miércoles, 31 de agosto de 2011

Rejuvenecer el Congreso


Carroll Ríos de Rodríguez

Al igual que cualquier diputado nuevo, independientemente de su edad, los jóvenes electos enfrentarán una dura curva d e aprendizaje.

Es positivo que tantos jóvenes se interesen por ser diputados. No visualizo un Congreso poblado por ignorantes y mimados representantes jugando videojuegos en el pleno, pues la irresponsabilidad no está reservada para personas menores de 35 años… Podría equivocarme, pero la mayoría de los candidatos jóvenes da la impresión de aproximarse a este reto con una potente mezcla de idealismo y realismo. Una masa crítica de jóvenes electos, provenientes de distintos partidos, podría impulsar la siempre postergada reforma institucional.

Los jóvenes tienen un atractivo principal: es baja la probabilidad de que arranquen sus carreras políticas ya maleados. Si padecieron un romanticismo excesivo, durante los últimos meses han palpado cómo se libra el juego político de verdad. Habrán visto cosas chocantes que quisieran cambiar, mientras que los viejos zorros no se inmutan ante dudosas prácticas, ni se plantean un escenario distinto, pues sobreviven siendo ágiles operadores dentro del statu quo. Es menos probable que los jóvenes hayan comprado su puesto en el listado de candidatos, así como que su motivación sea el poder y la acumulación de bienes mal habidos. Su actitud tiende a ser humilde y cauta; se lanzaron al fuero público sabiendo que sus actos pueden estropear o avanzar su vida profesional, recién estrenada. Tienen mucho que perder.

Varios de estos jóvenes candidatos son universitarios, armados con conocimientos frescos del Derecho, la Política y hasta de Economía e Historia. Poseen destrezas para investigar y adquirir nueva información. Pueden comparar nuestra producción legislativa con alternativas teóricas y reales al nivel internacional. Pueden acelerar el uso de la tecnología para agilizar su trabajo y transparentar la comunicación con sus representados. Es lógico esperar de ellos pensamiento crítico y soluciones innovadoras. Anticipo que querrán hacer aportes concretos, en lugar de conformarse con ser títeres manipulados por sus líderes.

Al igual que cualquier diputado nuevo, independientemente de su edad, los jóvenes electos enfrentarán una dura curva de aprendizaje. No volarán solos. No se desvestirán de sus intereses personales, sus contactos, sus deudas y sus influencias para súbitamente volverse ángeles. Negociarán. Protagonizarán conflictos con otros diputados, incluso colegas jóvenes. Cometerán errores. Sus criterios y sus actos podrían ser incongruentes en un momento dado. Sospecho que los jóvenes detectarán sus fallos y se esforzarán por rectificar y volver a la carga; dicha actitud supera con creces la del veterano endiosado que se juzga omnicompetente.

Invito a los futuros diputados jóvenes a plantearse una agenda constructiva que priorice el respeto a los derechos inalienables de la persona, la cláusula del ocaso para ir derogando miles de leyes obsoletas, la simplificación administrativa para remover obstáculos innecesarios a la actividad económica, y mecanismos que transparenten y controlen el gasto público. ¡Quisiera poder votar por ustedes nominalmente!

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día miércoles 31 de agosto 2011.

martes, 30 de agosto de 2011

Get out...! Aquí somos incapaces


PEDRO TRUJILLO

Una histórica decisión de la CC permite que por primera vez un expresidente de la República sea extraditado a los Estados Unidos. Los pasos jurídicos ya están dados y falta que el Presidente Colom autorice el proceso. No se sabe qué hará, aunque parece ser que no le queda de otra que permitir que sea extraditado, salvo que esté dispuesto a superar las críticas que a la fecha lleva la Santa Inquisición. Un brete sobre el que debe resolver, a pesar de que las opciones no son muchas. Lo que el Ministerio Público no pudo probar en primera instancia, es decir, la culpabilidad del exmandatario, será parte de la futura labor de la fiscalía neoyorquina.


Los argumentos de estos últimos parece que han sido, judicialmente hablando, de mayor contundencia que aquellos que presentaron los de casa. Todo un ejemplo de lo que falta por hacer aquí, si quieren, de verdad, posicionar a la justicia en un ranking más apropiado y, sobre todo, ganarse la confianza de los ciudadanos.

Otra reflexión, posiblemente más audaz, es que debería afligirnos y darnos vergüenza el hecho de tener que extraditar a un expresidente. La imagen de la democracia que transmitimos al mundo es la de haber elegido a un “delincuente” con los votos de muchos que ahora se rasgan las vestiduras, además de la patente incapacidad para juzgarlo aquí y una manifiesta inoperancia del sistema judicial, algo por otra parte públicamente reconocido, tanto por la Cicig como por el propio Ministerio Público, al declarar que no se podía asegurar la integridad de otro de los reclamados, aunque seguro se apropiarán vorazmente del “logro” de esta extradición. Sin embargo, son ellos los que han llevado este caso a una polémica, en que la eficacia del organismo público y la de sus colegas internacionales deja mucho que desear.

Si lo duda, léase la sentencia absolutoria que emitió el tribunal y comprobará las razones de las juezas.

Superar la indefensión y reducir la impunidad pasa porque el Ministerio Público haga su trabajo de forma adecuada y precisa. La mayoría de las sentencias absolutorias lo son, no porque los jueces se compren, no hagan bien su trabajo o sean corruptos —que de todo hay—, sino por la insostenibilidad de las pruebas que el organismo encargado de la investigación aporta o la inexistencia de las mismas. Es ahí precisamente donde hay que prestar atención y no hacer una crítica general que impide fijar la atención en el problema y permite que se diluya en discusiones estériles. Tampoco es momento de echar las campanas al vuelo ni de idealizar sistemas.

La extradición se concede con la recomendación de que se respeten los derechos humanos del señor Portillo, y es que los EE. UU. no han ratificado tal declaración. Esperemos que en un pavoneo de esos que tienen de vez en cuando no hagan como con el terrorista O. B. Laden, a quien por “decreto presidencial” se le arrojó al mar y así se hizo “justicia universal”. Como vemos, es una paradoja interesante que se completa con la negativa a entregar al también acusado Llort Quiteño. Y es que ellos ¡sí saben cómo hacerlo!

