jueves, 23 de junio de 2011

Ms. Clinton: End the war

POR JORGE JACOBS A.


IT IS TIME FOR THE US GOVERNment to acknowledge that more than 100 years of international drug control efforts have been wasted and drug trafficking is alive and thriving.


The US$26 billion federal funds spent directly each year on failed drug control strategies would be



much better used on educating people against wasting their lives on drugs and treating them than on trying to stop its illegal use. The war on drugs is an impossible win. The best example: Afghanistan where ten years of US military presence hasn't made even a small dent on the largest opium producer in the world.


According to a US Congressional Research Service report available at your State Department website, only 16 to 38 million people all over the world can be catalogued as "problem drug users" and they consume most of the drugs used in the world. However, due to the illegal standing of the drug bussines, half of all the "organized crime" —with all the violence, corruption and ungovernability it has spread all over the developing world— is dedicated to satisfy them.It is irrational to continue with this nonsense. Your government should accept the losses, legalize drugs and move on.


Los números simplemente no cuadran. Digan lo que digan y hagan lo que hagan, el consumo de las drogas continúa creciendo aún a pesar de las grandes cantidades de dinero que se han dedicado a su combate.


Las reuniones como las de estos días en Guatemala solo sirven para desperdiciar más recursos de los tributarios en tratar de manera infructuosa de detener el tráfico y consumo de las drogas.


La triste realidad es que se han sobredimensionado los riesgos de que el consumo de drogas fuese legalizado y regulado, aduciendo que en ese momento muchísima más gente consumiría droga. La evidencia nos indica que, actualmente, cualquier persona que quiera consumir droga, aquí, en Estados Unidos, en Colombia o en casi cualquier otra parte del mundo, lo puede hacer, consiguiéndola relativamente fácil. Lo que es más, sería mucho más probable reducir el consumo de drogas por parte de menores si estas fueran legales y se regularan para evitar su venta a menores, que criminalizándolas como actualmente se hace.


Lo que se ha subdimensionado es el efecto corruptor, la violencia, la ingobernabilidad, así como las amenazas a la libertad que subyacen bajo muchas de las decisiones de políticas públicas tomadas bajo el paraguas de la "guerra contra las drogas". Mucha legislación que actualmente existe y se está imponiendo alrededor del mundo con la excusa de combatir el narcotráfico tiene el efecto de reducir considerablemente los derechos de todos los ciudadanos, sin que hasta la fecha haya tenido mayor efecto en lograr una reducción del narcotráfico.
Es obvio que para algunas personas y grupos de presión —y no me refiero solo a los narcotraficantes— la prohibición del consumo de drogas les ha brindado la oportunidad de oro para prosperar abundantemente.


Pero esta prosperidad se logra a expensas de las vidas de muchísimas personas a lo largo y ancho del mundo "en vías de desarrollo" que ni consumen, ni producen, ni comercian con las drogas, pero sí sufren las consecuencias.


No, señora Clinton. La guerra no la están ganando, ni la pueden ganar. Las muertes de tanta gente inocente tampoco se puede compensar con unos millones de dólares de "ayuda".
Lo que necesitamos es que tengan el valor de tomar la decisión correcta y descriminalizar el consumo de las drogas. ¿Es mucho pedir?



Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día jueves 23 de junio 2011.

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