viernes, 4 de noviembre de 2011

7 mil millones de habitantes


Ramón Parellada

Nuestro planeta alcanzó el pasado 31 de octubre la cifra de 7 mil millones de habitantes. Como era de esperar, algunas personas y en partícular titulares de prensa y artículos de opinión ven en esto una amenaza, aprovechando el hecho para confundir a la gente e infundirles miedo al estilo Malthusiano para promover gobiernos más grandes a través de mayor injerencia en la vida privada.

Para muestra un botón: el pasado 27 de octubre en el matutino Prensa Libre salió un reportaje titulado Población crece y perpetúa pobreza en el país, según la ONU. Sólo el titular sacado de una afirmación de la ONU del informe Estado de la Población Mundial 2011 muestra un tono negativo y se lee cómo sugieren más impuestos, más servicios estatales y, en pocas palabras, gobiernos más grandes.

La realidad es otra; el mundo ha salido adelante a pesar de los gobiernos. Han sido los gobiernos los que han impedido que en todas partes los pobres dejen de serlo y que la población esté mucho mejor. A pesar de esto, el mundo ha ido mejorando sin detenerse en todos los aspectos medibles de la calidad de vida de sus habitantes y esto no es ideología, sino pura evidencia.

El ya fallecido profesor Julian Simon era muy optimista en cuanto al crecimiento poblacional, ya que de sus investigaciones estadísticas llegó a la conclusión que era la gente precisamente lo que más se estaba volviendo escasa en comparación con el resto de recursos. Reconocía que en el corto plazo puede haber problemas pero que en el largo plazo, si se dejaba al mercado funcionar sin intervenciones, esos problemas desaparecerían rápidamente.

Fue gran crítico de los defensores del Malthusianismo (que la población crecía exponencialmente mientras que los recursos lo hacían linealmente). Incluso llegó a apostar un mes de salario contra Paul Elrich, famoso entomólogo y ambientalista que defendía la postura de Matlhus. Ganó Simon y recibió un cheque de Elrich. Lo cierto es que Simon veía que la población no era el problema sino la solución al tremendo desarrollo tecnológico debido a la gran creatividad del ser humano en libertad. Por eso llegó a afirmar que la mejor política de población es el mercado libre.

Entre sus libros destacan: El último Recurso, en 1984; La población importa, en 1990, y El Estado de la Humanidad en 1995. Editó además un libro con artículos famosos incluido el de Thomas Malthus. Este libro se llama La Economía de la Población, publicado en 1998.

Todos estos textos tienen vigencia en cuanto a sus principios. Hoy en día hay quienes han seguido el trabajo y trayectoria de Simon. Quiero destacar a uno sin perjuicio de los demás. Se trata de Matt Ridley quien ha escrito varios libros exitosos, pero el año pasado publicó El Optimista Racional que está lleno de evidencias sobre cómo está mejor el mundo hoy en día criticando los mitos de quienes desean que se controle la población por parte de políticas estatales.

En su obra, el profesor Ridley afirma: “La vasta mayoría de las personas están mucho mejor alimentadas, abrigadas, entretenidas, protegidas contra enfermedades y más propensas a vivir llegando a una mayor edad que lo que pudieron lograr sus antepasados”. Y es que la población de hoy cuenta con más recursos que ninguna otra población en el pasado tuvo a su disposición. Pese a que todavía hay pobreza en el mundo, el porcentaje de la misma ha disminuido en relación con la población total, la gente vive más y mejor, y tiene acceso a más bienes y servicios.

Aún falta mucho por mejorar, pero algo es claro: el crecimiento poblacional no es el problema; los gobiernos, sí.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "siglo 21", el día jueves 03 de noviembre 2011.

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