Cada vez estoy más convencido de que por eso se redactan las sentencias de forma tan compleja e ininteligible. Repletas de tecnicismo y de latinajos, conforman un documento difícil de comprender, y me da el tufo de que es así para que las críticas y los análisis se reduzcan sustancialmente. Es toda una suerte de procedimientos que más parecieran estar hechos para no comprenderlos, que para aclarar la situación. ¡Viva la justicia!

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 30 de agosto 2011.

¿Cuánto cuesta?


JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

“Te toca ponerle fin a la desnutrición” es el título de la reciente publicación del Icefi y Unicef en donde se nos recuerda un triste dato: 50% de los niños menores a 5 años sufren de desnutrición. ¿Qué podemos hacer para mejorar esto? La respuesta es más compleja de lo que parece. El problema no es cuantificar los Q1 mil 200 millones que, supuestamente, se necesitan para “combatir la desnutrición”. Tampoco determinar su destino; suena lógico que programas de nutrición, vacunación, agua potable, drenajes y educación contribuirían a mejorar las condiciones de vida de los más pobres. Ni siquiera es “encontrar” fondos en un presupuesto que ya rebasa los Q54 mil millones.


Es un problema de negligencia criminal. ¿Cómo se puede explicar que no se destine el equivalente al 2% del presupuesto para tan emergente situación? En buena medida, porque los niños desnutridos no votan. Por ello, los “comedores solidarios” se abrieron en áreas urbanas y no en el “corredor seco”. Cinco millones de raciones se fueron a promover las aventuras político-electorales de la Primera Dama. Dinero había; Cohesión Social dirigió fondos por Q2 mil millones anuales…

Pero, estrictamente hablando, el dinero no existe. ¿Acaso el gobierno crea riqueza? Solamente los ciudadanos, con su esfuerzo y creatividad pueden crear riqueza. Quiere decir que, con una carga tributaria del 12%, la expropiación de Q1 mil 200 millones en impuestos debe estar precedida de la creación de Q10 mil millones de riqueza. Icefi y Unicef no lo mencionan y cometen el error de omitirlo y sugerir que es cuestión de seguir subiendo impuestos, como si la riqueza ya estuviera allí y solamente fuera un problema de “redistribuirla”. En todo caso, el que ya redistribuye Q54 mil millones de riqueza debería poder redistribuir Q1 mil 200 millones eficientemente. ¿No? Si el gobierno no ha mejorado la infraestructura básica de los más pobres y desnutridos, no es porque el ciudadano haya dejado de entregarle los fondos necesarios.

Otra forma de ver el problema es que, a pesar de que el 50% de los niños menores de 5 años está desnutrido, el otro 50% no lo está… ¿Cómo se puede explicar esta proeza? Muy probablemente porque sus padres tienen un empleo para alimentar a su familia. Así que, independientemente de las medidas paliativas hacia el 50% desnutrido, deberíamos preguntarnos: ¿Cuánto cuesta crear un empleo para los padres del niño? Es una pregunta políticamente inconveniente porque quiere decir que la solución de fondo no está en los burócratas sino en los ciudadanos, mediante la creación de más empresas.

Finalmente, también se comete el error de creer que las empresas y los trabajos “están dados, estarán allí por siempre” y que solo hay que subirles impuestos. Grave error. La pobreza es nuestra condición natural; la riqueza es lo extraordinario. Con el trabajo que genera el capital empresarial es como se deja de ser pobre y desnutrido para siempre. Que no se nos olvide.

Ahora vayan y demuestren que son capaces de ejecutar con eficiencia, siquiera, esos Q1 mil 200 millones que ya reciben de los ciudadanos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 30 de agosto 2011.

Aclaración a la Srita. M. Rey Rosa


Estuardo Zapeta

Con mucho respeto, a la Srita Rey, y por lo publicado, aclaro que no soy vocero de la empresa Montana.

El viernes 26 de agosto fue publicado en el diario Prensa Libre, página 18, en la columna Siempre Verde, bajo el título de “¿Cuál es su precio?”, y firmado por la Srita. Magalí Rey Rosa lo siguiente: “Por cierto, el doctor [Harold] Caballeros, sin querer queriendo, quemó públicamente al columnista ´independiente´ Estuardo Zapeta, como vocero de Montana. Y con eso ilustró una de las modalidades de corrupción que implementan las transnacionales mineras y sus cómplices, los periodistas faferos”.

Con mucho respeto, a la Srita Rey, y por lo publicado, aclaro que no soy vocero de la empresa Montana.

He visto el video del foro que cita la Srita. Rey –“foro del Centro de Acción Legal y Ambiental, organizado especialmente para debatir sobre minería y petróleo”—y fue ese el contexto de lo citado arriba. Ah, el Dr. Caballeros nunca dijo que yo fuese “vocero” de Montana.

Los candidatos “punteros” de las “encuestas” no asistieron a dicho Foro, y el único asistente fue el candidato Harold Caballeros. De hecho, me parecen muy interesantes las propuestas presentadas por el Dr. Caballeros, como siempre muy claro en sus ideas y bien fundamentado en varios puntos, y en otros ha comprendido de manera realista que no se tiene una respuesta única, ni tajante, y que se requiere más información, más investigación, y consensos. Él fue mi profesor en una de las maestrías, y siempre he reconocido su consistencia en el razonamiento de los temas discutidos. Los debates con él en clase son una verdadera escuela de razonamiento, de consistencia lógica, y de liderazgo.

Pero todo quedaría ahí, una simple aclaración de mi parte en relación con una supuesta vocería inexistente.

Pero la Srita. Rey va más allá en su publicación infiriendo presunta “corrupción” de “periodistas faferos”, y es obvio que siendo yo el único mencionado, la acusación cae por su peso.

En este sentido me reservo el derecho de proceder como la Ley me permite, aclarando, desde ya, que no sé quién es la Srita. Rey, no la conozco, no sé si es periodista, ni por cuántos años ha publicado sus escritos, no sé para quién trabaja, pero supongo que ella podrá presentar la evidencias de “corrupción” y “faferismo”, como ella expone.

