jueves, 25 de agosto de 2011

¿Cómo escojo al mejor candidato?


Ramón Parellada.

Ahora que ya tenemos el panorama más claro de quiénes participarán en las elecciones del próximo 11 de septiembre, podemos hacernos algunas preguntas relevantes sobre el perfil del candidato y partido que deberíamos votar. No voy a dar un nombre pero sí quisiera compartir algunas reflexiones que me permitirán ir descartando a algunos candidatos.

En primer lugar es importante conocer el pasado del candidato. ¿Qué ha hecho?, ¿de qué vive? ¿cuáles son sus ideas políticas, económicas y sociales? ¿Cuál es su ideología? ¿Cuál es la ideología de sus colaboradores? ¿Cuál es la visión que tiene del papel del Estado? ¿Tiene plan de gobierno de largo plazo o sólo de corto plazo? ¿Está dispuesto a balancear el presupuesto del gobierno y evitar déficit?, ¿Piensa reducir impuestos o incrementarlos? ¿Qué propone para reducir la pobreza o dicho en una mejor forma crear riqueza? ¿Cómo piensa reducir la delincuencia? ¿Cuál cree que es la solución al problema de la prohibición de las drogas?...

Para mí el candidato ideal es el que habla claro pero con humildad, que no se jacta de sus conocimientos ni los utiliza como campaña política, que está bien asesorado en temas económicos sabiendo que para reducir la pobreza hay que crear la riqueza y no redistribuir la poca que hay, que el papel básico del Gobierno es garantizar los derechos individuales a la vida, la propiedad y la libertad, sin excepción, y para lograrlo debe encargarse de dar prioridad a una buena y efectiva administración de justicia y de las fuerzas armadas y de seguridad.

Este candidato sabe que para lograr un crecimiento económico sostenido se deben reducir los impuestos y las trabas burocráticas, el déficit fiscal debe desaparecer y el gobierno debe desregularse permitiendo a las personas actuar libre y voluntariamente siempre y cuando no dañen los derechos de los demás.

El mejor candidato no es el que más ofrece, el más populista, sino el que se cuida de hacer promesas que luego no va a poder cumplir porque tiene vergüenza de fallar si llega al poder. En estos días estamos atiborrados de anuncios proselitistas de los diferentes candidatos para todos los puestos, principalmente para la Presidencia de la República y para la Alcaldía. No es quien más propaganda tenga el que será mejor para gobernar sino el que considere que mientras más pequeño sea el Gobierno y menos injerencia tenga en la vida privada de los ciudadanos, mejor estará este país. El que cree que es mejor la persuasión y no la coerción.

Así, yo votaría por el que piensa que hay que eliminar infinidad de puestos y ministerios dejando los más elementales como son todos los relacionados con seguridad y justicia. El que acepta de buena fe la competencia en educación y salud permitiendo que la oferta de estos servicios se incremente con diversidad de calidad así como de precios. El que piensa que las carreteras e infraestructura del país pueden construirse por compañías en lo privado, invirtiendo ellas y luego cobrando un peaje para recuperar en el tiempo su inmensa inversión además de mantenerlas en excelente estado.

El candidato por el que votaría no es el que va ganando en las encuestas sino el que yo considero que es mejor, que ama la libertad en todo sentido y que entiende la urgencia que tenemos los guatemaltecos de crecimientos económicos de doble dígito.

De los actuales candidatos muy pocos se acercan, en algunas cosas, a mi candidato ideal. Por ello, para poder votar de forma más certera calificaré en diferentes puntos importantes para mí a cada candidato y el que obtenga la mejor puntuación, aunque falle en muchas cosas, será por el que votaré.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 25 de agosto 2011.

No hay comentarios:

Publicar un comentario