jueves, 29 de diciembre de 2011

A 15 años de la firma de la paz


Ramón Parellada

Hoy se cumplen quince años de la firma de la paz y los guatemaltecos nos sentimos frustrados porque las expectativas eran muy altas y los resultados no terminan de verse, no llegan. Me pregunto si en verdad alcanzamos la tan anhelada paz o hubiera sido mejor no haber firmado estos acuerdos y dejar que el tiempo decidiera finalmente otras condiciones para lograr una verdadera paz. Sea como sea esto ya es historia y sobre ello pienso que debemos construir y hacer los cambios necesarios y urgentes para conseguir la paz que tanto nos hace falta.

No me cabe la menor duda de que la mayoría de los guatemaltecos deseamos la paz par a nuestro país. Digo la mayoría porque a veces dudo si algunos pocos ex guerrilleros quisieron verdaderamente la paz dado que sus comentarios suelen ser sumamente hostiles, provocando siempre tensión manteniendo un punto de vista que no permite un diálogo abierto. De todos modos, prefiero mil veces a que se expresen de la forma en que quieren a que retomen las armas.

Para lograr una verdadera paz necesitamos recuperar la historia y decir las verdades como ocurrieron. La paz se tambalea cuando la historia se corrompe sesgándola hacia un solo lado. Durante el conflicto armado ocurrieron muchos crímenes que deben ser juzgados y se construirá la paz sólo si quienes demandan justicia, sea del lado que sea, víctimas de abusos del Estado o algunos miembros del mismo o crímenes de ex guerrilleros, son juzgados sin parcialidades.

Una paz no se puede construir dándole impunidad a una de las partes mientras que a la otra se le juzga por todo. No, definitivamente la paz se logrará si se aplica la justicia a todos por igual. Cualquier crimen cometido por cualquier bando debe ser juzgado y si la persona que lo cometió es encontrada culpable entonces deberá ser sometido al respectivo castigo. Esto tomando en cuenta el momento histórico vivido y las condiciones bajo las que se dieron.

Para que esto se dé es importante recuperar la confianza en nuestras instituciones que garanticen los derechos individuales de los habitantes del país y que permitirán que vivamos en un verdadero Estado de Derecho. Esta confianza comienza con la impartición de justicia que junto a la policía deben demostrar que están libres de todo sesgo y corrupción. Hasta ahora, a mi juicio, falta todavía mucho para recuperar esta confianza y se debe trabajar duro en ello.

Precisamente porque veo esta deficiencia tan grande en nuestro sistema de justicia es que desde el inicio apoyé una propuesta parcial a la constitución que la fortalecería. Y aunque a algunos les cansa que lo repita lo hago de nuevo porque sigo creyendo que es la solución para recuperar nuestra confianza en la justicia en Guatemala. Se trata de ProReforma (www.proreforma.org.gt) que tiene una excelente propuesta para corregir los problemas actuales de nuestro débil y fallido sistema de justicia. Incluso los más fuertes críticos del proyecto me han dicho que la parte de justicia la ven muy bien.

Si antes había un conflicto armando con crímenes espantosos, hoy vivimos en medio de un caos de violencia y delincuencia común que pareciera peor que lo ocurrido en ese período. Hemos tenido gobiernos nefastos para el país. Hemos tenido gobiernos cortoplacistas que no ven las posibilidades de un futuro desarrollo sino la de funcionarios y burócratas cuyo objetivo es su enriquecimiento inmediato a costa de lo que sea. Hemos vivido impunidad, justicia a medias lo que no es justicia al final de cuentas, niveles altísimos de violencia, y una perpetuación de la pobreza del país. ¡Así no se consigue la paz!

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 29 de diciembre 2011.

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