martes, 22 de noviembre de 2011

El Tejido Social de Saúl


Estuardo Zapeta

Para mi lo más importante de Tejido Social no es la pieza terminada, sino la pieza “en progreso,” y la pieza “imaginada”.

Poderoso es el imaginario social. Y es una ciudad, Quetzaltenango, la que recibió con emoción la propuesta de Tejido Social de Estilo Saúl (E. Méndez), avanzando muchos pasos esa idea etérea de una inter/intra/multiculturalidad celebrada a partir de cómo, quiénes, y qué somos nosotros mismos, y cómo nos “RE-presentamos”.

Extraña “Invasión-Intervención” para una ciudad cuyo ritmo es el de una altiplanicie conservadora, parsimoniosa. Pero cuidado, que las apariencias son estereotipos. Xela, o debajo de ella, hierve una caldera de creatividad, de propuestas, de rebeldía, de visión diferente, de Liderazgo regional diría yo, que sólo espera ese “estartazo” para mostrase en todo su “EX-plendor”.
Desde músicos hasta tejedoras, desde cuentacuentos hasta danzantes, desde gastrónomos hasta mito-historiadores, todos se lucieron como forma de decir “aquí estamos, esto somos, aquello soñamos”. Para mí lo más importante de Tejido Social no es la pieza terminada, sino la pieza “en progreso,” y la pieza “imaginada”. Para mí es como ver los hilos de un güipil volteado.
Y la pasarela, por la noche en el bello Teatro Municipal, abre con un homenaje a Efraín Recinos jugando, concretando “imagi-NACIÓN”, y proponiendo formas que hoy, curiosamente, comprendemos más. Abre el Desfile un tejedor: telar de pie. Imágenes siguen de nosotros mismos. La colección se mueve. El ritmo sube. En la pantalla, un recorrido aéreo por Guatemala. La imagen teje con el diseño una propuesta dentro de la Antropología Cultural hacia la estética de una colección de ropa con significados y significantes más agresivos, delicadamente subversivos, que nos dan las múltiples Guatemalas y sus variados identitarios culturales.
Así, un saco hecho con los famosos ponchos de “muñecos” de Momostenango hasta un vestido de alta costura jugando con la simetría de la estructura mental de la tejedora k´iche´. El ritmo sube. Es tan local pero también global. Nada es permanente. Y precisamente por efímero es que no se puede perder la
En las caprichosas calles de Xela un carro Mini ha sido “vestido de típico.” O una serie de instalaciones e imágenes forman las “intervenciones lineales”, mientras en otra parte los Abuelos cuentan cuentos fuera de la lógica de “protagonista-antagonista-nudo-climax” clásica de la estructura del cuento judeo-cristiano, el de “Jóliwud”.
Xela tiene su estética, una todavía por conocer. También Zacapa tiene su propia semántica cultural desconocida, o alejada, del Tejido Social. Y qué tal si Zacapa es también una especie de “parabús” en el Tejido Social.
Mi observación, si tengo una, es que también reencontremos al oriente guatemalteco, a la par de seguir redescubriendo y dejando que sea ahora “lo indígena” aquello que “nos conquiste”.
Mientras tanto, ya por la noche, en la Casa Aparicio, la música de Fedde Le Grand, Sander van Doorn, Armin van Buuren, Funkagenda, y Ferry Corsten marcan el “beat” de una ciudad que quiere más, y que feliz acepta el reto del desorden estructurado de la posmodernidad.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día martes 22 de noviembre 2011.

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