viernes, 21 de octubre de 2011

PET: descarado mercantilismo


Ramón Parellada

En pleno Siglo XXI, cuando el mundo tiende a eliminar toda barrera arancelaria y no arancelaria en busca de un mercado mundial más globalizado con precios competitivos para todos los consumidores, sorprende enormemente ver que en Guatemala retrocedemos al más descarado mercantilismo y proteccionismo. Esta vez le tocó al “PET” (tereftalato de polietileno), el material con que están fabricadas las botellas de bebidas gaseosas, entre otros, a través de una limitación a su exportación por parte del Acuerdo Gubernativo Número 333-2011 que salió publicado el 13 de octubre en el diario oficial.

Guatemala sigue siendo un país mercantilista y no uno en el que el mercado libre funcione a su plenitud. El mercantilismo se caracteriza por gobiernos que ceden a grupos de presión concediéndoles privilegios que se convierten en proteccionismo. Los grupos de presión pueden ser empresas que piden alguna protección, algún permiso, algún control, aranceles, barreras no arancelarias, cuotas, etc.… para proteger su inversión aunque el resultado implique daño al resto de la población. El consumidor es el que siempre sale perdiendo.

En el caso del PET se protege a una empresa local cuya materia prima sería el PET reciclado. El PET se utiliza para fabricar las botellas de bebidas gaseosas pues tiene muchas ventajas sobre los sustitutos por su bajo precio y peso, resistencia, brillo, barreras al oxígeno, al CO2 (Dióxido de carbono) y a la humedad, totalmente reciclable y otras cualidades. Después se tira a la basura el envase vacío que luego se recolecta, recicla y exporta.

En Guatemala se exportan alrededor de 6 mil toneladas métricas al año de hojuelas de PET (botellas que pasaron ya por clasificación, limpieza y molienda). Se mandan a China, México, Honduras,

El Salvador y dondequiera que exista una demanda por esta basura a fábricas que producen cerdas para escobas y cepillos, hilos, textiles, alfombras, láminas y muchos otros productos que cada día utilizan estos materiales como su materia prima. Es un mercado en pleno crecimiento. La empresa local, ahora protegida por este acuerdo, estaba siempre libre de competir con las del exterior comprando estos materiales.

Este reciclaje ocurre porque existen el incentivo natural de hacerlo que es una ganancia económica. Así, las empresas recicladoras pagan a los recolectores de botellas su producto y se genera una actividad que beneficia a muchas personas y al medio ambiente. El acuerdo limita la exportación del PET e impone cuotas de exportación hasta un máximo de 2,400 toneladas métricas al año. ¿Puede Ud. creerlo?

Si Ud. es ambientalista debería pegar gritos en el cielo pues se están cerrando las oportunidades para que se dé un amplio reciclaje. No se deje engañar porque la justificación de quienes cabildearon para pasar esta ley era el fomento de la industria local de reciclaje y utilización del PET, pero la verdadera intención es comprar el PET local más barato al eliminar la competencia externa. Así, el precio será menor al internacional y los recolectores y recicladores marginales tenderán a dejar esta actividad.

No se justifica proteger mediante ningún decreto o legislación a ninguna empresa. Los empresarios deben correr su propio riesgo en competencia en mercados locales y del exterior. Este descarado proteccionismo atenta contra el reciclaje que se daba libre y espontáneamente. Que no me hablen ahora de capitalismo ni de mercado libre en Guatemala, cuando lo que seguimos teniendo en el país es puro mercantilismo o como dijo mi amigo Luis en su blog (www.luisfi61.com), Crony capitalism.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 20 de octubre 2011.

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