jueves, 24 de noviembre de 2011

¿Prosperidad o más estancamiento?


Ramón Parellada

El nuevo gobierno llega con nuevas caras. Muchas de ellas son excelentes profesionales con mucha capacidad, con mentalidad positiva, emprendedora, creadora de riqueza, pero que se van a encontrar con una situación difícil de resolver si siguen la telaraña de burocracia y presiones que se ejerce sobre cada uno de ellos.

Lo estamos viendo ya en cuanto al presupuesto. Lo ideal sería recortar el gasto en un 30% por lo menos para poder equilibrar los ingresos tributarios con el gasto público. Esto significa determinación y convicción para cerrar ministerios y programas que no son prioritarios. Sin embargo, se está haciendo más de lo mismo; se está incrementando el gasto y se pretende hacer una Reforma Fiscal dirigida a la misma base de contribuyentes. Es como meterle más carga a la carreta sin meter un nuevo buey que ayude a jalarla. Esta base de personas y empresas cada vez es menor en comparación con la totalidad de los habitantes que hay en el país. Se está reduciendo porque cada día el costo de tener gobierno es demasiado para ellos haciéndoles perder competitividad. Muchas empresas están cerrando porque sus negocios ya no son rentables con estas cargas. Otras se han ido a buscar países con mayor seguridad y menores costos, en especial el de tener gobierno, para producir y competir con precios a nivel internacional. La fuga de talentos es impresionante. Ya no sólo se van quienes tenían empresas, sino que ahora muchos padres de familia están enviando al exterior a sus hijos y tratan de que consigan trabajos en países donde puedan tener un mejor futuro.
No soy pesimista, pero si el nuevo gobierno no reduce drásticamente sus gastos y se concentra en seguridad y justicia eliminando todas aquellas cosas que no son prioritarias, entonces fracasará como lo hemos hecho en los últimos treinta años. Seguiremos sin crecimiento económico real per cápita. Y no puede exigirle a los mismos pocos de siempre que sigan tributando más, porque la pita ya está rompiéndose.
Quienes no comparten este criterio argumentan que la carga fiscal en Guatemala es muy baja y que hay que aumentarla. Esto es una gran falsedad y un error intelectual que nos lleva a compararnos en el presente con el resto de países del mundo hoy en día, incluyendo los más desarrollados. Sin embargo, lo correcto es compararnos con esos países desarrollados cuando eran pobres y estaban en una situación similar a la nuestra, buscando desarrollarse. Se sorprenderán al ver que los gastos públicos sobre el PIB (Producto Interno Bruto) no pasaron del 10% cuando esos países ya estaban bastante desarrollados. Nosotros estamos, incluso la seguridad social, alrededor del 17-18% del PIB.
El otro argumento equivocado que se maneja y que es difícil de explicar es el gasto social. Se dice que hay que aumentar el gasto social. La realidad es que con el gasto social no resolveremos jamás el problema de la pobreza. Lo que necesitamos es priorizar las verdaderas funciones del Estado (la razón de su establecimiento) que son la seguridad y justicia y la defensa de los derechos individuales a la vida, la libertad y la propiedad. Así veremos crecimientos reales per cápita y no seguir estancados como estamos. El mejor aliado de los pobres es el crecimiento económico. Además, con crecimiento económico todos estaremos mejor; se creará más riqueza para todos, se multiplicarán los empleos productivos y permanentes y hasta el gobierno recibirá más ingresos tributarios. Pero para lograr un mayor crecimiento económico hay que simplificar el sistema tributario, bajar impuestos y que el costo de tener gobierno sea compartido por todos y no por unos pocos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 24 de noviembre 2011.

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