martes, 22 de noviembre de 2011

¡Juan Alberto vive!


JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

Un fantasma ronda Guatemala… es el fantasma de “la reformita”: aquel aumento de impuestos que nuestro exministro de Finanzas promovió infructuosamente durante su corta gestión. Ahora, como el Ave Fénix, “la reformita” resurge de sus cenizas. Bajo los auspicios del llamado G-40, parece ser abrazada por el presidente electo y su próximo ministro de Finanzas. Bien dice el refrán: “uno nunca sabe para quién trabaja”. En su aclamada autoapología, curiosamente titulada Rendición de Cuentas, el exministro de Finanzas, Juan que:


la razón por la cual había aceptado “ser ministro de Finanzas, impulsar la reforma tributaria, se estaba haciendo muy difícil”. Efectivamente, al ver que esta era imposible, el exministro “tira la toalla” y renuncia, para dedicarse a escribir su libro, dejando atrás el más alto endeudamiento público de nuestra historia. Sin embargo, previendo un cambio en el medio ambiente político, él mismo, junto a sus colaboradores, en el pretendido aumento de impuestos ha reunido nuevas fuerzas, presentando la propuesta al próximo gobierno. Si las declaraciones del presidente electo y su próximo ministro de Finanzas sirven de algo, el aumento de impuestos va.

“No es lo mismo verla venir que bailar con ella” —dice el otro refrán. La oposición era una cosa, el ejercicio del poder otra. Y ahora no solo hay que bailar con ella, sino que ella es la más fea de toda la fiesta. El desastre de finanzas públicas que Juan Alberto nos heredó tiene características sin precedentes. Ni siquiera Romeo Lucas nos dejó el desorden fiscal que Álvaro Colom nos está dejando. En medio de esa danza de millardos, las estimaciones de la potencial recaudación de la mal llamada “reforma tributaria” son a cual más variadas. Unos hablan de Q700 millardos por año. Otros dicen Q2 mil 800 millardos por año de más impuestos. No es para menos, estamos hablando de mover las tasas actuales para incrementar la tasa efectiva de ISR hasta en el 60%.

Lo malo es que, como el objetivo es aumentar impuestos, sin importar el costo, no vemos el verdadero problema. Aún logrando esos incrementos de tasas, el ritmo de gasto es tan acelerado que no solucionaremos nada. De acuerdo con el futuro ministro de Finanzas, aún después de “la reformita” estaremos enfrentando el año entrante un déficit fiscal cercano a los Q12 millardos que tendremos que financiar con endeudamiento adicional. ¿Cuánto tiempo más cree que lograremos vivir con un gobierno que gasta 30% más de lo que le ingresa? Yo, a este ritmo, le doy tres años. Quiere decir que si Otto Pérez no le pone freno al gasto público, él tendrá el dudoso honor de presidir una crisis financiera al estilo de Grecia pero sin alemanes y franceses que nos rescaten.

¿Quién iba a decirlo? Como nación votamos por el Partido Patriota esperando un cambio, pero resulta que lo que recibiremos es la misma receta fiscal del ministro de Finanzas de la UNE; aquella a la que el PP se opuso férreamente. Al refrán de “uno nunca sabe para quien trabaja” habrá que agregarle el apéndice “… y tampoco por quién vota”.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 22 de noviembre 2011.

No hay comentarios:

Publicar un comentario