Desde ya, y siendo yo mismo columnista por casi 20 años, también aclaro que lo publicado no es responsabilidad del diario Prensa Libre, sino de quien firma.

La Srita. Rey puede revisar la diversidad de temas que trato, tanto en radio, en televisión, en revistas, como por Internet. No soy periodista ni columnista monotemático, ya que los monotemáticos son aburridos, poco creativos, ahuyentan a los lectores, y esos sí tienden a despertar dudas razonables acerca de corrupción y “faferismo”.

Ni “minería” ni “petróleo” son temas centrales para escribir mis artículos. De manera periférica he discutido el tema del “Ámbitos de Aplicación del Convenio 169” que es el uno de los temas de disertación doctoral en los cuales he desarrollado investigación, pero hasta ahí. El tema específico de “minería”, el cual fue el centro de la discusión en el foro citado, lo he discutido junto con el de turismo y alta tecnología como posibles ejes centrales del desarrollo de Guatemala.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día martes 30 de agosto 2011.

lunes, 29 de agosto de 2011

La verdad del mentiroso


Marta Yolanda Díaz Duran

La gente está más dispuesta a tragarse la mentira que la verdad. Prefieren morir engañados.

“Verdad” es la coherencia, la congruencia de lo que pienso (y declaro) con la realidad: con el estado actual de las cosas. Y es una realidad indiscutible que en Guatemala, y en casi todo el mundo, las circunstancias en las que estamos viviendo se acercan peligrosamente a un caos que pareciera no tener solución. Eso a pesar de los impresionantes avances que se dan en el ámbito de la ciencia y la tecnología.

Lo anterior, a mi entender, se da por la crisis conceptual en la que vivimos y por haber aceptado muchos un código moral ajeno a la naturaleza humana. Un código imposible de cumplir que lleva a la mayoría a vivir en una constante contradicción y a falsear la realidad. A ser deshonestos con ellos mismos y con los demás.

Una de las más claras evidencias de esto la encontramos en la política. Motivo por el cual me sorprendió el descaro con el cual recientemente declaró Manuel Baldizón que “Los políticos siempre ofrecen cosas que no pueden cumplir. El problema es que usted les crea”. Un candidato presidencial a quien considero uno de los más mentirosos que he conocido. Sin embargo, en esta ocasión, reconoció una vital verdad.

La que sí confundió el problema hace unos días es Rigoberta Menchú, cuando dijo a Siglo.21 que “La beneficencia genera dependencia crónica”. Lo que genera dependencia es el paternalismo del abstracto Estado que promueven los gobernantes con el dinero de los tributarios. Error que lleva a ideas como la expresada por un columnista que cree que “…la gente no sólo quiere que la apaleen, sino que también que de vez en cuando le den de comer”. ¿Acaso las personas son animalitos de granja para que les den de comer sus propietarios?

Todos queremos satisfacer nuestras necesidades: un anhelo legítimo. Lo injusto es que haya quienes quieren hacerlo a costa de otros. Pero, como bien escribió Martha Gellhorn: “La gente está más dispuesta a tragarse la mentira que la verdad…”. Prefieren morir engañados.

El hombre que actúa de mala fe (que miente, que se engaña a sí mismo y a los otros), según Jean-Paul Sartre en El ser y la nada, se explica porque la persona no es lo que es y pretende ser lo que no es para evitar la angustia de tomar decisiones. Para evitar esa condena a ser libres de la que escribió el filósofo existencialista mencionado. Y, agrego yo, evitar asumir la responsabilidad de sus vidas y las consecuencias de sus acciones.

Cito textualmente a Sartre en la obra mencionada: “…en la mala fe somos-la-angustia-para-huirlaen la unidad de una misma conciencia”. ¿Será posible, al final, huir de nuestra propia voz interior que nos advierte del engaño de los otros, engaño que aceptamos para engañarnos a nosotros mismos? No lo creo. Quienes aceptan las mentiras con las que otros pretenden alcanzar sus objetivos, en este caso llegar al ejercicio del poder, saben que pagarán los costos de esa decisión. Pero, al menos creen que pueden culpar a otros de su fracaso.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día lunes 29 de agosto 2011.

viernes, 26 de agosto de 2011

Al mediano plazo

Armando de la Torre


Pero hasta ahora nadie ha mencionado la descapitalización de nuestra economía.


Con el horizonte electoral más libre de barbarie, nos sería muy útil a todos discutir con mayor precisión los respectivos planes de gobierno de las diferentes agrupaciones políticas en competencia. A diferencia de otros, creo que las campañas políticas de 2011 han sido fructíferas y aleccionadoras. Ciertamente, nada aburridas.

De todos los temas nuevos introducidos en el debate partidista, estimo que el de la desnutrición infantil ha sido el más previsor de todos. En cierta medida, mérito de doña Sandra, que en absoluto la absuelve de sus demás crasos errores. No es tan solo cuestión del dolor y la marginación de los afectados; sino, sobre todo, de la competitividad y sobrevivencia de los potenciales adultos y de la nación entera. Se ha martillado por varios candidatos, y con razón, así como por combativos columnistas de opinión como César García, en la decisiva relevancia para el desarrollo de cada cual de los primeros mil cien días de vida a partir de la concepción. Porque a los niños desnutridos se les cierra por ello, casi siempre de por vida, toda oportunidad de realizarse. Es más, las extraordinarias tasas de cretinismo obvias en segmentos de nuestra fuerza laboral y de la administración pública deberían haberse constituido de tiempo atrás en los más poderosos incentivos para que le hubiésemos dado a este tremendo problema social la prioridad máxima.


Nos urgen, asimismo, más planteamientos claros y contundentes en torno a la independencia del poder judicial, a su decaída posición en la escala de las prioridades presupuestarias, más allá de la raquítica asignación constitucional del dos por ciento anual y por debajo de lo asignado a la única universidad estatal, y aun al deporte. No menos hacerlo más accesible a todos con el aumento del número de juzgados y jueces, en especial en aquellos departamentos de intensa ruralidad donde ocurren linchamientos, y de consolidar su completa transparencia, hoy más factible a través de un uso más racional de los medios digitales.


