martes, 6 de diciembre de 2011

El aniversario


JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

Ayer se conmemoró el fin de la llamada era de la “prohibición” de consumo de alcohol en los EUA. Han transcurrido casi 80 años desde aquel 5 de diciembre de 1933, en el que el Congreso de ese país acabó con ese desastroso experimento social. Pareciera que nada aprendimos porque ahora sufrimos de otro peor experimento: la criminalización de las drogas. La prohibición de fabricación, transporte y consumo de alcohol estuvo vigente en EUA de 1920 a 1933. Siete años en los que las mafias surgieron y se hicieron millonarias contrabandeando licor.


Hubo que reformar por segunda vez la constitución estadounidense para acabar con la enmienda a la constitución que estableció dicha prohibición. Las lecciones fueron varias. Por una parte, es imposible impedir que las personas consuman determinados productos aunque estos sean prohibidos por el Estado. Por otra, esa demanda y su ilegalidad es un gran estímulo para las actividades criminales. Finalmente, las autoridades aprovechan esas circunstancias para aumentar su poder sobre la ciudadanía honrada. ¿Aprendimos algo?

Desde que en 1971 el presidente Nixon “oficialmente” acuñó el término de la “guerra contra las drogas”, repetidas administraciones han seguido, neciamente, el mismo error. Lo peor es que las mafias son ahora muchísimo más peligrosas y virulentas que las del famoso Al Capone. La situación ha llegado a un punto tan desesperado que ex presidentes latinoamericanos como César Gaviria, de Colombia, y Ernesto Zedillo y Vicente Fox, de México, están solicitando públicamente un cambio radical en la política norteamericana. No es para menos, el último impulso en la “guerra contra las drogas” en México ha dejado más de 40 mil muertos y graves denuncias de violaciones a los derechos humanos. Mientras tanto, las estadísticas hablan, por sí solas, del fracaso de la “guerra”. De 1998 al 2008 se estima que el consumo de opio subió 35%, el de cocaína subió 27% y el de marihuana subió 9%.

La legalización de las drogas no busca reducir su consumo. Si algo nos demuestran las estadísticas anteriores es que la gente que se quiere drogar se va a drogar con o sin prohibición. La gran diferencia sería eliminar el factor criminal y usar el dinero que hoy se desperdicia en armamento, para la prevención, educación y salud. El problema es que los grandes perdedores serían los narcocriminales y los gobernantes que ya se han acostumbrado a sus mordidas, presupuestos y el poder que derivan de ambos. En una industria criminal estimada en US$40 mil millones anuales ciertamente hay mucho que perder. El único que no tiene nada que perder y mucho que ganar es el ciudadano que está pagando con impuestos y la destrucción de su vida y propiedad la peor política del gobierno de EUA.

La prohibición de consumo de alcohol fue llamado “el Noble Experimento”. No cabe duda de que de buenas intenciones también está empedrado el camino al infierno del otro equivocado experimento llamado “guerra contra las drogas”, que sólo ha traído destrucción y muerte. ¿Por cuánto tiempo más?

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 06 de diciembre 2011.

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