martes, 22 de noviembre de 2011

Bienvenidos al sentido común


PEDRO TRUJILLO

Algunos “son”, otros “están”, sutileza semántica disponible en pocos idiomas -el castellano es uno de ellos-. La reciente publicación del libro titulado Sentido común. 50 años de congruencia liberal, coloca nuevamente en el candelero a Manuel Ayau. El texto recopila -y agrupa por décadas- una serie de artículos que Muso publicó en varios medios escritos. La edición, lejos de ser anecdótica, no pasa desapercibida por importantes razones. Una, lo actual de aquello que escribiera medio siglo atrás, señal de que hemos avanzado poco o, en positivo, de que el aprendizaje es lento.


Otra, la claridad —y socarronería— con la que Muso se expresaba, lo que permite a cualquiera comprender teorías complejas o cuestiones técnicas relacionadas con la economía o la política, a fin de cuentas racionales ambas en su génesis. La libertad, como no podía ser de otra manera, es el eje medular de sus reflexiones y el barniz de sus propuestas. Ningún artículo escapa a ese mágico concepto y la humildad brilla en muchos de ellos: “El que está a favor de la libertad no trata de imponer coercitivamente su criterio a los actos ajenos”. (1968).

Todos son altamente recomendables y numerosos de obligada lectura. El titulado Pi…Pi…Pi…Pi (1970) describía el monopolio telefónico y el control estatal de los servicios públicos, necesariamente encadenados a la ineficiencia de los mismos. El mismo año, otro sobre lo perjudicial de la exoneración impositiva, hoy discutida y cuestionada en propuestas de reforma fiscal. La leche (1973) aborda el problema de los precios tope que gobiernos torpes imponen en “beneficio” de una ciudadanía que termina siendo privada de bienes o con escasez de ellos, algo abundado en Los controles de precios (1978).

En Medicina maravillosa (1974) cuestiona el argumento de utilizar más dinero público para enfrentar la inflación, la deflación, problemas con la balanza de pagos o el desempleo, como si de una pócima mágica se tratase. Más impuestos para “inversión pública” es la receta de algunos, aunque el ejemplo del desastre económico en la UE vislumbra exactamente lo contrario, algo que don Manuel ya advirtió. Interesante Carter y yo (1978), un excelente escrito sobre los derechos humanos en el que, desde el principio, se distancia del expresidente y sentencia: “.., él está a favor de los derechos humanos y yo a favor de los derechos de los humanos”, perspicaz matiz que genera toda una teoría encontrada frente a aquella otra que vociferan diariamente ciertas “personalidades” y colectivos.

El concepto de marginalidad es magistralmente explicado en 1985 y en Empobreciendo a los más pobres (1994) imparte una soberbia lección sobre el salario mínimo y sus nefastas consecuencias. La privatización de los monopolios, el mercantilismo, la “redistribución de la riqueza” y los privilegios son temas que aborda en la década de 1990. La violencia y la pobreza y ¿Es la izquierda viable?, puede ser una selección representativa de los siguientes años. En el primero, analiza y desmitifica el manipulado nexo que algunos promueven entre esos dos fenómenos. En el segundo, sentencia: “La izquierda nunca falla en delegar cómodamente las soluciones al gobierno, sin explicar cuáles son”.

Interesante selección de parte de su obra que puede sintetizarse en otra frase de Muso: “Padecemos de una laguna cultural que ignora cómo funciona una sociedad libre, basada en el respeto a los derechos individuales”. Cincuenta años son muchos, pero el triunfo, querido Muso, es de los perseverantes en las ideas, como tú. ¡Mis recuerdos más sinceros!

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 22 de noviembre 2011.

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