viernes, 4 de junio de 2010

Propaganda malvada


Es deplorable que los gobiernos y el grueso de medios occidentales se traguen la propaganda antisemita.

Karen Cancinos

Es deplorable que los gobiernos y el grueso de medios de comunicación occidentales se traguen la propaganda antisemita. Han procedido, cuales simpáticas urracas, a corear que Israel atacó la semana pasada un inofensivo sexteto de embarcaciones con nombre bonito —Flotilla de la libertad—, que acarreaba nada menos que ayuda humanitaria para los pobres palestinos de la Franja de Gaza, oprimidos y sometidos al más despiadado bloqueo por el estado judío. De terroristas, armas escondidas y agresiones nada. A bordo solo había alimentos y monjitas de la Madre Teresa.

Nos recuerda el historiador español César Vidal que cuando los israelitas entraron finalmente en Canaán, unos gabaonitas hostiles se disfrazaron de mendigos y afirmaron provenir de muy lejos. Se presentaron ante Josué y él, de verlos tan desvalidos, aceptó pactar con ellos. Solo después descubrió el engaño pero para entonces ya estaban asentados en tierra hebrea. Dice Vidal que esa fue probablemente la primera derrota sufrida por Israel a manos de la mentira utilizada como arma política. La última, pienso, ha sido la avalancha de propaganda falaz y artera que ha movido, una vez más, a la opinión pública mundial en su contra.

El tema es importante para nosotros, porque Israel constituye el muro de contención de Occidente. A ver si me explico: con todo y mi amor por ese pueblo, no tengo una visión idílica de su estado, ni de ningún otro. Hay allí delincuencia, desempleo, estatismo y demás lacras sociales que caracterizan cualquier país de nuestro hemisferio. Pero si Israel cae, ya podemos ir nosotros, americanos y europeos, ir asumiendo también nuestra desaparición.

El exterminio de Israel significaría el surgimiento un inmenso pogromo global, a la par del cual el orquestado por los nazis luciría, por comparación, como juego de niños. Porque sus enemigos no se contentarían con arrasar a los israelíes, sino que la emprenderían también contra quienes compartimos el mismo basamento cultural. Estados Unidos no los detendría. ¿Por qué habría de hacerlo? Su Presidente tiene cada vez más poder y le puede enormemente el multiculturalismo políticamente correcto. Con Obama, los musulmanes fanáticos están viviendo su mejor momento.

Y éstos no se portarían como los soldados del ejército de Israel, que no violan mujeres durante las incursiones a las que se ven orillados tras tanta provocación, y que cargan en sus ambulancias a sus enemigos heridos. Gente como Ahmadinejad y sus aliados no nos trataría con tanta gentileza. Menos mal que son “hermanos” de los palestinos de Gaza, que si fueran sus enemigos seguramente no harían lo que Israel: mantener un corredor humanitario reconocido por la Cruz Roja y la ONU para ingreso de ayuda, por ejemplo. En los últimos 18 meses ha entrado en la Franja un millón de toneladas en alimentos y suministros médicos, lo que viene a ser aproximadamente tonelada por persona. Nada mal, ¿eh? Eso explica por qué los palestinos de Gaza tienen una expectativa de vida más elevada que los búlgaros o los estonios, y una mortalidad infantil menor a la de sus vecinos jordanos o libaneses.

Pero para quienes fabrican y difunden propaganda malvada los hechos les importan un comino. Después de todo, ésta sirve para aglutinar estúpidos, quienes han encontrado en el socialismo del siglo XXI un nuevo cauce a su judeofobia.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día viernes 04 de junio 2010.

No hay comentarios:

Publicar un comentario