y cuando no lo hace entonces argumentar que “el carro está en crisis” porque no hace lo que se espera de un avión; la máquina fue diseñada para otros propósitos.

Creo que se está partiendo de una premisa de base dudosa, ya que me parece escuchar que se está lanzando una preocupación que debe ser redefinida a partir de lo qué “es” realmente la democracia, y, más importante, de lo que no es. La pregunta correcta, en mi opinión, es si estamos o no eligiendo correctamente por medio del método democrático. La democracia en cuanto su neutralidad ética nos señala el camino: no se equivoca la democracia, sino quienes eligen.

La China comunista no es “democracia” y está logrando un impresionante crecimiento económico al haber “adoptado y adaptado” un sistema económico capitalista con fuertes instituciones que van hacia un Estado de Derecho, y que comprenden los valores y la necesidad de, por ejemplo, proteger la “propiedad privada.” Algunas monarquías son todavía muy eficientes, y tampoco son democracias. Existen sistemas autonómicos muy estables y en fuerte desarrollo que tampoco son “democracias.”

“Despolitizar y desideologizar” son variables que no vienen a esta discusión debido a que todo sistema de gobierno es “politización” e “ideologización.” Me parece escuchar una petición que no tiene cabida, ¿o cómo se podría hacer política sin ideología?

Todos, desde la Venezuela chavista, pasando por los populistas brasileños, y los indigenistas ecuatorianos y bolivianos, hasta los derechistas chilenos, o los “libertarios” guatemaltecos, todos tenemos “ideología.” Gobierno es política, y política es ideología.

Todo método es ideológico.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día martes 23 de agosto 2011.

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