viernes, 30 de diciembre de 2011

Gracias 2011, bienvenido 2012


Karen Cancinos

Tener familia y vivir con ella en un hogar es algo por lo cual dar gracias.

Ya tendremos tiempo el año que viene de ocuparnos de política. En estos preciosos días navideños, he decidido cerrar este 2011 con unas líneas sobre una institución que en varias instancias pareciera considerársela como enemigo popular, cuando en realidad es un bien público. Me refiero a la familia. Lo que haré será aludir a una afirmación que escucho y leo a menudo. Luego anotaré por qué pienso que es infundada y maliciosa.

“La familia es una construcción patriarcal, diseñada para beneficio de los hombres y en detrimento de las mujeres”. Palabras más palabras menos, eso es lo que se dice y, peor aún, lo que la mayor parte de la gente se traga como si fuese píldora de sabiduría. Pero de eso nada. Es un despropósito mayúsculo y bastante poco original. Ya Carlos Marx y Federico Engels escribieron algo así en su conocido Manifiesto de hace más de 160 años.

No afirmo que tal frase es una necedad por inquina alguna hacia sus autores decimonónicos, sino porque, en primer lugar, la familia no es “una construcción”, ni un invento ni un diseño de alguien en particular, o de unos pocos. Es una institución, y como tal tiene un origen que se pierde en la noche de los tiempos. En otras palabras, desde que los seres humanos somos gregarios la familia ha tenido un lugar no solo importante sino vital en la conformación social. Claro que su estructura ha diferido según entornos culturales, pero en el nuestro está basada en el matrimonio, y aunque eso puede gustar o no, la realidad es que tal familia es la que vertebra cualquier comunidad de las sociedades occidentales actuales.

En segundo lugar, es una estupidez sin atenuantes la insinuación de que vivir en familia es una conveniencia para los hombres y un peligro para las mujeres. A propósito del caso Siekavizza, Siglo.21 publicó esta semana que 43 mil denuncias de violencia intrafamiliar se han presentado en el MP este año, 10 mil más que el año pasado. Suena terrible, y de hecho lo es. Pero no perdamos de vista que cualquier cifra hay que leerla siempre en contexto y en proporción. Y si tenemos 2 millones 600 mil hogares en Guatemala, 43 mil significa 1.65%. De manera que, aunque compartimos que es lamentable que en 1.65% de hogares del país haya violencia, también sostenemos que es malintencionado y retorcido colegir de esto que el hogar, que es decir familia, sea donde se corre más peligro. Porque la verdad es que tener una familia y vivir con ella en un hogar es, en la inmensa mayoría de los casos, algo por lo cual dar gracias.

Lo que soy yo, copa de champán en mano este Año Nuevo, celebraré a la familia como institución, a las de mi país como bien público, y a la mía como bendición personal: esposo, madre, hermanos, cuñadas, sobrinos, tíos, primos, amigos. Este 2011 bailamos juntos en bodas, celebramos el arribo de bebés, cuidamos a los que estuvieron enfermos, y enterramos a papá con lágrimas cuando fue llamado a la casa del Padre de todos. Con el corazón contento, le deseo un estupendo 2012. Que lo viva con su querida familia: si es como la mía, de seguro no es perfecta, pero sí muy feliz.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día viernes 30 de diciembre 2011.

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