Pero todavía importa mucho que se reitere con más vigor y energía el compromiso de presidentes y diputados de respetar a rajatabla la igual independencia del poder judicial con respecto a ellos mismos, pues creo que son precisamente ellos quienes más refuerzan la impunidad generalizada en este país. Aparte de recurrir a reformas de la Constitución vigente, debidas ya de tiempo atrás, habríase en el entretanto, creo yo, de liberar al Ministerio Público de la sombra de la Presidencia de la República y de dotar de recurrente mayor capacitación a los fiscales, así como de mejores herramientas para su trabajo. Algo parecido, aunque en escala menor, debería procurarse al respecto de la Policía Nacional y, también, por qué no, de abrirle más espacio de acción a las incipientes policías municipales.


En cuanto al pretendido papel “rehabilitador” de las penitencierías, permanece este ausente de la retórica política, en desmedro de los reclusos, sus familiares, en especial sus hijos menores de edad, y aun de sus eventuales víctimas futuras.


El estancamiento económico, por otra parte, merece consideración especial. Como insiste Eduardo Suger, aquí parece que nada cambia. Los cintillos de la prensa contienen lo mismo de hace medio siglo, y las recetas sobre política fiscal y financiera avanzadas, por la mayoría de los candidatos, poco se diferencian de las recetas usuales del FMI y del Banco Mundial. Solo Suger, Harold Caballeros y Juan Guillermo Gutiérrez han aportado el aire fresco del sentido común a la discusión. Pero hasta ahora nadie ha mencionado que la descapitalización de nuestra economía deriva en línea directa de nuestra pobre tradición de respeto a los derechos de propiedad por parte de los legisladores, autoridades ejecutivas, fiscales, magistrados y jueces. Y que, en consecuencia, las oportunidades de trabajo en los Estados Unidos que tanto encandilan a los más ambiciosos y osados (por tanto los mejores) de entre nuestros emigrantes, se dan allá precisamente por la previa emigración de la riqueza generada en Guatemala, en su justificada fuga de los políticos expropiadores entre nosotros. Ojalá que algún día se enteren.


Artículo publicado en el diario guatemalteco "El Periódico", el día viernes 26 de agosto 2011.



¿Por quién voto pa´ diputado?


Luis Figueroa



Mucha gente me plantea esta pregunta.

Las elecciones más importantes son las de diputados. Esto es porque desde el Congreso es desde donde se puede reformar este sistema que está colapsando; y porque con el voto pensado y cruzado se defiende el principio de división del poder, fundamental en una república sana.

Con alegría cívica y optimismo veo que la encuesta del 23 de agosto pasado apunta a que no habría una bancada arrolladoramente grande, y menos una indeseable aplanadora. Sin embargo, y a estas alturas (escribo estas líneas el jueves temprano), los electores todavía no conocemos las listas de candidatos y no podemos encontrarlas consolidadas en ningún lado. Me metí a las páginas de dos partidos que ofrecen candidatos que yo podría considerar, pero no encontré listas. Le escribí al Tribunal Supremo Electoral y al Registro de Ciudadanos, pero nadie me contestó.


Entonces, ¿cómo votaré para diputados? Ni modo, tendré que hacerlo en paquete porque no hay posibilidad de elegir individualmente. Entre los paquetes buscaré a gente que conozco y que me inspira confianza. Me gustaría votar por gente que prometa menos legislación y regulaciones, acabar con los impuestos expoliadores y eliminar el déficit fiscal.


Pero, ¿quiénes son? Tengo la dicha de ser periodista y de “andar metido en cosas”; y por eso medio sé quién está en qué listas. Empero, el votante promedio no solo no tiene acceso fácil a saber quiénes son los candidatos, sino que no puede saber qué proponen exactamente.


¿Cuántos saben que la ley, y no la legislación, “es la organización del derecho natural de legítima defensa”?

Me gustaría saber cuántos candidatos a diputados han leído La ley de Federico Bastiat; y cuántos entienden que “la fórmula más segura para lograr el respeto de las leyes es que las leyes sean respetables”. ¿Quiénes entienden que “la ley convertida en instrumento de expoliación borra de las conciencias la noción de lo justo e injusto?”.

¿Cuántos candidatos, en sus ofrecimientos, perpetúan a la ley como instrumento de todas las codicias y como hacedora de iniquidad? Por esos yo no votaría. ¡No! Ah, pero, ¿cómo vamos a saber todo esto, si no tenemos las listas de candidatos? ¿Cómo vamos a saber qué piensan los candidatos, si ninguno (o casi ninguno) se molesta en comunicarlo? www.luisfi61.com


Artículo publicado en el diario guatemalteco "El Periódico", el día viernes 26 de agosto 2011.

Mi voto para diputados


Karen Cancinos

El voto para el Legislativo es relevante, pero debe hacerse con criterios definidos. Estos son los míos

Llamar a alguien “diputado” hoy es casi un insulto. Así de desprestigiado está el Congreso. Sin embargo, el voto que emitamos para el Legislativo tiene más importancia que el que decidamos para la Presidencia. Y es que es en la Novena Avenida, no en el Palacio Nacional, donde se discuten los temas políticos que más implicancias tienen para nuestras vidas cotidianas. Por eso explicaré mis criterios para votar por quienes lo haré.

Uno. Votaré por candidatos que no son tránsfugas. Sucede que valoro la lealtad; por eso, alguien que permanece en el partido político al interior del cual se formó, me parece respetable, además de serio en cuanto a las ideas que suscribe. Porque quiero saber qué puedo esperar de un congresista que me representará. Y me parece que en el Congreso hay demasiados fulanos que como candidatos dijeron ser agua y después, ya como diputados, reptaron bien compraditos a las agrupaciones que propugnan precisamente todas las bondades del aceite.

