martes, 14 de junio de 2011

Petróleo

Estuardo Zapeta


Los dizque ecologistas hacen más daño a un país con su flamante negocio de ideas absurdas, que el supuesto daño de las industrias que ellos persiguen.


Varios mitos y terrores han sido lanzados acerca de la producción petrolera en Guatemala. Esas acciones las he visto no sólo en esta industria, sino en tantas otras en las cuales desde ecologistas hasta “169-eros” han generado otra industria, la del chantaje, que ataca a las empresas que han decidido invertir en Guatemala.


Curioso: qué casualidad que en Guatemala es “mala” la industria petrolera, y en Noruega o en Texas no.


Y más casualidad todavía que mientras la industria petrolera guatemalteca es atacada, la beliceña crece a un ritmo impresionante sin los problemas de los chantajes del lado guatemalteco.


Perú ya dio el ejemplo de lo que sucede cuando ese tipo de personas, como el “Llanta Mala” llegan al poder, o toman el poder “de facto”, como el caso de los “ecolocos” chapines: los inversionistas se asustan, y en horas mueven sus capitales a lugares donde no sólo son más “amables” con ellos, y los gobiernos les abren las puertas para desarrollarse en paz.


Curiosidad: las inversiones que otrora hicieron de Perú un ejemplo de crecimiento económico hasta para la envidia del mismísimo Chile, son las mismas que salieron disparadas de ese país, hacia, oh sorpresa, Chile, Brasil, Colombia, etc., donde no le hacen cara fea a los inversionistas, y donde han comprendido que sin capital de inversión no existirán jamás empleos e “inversión social”, y que la pobreza sólo se combate no repartiendo “chunches y babosadas”, sino invirtiendo de manera sostenida capital.


El caso del petróleo guatemalteco, que ya ha ganado su caso de manera consistente en la misma Corte de Constitucionalidad varias veces, es sólo un ejemplo del daño a una nación.
Los dizque ecologistas hacen más daño a un país con su flamante negocio de ideas absurdas, que el supuesto daño de las industrias que ellos persiguen. Y si hubiere el daño que ellos pregonan de las industrias atacadas, por lo menos hay consideraciones fundamentales acerca del “resarcimiento” que estas industrias “eco-atacadas” deberán pagar.


El daño que hacen los ecologistas a una nación es grande y no tiene resarcimiento. He observado en años reciente a la manada de “eco-pistos” que circulan en Guatemala, y también las ideas detrás de esos dineros, y dentro de esas “ideas” –teorías dicen ellos—ya vendrá la del “Derecho de los Minerales”. Ah, a la par de una Procuraduría de los Derechos de los Minerales, PDM.


Será necesario también analizar qué hacen los “ecologistas” en Petén, y por qué su resistencia a la presencia del Estado, una presencia, a propósito, financiada por la misma industria petrolera, con proyecciones sociales a través del Fonpetrol.


Mi duda también ha sido acerca de la posibilidad de una sacrosanta alianza entre “narco y ecologistas”, con lo cual estaríamos frente a un nuevo monstruo, “narco-ecología”. Mi duda nació del silencio de los “ecologistas” contra los narcos, y la vehemencia que demuestran contra el petróleo. Algo podría haber por ahí, y seguiré preguntando de dónde entonces, aparte de la “cooperación internacional”, salen las millonadas de los “ecologistas”.


Artículo publicado en el diario guatemalteco "siglo 21", el día martes 14 de junio 2011.

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