jueves, 10 de junio de 2010

¿Nacionalización del sector eléctrico y de las telecomunicaciones?


Una empresa estatal jamás va a tener la eficiencia de las privadas, porque no tiene un dueño que la esté guiando.


Ramón Parellada

Pocos se han percatado que en una de las últimas marchas contra el gobierno, los manifestantes pedían, entre otras cosas, que se nacionalizara el sector eléctrico y el de telecomunicaciones. Posiblemente fueron expresiones lanzadas al son de los cánticos contra el capitalismo, como suele suceder en estas marchas, aun ignorando las consecuencias de sus peticiones.

Al parecer, algún grupo político está considerando utilizar en su campaña la promesa de la nacionalización de estos sectores. Semejante aberración nos haría caer al fondo del más profundo abismo en el retraso económico. Durante los últimos 30 años, hemos mantenido aproximadamente el mismo ingreso per cápita al día de hoy en 1980 lo cual ya es malo, pero retroceder sería peor.

¿Acaso ya se nos olvidó que cuando existía la empresa estatal de telecomunicaciones, uno tenía que hacer largas colas para que lo atendieran de mala manera, por el simple hecho de solicitar una línea telefónica para su casa o empresa? ¿Se nos olvida que teníamos que pagar anticipadamente por una línea que a veces tardaba años en instalarse, si había suerte? ¿Y qué decir de la generación de energía eléctrica y su transmisión y distribución? ¿Se nos olvida que Guatemala era un país con una mayoría de gente sin electricidad en sus hogares?

Hoy en día, Guatemala es uno de los países cuyas telecomunicaciones son de las más baratas en el mundo y cuya cantidad de teléfonos entre celulares y fijos supera el número de habitantes del país. ¿No les parece increíble esto como fruto de una ley de telecomunicaciones que permitió que las radiofrecuencias se usaran y vendieran como propiedad privada mediante los títulos de usufructo, y permitió una competencia fuerte debido a la desmonopolización del sector y la libertad de entrada y salida de quien quiera competir?

En cuanto al sector eléctrico, aún hay problemas, porque la ley actual permite la fijación de algunas tarifas en base a costos de producción y consideraciones políticas y no en base a la competencia. Son detalles que hay que pulir, pero lo cierto es que desde que se desmonopolizó el sector, el país ha crecido en generación de energía eléctrica, y los apagones vienen a ser cosas del pasado. No así en otros países, donde el sector eléctrico fue nacionalizado, y como resultado ahora hay apagones a diario.

Una empresa estatal jamás va a lograr tener la eficiencia que se logra en las empresas privadas, porque no tiene un dueño que la esté guiando para hacerla rentable y evitar las pérdidas. Las empresas estatales se mueven por la acción de grupos sociales que presionan a los políticos para fijar tarifas fuera de mercado y por la de los sindicatos que incrementan el costo de mano de obra por sus presiones al margen del mercado.

Una empresa privada en competencia libre con otras se preocupa por servir al consumidor, que es su cliente, y lo trata como a un rey, ya que sabe que si le sirve bien, le da un precio competitivo y un producto de calidad similar a sus competidores; entonces será favorecido por el mismo. Una empresa estatal trata a sus consumidores como si les hiciera un favor, limita la cantidad de producto y debido a la incapacidad de prever el crecimiento de la demanda, provoca escasez y largas colas.

Si nacionalizamos, en poco tiempo las empresas nacionalizadas tendrán pérdidas y comenzaremos a sufrir la escasez de los servicios de las empresas nacionalizadas, como ha ocurrido en Venezuela.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día jueves 10 de junio 2010.

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