Dos. Votaré por candidatos con trayectoria. Siento mucho decir esto, pero no está preparado para ser diputado alguien que todavía lidia con acné juvenil y hormonas alborotadas. Un buen congresista es alguien que puede acreditar logros propios: chavitos de 20 no pueden mostrar logro alguno, no por incapaces o brutos (me alegra que haya tantos jóvenes brillantes y entusiastas participando en esta contienda electoral), sino sencillamente porque al iniciar la veintena apenas se está aprendiendo a vivir y las ideas se tienen revueltas. Haber ido a la U dos o cinco años no confiere a nadie la “calle” que se obtiene, lo digo en el mejor sentido, solo a través del trabajo constante, las vivencias existenciales, la formación de una familia y, especialmente, el fracaso, cosa que a ningún adulto nos ha sido ajena. Al salir de la adolescencia no se ha fracasado aún: la razón es que los errores que a esas edades se cometen son siempre de aprendizaje, nunca de juicio o de negligencia, que son los más dolorosos y los que más enseñan.

Me parece mal el ensalzamiento que se hace de la juventud, de la condición femenina o de la pertenencia étnica por sí mismas. Nunca los pocos años, el signo del sexo o el pigmento cutáneo de una persona son o deben ser considerados meritorios: la razón es que no son virtudes (pues estas se adquieren con esfuerzo) sino meras características. Incluso la primera, la juventud, es por definición transitoria.

Tres. Votaré por candidatos individualizados. Quiero decir autónomos, candidatos que se deben a sí mismos, a su vocación política, a sus condiciones para congresistas, a su determinación para seguir una carrera en lo público. En otras palabras, no votaré por “hijos de” ni “mujeres de”. Mi representante debe plasmar mis valores ciudadanos, y compartir conmigo la idea de que la política moderna no es, no debe ser, cuestión de parentelas parasitarias enquistadas en el presupuesto nacional, o reminiscencias absolutistas de herencias de poder a descendientes, cónyuges o amantes, aun si estos son ineptos.

Así los criterios, votaré por José Alejandro Arévalo, Pablo Duarte y Jorge Luis Contreras (PU) para diputados del Distrito Central, por Jorge de León (CREO) para diputado por lista nacional, y por Lionel Lira (VIVA-EG) para diputado por los municipios de Guatemala. Para el PARLACEN votaré nulo.


Baldizón ¿Plan “B” de Sandra?


Estuardo Zapeta

¿Por qué —pregunto—Petén se ha convertido en la cuna del más rancio populismo jamás antes visto en Guatemala?

La hipótesis inicial, hace meses, me causó hasta una sonrisa, esa de aquellas que infieren “la gente ya no halla ni qué inventarse”. La presunción era la siguiente: “si la Doña no participa, el que entrará a batear en su lugar será el candidato de ´líder´, ya que en política todo lo que se divide se puede volver a unir, y a veces es estrategia dividirse para luego unirse, de manera tal que los ´separados´ ganan más ´cada quien por su lado´, que estando juntos.” Insisto, escuché la teorización acerca de la separación conveniente para luego “un arrejuntamiento próximo” con objetivo de una lucha conjunta desde posiciones diferenciadas.

Hoy que escucho el populismo radical del “Smiley” me pregunto si no tales conjeturas, de las que me reí y no di crédito alguno, eran más reales de lo que yo imaginaba.

El discurso populista de uno es muy parecido al de la otrora precandidata oficial. Y la cantidad de ofrecimientos, irreales la mayoría, el intervencionismo estatal, ah, y sin decir de dónde saldrán los recursos —el pisto, pues— hace de ambos entes muy similares.

Por eso, no me sorprendería si ya en el “sprint” final de la campaña, Sandra pida el voto por su paisano Baldizón, ya que de todos modos, los de la Gran Alianza Petenera han estado muy activos.

La estrategia de ambos norteños seres es la misma: “Ofrecé todo lo que se te ocurra, aunque no tenga sentido, vos ofrecé, y ya la historia decidirá, que la gente te va a creer . . .”

Los bemoles de la política en una sociedad macondiana donde el “Senador Onésimo” salía a ofrecer ciudadelas desarrolladas a los incautos votantes, y para muestra les presentaba con fanfarria y cumbia la silueta de la presunta ciudad moderna, pero hecha en papel celofán.

Ah, qué atinada es la película “La Ley de Herodes” (“o te chingas o te jodes”), y la incursión de la política dizque “sofisticada” en los pueblos que con un ofrecimiento efímero —un poste de electricidad, pero sin electricidad— caían rendidos ante la democracia.

Será el candidato de Petén la síntesis de los elevados populismos clientelistas, y si antes fue la “bolsa solidaria y la remesa condicionada”, hoy será cualquier nuevo invento para expoliar y “redireccionar” el dinero de los tributarios, quienes fieles, cual cucuruchos de Viernes Santo, debemos recurrir a dejar nuestra “contribución obligatoria”.

Ya elPeriódico publicaba recientemente las cantidades de millones asociados a este populista, y hasta daba el nombre de las ONG, y de las redes, que hacen cada vez más necesaria una estrategia, para que no importando quién, pero llegue al poder y que sea de Petén.

¿Por qué —pregunto— Petén se ha convertido en la cuna del más rancio populismo jamás antes visto en Guatemala? ¿Qué fuerza cósmica —o cómica— tendrán esas tierras para recetarnos hijos tan predilectos en la exquisitez del más encendido populismo? ¿Y no será el ombligo —mu´xux— esa fuerza que “cohesiona” a los de un mismo origen? Entonces, que Petén sea punto de encuentro, y punto de partida, no me sorprende. Y que Sandra pida el voto por Baldizón me sorprendería menos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día viernes 26 de agosto 2011.

jueves, 25 de agosto de 2011

¿Cómo escojo al mejor candidato?


Ramón Parellada.

Ahora que ya tenemos el panorama más claro de quiénes participarán en las elecciones del próximo 11 de septiembre, podemos hacernos algunas preguntas relevantes sobre el perfil del candidato y partido que deberíamos votar. No voy a dar un nombre pero sí quisiera compartir algunas reflexiones que me permitirán ir descartando a algunos candidatos.

