jueves, 23 de junio de 2011

Inflación no sólo es subida de precios



Ramón Parellada.

La gente y los economistas del mainstream definen la inflación como el alza sostenida y generalizada en el nivel de precios. Los economistas de la Escuela Austriaca de Economía tienen razón en objetar esta definición porque es incompleta, ya que se está definiendo un fenómeno por una de sus consecuencias y no por la causa. Por lo tanto, definir la inflación de esta manera puede llevar a medidas políticas y económicas erróneas como el control de precios, por ejemplo.

La inflación es el incremento en la cantidad de dinero más allá de la demanda del mismo. Esto es que si hay una oferta monetaria que no está acompañada por una demanda de dinero, entonces ocurre inflación. Dado que los bancos centrales son quienes tienen el monopolio de la emisión del dinero y el control de la política monetaria, entonces quienes causan inflación hoy necesariamente son los banqueros centrales. En Guatemala estaríamos hablando del Banco de Guatemala.

Uno de los tantos efectos de la inflación es la disminución del poder adquisitivo del dinero. Esto es lo que puede comprar un dólar o un quetzal, por ejemplo, en términos de los demás productos. No debemos confundir el poder adquisitivo del dinero que también se conoce como precio del dinero con la tasa de interés. La tasa de interés podría definirse, en términos prácticos, como el precio de los fondos prestables.

Una forma de medir la inflación es por medio de su efecto sobre los precios. Esto es lo que hacen las instituciones como el INE (Instituto Nacional de Estadística) o el mismo Banco de Guatemala, donde se monitorean periódicamente, normalmente cada mes, los precios de una canasta y se construye un índice que se conoce como el Índice de Precios al Consumidor (IPC). El dato de inflación mensual o anual que tiene cada país se basa en la variación de este índice. En Guatemala tuvimos una inflación medida por medio del IPC en el 2010, que fue del 5.39%, y a mayo de este año llevamos, en forma anualizada, 3.68%. En Estados Unidos, a mayo se registra una variación del IPC de 3.57%.

Pero la inflación no se define sólo por esta consecuencia. Variaciones en la demanda del dinero como el hecho que la gente quiera guardar más efectivo o que se tenga más producción en el país pueden disminuir el efecto de la oferta monetaria.

Cualquier oferta de dinero o monetaria tiene consecuencias que no son neutras. El nuevo dinero emitido no llega a todos al mismo tiempo ni en la misma proporción, por lo que afecta en forma diferente a las personas y a los precios de los bienes y servicios que se producen en el país. Crea una injusta distribución de riqueza, siendo los más pobres, los que tienen sus ahorros en moneda local y los asalariados, los primeros en sentir sus efectos y sufrir las mayores pérdidas por lo que la inflación es inmoral. Desalienta el ahorro. Provoca por esta misma razón descapitalizaciones. Los deudores ganan pues devolverán sus préstamos en moneda con menor poder adquisitivo del que recibieron. A los empresarios se les complica el cálculo económico debido a que los precios relativos se distorsionan.

Los efectos de manipular la cantidad de dinero son nefastos. Una parte del incremento en materias primas y petróleo se pueden atribuir a esa pérdida del poder adquisitivo del dólar americano. Esto nos afecta y afecta al mundo entero. También se nota este efecto en los cambios de moneda.

Por todas estas otras consecuencias, considero que es insuficiente definir la inflación sólo por una de las mismas y olvidarnos de su causa, la emisión monetaria más allá de su demanda.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 23 de junio 2011.

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