jueves, 10 de noviembre de 2011

¡Austeridad!


Ramón Parellada

El pasado domingo 6 de noviembre se eligió al nuevo presidente, Otto Pérez Molina, y vicepresidente, Roxana Baldetti, de la República de Guatemala para los próximos cuatro años. A ambos les espera un período de transición muy complicado.

Para comenzar, se debe ordenar la casa. El gobierno de Álvaro Colom dejará una situación financiera caótica. Con gastos desmedidos, deudas flotantes desconocidas (no hay quien pueda dar una cifra certera), sin transparencia y un creciente endeudamiento, el panorama fiscal para el nuevo gobierno no es sencillo, a menos que se busque la solución fuera de las recomendaciones tradicionales. Se debe romper la inercia que durante estos últimos 30 años ha impedido que el PIB per cápita llegue a recuperar el nivel que tuvo en 1980.

¿Por qué afirmo esto? Porque el día de ayer, los medios noticiosos explicaron las intenciones del presidente electo con relación a un pacto fiscal para captar más ingresos. Y, para encender el debate, no hay diferencia en las propuestas que ya teníamos por los mismos que han manejado nuestra economía y finanzas en estos últimos 30 años.

Se habla de que las empresas paguen ISR (Impuesto Sobre la Renta) sobre ganancias supuestas del 5%. Es decir, pierdan o no, tendrán que pagar el ISR como si hubieran tenido el 5% de ganancias. Actualmente se paga como si se tuviera el 3% de ganancias. Esto equivale a un impuesto sobre ventas.

Y qué del ISO (Impuesto de solidaridad)? Se irá a convertir en el ISE (Impuesto de seguridad)? Supongo que es para no perder la tradición de hacer permanente lo que en su momento era un impuesto temporal y extraordinario.

Se habla de aumentar las regalías mineras y se olvida que Guatemala tenía regalías más altas en el pasado y la actividad minera era casi nula. Estos cambios en las reglas del juego por más que presionen los grupos ambientalistas deben ponderarse contra el efecto de eliminar la actividad minera actual y la potencial. Es muy difícil crear empleos. Destruirlos es sencillo.

Se habla de eliminar el crédito del IVA a las personas individuales cuando presentan sus facturas. En este país esto puede generar un incremento mayor de nuestra enorme economía informal. Al final, si la gente deja de pedir factura, la recaudación del IVA podría disminuir.

En fin, las mismas propuestas de siempre, las que implican un pacto fiscal que frena el desarrollo económico.

¿Qué es lo que falta y de lo que nadie o muy pocos hablan? Austeridad, transparencia y reducción drástica de gastos. En vez de esto se habla de otro Ministerio, el de Desarrollo Rural, que implicará más gastos, más burocracia y más corrupción...

¿Qué más falta? Simplificación y reducción de impuestos, reducción de tasas de los existentes, facilidad de pago, que no sólo se cobre a unos pocos, sino que sean aplicado a todos por igual, universalmente.

Mientras tanto, los esfuerzos de los diferentes gobiernos democráticos desde 1985 a la fecha se siguen dirigiendo contra los mismos pocos contribuyentes que generalmente están en la capital y que son los que aportan la casi totalidad de los tributos. Estos contribuyentes pagan impuestos mayores a los de muchos países industrializados, pero son a los que siempre se les exige más.

Yo espero que el nuevo gobierno tenga éxito en reducir la inseguridad y fortalecer el sistema de justicia, pues es parte fundamental para resolver el problema económico, pero dudo de que lo logren si continúan con las mismas políticas fiscales que frenan la creación de riqueza, la generación de empleos productivos y el desarrollo económico.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 10 de noviembre 2011.

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