En primer lugar es importante conocer el pasado del candidato. ¿Qué ha hecho?, ¿de qué vive? ¿cuáles son sus ideas políticas, económicas y sociales? ¿Cuál es su ideología? ¿Cuál es la ideología de sus colaboradores? ¿Cuál es la visión que tiene del papel del Estado? ¿Tiene plan de gobierno de largo plazo o sólo de corto plazo? ¿Está dispuesto a balancear el presupuesto del gobierno y evitar déficit?, ¿Piensa reducir impuestos o incrementarlos? ¿Qué propone para reducir la pobreza o dicho en una mejor forma crear riqueza? ¿Cómo piensa reducir la delincuencia? ¿Cuál cree que es la solución al problema de la prohibición de las drogas?...

Para mí el candidato ideal es el que habla claro pero con humildad, que no se jacta de sus conocimientos ni los utiliza como campaña política, que está bien asesorado en temas económicos sabiendo que para reducir la pobreza hay que crear la riqueza y no redistribuir la poca que hay, que el papel básico del Gobierno es garantizar los derechos individuales a la vida, la propiedad y la libertad, sin excepción, y para lograrlo debe encargarse de dar prioridad a una buena y efectiva administración de justicia y de las fuerzas armadas y de seguridad.

Este candidato sabe que para lograr un crecimiento económico sostenido se deben reducir los impuestos y las trabas burocráticas, el déficit fiscal debe desaparecer y el gobierno debe desregularse permitiendo a las personas actuar libre y voluntariamente siempre y cuando no dañen los derechos de los demás.

El mejor candidato no es el que más ofrece, el más populista, sino el que se cuida de hacer promesas que luego no va a poder cumplir porque tiene vergüenza de fallar si llega al poder. En estos días estamos atiborrados de anuncios proselitistas de los diferentes candidatos para todos los puestos, principalmente para la Presidencia de la República y para la Alcaldía. No es quien más propaganda tenga el que será mejor para gobernar sino el que considere que mientras más pequeño sea el Gobierno y menos injerencia tenga en la vida privada de los ciudadanos, mejor estará este país. El que cree que es mejor la persuasión y no la coerción.

Así, yo votaría por el que piensa que hay que eliminar infinidad de puestos y ministerios dejando los más elementales como son todos los relacionados con seguridad y justicia. El que acepta de buena fe la competencia en educación y salud permitiendo que la oferta de estos servicios se incremente con diversidad de calidad así como de precios. El que piensa que las carreteras e infraestructura del país pueden construirse por compañías en lo privado, invirtiendo ellas y luego cobrando un peaje para recuperar en el tiempo su inmensa inversión además de mantenerlas en excelente estado.

El candidato por el que votaría no es el que va ganando en las encuestas sino el que yo considero que es mejor, que ama la libertad en todo sentido y que entiende la urgencia que tenemos los guatemaltecos de crecimientos económicos de doble dígito.

De los actuales candidatos muy pocos se acercan, en algunas cosas, a mi candidato ideal. Por ello, para poder votar de forma más certera calificaré en diferentes puntos importantes para mí a cada candidato y el que obtenga la mejor puntuación, aunque falle en muchas cosas, será por el que votaré.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 25 de agosto 2011.

Usted es la diferencia


JORGE JACOBS A.

Aunque nuestra Constitución dice que Guatemala es una república, la realidad dista mucho de ese ideal; a lo más que podemos aspirar actualmente es a una democracia incipientemente decadente. La diferencia principal es que en la República nadie está por encima de la ley, y esta protege los derechos individuales de todos los habitantes. Parece un ideal tan sencillo pero es tan difícil de alcanzar que muy pocas veces en la historia algunas sociedades se le han acercado. Eso sí, cuando lo han hecho el progreso de la humanidad se ha acelerado considerablemente.


El problema de la democracia es que tarde o temprano degenera al punto donde los políticos que aprenden a manipular el sistema para vivir muy bien de él siempre paran abusando del poder en su propio beneficio y el de sus cercanos, en detrimento del resto de la población.

La solución de fondo es encaminarnos a una verdadera república, que es lo que pretende empezar a hacer la propuesta de ProReforma. Pero mientras llegamos a ese punto, hay otras cosas que los ciudadanos podemos hacer, siendo la principal evitar que algún político pueda hacerse de demasiado poder. En nuestro caso particular, la mejor forma de lograr eso es evitando que cualquier partido tenga mayoría en el Congreso.

¿Por qué? Porque debido a la forma en que muchas personas en Guatemala votan, generalmente los partidos que más posibilidades tienen de llegar a dirigir el Organismo Ejecutivo también serán quienes mayor número de diputados tendrán. En un caso extremo, como los que se daban antes en Guatemala y que esperamos no se repitan, el mismo partido que dirige el Ejecutivo tiene también la mayoría de diputados, y eso hace que se elimine la separación de poderes, convirtiendo al Congreso en una simple oficina de trámites para quien se transforma, prácticamente, en un dictador “democráticamente” electo.

Así que, indistintamente de cuáles sean sus preferencias presidenciales, yo le invito a que reflexione bien su voto para diputados, tanto los de la lista nacional como los de la lista distrital. Aún si su preferencia es por los candidatos que actualmente encabezan las encuestas, no vote a ciegas por los candidatos del mismo partido, sino analice también las otras posibilidades disponibles.

Si usted contribuye a que quienes lideran las encuestas —los primeros dos puestos, que son los que más probablemente pasen a la segunda vuelta— no tengan una mayoría en el Congreso, le hará un gran favor no solo a todos los guatemaltecos, sino a los mismos candidatos presidenciales, al evitarles ser envueltos por el manto corruptor del poder absoluto.

No tenga pena de que su candidato no obtenga suficientes diputados. La mayoría de votantes no hacen esta reflexión y votan “en línea” por el mismo partido, así que está en sus manos evitar que el sistema se siga degradando. ¡Vote cruzado!

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día jueves 25 de agosto 2011.

martes, 23 de agosto de 2011

¡Pobrecita, qué pena da!


