martes, 8 de junio de 2010

“Castre-sarna”: ¿Renunció o le pidieron la renuncia?


Reconsidere, Sr. Presidente, la presencia de la CICIG.


Estuardo Zapeta

Desde la peregrina idea de la creación de lo que en algún momento se denominó “CICIACS”, presenté enfáticamente mi oposición a tan mamarracha iniciativa, originada en el Gobierno anterior en las mentes más oscuras que buscaban el debilitamiento (pasado por dizque “fortalecimiento”) institucional en Guatemala.

Por supuesto, y no me sorprendió, que mi oposición a la insensata y poco constructiva idea de “comisiones internacionales”, la cual fue una bomba de tiempo que el gobierno de Berger le dejaba al gobierno de Colom, recibiera acusaciones hasta de asociación al crimen organizada, entre muchas que no vale la pena repetir hoy. Mi argumento central tenía su principal base “empírica” en el fracaso de la mal recordada Minugua, y sus consecuencias nefastas para la Justicia guatemalteca, habiendo prostituido el elemental concepto de Derechos Humanos, y habiendo debilitado las instituciones locales (única manera de hacerse “necesaria”). La CICIG, pues, no era diferente.

La propuesta original de CICIACS que evolucionó a CICIG, y siendo una lectura de un posible triunfo de la “socialdemocracia” de paloma verde, los “socialdemócratas” de Berger fueron lo suficientemente hábiles para incubarle una crisis al Gavilán. Y el otro cayó en la trampa engatuzado por el argumento del “fortalecimiento”, del qué dirán internacionalmente, y por andarse pavoneando como muy “progre” frente a la sacrosanta “comunidad internacional”.

Ahora es esa la sombrilla que el tal “Castre-sarna” usa, aún despidiéndose, para endosarle semejante pacaya al Presidente.

Que ya no puede hacer nada por Guatemala dice, como si hubiere hecho mucho. Que el “crimen organizado” no lo quiere, explica el susodicho. O que hay una conspiración en su contra. ¿Y las pruebas?

Si evaluamos desde el día uno de la CICIG en Guatemala hasta ayer (7-VI-2010), notaremos que el crimen y la IMPUNIDAD crecieron, no disminuyeron. En ese caso estamos mejor sin la tal CICIG.

Mire pue´, ningún caso tocado por las delicadas extremidades “cicigistas” ha sido llevado a ningún término, con lo cual se fortaleció la impunidad. Y los casos que dice él que hizo persecución y los combatió, en realidad eran casos avanzados y anteriores a la misma CICIG.

Después, se deleitó haciendo en nombre de la CICIG pedazos a cuanto candidato a Magistrado o a Fiscal General pudo, y a él ni se le podía tocar con el pétalo de una margarita. ¡Vaya impunidad! Estar sobre la Ley de Guatemala, dizque persiguiendo la impunidad.

El problema de la CICIG es que no es fiscalizable, no está sujeta a ninguna Ley, y es superior a la Constitución.

Despedazó a muchos profesionales por medio de pura especulación, porque no presentó PRUEBAS. Ayer, por ejemplo, acusó al mismísimo recién nombrado Fiscal General, pero no presentó “PRUEBAS.” Si se dice “Jurista”, pues yo todavía estoy esperando que nos enseñe el título y las acreditaciones correspondientes.

Y para colmo de cinismos ahora hace responsable al Presidente Álvaro Colom y lo emplaza a tomar ciertas decisiones. Mal haría el Presidente en escuchar a ese peregrino. Bien haría en reconsiderar todo el concepto CICIG.

El mandato de la CICIG ha fortalecido la impunidad, y el Presidente no debe caer de nuevo en la trampa. Reconsidere, Sr. Presidente, la presencia misma de la CICIG.

Y miren ahora como “Suciedad Civil” sale a la defensa de su “mártir”.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día martes 08 de junio 2010.

No hay comentarios:

Publicar un comentario