PEDRO TRUJILLO

La inadmisión de la can- didatura oficial reconduce inevitablemente a una nueva estrategia electoral de la UNE-Gana. Ciertos analistas han coincidido, inocentemente, en valorar la “resignación” y la “aceptación” de Sandra en relación con la sentencia que la aparta de su carrera electoral 2011. Mientras mostraba esa aparente imperturbabilidad ponía un recurso en la Corte Centroamericana de Justicia, algo inútil e inservible, pero que dice mucho de la actitud real;


hizo un llamado importante al voto nulo, con lecciones prácticas de cómo hacerlo impartidas por militantes y alguna diputada de esas que trabaja poco, pero bochinchea mucho y presentó un recurso contra la aceptación de Harold Caballeros, lo que revela el nivel de pataleta contenida de la “abrasiva” y berrinchuda dama, y de su entorno.

El llamado al voto inútil obedece a una estrategia para evitar que una masiva participación favorezca en primera vuelta al PP. De ocurrir tal cosa, el arrastre de diputados y alcaldes sería de tal calibre que en enero de 2012 la bancada oficial o las municipalidades verdes apenas darían color al país, lo que supondría otra debacle más al liderazgo impuesto de la señora y a sus turbios propósitos. Por tanto, todos aquellos que pensaron en la moderación del oficialismo tendrán que cambiar sus argumentos y asumir que detrás de la derrota judicial subyace toda una venganza electoral. Lo peor es la subida de tono de los discursos que puede generar enfrentamientos el día de las elecciones. Doña Sandra, desde ahora, ya no es nadie en el partido. Otro es el secretario general, otros los diputados que se distancian de ese oficialismo fracasado y muchos los alcaldes que no quieren seguir a los pies de quien ha perdido todo el poder, toda la credibilidad y, consecuentemente, el apoyo económico, aunque todavía una llamada suya paraliza cualquier negociación en el Congreso. A la UNE-Gana le saldrán problemas por todas partes y deberán enfrentar un desmoronamiento que solo el tiempo que resta hasta las elecciones dirá a qué velocidad se produce. No será fácil esta ida a las urnas. Perdida la posibilidad de optar a la Presidencia, es preciso salvar la infraestructura mínima para no hacer desaparecer a la UNE en el corto plazo, tal y como presumiblemente ocurrirá con el Unionismo del caudillo Arzú o el FRG del otrora general, por no hablar de una Gana que ya no sabe qué hacer para mantenerse viva o de Winaq y URNG.

Es penoso ser optimista hasta el grado de perder de vista la realidad, pero también no tener esperanza en que se podrá llevar a cabo la elección de forma limpia y sin violencia. Hay que estar atentos para que quien ha sido incapaz de contar con una sola sentencia judicial favorable siga pensando que el país es suyo o que representa a tal o cual colectivo “mayoritario”, cuando realmente no encarna a nadie, ya no manosea los programas que denominó sociales y aquel inexistente término de “primera dama” —que abundantemente utilizó— lo dejó a un lado por decisión propia e interesada. No tiene ningún derecho en asumir la representación de cierto colectivo que ella misma ha creado en el imaginario social y es preciso ponerla en su justo lugar. Ya ha perjudicado demasiado al país y es momento de que se retire prudentemente antes de que el daño sea mayor. Mejor prepararse más seriamente y ver si todavía alguien la recuerda dentro de cuatro años ¡No querían justicia, pues ya la tienen!, ahora, a cumplir.

Articulo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 23 de agosto 2011.

¿Qué estamos por elegir?


“El trabajo de un político es ser vendedor de sueños” —dijo una vez Alfonso Portillo—. Esta campaña no ha sido la excepción. Los grupos de interés han convocado a los candidatos a foros para que les expliquen qué van a hacer con respecto del tema de su particular interés. Como que siguen creyendo que el Presidente es omnisciente y todopoderoso porque a él acuden para la solución de cuanto problema hay en el país.


JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

“El que mucho abarca, poco aprieta” —dice el refrán—. La administración pública no es la excepción. Todos los presidentes han ofrecido en sus famosos “planes de gobierno” la “solución a los problemas nacionales”. Todos han fracasado y, por ello, sus últimos días de gobierno sirven para justificarse. Dicen que “cuatro años es poco” para cumplir lo prometido o que “no tuvieron suficiente dinero”. Convenientemente se olvidan de que para prometer nunca les hizo falta recursos.

Pareciera que el Gobierno debe tener una política para cada una de las etapas de nuestra vida. Una política de niñez y juventud y otra del adulto mayor además de una política de género y otra indígena. Debe haber una política de vivienda, otra de educación, una política reproductiva, industrial, del medioambiente, de salud, una política laboral. ¿Hay algo que quedó fuera? No importa, siempre se puede inventar una nueva política. Los grupos de interés detrás de esas “políticas de estado” pretenden que el Gobierno asigne un presupuesto público para cada uno de esos aspectos y gozar de los beneficios.

¿Qué es lo que al final de cuentas estamos eligiendo? Un papá que nos trate como niños imponiendo, desde el despacho presidencial, la mejor política para regir cada uno de los aspectos de nuestras vidas. ¿Un rey feudal que tendrá derecho a decidir sobre el destino de sus ciervos? ¿O un Presidente, un servidor público que nos trate como personas libres y responsables? El problema es que hay demasiados intereses para crear un estado paternalista. Las ONG se pelean el privilegio de diseñar esas políticas públicas y extraer los respectivos fondos del presupuesto de gastos de la nación. Es el modus vivendi de moda.

El Gobierno no es la solución al problema; el Gobierno es el problema. La razón por la cual seguimos con los mismos problemas es porque cada cuatro años acudimos al hoy candidato y mañana gobernante para que él les dé solución. Grave error. La solución es nuestra; como ciudadanos. Renunciar a esa fundamental responsabilidad es fomentar en los gobernantes ese síndrome de dependencia que únicamente los enriquece a ellos y sus ONG a costa del ciudadano. En materia de política pública, la mejor es la de “mucho ayuda el que poco estorba”. Los ciudadanos no son niños incompetentes. No nos traten como tales.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 23 de agosto 2011.

No creo en la democracia


Estuardo Zapeta

La democracia en cuanto su neutralidad ética nos señala el camino: no se equivoca la democracia, sino quienes eligen.

Este es un debate aclaratorio. Me pregunto si la proposición de la “hipótesis” acerca de los “beneficios de la democracia” se haya formulado de acuerdo con variables —y premisas— que debemos revisar, y colocar cada una en su lugar correcto. He aquí mis proposiciones:

• Un método no es el todo,

• Los factores iniciales influyen en el resultado, por lo que los resultados negativos no se le pueden abonar a la metodología, sino al diseño de investigación;

• La democracia es un método para tomar decisiones colectivas, nada más;

• Exigirle u ofrecer “resultados” de la democracia no tiene sentido;

• La democracia es éticamente neutra, en cuanto método, por eso catalogarla de “fallida,” o “en crisis,” es un sinsentido.

Los parámetros de medición de la presunta “crisis de la democracia” fueron tales que elevan la democracia casi a una especie de proveedora de todos los parabienes habidos y por haber, cuando en realidad la susodicha no es más que un desdichado, vil y cruel “método” que permite una metodología (el voto) para tomar decisiones colectivas.

Achacarle a una supuesta “falla” de la pobre democracia todos los males de Guatemala, y culparla que no “cumple” con todas las peticiones de la sagrada y normal demagogia —vivienda digna, educación gratis, salud gratis, empleo, crecimiento y reactivación económica— y por lo tanto “está en crisis,” me parece como esperar que un carro se eleve y vuele, y cuando no lo hace entonces argumentar que “el carro está en crisis” porque no hace lo que se espera de un avión; la máquina fue diseñada para otros propósitos.

Creo que se está partiendo de una premisa de base dudosa, ya que me parece escuchar que se está lanzando una preocupación que debe ser redefinida a partir de lo qué “es” realmente la democracia, y, más importante, de lo que no es. La pregunta correcta, en mi opinión, es si estamos o no eligiendo correctamente por medio del método democrático. La democracia en cuanto su neutralidad ética nos señala el camino: no se equivoca la democracia, sino quienes eligen.

La China comunista no es “democracia” y está logrando un impresionante crecimiento económico al haber “adoptado y adaptado” un sistema económico capitalista con fuertes instituciones que van hacia un Estado de Derecho, y que comprenden los valores y la necesidad de, por ejemplo, proteger la “propiedad privada.” Algunas monarquías son todavía muy eficientes, y tampoco son democracias. Existen sistemas autonómicos muy estables y en fuerte desarrollo que tampoco son “democracias.”

“Despolitizar y desideologizar” son variables que no vienen a esta discusión debido a que todo sistema de gobierno es “politización” e “ideologización.” Me parece escuchar una petición que no tiene cabida, ¿o cómo se podría hacer política sin ideología?

Todos, desde la Venezuela chavista, pasando por los populistas brasileños, y los indigenistas ecuatorianos y bolivianos, hasta los derechistas chilenos, o los “libertarios” guatemaltecos, todos tenemos “ideología.” Gobierno es política, y política es ideología.

Todo método es ideológico.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día martes 23 de agosto 2011.

lunes, 22 de agosto de 2011

Yo lucro, tú lucras…


Marta Yolanda Díaz Duran.

“El objetivo de las bolsas solidarias y todos estos tipos de programas es ganar votos, no reducir la pobreza”.

Nosotros lucramos. ¡Todos lucramos! Es parte de la acción humana. Es propio de nuestra naturaleza el querer gozar de aquello que hemos ganado. Disfrutar de los frutos de nuestro trabajo y decidir qué se hace con el producto de nuestro ingenio y esfuerzo. Ese es un derecho de todo individuo, un derecho que pienso defender de la insensatez que corroe nuestra civilización y que condena a las personas a vivir en una constante contradicción.

Por eso aparecen oportunistas que se creen superiores al resto (gente que poco o nada ha producido en su vida), y disponen repartir lo que es de otros. Por supuesto, pregonándolo a los cuatro vientos y declarándose los defensores de los pobres. ¿Con qué derecho? Lo que sí no dicen es que en el proceso de repartir lo que han expoliado a los dueños legítimos, aseguraronfinancieramente su vida, la de sus familiares y amigos: a los conocidos o a los sobalevas.

Da igual. Es un buen negocio para los involucrados. Menos para los que son esclavizados y sus bienes son confiscados. Los que son odiados por sus virtudes creadoras y aceptan ser víctimas de los saqueadores. Manipulados y condenados por su deseo de crear riqueza y disfrutar de esta con sus seres queridos. ¿Por qué se dejan? Hay que cuestionar sin miedo el código de valores que nos han impuesto. Un código moral ajeno al humano que nos hace mucho daño.

Es por eso que hoy vemos a casi todos los politiqueros (PP, GANA, Líder, URNG y pronto se sumarán los otros) defendiendo las transferencias condicionadas y peleando por ser los padres de la criatura de Sandra Torres. Total, el objetivo de las bolsas solidarias y todos estos tipos de programas es ganar votos, no reducir la pobreza ni mejorar la calidad de vida de los demás. Además, es un medio idóneo para apropiarse de una gran parte de nuestros impuestos.

Estos despreciables personajes se topan en su camino con tontos útiles que se encargan de propagar falacias que les facilitan a los primeros alcanzar sus objetivos. Como un ejemplo reciente de lo anterior puedo mencionar el titular principal de Prensa Libre del pasado martes 16: “Ganancias de la mina Marlin suben 1,671%. En contraste, el Estado percibe 6% en regalías e impuestos”. ¿Y?

¡Ojalá muchos en Guatemala ganaran tanto o más! Imagino que los accionistas de Prensa Libre no se sentirían mal si su empresa les proporcionara esas utilidades. Y la ironía de todo es que el aumento en la recaudación de impuestos de este año se ha debido en mucho al aumento en las ganancias de la empresa minera mencionada. Sin hacer nada, el Gobierno hoy obtiene más del trabajo de otros.

En fin, hay que hacer la diferencia entre quienes hacen dinero (crean riqueza) y quienes adquierendinero (se apropian de lo que es de otros). Y no ser hipócritas: no hay humano que no quisiera vivir mejor, según sus fines propios. Y que se vive mejor cuando uno puede pagar sus facturas y para lograrlo debemos ganar más.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día lunes 22 de agosto 2011.